EEUU

La tarea urgente de Bush: Calmar la creciente impaciencia del público

Autor: Richard W. Stevenson

Fecha: 29/10/2003

Traductor: Celeste Murillo, especial para P.I.

Fuente: New York Times

WASHINGTON, 28 de octubre –El martes a la mañana, mientras muchos norteamericanos leían los titulares de los diarios sobre la última ola de bombardeos mortales en Irak, el presidente Bush se reunió con su secretario de prensa y el director de comunicaciones en la Oficina Oval. Les dijo, según los asistentes, que quería una conferencia de prensa a gran escala para pocas horas más tarde. La idea estaba siendo considerada hace varias semanas, pero sólo después de los ataques del lunes en Bagdad, Bush decidió llevar su mensaje directamente a los votantes y al mundo.

Durante semanas, mientras las encuestas de opinión mostraban una disminución en el apoyo a su liderazgo de la posguerra, Bush acusaba a la prensa de dejar pasar las buenas noticias de Irak y darle demasiado peso a las malas. La decisión refleja cuán urgente es para la Casa Blanca evitar que se deteriore la opinión pública sobre Irak, al punto que limite las opciones de la política del presidente y amenace sus oportunidades en la reelección.

Con el día de la Elección a sólo un año, Bush estará bajo una creciente presión para comenzar a mostrar resultados en Irak y traer las tropas a casa. Pero, enfrentado a una amenaza que crece, que requerirá flexibilidad militar, debería contar también con un electorado paciente para lidiar con lo que el Secretario de Defensa, Donald H. Rumsfeld, denomina ahora un "golpe largo y duro" en Irak y Afganistán.

El presidente será llamado a mostrar los resultados de los $87 mil millones que el Congreso está otorgando para operaciones militares y la reconstrucción en Irak y Afganistán. Mientras que Irak siga siendo el tema importante, Bush tendrá que luchar por centrar la atención pública en un asunto que de otro modo quizás dominaría el panorama político: la rápida mejora de la economía, un tema que no logró una sola pregunta en la conferencia de prensa.

Y a pesar de sus esfuerzos por mantenerse alto en el combate partidario, inevitablemente tendrá que comenzar a responder los ataques de los demócratas cada vez más unificados contra su manejo de la posguerra en Irak. Los funcionarios de la Casa Blanca dijeron que Bush no hablaba sólo con los votantes en casa. Dijeron que se dirigía también a los iraquíes que quizás se preguntaran sobre el compromiso norteamericano para asegurarles la oportunidad de un futuro pacífico, y a los gobiernos que están considerando si vale la pena apoyar a Estados Unidos en Irak con dinero y fuerzas militares.

"En estos momentos de prueba, cuando los terroristas tratan de crear caos y temor, cuando quieren que EEUU parpadee, es muy importante que el público norteamericano e iraquí sepan que estamos resueltos a superar esto", dijo Dan Bartlett, director de comunicaciones de la Casa Blanca. "Él se inclinaba más a hacer declaraciones después de los acontecimientos en las últimas 48 horas", dijo Bartlett sobre la decisión de Bush de llamar a una conferencia de prensa después de los bombardeos. "Cuando hay acontecimientos significativos como estos, buenos y malos, días difíciles y buenos, es importante, es el papel del presidente, ponerlos en un contexto".

Bush, que volvió el viernes de un ajetreado viaje por Asia, parecía cansado durante la sesión de 48 minutos de preguntas y respuestas en el Rose Garden, y sus respuestas a menudo sonaron más obedientes que apasionadas. Se confundió varias veces, y su usual trato bonachón con los periodistas desaparecía ocasionalmente.

A pesar de sus viejos intentos de conducir su política exterior al margen de las encuestas o las políticas domésticas, hizo raros comentarios acerca de las implicancias electorales de un prolongado conflicto en Irak.

Bush dijo que esperaba que los norteamericanos fueran pacientes ya son "capaces de diferenciar entre política y realidad," sugiriendo que ignoraría las críticas a su liderazgo por partidistas y sin fundamentos.

El lunes, Bush sugirió que la reciente violencia en Irak era un signo de progreso, diciendo que "cuanto más exitosos seamos, más reaccionarán estos asesinos". Esa formulación dejó con malestar incluso a varios republicanos, y volvió a ajustarla el martes, diciendo que los terroristas "se están concentrando en el éxito y la libertad que proporcionamos a los iraquíes". Pero el presidente dejó claro que veía su estrategia probándose exitosa, lenta pero firmemente, y dijo que la defendería durante el año electoral. "Diré que el mundo es más pacífico y más libre bajo mi liderazgo, y EEUU está más seguro", dijo Bush. "Así es como empezaré a describir nuestra política exterior”. Los demócratas se mofaban.

"Este presidente parece carecer de habilidades de liderazgo requeridas para estabilizar exitosamente y reconstruir Irak antes de que la oportunidad pase", dijo en una declaración Howard Dean, ex gobernador de Vermont, competidor por la nominación presidencial demócrata. "En lugar de eso", dijo Dean, "el presidente Bush parece contento de seguir con un plan lleno de imperfecciones, no dispuesto hacer lo necesario para alentar a nuestros amigos y aliados a ayudar, incapaz de tomar los pasos necesarios para facilitar la transferencia de la soberanía a los iraquíes, y contento de dirigir miles de millones de dólares a intereses particulares como Halliburton".

Los funcionarios de la Casa Blanca dijeron que la caída de Bush en las encuestas parecía haberse estabilizado, aunque no se ha publicado ninguna encuesta que mida la opinión norteamericana desde los recientes ataques en Bagdad. El Sr. Bartlett dijo que la Casa Blanca estaba cómoda con el estado de la opinión pública sobre Irak "considerando el clima en el que estamos”.

La pregunta, ahora, es si Bush puede mejorar el clima.