Venezuela:“guerra contra el latifundio”: ni es guerra ni es contra el latifundio

 

Autor: Juventud de Izquierda Revolucionaria

Fecha: 20/4/2005

Fuente: JIR - Venezuela



Han pasado ya más de tres meses desde que Chávez anunció a toda voz el inicio de la “guerra contra el latifundio”, produciendo, como es lógico, la alegría de los campesinos pobres y en general del pueblo explotado, produciendo también, como ya es costumbre, los escritos de la izquierda chavista saludando la llamada “guerra” y de los centristas que se reclaman marxistas, sin hacer un mínimo esfuerzo por desenmascarar los enormes límites de esta reforma ni por explicar la necesidad de que sean los mismos campesinos pobres quienes tomen en sus manos la lucha antilatifundio.

Una vez más, nadie quiere decir la verdad del asunto. Por eso insistimos en que, si más allá de las frases altisonantes de Chávez y los dirigentes del gobierno, nos paramos un momento a ver con serenidad las cosas, veremos que no sólo es que estas frases no guardan relación con la realidad, sino que hay también otras declaraciones y planteamientos, que expresan mejor la verdadera política del gobierno, y sin embargo no son resaltados, ni por la prensa burguesa, ni por la prensa de quienes se dicen socialistas.

Partamos de lo dicho por el mismo Chávez y los funcionarios del gobierno sobre el problema de la concentración de la tierra. Según declaraciones de Chávez a finales de enero, “En Venezuela 1% de los propietarios o supuestos propietarios ocupan el 80% de las tierras productivas”1. Por su parte, Eliécer Otaiza dice que según los balances realizados por la comisión técnica asignada para el rescate de las tierras, sólo 5% de la población posee el 90% de las tierras cultivables, y 95% posee el 10% restante2. Y Antonio Albarrán, el ministro de Agricultura y Tierras y presidente de la Comisión Agraria Nacional, dice que “un 5% tiene 80% de las tierras y un 75% posee 6% de éstas”3.

Más allá de las diferencias que pueda haber en unas y otras cifras, es evidente que el problema de la concentración de la tierra en nuestro país es de gran magnitud. Ahora, esto mismo nos permite ver cuán limitada es la salida planteada por el gobierno.

Veamos entonces lo que dice el ministro Albarrán: “No tiene nada que temer aquel que demuestre que las tierras son suyas y que las tiene produciendo. Si se demuestra la titularidad de la tierra y que no la tiene produciendo, deberá pagar un impuesto justo”4. Ahí está, no hay duda, no se trata de acabar con el latifundio, sino con el latifundio que es ilegal. Así que, por más que lo diga la Constitución y lo digan los funcionarios del gobierno, el latifundio no es ilegal en Venezuela. Es decir, si hay un latifundio (una gran concentración de tierras en pocas manos) pero “tiene sus papeles en regla”, entonces “no tiene nada que temer”. Eso confirma lo que ya había dicho José Vicente Rangel sobre el asunto.

Pero vayamos más allá. Se acepta el latifundio si es “legal”, y si no está produciendo, entonces se le aplicará un “impuesto justo”, nada más. Es decir, ni siquiera es una reforma limitada a atacar el latifundio ilegal e improductivo, dejando intacto el latifundio “legal” y el “productivo”, sino que ni siquiera el improductivo se tocará, más allá de un “impuesto justo”.

Pero todavía falta por revisar mejor la realidad de esta tal “guerra”. La Agencia Bolivariana de Noticias reseña que el gobierno está elaborando un decreto para exonerar de los impuestos de los años 2002, 2003 y 2004 a las tierras ociosas, así sólo tendrán que pagar impuestos por tierras ociosas correspondientes al año 2005, si no las ponen a producir este año 5. Ni siquiera se trata ya de colocarles altos ni “justos” impuestos al latifundio improductivo.

Y para que no tengan que pagar ese impuesto este año (los “improductivos”) el gobierno les ofrece créditos, así como también tienen la opción de vender las tierras o dárselas al INTI. Pero, según Otaiza, el gobierno ve improbable tomar tierras privadas en la etapa inicial, “primero, no tenemos al día de hoy recursos disponibles para comprar tierras”6. Claro, porque además de que no se trata, como debería ser, de expropiar los latifundios, independientemente de si tienen “papeles en regla” o no o de si es productivo o no, tampoco se trata de expropiar ni siquiera a los improductivos, sino de comprarle las tierras ociosas, si éste no accede a pedir un crédito para ponerlo a producir.

Todo esto va de la mano con lo expuesto por el mismo Chávez en la reunión de Fuerte Tiuna:

“He dado instrucciones que llamen a los latifundistas. Llámenlos y en una mesa siéntense con ellos. ‘Bienvenidos señores latifundistas, hay una propuesta viene del presidente, él quiere evitar conflictos, ayúdenlo… usted tiene 20 mil hectáreas y apenas 50 reses, vive en la capital y no atiende eso… Vamos a negociar ¿Quiere? Tenemos un plazo, no queremos conflicto… Ustedes tendrán flexibilidad. ¿Usted quiere negociar de esa manera y evitar conflictos?’ ‘¡Sí!’, ‘Entonces vamos a llegar a un acuerdo, ¿cuántas hectáreas necesita?, quédese con ellas y con la bienechuría, el resto entrégelas”7 .

Pero no hay que darle muchas vueltas al asunto para comprender esta actuación del gobierno. El objetivo del gobierno es “fortalecer la producción agrícola nacional”, lograr la “soberanía alimenticia” mediante el desarrollo de la producción de alimentos “en el país”. Claro que estos son objetivos legítimos y una necesidad nacional. Pero el asunto es que el gobierno persigue este objetivo independientemente de quién produzca, es decir, si los terratenientes son productivos, el gobierno los deja tranquilos, y si no son productivos, entonces les da créditos para que pongan a producir las tierras. Más claro no puede estar, tanto en este caso, como en el de las fábricas urbanas, el gobierno quiere que la expropiación de la propiedad de los capitalistas o los hacendados, sea una excepción y no la norma, pues el interés central no es acabar con la explotación a la que éstos someten a los trabajadores de la ciudad o del campo y el usufructo del trabajo ajeno, sino desarrollar la “producción nacional”.

Visto así, más que una guerra es un llamado a la conciliación, más que contra el latifundio, es sólo contra el latifundio que es ilegal e improductivo al mismo tiempo.


1 Últimas Noticias, 31-01-05.
2 VEA, 18-01-05.
3 Últimas Noticias, 16-01-05.
4 Ídem.
5 ABN, 14-03-05
6 El Universal, 14-01-05
7 Hugo Chávez, “El Nuevo Mapa Estratégico”, www.minci.gov.ve


     
 

 

   
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