Intelectuales y Académicos
"La hipocresía no es una característica única de EE.UU."
Autor:
Francis Fukuyama
Fecha:
9/11/2003
Fuente:
Clarin
Podemos resumir lo que ha sucedido a partir del 11 de setiembre en una serie de tres etapas. Con los atentados en Nueva York, se abrió un espectro de ataques suicidas del terrorismo islámico, de modo que se creó una amenaza diferente de la que había en la Guerra Fría.
La segunda etapa, es cómo se reaccionó ante esta amenaza. La respuesta de EE.UU. fue, primero, invadiendo y ocupando Afganistán y luego promulgando una nueva Doctrina de Seguridad Nacional que aludía a la necesidad de una guerra preventiva. La reacción, en ciertos aspectos, fue justificable, pero en otros fue una sobre reacción y el resultado, que muchos países pensaron que fueron los EE.UU. en lugar de los terroristas los que ocasionaron el desorden mundial.
Por último seis meses después de la guerra en Irak, necesitamos ahora recoger los pedazos y dilucidar qué es lo que queda de este conflicto para construir un nuevo orden mundial.
Dentro de estas etapas el mayor detalle está en los ataques del 11 de septiembre que cambiaron al mundo. Fue la primera ocasión que un actor que no es una nación da un golpe tan terrible. Fue un ataque sobre una superpotencia, fueron terroristas islámicos y mostró la posibilidad de que ellos pueden usar armamento de destrucción masiva. A diferencia de la Guerra Fría, ahora hay amenazas que no se pueden detener por los medios usuales para confrontar la amenaza nuclear.
Y aquí radican las diferencias entre Europa y EE.UU. Para la mayoría de los norteamericanos estos atentados fueron el inicio de un nuevo período en la historia mundial y representan, en cierto sentido, solo un mínimo del tipo de daño que podría esperarse de este tipo de ataque. La siguiente ocasión sería una arma nuclear que detonará en EE.UU. o en Europa.
Para muchos europeos, en cambio, y para otras personas alrededor del mundo, este golpe del 11 de setiembre fue el ataque terrorista por excelencia, que siempre son generalmente carros bomba y los terroristas tuvieron suerte.
Su evaluación de la amenaza es lo que llevó a la administración de George Bush a promulgar la estrategia de seguridad nacional en el otoño del año pasado. Lo que se estipulaba es que EE.UU. ya no se basaría sólo en la contención para manejar esta nueva amenaza, sino que utilizaría el ataque militar preventivo. Habrá ocasiones en que EE.UU. se tendrá que desplazar unilateralmente para resolver estos desafíos antes de que surjan.
El problema ha sido la forma en que Washington estipuló su doctrina, como un derecho abierto para intervenir en los asuntos de otros países. Esto fue una sobre declaración de lo que la administración de Bush quería: justificar una intervención potencial en Irak y utilizó el principio de guerra preventiva para justificar esa intervención.
Esta doctrina fue planteada en el contexto del informe del presidente Bush que habló sobre "el eje del mal" que incluía no sólo a Irak, sino a Corea del Norte e Irán y fue perfectamente natural para la gente alrededor del mundo suponer que esta doctrina anunciaba no sólo una intervención contra el régimen de Saddam. EE.UU. ciertamente no hizo un gran esfuerzo para explicar que había limitaciones en la aplicación del poder norteamericano y que esto no iba a ser utilizado de manera rutinaria en su política exterior, sino sólo bajo circunstancias excepcionales.
Washington decía en esencia, que el resto del mundo debería confiar en que tomará las decisiones adecuadas sobre cómo utilizar su poder preventivo. Fue perfectamente razonable que otros países sintieran que ésta no era una buena delegación de la autoridad. En verdad, este principio no es válido para el orden mundial y las críticas contra la política exterior de los EE.UU. estaban justificadas.
Luego vino la guerra en Irak que se vio como el primer ejemplo de la aplicación de esta doctrina. EE.UU. acudió a la ONU. Pero éramos todos conscientes de que necesitábamos de una segunda resolución autorizando la utilización de la fuerza
Aquí surgió una gran diferenciación entre los europeos y Estados Unidos, Francia y Alemania, básicamente. Estos desacuerdos son serios y no van a resolverse fácilmente. Los europeos piensan que Irak no es un evento aislado, sino parte de una conducta inaceptable de parte de EE.UU. Los europeos citan cómo se está tratando a los prisioneros en la Bahía de Guantánamo; el rechazo al protocolo (medio ambiente) de Kyoto, y el retiro de los tribunales internacionales, la convención de armas o lo que se debería hacer en relación con los campos minadas. Y ven que EE.UU. no tiene intención de participar en ninguno de estos esfuerzos.
¿Es ésta una diferencia real o simplemente se trata de un malentendido que está exacerbado por una diplomacia muy pobre del régimen de Bush? Es difícil sostener, por ejemplo, sostener que EE.UU. sea más unilateral que los europeos. Nosotros estamos tratando de que haya un mundo comercial sin fronteras, que haya un mayor flujo de servicios y de bienes. Pero estos principios se están violando evidentemente.
El problema es la hipocresía y esto no es una característica única de EE.UU. sino también de la Unión Europea donde sus políticas agrícolas dañan a otras naciones, en particular a los países en vías de desarrollo. EE.UU. tampoco ha ayudado mucho en este sentido. Aún así, en esta área en particular del comercio no podemos sostener que EE.UU. es menos unilateral que los europeos.
Donde sí hay diferencias significativas es en el área ecológica, ambientalista y de seguridad. Hasta cierto punto estos problemas se deben sencillamente al manejo de la situación que se ha presentado en EE.UU. Tenemos la frase sobre la maldad (el eje del mal) y conviene revisar el papel diferente que tiene la religión en Europa y EE.UU., algo que verdaderamente nos sorprende.
La religiosidad no ha desaparecido de ninguna manera en EE.UU. El 60 o 70% de los estadounidenses creen en Dios, en el Cielo y en el Infierno. Contra otras opiniones en el mundo que sostienen que la religiosidad es una especie de prejuicio del que la gente tiene que deshacerse.
Cuando un presidente recurre a expresiones sobre el mal, definitivamente no van a sonar nada bien para un europeo. Y además mientras se hace caso omiso a las opiniones internacionales en muchos aspectos relevantes.
Tomemos el protocolo ambiental de Kyoto. Se lo dejó porque parecía imposible que lo aprobara el Senado. La administración de Bush pudo haber dicho, bueno, esta guerra global va a ser un problema (en la perspectiva internacional), por lo tanto lo que tenemos que hacer es tratar de ratificar este tratado. Fui testigo de la reacción que ese rechazo había producido en Europa. Todo parecía que había estado propiciado por los lobbies de la industria de EE.UU. Ese comportamiento fue una herida que se hizo EE.UU. a si mismo, fue como hacerse el haraquiri.
Hay otros ejemplos. El secretario de Defensa Ronald Rumsfeld ha sido ligero en algunos pronunciamientos que ha hecho y no era esto lo que se necesitaba cuando Washington trataba de presentar sus planteamientos ante el Consejo de Seguridad.
Existe un nivel todavía más profundo de diferencias entre EE.UU. y Europa en problemas vinculados a las creencias sobre legitimidad del sistema internacional y el papel de la soberanía. Los europeos están de acuerdo en la legitimidad y las instituciones nacionales democráticas; sin embargo tienen diferencias sustanciales en cuanto a la legitimidad internacional. Para EE.UU. la legitimidad proviene de la democracia y fluye hacia arriba. Hay analistas que se preguntan ¿quién piensa que el Consejo de Seguridad de la ONU es legítimo, es decir, quién le autoriza a hacer un pronunciamiento sobre un asunto de seguridad: quién eligió al Consejo de Seguridad?
EE.UU. piensa que todo viene de la democracia y así su legitimidad y esto es algo que la ONU no tiene. Cuando nosotros volvemos nuestros ojos hacia Europa, la situación de legitimidad es radicalmente diferente y el papel de la soberanía también lo es.
Los europeos piensan que hasta cierto punto hay un nivel de opinión de la comunidad internacional que nos habla de legitimidad, de principios, normas, de derechos humanos y de democracia. Ello es superior a cualquier decisión que tome un legislador democrático en cualquier estado. Los principios de la comunidad internacional permiten que la legitimidad fluya hasta las organizaciones internacionales como los tribunales internacionales y ello es superior a la legitimidad de cualquier estado nación individual, ya sea que esté en la Comunidad Europea o en cualquier otra parte del mundo.
En EE.UU. se piensa que no hay interés público independiente del interés de los ciudadanos. En Europa se piensa que hay un interés público que puede interpretar el estado en contra de la mayoría democrática en una sociedad más amplia.
Entre estos dos puntos de vista existe un grupo de principios sobre derechos humanos y democracia que son universales y llegan antes de los deseos de cualquier estado nación. Los norteamericanos aceptan que existe aquel grupo de normas, pero se niegan a aceptar las decisiones de organismos internacionales, como la Corte Penal Internacional y el Consejo de Seguridad.
El analista Robert Kagan ha dicho que este es el resultado del poder. EE.UU. es mucho más poderoso que cualquier otro actor en el sistema. Pero es ciertamente muy lógico que los poderes más débiles utilicen las instituciones multilaterales del sistema internacional para limitar el comportamiento de EE.UU.
¿Por qué Europa ha decidido ser débil o no competir en esta arena del poder? Estas diferencias son de valores y normas más bien que de posición de poder entre ambos bandos. La posición europea en donde la soberanía está devaluada a favor del multilateralismo es la consecuencia natural de la Europa del siglo XX después de las dos guerras mundiales y el holocausto.
EE.UU. proviene de un lugar diferente, existe un fenómeno que se menciona como el excepcionalismo americano. EE.UU. no era una nación antes de ser entidad política y muchos norteamericanos como yo —mi familia proviene de Japón— no ven su identidad en términos culturales, como algo que pertenezca a un pueblo-americano-nación, su alianza es con las instituciones políticas y estas instituciones desde el principio son democráticas.
Hemos vivido bajo un régimen que se considera no sólo bueno para el pueblo norteamericano, sino como modelo para el resto del mundo. En cierto sentido la República americana desde su fundación, después de la declaración de Independencia se vio implicada en una empresa revolucionaria en donde sus instituciones tendrían sentido no sólo en EE.UU. sino en el mundo. Esta es la fuente de la veta idealista de la política exterior de EE.UU. y explica por qué los americanos confunden sus intereses con los de la comunidad mundial, y el escepticismo que tienen en las instituciones multilaterales.
Yo creo que no es ni la posición europea, basada en organismos multilaterales como el Consejo de Seguridad ni la posición americana de utilizar el poder americano unilateralmente llamando coaliciones de voluntad. Ni una ni otra posición es sustentable.
Es imposible aseverar que ninguna organización multilateral es suficiente para manejar los problemas de seguridad. Creo que esto es un producto derivado de la forma en que se diseñó el Consejo de Seguridad por los victoriosos de la Segunda Guerra.
Allí hay cinco miembros permanentes que ejercen el veto, lo cual no es válido para actuar positivamente en casos donde se necesita aplicar la fuerza. El veto soviético durante la Guerra Fría debilitó al Consejo de Seguridad, con la excepción de la Guerra de Corea. La ONU va a tener un papel de extrema importancia en muchos aspectos del orden global para estructurar países. Pero no es una institución adecuada para las amenazas de seguridad.
No creo además que la posición americana de utilizar el poder unilateral a través de coaliciones sea un principio que se pueda generalizar, esto es un eufemismo para el unilateralismo americano, es efectivo en un sentido militar. EE.UU. en Irak está pagando el precio de la falta de legitimidad. En 1991 EE.UU. tenía 70 mil millones de dólares para reconstruir Kuwait. Ahora solo ha recibido promesas de 20 mil millones debido a la forma desconsiderada en que entró a la guerra en oposición a todo el resto de los países del mundo.
Y por los que se preocupan del unilateralismo, la intervención de EE.UU. en el mundo, Irak muestra el principio auto limitativo al poder americano; es posible que en el próximo año Irak centralice las recriminaciones entre republicanos y demócratas. Será dañino para EE.UU. Y pasará tiempo antes que Washington contemple otra intervención militar. Las negociaciones con Norcorea e Irán ilustran esto.
Mi opinión sobre lo que debemos hacer para mantener el orden mundial, es una multiplicidad de organismos mundiales que den estructura y legitimidad. Y creo que mientras más instituciones multilaterales tengamos, estaremos mejor. En los Balcanes y Kosovo cuando la ONU no pudo actuar para legitimizar la intervención del veto ruso, actuamos con la OTAN y se actuó de una manera decisiva.
Un último comentario respecto a la economía global. Es el comercio lo que va a permitir que las naciones pobres realmente prosperen.
Evidentemente estamos hablando aquí de ayuda del exterior también, pero el problema tal y como he dicho es el de la hipocresía que ni Estados Unidos ni los europeos ni otras naciones desarrolladas realmente cumplen con esta promesa. Los estadounidenses por ejemplo pagan aproximadamente dos mil millones de dólares en subsidios a sus agricultores de algodón.
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