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La izquierda que no apoya a Irak
Autor: Liga por una Internacional Comunista Revolucionaria (LRCI)
Fuente: Workers Power
Fecha: 08/04/2003

Título Original:

La izquierda que no apoya a Irak
Workers Power Global

Al menos en los países imperialistas, la LRCI ha sino uno de los pocos grupos de izquierda que apoya el derecho de Irak, incluso bajo el actual régimen de Saddam, a defenderse contra la invasión imperialista. Sin embargo, muchos grupos centristas (es decir, organizaciones que reclaman ser revolucionarias, pero que en la práctica adoptan una política oportunista), como el CWI (Comité por una Internacional Obrera), la IST (Tendencia Socialista Internacional) y el Secretariado Unificado de la Cuarta Internacional, se niegan a alinearse abiertamente con los países oprimidos en contra del imperialismo, adoptando de hecho una posición pacifista.
Pero lo que muestra la guerra es que las movilizaciones por sí solas no son suficientes para frenar al imperialismo. Cuando los imperialistas no se preocupan por la opinión pública y la prensa avanzan con la operación militar, ¿qué métodos de lucha sugieren los pacifistas y los centristas?
Por ejemplo el CWI dice que mientras que apoyarían al pueblo de irak en su combate contra el imperialismo, no apoyarán a las tropas que hagan esto mismo, y que por esto no apoyan a Irak contra el imperialismo. Así en la práctica, ellos son neutrales.
Pero esta posición significa que uno sólo puede apoyar la resistencia militar al imperialismo si ésta está dirigida por socialistas. Pero si los socialistas no dirigen la lucha militar contra el imperialismo, ¿cómo pueden reunir a las masas alrededor de su programa y ganarle la dirección en la lucha a la burguesía colonial y llevar a las masas a un levantamiento revolucionario contra regímenes como el de Saddam?
Permanecer neutral le asegura a la burguesía colonial que siga dirigiendo a las masas antimperialistas, y en el Medio Oriente fortalecee las fuerzas del fundamentalismo islámico, no al socialismo. Para ganar a las masas una tiene que ganar su confianza en el curso de la lucha. Esta era la táctica que planteaban Lenin y Trotsky (la táctica del frente único antimperialista).
Por ejemplo, en el Programa de Transición, el documento fundacional de la Cuarta Internacional, de 1938, podemos leer: “La guerra imperialista es la continuación y la agudización de la política depredadora de la burguesía. La lucha del proletariado contra la guerra es la continuación y la agudización de su lucha de clases. El comienzo de la guerra alterna la situación y parcialmente los medios de lucha entre las clases, pero no el objetivo y el curso básico. La burguesía imperialista domina el mundo. En su carácter básico la próxima guerra será por lo tanto una guerra imperialista. el contenido fundamental de la política del proletariado internacional consecuentemente será una lucha contra el imperialismo y su guerra. En esta lucha el principio básico es: ‘el principal enemigo está en tu propio país’ o ‘la derrota del propio gobierno (imperialista) es el mal menor’.
Pero no todos los países del mundo son países imperialistas. Por el contrario. La mayoría son víctimas del imperialismo. Algunos de los países coloniales o semicoloniales indudablemente intentarán utilizar la guerra para sacarse el yugo de la esclavitud. Sus guerras no serán imperialistas sino de liberación. Será la obligación del proletariado internacional ayudar a los países oprimidos en su guerra contra los opresores. La misma obligación se aplica con respecto a ayudar a la URSS o a cualquier otro gobierno obrero que pueda surgir antes de la guerra o durante la guerra. La derrota de cada gobierno imperialista en la lucha con el estado obrero o con un país colonial es el mal menor.
Los trabajadores de los países imperialistas, sin embargo, no pueden ayudar a un país antimperialista a través de su propio gobierno, independientemente de cuáles puedan ser las relaciones diplomáticas y miltiares entre los dos países en un momento dado. Si los gobiernos se encuentran en una alianza temporaria, y por la propia esencia de la cuestión, poco confiable, el proletariado del país imperialista continúa estando en oposición de clase a su propio gobierno y apoya al “aliado” no imperialista a través de sus propios métodos, es decir, a través de los métodos de la lucha de clases internacional (agitación no sólo contra sus aliados pérfidos, sino también a favor de un estado obrero en el país colonial, boicot, huelgas, en un caso; rechazo del boicot y huelgas en otro caso, etc.). Apoyando a un país colonial o a la URSS en una guerra, el proletariado no se solidariza ni mínimamente no con el gobierno burgués del país colonial ni con la burocracia termidoriana de la URSS. Por el contrario, mantiene su plena independencia política tanto de uno como de otro. Al dar ayuda en una guerra justa y progresiva, el proletariado revolucionario gana la simpatía de los trabajadores en las colonias y en la URSS, fortalece allí la autoridad y la influencia de la Cuarta Internacional y aumenta su capacidad para ayudar a derrocar al gobierno burgués en el país colonial y a la burocracia reaccionaria en la URSS.”
Entre las masas árabes hay una comprensión de la necesidad de derrotar al imperialismo norteamericano aunque la defensa de Irak sea dirigida por el régimen de Saddam. Las encuestas de opinión entre los palestinos muestran que el 70% está por la victoria de Irak sobre las fuerzas aliadas. Las masas de Medio Oriente claramente están a la izquierda de las principales organizaciones centristas sobre este punto. Sin embargo, estos sentimientos no se limitan sólo a Medio Oriente, o incluso al tercer mundo. En una encuesta de opinión publicada en Le Monde el 31 de marzo, el 25% dijo que estaba “más del lado de Irak” y esto subió al 30% entre los que tenían menos de 35 años. Sólo alrededor del 34% respondió que se veían “mas del lado de Estados Unidos e Inglaterra” y el porcentaje que respondió de esta forma estaba consitentemente por debajo del 50% incluso entre los simpatizantes de partidos de derecha (44%) y entre los más ancianos (47% entre mayores de 70 años).
Cuando a los encuestados se les preguntó si “en sus corazones esperaban la victoria de Estados Unidos”, hubo, sin embargo, una leve mayoría (53%) que respondió que sí, y una fuerte minoría (33%) que esperaba la victoria de Irak. Parece así que incluso en Francia una minoría de los que se oponen a la guerra está por la victoria de Irak. Entre los votantes de la extrema izquierda, el 51% espera la victoria de Irak, lo que implica que los grupos como la LCR tienen la mayoría de sus propios votantes a favor de esta cuestión.
En Estados Unidos y Gran Bretaña la posición a favor de la victoria de Irak está mucho más aislada, y ni siquiera se pregunta en las encuestas, porque esto significaría la “traición a nuestra patria”, es una posición bastante avanzada en este momento y limitada a aquellos que comprenden que el “proletariado no tiene patria”.
Esto explica por qué la opinión en Gran Bretaña y Estados Unidos ha cambiado tan fuertemente a favor de la guerra cuando la guerra estalló realmente, porque muchos que se oponían a la guerra e indecisos sienten la presión de “apoyar a las tropas” y de no ser vistos como “traidores”. En Gran Bretaña las encuestas al comienzo de la guerra encontraron que el 84% estaba a favor de continuar la guerra hasta que se logren sus objetivos, y sólo el 11% estaba por el retiro de los tropas.
A medida que se desarrolla la guerra, que mueren miles de civiles y que “el apoyo a las tropas” significa que muchos de ellos volverán a casa en ataúdes, ha habido un pequeño vuelco en contra de la guerra. En Gran Bretaña, después de dos semanas de guerra, el apoyo a la acción norteamericana y británica está ahora en el 48% (por debajo del 55-60% a comienzos de la guerra), con un 38% en contra de continuar la guerra, y un 14% que no sabe. Incluso en Estados Unidos, aunque el 70-72% apoya la guerra, el 25-27% se opone, que es el doble de lo que fue durante la guerra del Golfo de 1991.
También hay importantes diferencias entre los grupos sociales, étnicos y etarios. En una encuesta de Gallup en la opinión norteamericana después de que estalló la guerr, el 72% aprobaba la guerra, y el 25% la desaprobaba, entre los negros, sólo el 29% aprobaba y el 68% la desaprobaba.
Es interesante que una encuesta de opinión sugiere que la aprobación de la guerra en Estados Unidos disminuiría por debajo del 50% si la cantidad de bajas norteamericanos se elevara por encima de 1000. Esto muestra claramente que la pelea por la opinión pública tiene que estar ligada a la lucha militar contra la agresión imperialista.
Incluso si Irak fuera derrotado, cuanto mayor sea la resistencia que ponga a las fuerzas norteamericanas y británicas más difícil será para Bush o el próximo presidente norteamericano comenzar otra guerra contra otro país pobre en el futuro cercano. Si Irak hubiera sido conquistado en cuestión de días, y la resistencia sólo hubiera alcanzado el nivel de la guerra de Afganistán, esta hubiera sido claramente desmoralizante para las masas en todo el tercer mundo, y hubiera hecho mucho más fácil para el imperialismo norteamericano impulsar otra ronde de “confrontación a estados villanos”.

Las masa árabes protestan contra la invasión
Workers Power, Londres

Tan pronto como comenzó a aparecer la carnicería en las calles de Bagdad en las pantallas de TV en los países árebes e islámicos, la bronca popular se transformó en acción.
Cientos de miles de personas tomarn las calles de Damasco, la capital siria, el 25 de marzo, gritando consignas hostiles contra el presidente egipcio Hosni Mubarak, así como contra el rey y los emires de Jordania, Kuwait y Qatar.
Al Jazeera ha dado una extensa cobertura de esas movilizaciones y de la crítica sin censura de los árabes contra los nortamericanos. Como resultado el secretario de estado norteamericano Colin Powell la ha acusado de hacer propaganda iraquí y sus websites han sufrido una sarta de ataques de hackers.
La guerra en Irak ha transformado los viernes, el Sabbath musulmán, en movilizaciones de odio apenas contenido en Jordania, donde el rey Abdullah es una herramiento de los norteamericanos y los británicos. El monarca anglicanizado ha apoyado encubiertamente a la invasión a Irak de la coalición. El primer viernes después de que comenzó la guerra, el 21 de marzo, el gobierno jordano informó de 55 protestas contra la guerra en todo el país, incluyendo choques violentos en la ciudad sureña de Maan, y en campo de refugiados palestinos Al-Whidat. El segundo viernes, 28 de marzo, en Amman, 3000 manifestantes antiguerra fueron frenados por la policía antimotines, que evitó que llegaran a la emabajada de Israel. En Maan, miles protestaron después de la oración de los viernes, y la policía usó gas lacrimógeno para dispersar la multitud.
En Irán el 28 de marzo, se permitió la primer movilización antiguerra. Los manifestantes arrojaron piedras a la embajada británica en Tehran, rompiendo sus ventanas, pidiendo que se cierre. El ayatollah que dio el sermón del viernes, transmitido por la televisión iraní, Mohammed Yazdi, denunció la guerra. Los fieles respondieron con gritos de “muerte a Estados Unidos” y “muerte a Gran Bretaña”.
El ministro de interior egipcio anunció que se permitirían protestas callejeras pacíficas con la condición de que los organizadores notifiquen con anticipación a las autoridades. Desde 1981, cuando Mubarak llegó al poder, los actos públicos en Egipto sólo han sido legales dentro de las campus universitarios o de los complejos de las mezquitas. Esta es la “democracia” del aliado árabe más confiable de Washington. Por primera vez desde la década del ’70, los egipcios tomaron la plaza Midan Tahrir (plaza de la revolución) el 20 de marzo y el día siguiente se vieron batallas entre los manifestantes y la policía antimotines a lo largo de las anchas avenidas del centro de la ciudad.
Hubo alrededor de 3000 o 4000 personas en Midan Tahrir (plaza de la libertad) el 20 de marzo. Los jóvenes comentaban con gusto “Nuestro Hyde Park” – un testimonio de la conciencia global del movimiento antiguerra.
Al día siguiente hubo 10.000 en las calles de El Cairo y un número de manifestaciones más pequeñas en todo el país. Hubo choques violentos entre la policía y los manifestantes el viernes 21 de marzo. Los manifestantes se reunieron en las mezquitas de la ciudad antes de fluir a las calles, donde la policía antimotines usó gas lacrimógeno y camiones hidrantes contra ellos.
Las cifras oficiales son de alrededor de 100 heridos en lso dos días, aunque muchos creen que es más alto y la Asociación de Abogados dijo que había más de 800 personas que habían sido detenidas por la policía.
En El Cairo, el 28 de marzo, la movilización comenzó en la impresionante y antigua mezquita Al-Azhar. Tan pronto terminaron de orar alrededor de 20.000 fieles, comenzaron los cantos contra la guerra. Durante un tiempo, la policía bloqueó las puertas de la mezquita. Sin embargo, se abrieron a la fuerza y la gente salió a las calles donde fueron empapados con los camiones hidrantes. Pero esto no detuvo la marcha hacia la calle Al-Azhar.
Los estudiantes de la Universidad Americana de El Cairo, que coordinaban sus movimiento spor teléfono celular, se unieron con los manifestantes islámicos y nasseristas para marchar desde la mezquita, pasando por los hoteles cinco estrellas, de nuevo hasta la plaza Tahrir. La última vez que la plaza central de El Cairo fue “ocupada” por manifestantes fue durante el pico del movimiento estudiantil de izquierda de 1972 que saudió al país con sus demandas de democracia, igualdad económico y social y una “guerra popular” contra Israel, que estaba ocupando en ese momento la Península del Sinaí.
Las consignas y los cantos esta vez incluían: “La primer exigencia del pueblo es cerrar la embajada norteamericana y expulsar al embajador!”; “¡Abajo Estados Unidos, no seremos gobernados por la CIA!”; “No seremos dominados por el imperialismo”; “¡Abajo Bush, Blair y Aznar!”; Damos nuestra sangre y nuestras almas a Bagdad; y “¿Por qué los líderes árabes permanecen en silencio?”.
Cuando cayó la noche cientos de velas alumbraron la plaza y los manifestantes cantaron canciones del poeta Ahmed Fouad Negm y del último Sheik Imam. Ambos fueron famosos en los ’60 y los ’70 y expresaban en su lírica el fervor revolucionario de los estudiantes y los trabajadores árabes durante las huelgas, las sentadas y las movilizaciones. Fue importante que esas canciones se escucharan otra vez de una nueva generación de activistas políticas.
Este ascenso de la “calle árabe” ha enviado un escalofrío de horror a los gobernantes de los estados árabes. Muchos de ellos ya son pensionados de Estados Unidos y se les han ofrecido coimas impresionantes para mantener una oposición puramente platónica a la guerra y para reprimir la bronca de sus propios ciudadanos.
El rey Abdullah de Jordania va a ganar más de mil cien millones de dólares –700 millones por efectos económicos de la guerra con el vecino Irak y 406 millones en ayuda militar. No es ninguna sorprensa que haya permitido encubiertamente a Estados Unidos usar su país para ayudar a la guerra.
Egipto va a recibir 300 millones de dólares para ayudar a su economía y un ofrecimiento para asegurarle hasta dos mil millones de dólares en préstamos garantizados. Esto además de los casi tres mil millones de dólares en ayuda, equipamiento militar y préstamos que recibe anualmente.
Si los heroicos decenas de miles de jóvenes militantes pueden impkner una apertura –una democracia real- en las calles de El Cairo, Damasco, Amman e incluso Ryad, para los millones que detestan esta guerra y apoyan la valiente resistencia iraquí entonces esos regímenes corruptos podrían comenzar a caer como en un juego de bolos.
Entonces no será simplemente la cuestión de frenar la guerra imperialista sino de comenzar la revolución contra el imperialismo y sus agentes locales en el mundo árabe.
Por esto el movimiento antiguerra en occidente debe hacer acciones de solidaridad práctica con estos movimientos en el mundo árabe, particularmente en Egipto. En Egipto cientos de activistas antiguerra han sido arrestados, golpeados y tortuados, en las últimas semanas y meses. Para más información sobre esos casos se puede contactar a Jonathan Neale de la Campaña Internaciona contra la Agresión cotra Irak a: findjonathan@hotmail.com,

 

 

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