Irak, Medio Oriente y Asia

De Kurdos y Madrid

 

Autor: William Safire

Fecha: 22/10/2003

Traductor: Analí T.B., especial para P.I.

Fuente: New York Times


WASHINGTON - Mis viejos compañeros, los kurdos, una pueblo largamente maltratado que liberamos de Saddam, ahora quieren mirarle los dientes al caballo regalado. Espero que alguien le explique esa expresión americana sobre la sospecha miope a un dirigente clave, Massoud Barzani.

A la coalición estadounidense-británica le servirían fuerzas frescas de tropas con experiencia para patrullar la frontera porosa de Irak con Siria, y ayudarnos a eliminar a los terroristas. Los líderes de Turquía, ansiosos por re-establecer relaciones cálidas con Washington, y por tener participación en la creación de un socio comercial cercano, ofreció una división de tropas bien entrenadas.

Esto ayudaría mucho a musulmanizar y localizar la guerra contra los últimos combatientes de Saddam. La generosa oferta de Turquía -- duración, un año -- le enviaría un mensaje al mundo: colaboren y ayuden ahora, mientras que Irak aun no sea capaz de patrullarse y reconstruirse por sí sólo.

El voto abrumador en el parlamento de Turquía le dio más fuerza al esfuerzo de los EE.UU. y Gran Bretaña dentro del Consejo de Seguridad para obtener apoyo de la ONU para un control continuo de la coalición en la ayuda hacia los iraquíes, para que puedan construir un gobierno democrático, de la libre empresa.

El voto unánime de la ONU sorprendió a los escépticos en todo el mundo. Su génesis, sospecho yo, fue en la reunión de Bush y Putin hace dos semanas en Camp David. Bush reconoció al semi-dictador de Rusia por su supuesta visión de la libertad y la ley; Vladimir Putin, después de unirse alegremente a Bush para hundir el tratado de Kyoto, acordó no sólo votar con nosotros en la ONU, sino también para intermediar en un compromiso que haría que Francia y Alemania no sólo no se abstuvieran, sino que además apoyen de mala gana nuestra ocupación.

De la misma manera que Turquía aportó tropas, Putin aportó votos. La China, como siempre, quiso ser parte de la mayoría que veía en formación. Pero Francia, tímidamente seguido de Alemania, quería un gobierno soberano provisional inmediato en Irak, quitándole control a los EE.UU. Cuando dijimos que no, Putin pronunció palabras para salvarle la dignidad a Jacques Chirac: que la administración interina que habíamos elegido 'encarnaría la soberanía' de Irak 'sin perjuicio para su evolución posterior'-- de esa manera aplazando el problema de nuestro control para el año que viene.

El carro que comenzó en Camp David y que ganó velocidad en Ankara pasó por Damasco. En vez de estar aislada, Siria -- siempre nerviosa por los turcos y de repente preocupada por los israelíes -- hizo unánime nuestra resolución.

Eso preparó el escenario para la conferencia de donantes de Madrid. Con la negación de los franceses, los alemanes y los rusos para colaborar con un dinar, y con los EE.UU. ofreciendo maníes, hemos estando subestimando la colaboración posible. Pero sospecho que será un dígito doble de miles de millones, especialmente considerando que los colaboradores podrían ganar contratos para sus propias empresas nacionales.

Pero ahora vienen los árabes iraquíes, utilizando al líder kurdo Barzani como su herramienta para evocar recuerdos borrosos del Imperio Otomano, y de mirarle los dientes al caballo turco regalado.

Afuera los vecinos, dicen los miembros del Consejo Gobernante, mostrando independencia prematura para ganarse la simpatía de los votantes. Entendiblemente, el primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, responde: al menos que sean invitados por los iraquíes, los turcos no irán.

Nuestro hombre del Departamento de Estado en Baghdad, Paul Bremer, parece estar preocupado por parecer demasiado autoritario. Ya se equivocó en aprobar un intercambio de petróleo por electricidad con Siria, la principal fuente de terror en el triángulo sunnita, y puede no ver el poder de una fuerza de turcos sobre la frontera Irak-Siria. Bremer debería decirle a los kurdos recalcitrantes que de nuevo están siendo utilizados como peones en el juego de poder árabe , y que deberían darle la bienvenida a la presencia temporaria en las áreas no- kurdas de Irak.

Los líderes kurdos contactados telefónicamente son suficientemente conscientes del peligro permitir que su sospecha tradicional para con los turcos envenene su pozo con los americanos.

Uno dice, pensando en el corto plazo: "nuestro pesh merga no puede patrullar el triángulo sunnita. Si podés pensar en una manera de transportar y aprovisionar a los turcos, pensando con anticipación en una alianza con el máximo poder de la nave, sin pasar por tierras kurdas..." Otro, va al corazón del asunto: "Si hacen falta tropas kurdas para salvar las vidas americanas, nosotros los kurdos deberíamos estar a favor de ello."


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