Izquierda Marxista

¿Por qué Blair respalda a su amigo?

 

Autor: Alex Callinicos

Fecha: 2/11/2003

Traductor: Guillermo Crux, especial para PI

Fuente: Socialist Worker, GB


La última excusa del imperialismo

Una de las preguntas más comunes que me hace la gente es, "¿Por qué Tony Blair llegó tan lejos en apoyar la guerra de George W Bush en Irak?" No es difícil contar la historia de los intereses de EE.UU., ¿pero qué es lo que está en juego para Gran Bretaña? Una parte importante de la respuesta reside en la estrategia a largo plazo que ha seguido la clase dominante británica desde la Segunda Guerra Mundial. Aferrándose estrechamente al poderoso EE.UU., Gran Bretaña podría continuar jugando un papel como potencia global.

Pero esto no explica realmente el denodado celo con el que Blair ha ayudado a emprender la conquista y la ocupación de Irak. The Breaking of Nations ('La Ruptura de las Naciones'), un nuevo libro del diplomático Robert Cooper, permite profundizar en la visión ideológica que conduce a Blair.

Cooper ahora trabaja para Javier Solana, el jefe de política exterior de la Unión Europea, pero antes fue consejero especial de Blair. Él se jacta de que parte del libro fue "pensada originalmente como una corta nota para que lea el primer ministro en Navidad". Un artículo de Cooper en el Guardian la semana pasada bajo el título "Civilizarse o Morir" ofrece una pista de su cosmovisión -y de la de Blair.

Él plantea que la globalización, más la difusión de las armas de destrucción masiva representan una amenaza mortal para las democracias liberales occidentales. "Nuestra única defensa contra un mundo así es la difusión de la civilización," concluye Cooper. "Es así que todos tenemos que estar a favor del cambio de régimen."

Esto se parece muchísimo al anticuado imperialismo victoriano que afirma su superioridad para justificar su dominación del resto del mundo. Pero Cooper reclama estar ofreciendo una perspectiva más moderna, por no decir "posmoderna".

Argumenta que la UE representa el caso más avanzado de un nuevo orden global "posmoderno". Aquí los límites nacionales se están volviendo irrelevantes y los conflictos se zanjan, no por la guerra, sino a través de las negociaciones e incluso casos judiciales dentro del marco de las instituciones "transnacionales".

El problema es que no todo el mundo se encuentra dentro de este nuevo mundo. Regiones como el Medio Oriente y Asia Oriental todavía están dominadas por estados-naciones "modernos" que compiten e incluso guerrean. Y hay además sociedades "pre-modernas", como en grandes partes de África donde el estado se ha derrumbado y prevalece el caos.

La excusa de hoy para el imperialismo es que "el mundo posmoderno" a veces necesita usar la fuerza para desmontar las amenazas que provienen de las resistencias "pre-modernas" y "modernas". La guerra afgana se dirigió contra una amenaza del primer tipo, la conquista de Irak contra una del segundo tipo.

Aunque Cooper sin ninguna duda se considera a sí mismo como un intelectual estupendo, su pensamiento es típico del Ministerio de Relaciones Exteriores. Su libro es inteligente, superficial (hay numerosos errores menores), y fundamentalmente falso. El periodista neo-conservador norteamericano Robert Kagan ha señalado su falla fundamental.

Lo que él llama irónicamente el "paraíso" europeo se ha construido dentro del marco de la dominación militar y política de EE.UU. Ya en los primeros años de la Guerra Fría, EE.UU. intervino para reconstruir el capitalismo liberal en Europa Occidental.

Desde el Plan Marshall de 1947 en adelante, Washington instigó a los europeos hacia la integración económica y política para construir un contrapeso eficaz a la Unión Soviética y su imperio.

La presencia militar norteamericana en Europa y su dirección de la OTAN fueron una condición previa de la integración europea. Les proporcionaron a los estados europeos occidentales una garantía de seguridad -no sólo contra el Este sino también contra un reavivamiento del imperialismo alemán.

La situación permanece fundamentalmente inalterada hoy en día. Fue la administración Clinton, no la Unión Europea, la que utilizó la OTAN para intervenir en las guerras balcánicas de los años noventa y reimponer un tipo de orden brutal e injusto en el área.

Cooper anda de puntillas alrededor del gorila que duerme en el sofá durante la mayor parte de su libro. Hacia el final, reconoce que hay una enorme brecha militar entre EE.UU. y la UE. Sostiene que construir una "defensa común" en Europa aumentaría la influencia de la UE en Washington.

Esto puede ayudar a explicar por qué Blair en las últimas semanas prestó su apoyo provisional a las propuestas hechas inicialmente por Francia, Alemania y Bélgica para construir un dispositivo militar europeo. Pero, para dolor suyo, Blair no se ha ganado la gratitud, sino los ataques furiosos de la administración Bush.

A EE.UU. le gusta una Europa unida sólo en tanto permanezca firmemente bajo la dirección norteamericana. Habiendo escindido a la UE durante los preparativos para la invasión de Irak, la administración Bush no quiere que su principal vasallo europeo charle amigablemente con Francia y Alemania. El sol aún debe ponerse sobre el Imperio norteamericano.


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