Irak, Medio Oriente y Asia

La Guerra de Irak III

 

Autor: William Safire

Fecha: 8/11/2003

Traductor: Isidoro, especial para PI

Fuente: New York Times


Washington
Pensamos que ganamos la primera Guerra de Irak en 100horas, pero perdimos la paz con Saddam y sus seguidores baathistas. Pensamos que ganamos la segunda guerra de Irak decisivamente en una semana, pero la clase asesina de Saddam y sus terroristas importados eligieron huir y pelear desde el subsuelo.

Ahora hace seis meses que estamos en la tercera guerra de Irak. La coalición está ganando claramente en dos de los tres frentes de combate. Como lo muestran persuasivamente el equipo de ABC-TV y los reporteros de la revista TIME esta semana, la gente de iraquí del sur chiíta y de norte kurdo – 80 por ciento de la población de 23 millones – están haciendo un progreso sustancial hacia la reconstrucción y el autogobierno.

Pero la batalla dentro del triangulo sunita alrededor de Bagdad – donde los rapaces hijos de Saddam y la policía secreta victimizaron a tantos otros iraquíes – no está aún ganada.

Una de las metas terroristas es aumentar el sufrimiento obligando a retirarse a los trabajadores de la ONU y a la Cruz Roja. Otro es asesinar a los líderes iraquíes y policías que se atrevan a cooperar con la liberación. El objetivo clave es matar a suficientes americanos para causar que la opinión pública se descorazone. Semejante retirada antes de que se consolide una democracia federal sentaría las bases para una guerra civil iraquí.

No se niega que la baja de un helicóptero de transporte, matando a 16 americanos e hiriendo a 20, fue una Victoria terrorista en la tercera Guerra de Irak. La pregunta es: ¿descorazonarán estas bajas a los EE.UU., alentarán a los derrotistas y a los aislacionistas en la senda de la campaña, y causarán que los americanos y nuestros aliados se corten y huyan?

Aunque semejante retirada bajo fuego sería eufemizada como una “estrategia acelerada de salida”, consideren las consecuencias de la partida prematura para la seguridad de EE.UU.:

Descuenten la perdida del prestigio de EE.UU. o la credibilidad de America para enfrentarse con otras naciones rojas que adquieran armas nucleares. El mismo Irak probablemente se divida. Los chiítas en el sur resistirían un regreso de la represión de los Sunitas de Saddam y formarían una nación bajo la protección de Irán. Los kurdos en el norte, temiendo el regreso del Saddamismo, se partirían en un Kurdistán independiente; eso induciría a Turquía, preocupada por el separatismo entre sus propios kurdos, a tomar posesión de los campos de petróleo de Kirkuk.

Un resultado bien podría ser un triangulo sunita resaddamizado. Bagdad se convertiría luego en el arsenal del terrorismo, importador y exportador de cabezas nucleares, bioarmamento y misiles. No hay forma en que podamos dejar que eso ocurra. O nos quedamos en Bagdad hasta que Irak se convierta en un bastión democrático unificado de la libertad para el mundo árabe – o cedemos demasiado rápido, dejando que el terrorismo establezca su principal santuario mundial y que su agentes vengan y nos agarren.

Nuestra apalomada izquierda dirá, con Oliver Hardy, “lindo lío en el que nos metieron” – como si hubiéramos creado a la amenaza de Saddam, o hecho nuestra danza de la C.I.A. en algún petrolífero tono imperialista, o hubiera sido mejor hundir nuestra cabeza en la arena. La mayoría de los americanos, pienso, pasaran de largo ante estas interminables recriminaciones, rechazarán el derrotismo y apoyarán a los líderes determinados a ganar la Guerra final de Irak.

Para atrapar a Saddam o sino quebrar la red del terror, necesitamos informantes iraquíes para que nos marquen los planes de los atacantes. Debemos cubrir el triangulo sunita con un poderoso mensaje mediático: una vuelta del baathismo significaría una guerra sangrienta con el resto de Irak que la coalición se encargará de hacer perder a ciertos seguidores de Saddam.

La mayoría de los aparatos de televisión en el triángulo dependen para la recepción de las viejas orejas de conejo, no de los platos satelitales; la Iraki Media Network (Red de Medios Iraquí, N.T.)que preparamos es ahora operacional pero televisa mayormente películas viejas y mensajes enlatados de nuestro Paul Bremer traducidos al árabe. Me dijeron los programadores del manejo de contratos IMN, Science Applications Internacional, que programas árabes interesantes producidos en los estados del golfo empezarán este mes, los que deberá atraer a muchos espectadores.

¿Pero por qué no suplementar a Bremer en el aire con nuestra arma secreta? John Abizaid, nuestro comandante general, habla árabe fluido. Debería estar en radio y televisión regularmente – la viva voz y cara de la liberación – respondiendo preguntas de periodistas iraquíes en su lengua nativa. ¿Si Donald Rumsfeld puede dar el mensaje de lo resuelto en la TV acá, por qué no Abizaid allá?

Ayudaremos a los iraquíes a ganar la Guerra final contra el terror baathista. El fallar no es una opción.

Publicado el 3 de Noviembre, 2003


     

 

   
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