Brasil

Sumisión al FMI profundiza la recesión y el desempleo

 

Autor: Editorial

Fecha: 17/7/2003

Traductor: Daniela De Oliveira, para P.I.

Fuente: Palavra Operária No. 3


El 11 de junio, los trabajadores del sector público realizaron una importante manifestación en Brasília, con más de 25 mil trabajadores. Amenazan hacer una huelga general del sector el dìa 8 de julio y hasta discuten la creación de una nueva central sindical por fuera de la CUT. Intelectuales históricamente ligados al PT también se manifestaron contra la Reforma Previsional y contra la política económica del gobierno, mientras la crisis en el mismo PT por el descontento en su “ala izquierda” continúa. El vicepresidente José Alencar, además de otros importantes sectores de la burguesía brasileña presentes en la FIESP (Federación de Industriales del Estado de San Pablo) y en el Consejo de Desarrollo Económico y Social, organismo creado por el mismo Lula, critican las altas tasas de interés promovidas por el gobierno. El PDT, histórico aliado del PT, rompe con la alianza de gobierno. La recesión en el país se agrava y, con ella, el desempleo y la carestía de la vida. Mientras tanto, el gobierno profundiza su alineamiento con el FMI y los EE.UU. Estos, entre otros elementos, caracterizan una nueva coyuntura en el paìs, distinta a los primeros meses del gobierno, que revela la fuerza de las contradicciones que el gobierno Lula trae consigo y la necesidad de los trabajadores de prepararse para los importantes procesos de lucha que ya estàn ocurriendo y los que van a ocurrir. En los siguientes artículos reflexionamos sobre esta nueva situación que se abre.

Durante los primeros meses del gobierno de Lula la aplicación de medidas monetaristas, el fuerte ajuste fiscal y los drásticos cortes presupuestarios eran vistos por la amplia mayoría de los aliados del gobierno de Lula durante la campaña electoral, como medidas “necesarias” y “provisorias” para evitar que la economía brasileña terminara como la Argentina y mostrar la “responsabilidad” del nuevo gobierno ante los “mercados” internacionales, demostrando que no habría “ruptura de los contratos”. Las protestas, en ese momento, surgían de pequeños sectores de trabajadores, organizaciones políticas menores de izquierda y algunos sectores de la llamada ala “radical” del PT. Sin embargo, pasados casi seis meses un conjunto de contradicciones ha salido a la superficie ya que la orientación del gobierno no era simplemente un “blef” sino una determinación de seguir alineado a las reglas del FMI. Ahora, las protestas vienen hasta de aquellos sectores de la burguesía que apoyaron al gobierno en las elecciones y en sus primeros meses, ya que, en lugar del tan prometido crecimiento económico, lo que se ha visto es la continuidad de la política recesiva que afecta sus diversos intereses en función de mantener las metas en acuerdo con el FMI. Esto se expresa en el conflicto de sectores de la burguesía con el gobierno de Lula alrededor de las altas tasas de interés, de la reforma tributaria y hasta en la manera de como se negocia el ALCA.
En el reciente viaje de Lula a EE.UU. quedó demostrado una vez más que se seguirá con la política comandada por el FMI, de sumisión al imperialismo. El acuerdo, entre otros, acerca de un “ALCA mínimo” fue realizado a la manera norteamericana, en el sentido de que garantiza el plan del gobierno Bush de poner su definitivo funcionamiento en el 2005 (tal como se había acordado con Cardoso) cuestión que venía siendo postergada. Todo esto a cambio de un supuesto protagonismo de Brasil como “interlocutor” en el Cono Sur, que es meramente simbólico. Sin contar los elogios de Lula a Bush, hablando de la “sinceridad” del presidente norteamericano, justo en el momento en que éste viene de ocupar militarmente Afganistán e Irak, en que aumenta sus amenazas militares sobre Irán, además de imponer un plan de “paz” humillante para los palestinos, luego de la tentativa de organizar un golpe militar en Venezuela en el 2002 y de la continuidad de la ofensiva política sobre Cuba, entre otras tantas políticas imperialistas en América Latina.
Las altas tasas de interés contra las cuales protestan hasta determinados sectores de la burguesía, así como el aumento de los impuestos, cumplen la función de garantizar la rentalibilidad y el pago de las inversiones y los préstamos del capital extranjero en el país según la exigencia del FMI. Estas mismas medidas juegan un rol recesivo en la producción, ya que reducen el crédito dsponible para inversiones y para el consumo. El mismo ALCA es desfavorable para determinados sectores burgueses brasileños de diversas ramas de la producción, tomando en cuenta las barreras proteccionistas y los subsidios que EE.UU. impone. Hoy, hasta viejos intelectuales orgánicos de sectores de la burguesía “desarrollista”, como Roberto Mangabeira Unger, y que fueran entusiastas de Lula durante la campaña electoral, se “asombran” del alinemiento del gobierno: “La base de esta renuncia interna y externa es la falta de fibra y de claridad: la dispocisión de jugar el rol del buen obrero que cuida de los pobres sin causar problemas a los patrones y es a causa de esto bien visto por los grandes del mundo... Da asco”.1 Y hasta periodistas de diarios ligados a importantes sectores de la burguesía paulista como la Folha de São Paulo destacan que: “además de la Constituyente y de la caíada de Collor, el hecho político másimportante desde la dictadura es la adhesión definitiva del PT al establishment. Lula es otro episodio de renovación del continuísmo- la historia de Brasil en dos palabras”2
Es justamente la orientación de Lula que ha generado diferencias mtre sectores de la burguesía nacional que son más o menos perjudicados o beneficiados con los actuales rumbos del gobierno. Los capitalistas que empiezan a protestar se componen, mayoritariamente, de sectores ligados al mercado interno que son los más directamente afectados por la crisis económica en curso, pués son más dependientes del crédito y del consumo interno. En ese sentido, la actual orientación del gobierno se apoya en los sectores màs concentrados de la burguesía y de los banqueros – que concentran empresas, tanto de capital mayoritariamente nacional, como multinacionales extranjeras y tienen la capacidad de obtener crédito en el exterior con más facilidad- en las cuales las exportaciones juegan unrol importante, además de que tienen una mayor capacidad de soportar crisis económicas.
Las altas tasas de interés, el aumento del superávit fiscal, la reforma tributaria y el acuerdo de “ALCA mínimo”, cerrado en el último viaje de Lula a EE.UU., apuntan para un mayor alineamiento del gobierno con el imperialismo, a costa de contraponerse hasta intereses de sectores de la burguesía nacional que venían integrando su base de sustentación. Las críticas del vice presidente Alencar y de otros sectores burgueses, como también las salida del PDT de Brizola de la alianza de gobierno, viejo aliado del PT desde el año 94, expresan ese movimiento de los sectores más directamente e inmediatamente afectados por la crisis económica. Hasta la reducción 0,5 por ciento de la tasa de interés el día 18 de junio, como también las nuevas metas inflacionarias definidas en los últimos días que pueden flotar hasta un 8 por ciento anual, confirma esa orientación, en la medida en que fue negociada previamente con el FMI. La agudización de la recesión posiblemente llevará a un crecimiento de estos sectores descontentos y a una mayor tensión con el gobierno, a pesar de las nuevas medidas del gobierno para intentar aplacar las críticas como las de incentivo al crédito, irrelevantes para salir de la recesión, como ellos mismos afirman. Esto es lo que expresa, por ejemplo, el nuevo grupo de nueve empresas metalúricas que amenazó al gobierno con la suspensión de contratos de trabajo, despidos y el no pago de los días feriados y francos, sometiendo esto, que ellos llaman “pauta de negociación” a la reducción de la tasa de interés por parte del gobierno.
Estos movimientos muestran la dinámica de desarrollo de las contradicciones entre el gobierno y las fracciones burguesas. La capacidad limitada que éste tendrá de atender a los intereses de los sectores más afectados por la recesión, manteniendo los acuerdos con el FMI, ciertamente provocará divisiones en las alturas. La crisis económica mundial, principalmente en EE.UU., reduce los márgenes para concesiones a Brasil; aunque, por intereses políticos, Bush, en el sentido de utilizar a Lula como “estabilizador político” en América del Sur, pueda hacer concesiones políticas puntuales a los intereses de la burguesía nacional.
La entrada de PMDB a un acuerdo con el gobierno, la consolidación de la CUT como brazo sindical del gobierno ( con todas las contradicciones que ello lleva consigo), la enorme popularidad que todavía mantiene Lula, así como la ubicación de los principales partidos burgueses – PFL y PSDB- , contribuyen a la fortaleza que el gobierno Lula tiene hoy. Sin embargo, en sctores importantes de los trabajadores, empiezan a desarrollarse elementos de ruptura con el gobierno – principalmente en sectores de sustentación histórica del PT, como los funcionarios estatales -, que, ante la continuidad de la actual orientación del gobierno, combinada con la divisiones que empiezan a surgir entre las fracciones burguesas `parecen llevar a una coyuntura de conflictos en el próximo período.
1 “Os falsários”. Folha de S. Paulo, 23/06/2003.
2 “Lula e a renovação do continuísmo”. Folha de S. Paulo, 22/06/2003.


     
 

 

   
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