EEUU

Esa odiosa comparación con Vietnam

 

Autor: Editorial

Fecha: 5/11/2003

Traductor: Celeste Murillo, especial para P.I.

Fuente: The Economist Global Agenda


Los descarados ataques de esta semana contra las fuerzas norteamericanas, incluyendo morteros disparados contra la sede central de la coalición en Bagdad, provocan estremecimiento entre los norteamericanos en casa. ¿Podría transformarse Irak en el talón de Aquiles político del presidente George Bush?

“Estoy cansado de despertarme en medio de la noche preocupado por la guerra”. Lyndon Johnson supuestamente le dijo esto a un amigo durante el “pantano” de Vietnam, que lo obligó a renunciar a la campaña por un segundo período como presidente. Pocos norteamericanos piensan que las cosas sean tan horribles para el presidente Bush, a seis meses de la ocupación de Irak. No ha habido protestas masivas con quema de banderas; el número de soldados asesinados se cuenta por centenares, no decenas de miles; e Irak no es una selva caótica sino un (una especie de) país estable. Aún así, el Sr. Bush quizás no duerma tan profundamente como quisiera. Cuantos más soldados norteamericanos pierdan sus vidas a manos de combatientes oscuros allá lejos, la impaciencia crece en el frente interno.

Los ataques del último fin de semana contra un helicóptero norteamericano, que mató a 16 soldados camino a casa, marcaron el inicio de otra dolorosa semana. El martes 4 de noviembre, tres morteros estallaron contra la sede norteamericana de la ocupación en Bagdad, que se encuentra en la “zona verde” de alta seguridad. Cuatro personas resultaron heridas. Y son pocos los norteamericanos que han olvidado los misiles disparados el mes pasado contra el hotel de Rashid en Bagdad (que erraron por poco), para la visita del vice-secretario de Defensa, Paul Wolfowitz. Luego de los recientes hechos de violencia, España (un aliado de EEUU) ha ordenado a la mayor parte de su personal diplomático que saliera de Irak. Otras organizaciones, como las Naciones Unidas y la Cruz Roja Internacional, también han mandado a la mayoría de su personal extranjero a casa.

Claramente, los combatientes están más duros y utilizan armas más pesadas. Hace dos meses, los ataques consistían en gran parte en disparos, coches bomba o “improvisados dispositivos explosivos” puestos a lo largo de los caminos para interceptar los vehículos de la coalición. La mayoría de los ataques todavía son de esta clase, pero el creciente uso de armas de largo alcance, como morteros y misiles, son un dolor de cabeza para los comandantes norteamericanos. Incluso plantean un peligro para las barricadas norteamericanas detrás de las cercas de alta seguridad: son difíciles de evitar, excepto por medio de la inteligencia (punto que no es el más fuerte de los norteamericanos, pocos de los cuales hablan árabe).

La administración Bush no ha cambiado su mensaje en respuesta a los nuevos ataques. Cuantos más norteamericanos (y asistentes iraquíes) mueren, más énfasis pone EEEUU sobre su determinación a triunfar. “Estamos siendo probados, y EEUU y nuestros aliados no fracasarán”, declaró Bush en su mensaje semanal de radio. La mayoría de los domingos, los consejeros de primera línea, como Donald Rumsfeld, el Secretario de Defensa, o Condoleezza Rice, Consejera Nacional de Seguridad, acuden a los programas de televisión para llevar a casa el mismo mensaje.

Pero los norteamericanos se están volviendo más escépticos. Una encuesta del Washington Post/ABC, publicada esta semana, mostró que poco menos del 15% de los estadounidenses piensa que Irak es el lugar más importante de la guerra contra el terrorismo –un soslayado repudio al argumento de Bush que el país es el “frente central” contra los terroristas. El costo de la guerra es una preocupación. El Congreso aprobó recientemente 87.5 billones de dólares en gastos extra para Irak y Afganistán (pero sobre todo para Irak); este dinero aumentará el ya inmenso déficit de EEUU. Las familias de los soldados norteamericanos que vuelven en bolsas de plástico generalmente son patriotas, pero algunos están empezando a preguntarse por qué ningún arsenal biológico o químico de Saddam Hussein ha sido encontrado. “Nadie puede encontrar las armas”, dijo el padre de uno de los soldados muertos en el ataque al helicóptero en un programa local de noticias.

Ay, las armas. En la carrera hacia las elecciones presidenciales de 2004, esto puede transformarse en un asunto espinoso para Bush. EEUU entró en la guerra aparentemente para terminar con las armas de destrucción masiva de Saddam. Ninguna de esas armas apareció todavía, a pesar de las búsquedas de centenares de soldados e inspectores entrenados. Los comités del Congreso están investigando la calidad de inteligencia en la preguerra. En el Senado, los demócratas del comité de inteligencia supuestamente impulsan una investigación independiente que examinaría cómo fue utilizada la inteligencia de la Casa Blanca (en otras palabras, si Bush y sus consejeros exageraron). Hasta ahora Bush usó evidencia que exageró sobre los esfuerzos de Saddam para conseguir uranio y las conexiones entre el régimen iraquí y los ataques del 11 de septiembre, pero los votantes pueden hacer preguntas más duras a medida que se acerque el día de la elección.

Sin embargo, las bases políticas de Bush están bastante firmes. La economía avanza rápido; su 7.2% de tasa de crecimiento en el último período ha aturdido a los demócratas que esperaban criticar la administración económica del presidente. Los rating de popularidad del Sr. Bush, aunque caen, todavía están encima del 50%. Es verdad que muchos norteamericanos creen que su país está en una dirección equivocada, pero la falta de coherencia entre los adversarios políticos de Bush debería consolarlo. Esto es especialmente verdad en cuanto a Irak: los demócratas todavía están divididos sobre si entrar a la guerra fue una buena o mala idea. Han sido rápidos para denunciar el manejo de Bush de la ocupación pero lentos en sugerir alternativas viables, aparte de entrenar y armar a más iraquíes, cosa que la administración ya hace tan rápido como puede. (Paul Bremer, el administrador de EEUU en Irak, recientemente ha pensado crear una fuerza paramilitar iraquí, según el Washington Post.)

Así que Irak todavía está lejos de Vietnam, como aventura militar tanto como preocupación política. Pero a menos que los combatientes sean arrancados de raíz de algún modo, se volverá un asunto que no deje dormir al Sr. Bush en la campaña del año próximo.


    Inglés  

 

   
  La Fracción Trotskista está conformada por el PTS (Partido de Trabajadores por el Socialismo) de Argentina, la LTS (Liga de Trabajadores por el Socialismo) de México, la LOR-CI (Liga Obrera Revolucionaria por la Cuarta Internacional) de Bolivia, LER-QI (Liga Estrategia Revolucionaria) de Brasil, Clase contra Clase de Chile y FT Europa. Para contactarse con nosotros, hágalo al siguiente e-mail: ft@ft.org.ar