Latinoamérica

El Consenso de Buenos Aires... un desafío

 

Autor: Claudia Korol *

Fecha: 22/10/2003

Fuente: Adital


El viaje del presidente de Brasil a Argentina, Luiz Inácio Lula da Silva, y su encuentro con el presidente argentino Néstor Kirchner, es un nuevo intento de gestar alianzas desde el sur, que fortalezcan las posibilidades de la región frente a las presiones norteamericanas para suscribir el Alca, consagrando el sojuzgamiento del continente.

En el encuentro bilateral se firmó el Consenso de Buenos Aires, que se presenta como un ideario que pretende oponerse al Consenso de Washington, paradigma económico neoliberal elaborado a principios de los 90 por los economistas norteamericanos que promovía la apertura económica y la ortodoxia liberal en los países en vías de desarrollo.

El Consenso de Buenos Aires da cuenta de la crisis de aquel paradigma, que se expresó –entre otros hechos que sacudieron al continente- en la bancarrota de Argentina en diciembre del 2001, en la crisis del modelo en Ecuador, en la salida de Fernando Henrique Cardoso en Brasil, en la agitación que conmovió a Perú, y en estos momentos, en la explosiva situación de Bolivia. "Descubrimos que somos pobres, descubrimos que divididos no llegaremos a ninguna parte y que unidos seremos una potencia", expresó Lula en su intervención en el Congreso Nacional. Y señaló también "no podemos esperar de brazos cruzados que los demás descubran que tenemos chicos con hambre. Es un problema nuestro. Un día próximo, nuestros chicos verán cómo se terminó con el hambre".

Precisamente un día antes de la llegada de Lula, viajó a Argentina Fray Betto, asesor especial del Presidente y responsable del programa "Hambre Cero", quien traía la misión de reunirse con organizaciones de la sociedad civil, para explicar las características y alcances de este programa de combate al hambre. En el encuentro realizado en la sede de la Central de Trabajadores Argentinos, donde fue presentado por Víctor De Genaro, secretario general de la Central, Fray Betto sostuvo, entre otros conceptos "yo tengo la impresión, por venir muchas veces a este país, que hace 20 años no había chicos en la calle, no había mendigos, y ahora hay. Argentina, que era un país proporcionalmente mucho más rico que Brasil, que no se veía gente con hambre por las calles, ha sido víctima del neoliberalismo, que es la molestia que ataca a toda América Latina. Por eso yo estoy muy esperanzado que el Consenso de Buenos Aires pueda ser una especie de antídoto al Consenso de Washington".

En el Consenso de Buenos Aires, los presidentes de Argentina y Brasil sostienen -entre otros conceptos- la voluntad de que el pago de la deuda externa debe condicionarse al crecimiento con equidad y la justicia social de ambos pueblos, y plantean como objetivos de sus gobiernos combatir la pobreza con un instrumento más genuino que los planes sociales, e impulsar sistemas tributarios más justos. Se proponen que el Mercosur se transforme en un bloque político que permita actuar a nuestros países con mayor independencia frente al resto del mundo. Subraya el documento que "una mayor autonomía de decisión nos permitirá hacer frente más eficazmente a los movimientos desestabilizadores del capital financiero, especulativo y a los intereses contrapuestos de los bloques más desarrollados". "... La integración regional constituye una opción estratégica para fortalecer la inserción de nuestros países en el mundo, aumentando su capacidad de negociación", se señala.

Con relación al ALCA, más que una oposición a este tratado –como demandan numerosos movimientos sociales, políticos y religiosos del continente, que impulsan en estos países la convocatoria a una Consulta Popular- el Consenso de Buenos Aires plantea "llevar las negociaciones a una conclusión exitosa y equilibrada al 1º de Enero del 2005." Y se plantea también la necesidad de realizar ajustes que contemplen las preocupaciones de todos los países.

Durante el encuentro se firmó también la "Declaración sobre el agua y la pobreza", en la que se propone preservar las cuencas fluviales y lacustres de la región como "los glaciares y el sistema acuífero Guaraní". La preocupación que subyace en esta declaración, es la agresiva iniciativa desarrollada por el gobierno estadounidense dirigida a controlar los recursos naturales fundamentales para garantizar la continuidad de su hegemonía, como son el petróleo, el agua y la biodiversidad, y las intenciones de instalarse en "espacios ingobernados o vacíos" como llaman a la Patagonia argentina o la Amazonía brasileña.

El encuentro de los dos presidentes sirvió también para poner en marcha el tribunal de resolución de controversias en el Mercosur, institución que arbitrará en los conflictos comerciales entre los países. Parte de los acuerdos fue el envío de la misión conjunta a Bolivia, para intentar mediar en la situación explosiva del pueblo hermano.

Diferentes medios de comunicación en Argentina subrayaron que con este encuentro se avanza en la superación del conflicto planteado entre ambos presidentes, en el momento en que Argentina negociaba el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Es precisamente en estas situaciones más complejas, en las que se pone en juego la voluntad real de avanzar en políticas autónomas respecto a Washington, en las que se verificará de ahora en adelante, que el Consenso de Buenos Aires no sea sólo una buena expresión de deseos, sino una nueva modalidad de intervención política en un mundo en el que el gobierno estadounidense pretende establecer su hegemonía, con el ejercicio unilateral de la fuerza, de la militarización, del chantaje económico y político. La posibilidad de establecer nuevos gestos en la política internacional, en los que se privilegie realmente a quienes han sido víctimas de las políticas emanadas del Consenso de Washington, es lo que otorgará credibilidad y perspectivas al Consenso de Buenos Aires.

* Claudia Korol es corresponsal de Adital en Argentina y secretaria de redacción de América Libre.


     

 

   
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