Brasil

Contra la división de las cúpulas en la discusión sobre el nuevo partido

 

Autor: Edison Salles e Alberto Aguirre

Fecha: 4/12/2003

Traductor: Isabel I.

Fuente: Palavra Operaria N°6



El nuevo partido debe ser controlado por las bases, donde el verdadero poder de decisión sea de los propios trabajadores

Construir los comités de base en las fábricas, en los lugares de trabajo, de estudio, de vivienda para organizar el nuevo partido revolucionario de los trabajadores

Hemos asistido en los últimos meses a un debate importante en el seno de la izquierda brasileña sobre la construcción de una nueva herramienta política de los trabajadores. Aunque esté restringido hoy a sectores de vanguardia, el debate entorno a la construcción de un nuevo partido de izquierda representa una cuestión clave para los trabajadores y la juventud, que supera en mucho la repercusión aún limitada de la discusión hasta el momento.

Es que por más que aún no se haya extendido en el conjunto de la vanguardia, el hecho de que sectores de la juventud y de los trabajadores que se desilusionan y rompen con el PT estén involucrados en la discusión, demuestra que hay una base real para profundizar esta discusión en sectores mucho más amplios.

No es un hecho menor que entre los sectores en lucha haya trabajadores y jóvenes que, ante el desenmascaramiento del PT en el gobierno, no solo no se dejan caer en la postración, sino que sacan la conclusión correcta de que es necesario construir una nueva herramienta política de los trabajadores y de los explotados.

En un momento así, solo los sectarios incurables, aquellos totalmente incapaces de comprender el estado de ánimo real de la vanguardia e indiferentes en relación a los fenómenos progresivos que se dan en su interior, podrían simplemente negarse a trabar una lucha esencial para que la discusión sobre el nuevo partido no sea desviada para originar una barrera centrista más contra el avance político de los trabajadores y de la juventud.

Con la llegada de Lula y del PT al gobierno, el enfrentamiento de las clases oprimidas del país con su principal dirección política en los últimos 23 años pone en pauta la posibilidad de que, en el período que se abre, una fase de reorientación y reorganización política de los trabajadores. Sin embargo, si esta reorganización política estará al servicio de la emancipación de los trabajadores o se constituirá como una nueva traba política, dependerá de la intervención consciente de los sectores más avanzados de la clase trabajadora y de la juventud explotada y oprimida en su proceso de construcción.

¿Persistir en divisiones estériles o buscar una estrategia revolucionaria para construir un nuevo partido?

Infelizmente, diversas organizaciones de izquierda se orientan en este debate con una lógica aparatística, por quién impone la hegemonía a quién, lejos de un debate en el propio seno de los trabajadores. En la última edición de este periódico denunciamos las negociaciones que venían ocurriendo desde mediados del primer semestre entre el PSTU y las corrientes de la izquierda del PT a espaldas de los trabajadores para acordar las bases de la creación de un nuevo partido, negociaciones esas que solo salieron a luz después que la imposibilidad de llegar a un acuerdo dio origen a dos bloques distintos. Por un lado, el llamado “Bloque de los Radicales”, formado por CST, MES, y otras pequeñas agrupaciones regionales y militantes petistas independientes que están en proceso de ruptura con el PT. Por otro lado, el PSTU, junto a otros sectores, que lanzan su bloque bajo el nombre de Movimiento por el Nuevo Partido, en oposición al Bloque de los Radicales.

Pero, a pesar de haberse separado, a pesar de que esa discusión haya ganado un carácter notoriamente más amplio y a pesar de que ambos bloques digan que la construcción del nuevo partido deber ser hecha por la base, se sigue con la vieja lógica burocrática.

La división colocada hoy se basa en la disputa aparatística entre las direcciones corrientes. No provienen realmente de diferencias fundamentales sobre los ritmos de la lucha de clases y sobre las tareas que de ahí derivan. Es fruto simplemente de una serie de maniobras y disputas entre las direcciones, que en determinados momentos dejan la militancia de las propias organizaciones involucradas desorientadas o sin entender nada.

Si la dinámica sigue no se descarta la posibilidad de que surjan dos pequeños partidos funcionales a los intereses mezquinos de esas corrientes. Sin embargo ese movimiento aún no tiene su destino sellado, pues parte de una necesidad real de los trabajadores y no de las disputas entre las corrientes. Por responder a necesidades vitales de la lucha de clases del proletariado, el debate debe crecer por encima de las disputas de aparato. Aunque las fuerzas hasta aquí hegemónicas en ese movimiento inicial, Bloque de los Radicales y Bloque del PSTU, sigan la dinámica de construir sus propios agrupamientos, aún eso no sería capaz, de ninguna manera, de sofocar el debate.

Aunque los primeros llamados hayan venido de arriba, es en el terreno de la lucha cotidiana en la base que el movimiento se va a decidir.
La manera como los dos bloques hegemónicos en la discusión hasta aquí han llevado el debate, no contribuye a que sectores cada vez más amplios de la vanguardia extraigan las conclusiones políticas necesarias de la bancarrota del PT. De hecho trabajan en sentido contrario, es decir, restringir el debate solo a los sectores de los propios agrupamientos, y aún así de una manera que lejos de hacer avanzar la conciencia política de los involucrados, siembra una visión mecánica y peligrosa que separa la construcción del partido de los procesos reales de lucha en la vanguardia.

La práctica debe ser consecuente con el discurso

Entre las fuerzas políticas que están involucradas en la discusión del nuevo partido, el PSTU es la que tiene mayor peso. Sin embargo, no vemos al PSTU en los espacios donde tiene influencia poner su fuerza militante al servicio de que sean los propios trabajadores y la juventud, a partir de sus propias estructuras, los principales sujetos de la construcción del nuevo partido. Por el contrario, toda la discusión es resuelta en los bastidores.

Fue eso lo que observamos de forma espantos en el debate en Belo Horizonte cuando la dirección del PSTU, al final de un plenario sobre la construcción del nuevo partido, presenta un documento de conclusiones del debate, escrito antes de comenzar la discusión. Siquiera fue mencionado en cualquier momento de las horas que llenaron el plenario que algún documento sería aprobado como resultado de la discusión. Esa fue una confirmación más del abismo que separa el discurso de “construir por la base” y la práctica efectiva de la dirección del PSTU. Ese partido tiene el coraje de llevar listo de casa un documento que debería constituir la síntesis de la discusión política entre diversas tendencias y posiciones independientes, y todavía decir que es la base la que tiene que decidir!

El PSTU dirige algunos de los sindicatos que este año están al frente de las luchas económicas del país, como por ejemplo el Sindicato de los Metalúrgicos de São José dos Campos, donde se encuentran importantes fábricas industriales como Embraer y General Motors. Estos obreros vienen protagonizando importantes huelgas contra el apriete salarial y recientemente fueron una de las pocas categorías del país que conquistaron la reposición de pérdidas salariales provocadas por la inflación. ¿Por qué los obreros metalúrgicos de São José dos Campos no pueden también ser vanguardia de la lucha por la construcción de una nueva herramienta política en el país? Para el PSTU, los trabajadores solo sirven para hacer campañas salariales, ya la política queda como privilegio de los políticos profesionales.

Divisiones así solo pueden llevar a los trabajadores a un callejón sin salida, y al surgimiento de nuevas organizaciones que serán una nueva traba política

Luchamos para que el nuevo partido sea construido y dirigido por las camadas más avanzadas de la clase trabajadora y de la juventud explotada y oprimida porque luchamos para que él sea desde el comienzo un partido revolucionario. La batalla para que sean éstos los principales sujetos de la construcción y de la dirección del nuevo partido tiene que ser combinada con la batalla por la elaboración de una estrategia y un programa claramente revolucionarios. Es necesario organizar los instrumentos necesarios para que el nuevo partido sea la expresión efectiva de lo más avanzado que surja de las luchas de los explotados, y para que el propio proceso de construcción sea un motor fundamental para la politización de una camada significativa de trabajadores y de la juventud. Solo a través de comités de base en las fábricas, en los lugares de trabajo, de estudio de vivienda, democráticamente constituidos es que se podrá profundizar el debate sobre el nuevo partido, sus objetivos y sus métodos, y sobre la realidad nacional e internacional en la que deberá insertase.

Esta cuestión es de vital importancia ya que deben ser los trabajadores, en las propias estructuras, los que deben tener el verdadero poder de decisión por sobre cualquier parlamentario o político profesional. Cualquiera otra cosa no sería más que repetir la triste historia del PT que nunca fue controlado por los propios trabajadores. ¿Por qué debemos confiar el destino del nuevo partido a dirigentes políticos que estuvieron durante décadas sosteniendo la conciliación de clases?
Es posible canalizar lo mejor de las energías que comienzan a ser liberadas en los primeros procesos de lucha bajo y contra el gobierno de Lula y del PT para construir un partido diferente de todos los que ya fueron creados en nuestro país. Construir un partido revolucionario de trabajadores es la principal tarea de la vanguardia, y no puede estar separada de su vida real. La tarea de construir ese nuevo partido revolucionario debe ser combinada a todo momento con las tareas inmediatas de la lucha contra las condiciones actuales de miseria y opresión. En cada movimiento de lucha concreta deben estar también presentes comités de base para discutir y organizar al nuevo partido revolucionario. Es con ese espíritu que lanzamos un llamado a los sectores más avanzados de la clase trabajadora y de la juventud independiente, al PSTU, a las corrientes que componen el Bloque de los Radicales y el Movimiento por un Nuevo partido, y a las demás corriente de izquierda que se involucren en ese proceso, para construir Comités en las diversas estructuras del movimiento obrero, popular y estudiantil, a partir de los cuales los trabajadores y la juventud sean los principales sujetos de la construcción del nuevo partido.


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