Carta Abierta

Es necesaria una campaña unificada contra el “Ministerialismo”

 

Autor: ER-QI FT-CI

Fecha: 1/6/2004

Fuente: FT-CI


Con la conformación del gabinete del gobierno Lula, uno de los principales representante de la tendencia Democracia Socialista, miembro de la corriente internacional Secretariado Unificado, Miguel Rosseto pasó a ocupar el cargo de Ministro de Desarrollo Agrario. Como es propio de un ministro de cualquier administración del Estado capitalista, desde entonces, Rosseto es uno de los responsables por la política que el gobierno de Lula descarga sobre los trabajadores, incluida la brutal represión que los campesinos sin tierra han sufrido durante este período. El caso Rosseto no es más que una irrupción de “ministerialismo” en las filas del movimiento trotskista.

Y los que nos reivindicamos de este movimiento, sabemos que hace mucho tiempo se establecieron claramente los principios marxistas revolucionarios de rechazo al “ministerialismo” y de toda política de alianza con el enemigo de clase. Como afirmaba la revolucionaria Rosa Luxemburgo, “con la entrada de un socialista en el gobierno, y la existencia de dominación de clase, el gobierno burgués no se transforma en un gobierno socialista, sino que el socialista se transforma en un ministro burgués… La entrada de un socialista en un gobierno burgués no es, como se piensa, una conquista parcial de los socialistas sobre el estado burgués, sino una conquista parcial del estado burgués sobre el partido socialista”.

La enfermedad del “ministerialismo”, que llevó a los revolucionarios a poner el grito en el cielo a finales del siglo XIX y durante todo el siglo pasado por el papel de la socialdemocracia y del stalinismo, fue una práctica habitual de las corrientes políticas mayoritarias del movimiento obrero que participaron recurrentemente de gobiernos burgueses, pasando por la República de Weimar, responsable del asesinato de Rosa Luxemburgo y más tarde en Inglaterra y otros diversos países de Europa y posteriormente por el estalinismo con los llamados frentes populares. Como sabemos, después de la Segunda Guerra Mundial esto se profundizó con partidos socialdemócratas encabezando gobiernos de la burguesía en innumerables países capitalistas, e inclusive desde los años 80 sin el mínimo contenido reformista para justificarse. Estos partidos fueron responsables por la aplicación brutal de los planes neoliberales, como es el caso de los gobiernos de Felipe González y Miterrand.

La participación de Rosseto en el gabinete como Ministro del gobierno capitalista de Lula significa una ruptura total con este principio elemental de clase. Se trata de un miembro de una organización que se reivindica de la tradición de la IV Internacional, fundada en 1938 por León Trotsky, ocupando un cargo en un ejecutivo de la burguesía. Sabemos que el carácter de un gobierno burgués no está determinado por el carácter personal de sus miembros, sino por la función orgánica en la sociedad burguesa. El gobierno es esencialmente una organización de clase y su funcionamiento regular es una de las condiciones de existencia del estado de clase. El gobierno de Lula es un comité ejecutivo de la burguesía. Así, el Ministro Miguel Rosseto se transforma en el nuevo Millerand del siglo XXI.

El histórico caso de Millerand fue un gran divisor de aguas en la historia del movimiento marxista internacional. A finales del siglo XIX, en la época de la Segunda Internacional fundada por Engels, Alexander Millerand, socialista francés, ocupó un cargo de Ministro de Comercio, Industria y Trabajo del gobierno capitalista de Waldeck-Rousseau en 1899. Por primera vez en la historia del movimiento obrero, un socialista aceptaba formar parte de un gabinete burgués. Los revolucionarios de aquellos años como Rosa Luxemburgo, verdaderos enemigos implacables de la colaboración de clase, se lanzaron a combatir con todo fervor el ministerialismo de Millerand y sus partidarios como Bernstein. En esta lucha, los revolucionarios pusieron todas sus energías contra la nueva política “ministerialista”, ya que esta implicaba el llamado abierto y descarado a la colaboración con el enemigo de clase, expresado escandalosamente en ser parte de un ministerio burgués. Sabían que era necesario un combate abierto hasta el fin contra aquellos que intentaban engañar a los trabajadores diciendo que a través de la participación en gobiernos capitalistas se podrían obtener medidas favorables a los obreros. Sabían que luego surgirían los Millerand ingleses, los Millerand italianos, los Millerand alemanes, sumándose al Millerand francés y por eso era importante luchar por el principio de no participación en un gobierno capitalista.

Fue así que este constituyó el paso inicial para que las corrientes políticas mayoritarias del movimiento obrero fueran las responsables dentro de los gobiernos por los planes de la burguesía y de la represión a las luchas obreras y campesinas, como así también la persecución a los revolucionarios a lo largo de todo el siglo XX. El trotskismo fue la única corriente del movimiento obrero que se opuso a esta traición, salvo algunas pocas excepciones como fue el caso de la corriente política LSSP en Ceilán, actual Sri Lanka, corriente que fue expulsada de las filas de la IV Internacional por sus capitulaciones, o Peter Ulh en la antigua Checoslovaquia.

Sabemos que hoy entre las corrientes que nos reivindicamos trotskistas tenemos importantes diferencias que son públicamente conocidas. Pero ninguna organización que se reclame del trotskismo puede dejar de denunciar esta traición de Rosseto y de DS al principio elemental de clase de no participar en gobiernos capitalistas, a menos que se quiera preparar para degenerar en el reformismo. Su participación en el gobierno capitalista de Lula sirve para medir en toda su magnitud la ruptura con los principios marxistas, tan tenazmente defendidas por León Trotsky.

En este sentido, ER-QI (Estrategia Revolucionaria) y la FT-CI (Fracción Trotskista), hacemos un llamado a todas las organizaciones nacionales e internacional del movimiento trotskista que reivindican la independencia de clase, especialmente al PSTU, al PCO y a las organizaciones políticas que se encuentran dentro de ESD (Izquierda Socialista y Democrática) dirigida por Heloisa Helena, Joao Batista Araujo y Luciana Genro, por la responsabilidad que estas tienen en la vida política nacional, para impulsar juntos una gran campaña contra la política “ministerialista” del Secretariado Unificado expresada en la presencia de Miguel Rosseto, miembro de Democracia Socialista, en el gabinete del gobierno capitalista de Lula, como Ministro de Desarrollo Agrario.

Esta campaña tiene el objetivo de retomar las mejores tradiciones del marxismo revolucionario, avanzando en una lucha sin tregua contra la conciliación de clases que hoy se expresa vergonzosamente en la DS con su Ministro Rosseto. En esta campaña proponemos como primer paso hacer una declaración, o un pronunciamiento común, que sea ampliamente publicado en todos los medios pertinentes, a la que proponemos la adhesión de otras organizaciones en el ámbito nacional e internacional.

Dirección Nacional
ER-QI
Estratégia Revolucionária – Quarta Internacional


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