Latinoamérica

Brasil: 24 mil trabajadores de armadoras adhieren al movimiento

 

Fecha: 29/10/2003

Traductor: Isabel Infanta, especial para P. I.

Fuente: Primeira Leitura



Cerca de 24 mil trabajadores de armadoras paralisaron sus actividades este miércoles, según un balance divulgado por el Sindicato de los Metalúrgicos del ABC. Ese número representa 73,6% de los 32.594 empleados de las armadoras instaladas en São Bernardo. Los metalúrgicos rechazaron la propuesta salarial de las empresas, que preve reajuste de 15,7% para quien gana hasta R$ 4.200. A aquellos que reciben salario superior, las armadoras ofrecieron aumento fijo de R$ 659,40. La huelga, por tiempo indeterminado, alcanzó totalmente a Volkswagen, a Ford y a Scania. En la Mercedez-Bens, Toyota y DaimlerChrysler, la paralización fue parcial. “El grado de dureza de la lucha va a depender de la postura de la patronal, de la flexibilidad, de la apertura o no del diálogo. Donde sea más radical, seremos más duros”, dijo el presidente del sindicato, José Lopez Feijóo. En São Carlos, en el interior de São Paulo, los 530 funcionarios de la Volks también entraron en huelga este miércoles. En São José dos Campos (SP), tres mil metalúrgicos de la General Motors (GM) rechazaron la propuesta de reajuste salarial y anunciaron que harán asamblea el sábado para decidir si también paralizan las actividades.

Entienda

¿Cuál Brasil?
El país que el PT está administrando está mucho más próximo de aquel en que los trabajadores duermen en albergues públicos por falta de dinero para la movilización que de aquellos donde los metalúrgicos del ABC hacen huelga

Quien ve un Brasil que vende 20% más electrodomésticos de un mes para otro y en el cual miles de metalúrgicos cruzan los brazos por aumento de salario, sin miedo de perder el empleo, debe imaginar que llegó al paraiso. Y si ese observador lee los diarios habitualmente, es capaz de querer procesar a los periodistas que insisten en decir que los brasileños, en realidad, están sin poder de fuego para negociar con patrones, que están sin dinero incluso para tomar el colectivo hasta el trabajo - una cantidad creciente de personas pasó a buscar albergues públicos en el centro de São Paulo porque no gana lo suficiente para bancar la movilización hasta su propia casa, mostró el diario Folha de S. Paulo en fin de semana.
De hecho, vistas superficialmente, las informaciones son desencontradas. El presidente del Banco Central, Henrique Meirelles, presentó este miércoles a parlamentarios su propia versión del paraiso (vea en esta edición). Ya el vicepresidente José Alencar presentó su visión del infierno. El primero vió el crecimiento. El segundo, el estancamiento. El primero vió el consumo aumentando. El segundo, cayendo. El primero vió una sociedad que recupera el ingreso. El segundo, una sociedad que pierde ingreso.
Saliendo de la superficialidad, se ve que la razón está más con el ruidoso y político Alencar que con el discreto y supuestamente técnico Meirelles (un político hábil, en realidad, pero papeles son papeles y él viene representando el suyo muy bien).
La tasa básica de intereses cayó, y el consumo aumentó, afirmó Meirelles. Pero los casos en que el consumo aumentó están siendo menos afectados por la política general de intereses y más por programas específicos de incentivo. El sector de electroelectrónicos ganó atención especial del gobierno, que abrió líneas de crédito especial, con tasas subsidiadas de intereses, para que la población pudiese volver a comprar. El buen resultado en septiembre es decurrente de esos primeros auxilios armados por el Planalto para el sector. Y aún de la débil base de comparación.
Otro segmento de la industria que está en recuperación - independientemente de la tasa básica de intereses - es el automovilístico. En ese caso está también el dedo del Planalto, que bajó el IPI de los automóviles. Y están las exportaciones a ayudar, además del hecho de que las tasas de interés para financiación de automóviles sean siempre mucho más competitivas. Se trata de una modalidad de crédito que permite la ejecución de la deuda, en caso de inadimplencia. El riesgo del banco, por lo tanto, es bastante reducido.
El fin de año será, claro está, un período de mejor desempeño de la economía. Pero que nadie intente cuantificar ese desempeño mirando solo los vistosos segmentos de electroelectrónicos y de vehículos. Ellos estarán en la vitrina de Lula - por eso fueron elegidos para tener auxilio e incentivo fiscal -, pero expresarán una esperanza más de mejores días en el 2004 que una realización del equipo económico en este 2003.
En relación a las huelgas en el ABC, hay algunas cosas a observar. La primera es que, como en el caso de las huelgas en el Banco do Brasil y de la Caixa Econômica Federal, los movimientos traducen un deseo de los sindicatos ligados a la CUT de pareceren independientes del gobierno. No por acaso, el presidente del Sindicato de los Metalúrgicos del ABC, José Lopez Fiejóo, declaró lo siguiente, según la edición de este miércoles de Folha de S. Paulo: “Eso [la huelga] termina con cualquier rumor de que los sindicatos estaban enganchados al gobierno.” Él no explicó lo que la confrontación con las empresas privadas tendría que ver con el gobierno, pero para buen entendedor, queda la percepción de que las estrellas de la CUT temen ser vistas con los oficialistas o incluso “pelegas” (burocráticastas, pro patronales - N. del T.), como se dice en el medio sindical.
Además del esfuerzo para mantener una imagen combativa, los sindicatos no temen despidos en las armadoras del ABC. En primer lugar ellos ya fueron llevados adelante, y en larga escala, en este año, como muestra el balance de la Volkswagen mundial, divulgado este miércoles: los gastos con despidos en Brasil redujeron las ganancias de la armadora (vea en esta edición). En segundo lugar, las armadoras no quieren confrontaciones con la base de Lula después que obtuvieron la reducción del IPI.
Por fin, es bueno recordar que los metalúrgicos del ABC están lejos, pero muy lejos, de la realidad del trabajador brasileño. Ellos pertenecen a lo que hoy puede llamarse una élite del mercado laboral: en blanco, derechos, calificación y, a cuenta de la empresa, transporte y alimentación.
Ocurre que Brasil que el PT está administrando está mucho más próximo de aquel en el que los trabajadores duermen en albergues públicos. Aquel que, hoy, el PT intenta negar, mientras Alencar, que es del liberal PL, intenta traer a la superficie. Sí, Alencar hace política. Y, en tiempos en que el pensamiento único se torna una tentación, es siempre bueno recordar: que bueno que exista la política!


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