EEUU

La huelga de los trabajadores de almacenes en California

 

Autor: Michael Schawrtz

Fecha: 12/11/2003

Traductor: Celeste Murillo, especial para P.I.

Fuente: CounterPunch


Estamos en medio de la lucha obrera más grande desde la huelga de los trabajadores de UPS en 1997. En la tarde del 11 de octubre fue llamada la huelga por el Sindicato de los trabajadores de la Alimentación y Comercio (United Food and Commercial Workers (UFCW) contra la empresa Vons y Pabillions (Safeway). Sus "competidores", Ralphs (Kroger) y Albertsons respondieron inmediatamente cerrando las puertas a todos sus trabajadores sindicalizados. En la mañana del 12 de octubre, 70,000 trabajadores de los almacenes del Sur de California formaban piquetes. Estos trabajadores están luchando por su sustento y necesitan nuestro apoyo. Estas tres cadenas de supermercados multi-millonarias, que hoy dicen ser pobres, ganaron más de ocho mil millones de dólares en ganancias netas sólo durante los últimos cinco años. Eso hubiera sido imposible sin los centenares de miles de trabajadores que hacen funcionar sus negocios.

Las compañías dicen que el hecho que Wal-Mart avance hacia el negocio de los supermercados hace que deban recortar sus costos para competir. Ellos tratan de dividir a la clase obrera diciendo que los trabajadores de almacenes cobran demasiado. Si le creemos a las compañías, pareciera que cada trabajador de almacén gana cerca de 17 dólares por hora. Pero la gran mayoría de ellos trabaja medio tiempo, y el trabajador medio se lleva a casa cerca de $1,300 por mes. Una de las principales victorias que estos trabajadores han ganado, como resultado de décadas de lucha es una cobertura médica decente. Sin embargo, el contrato que ha sido ofrecido por estas cadenas multi-millonarias es, al menos, un insulto.

El contrato propuesto podría recortar los beneficios de salud al 50%, bajar los sueldos a $14.90 la hora, para los empleados nuevos (después que seis años de servicio!), e incluso ataca los beneficios de la salud de aquellos que ya están jubilados. Uno de los objetivos principales de este contrato es instituir un sistema de dos niveles salariales. Esto significaría que todos los empleados bajo el nuevo contrato propuesto estarían en una escala diferente de sueldos y beneficios a la de aquellos que ya trabajan allí. Obviamente, la compañía tratará de encontrar cualquier pretexto necesario para despedir a los trabajadores más viejos y cosechar cientos de millones de dólares en ganancias agregadas con su nueva mano de obra barata. La meta de estas compañías es crear una fuerza de trabajo de bajos salarios y pocos beneficios, como la que existe en Wal-Mart.

Pero esta pelea se trata de algo más que de los trabajadores de almacenes del Sur de California, se trata de la clase obrera que lucha por mantener las conquistas que han ganado con cien años de lucha. Esto no es una simple disputa entre empleados supermercado y sus empleadores. Existe una línea claramente dibujada; todos los empleadores están de un lado y todos los empleados del otro. Estas compañías se han unido en un acto de solidaridad corporativa. Ellos saben de qué lado están en esta guerra; la pregunta es ¿de qué lado estamos nosotros?

Piénsenlo, corporaciones multi-millonarias que supuestamente "compiten" entre ellas se han unido para aplastar a sus empleados. Ellos prefieren perder decenas de millones de dólares una semana, ahora, con las esperanzas de robar cientos de millones de sus empleados a largo plazo. Esta no es la lucha de otra persona; todos somos parte en ella. Si los trabajadores ganan mostrarán a los empleadores que no pueden recortar los sueldos y los beneficios, en su demanda interminable de márgenes de beneficios cada vez más altos. Pero si ganan los empleadores, las consecuencias serán severas para todos los trabajadores. ¿Quién será el próximo en la lista? ¿Peor todavía, quién se defenderá si se ve esto como una causa perdida?

En este país los salarios reales han caído desde 1973. En el mismo período la desigualdad ha crecido y las ganancias corporativas se han elevado. Durante el "boom de los ‘90" y los años que siguieron, hemos presenciado tasas sorprendentes de productividad mientras los sueldos se estancaron o cayeron. Recientemente vimos que la economía de EE.UU. creció a una tasa del 7.2% en el tercer trimestre. Aún así cada vez más personas se anotan para cobrar el subsidio de desempleo. También hemos visto una pérdida neta de puestos de trabajo durante tres años seguidos, la primera vez desde la Gran Depresión. ¿Qué significa que crezca la economía mientras se pierden empleos por todas partes? Que los empleadores exprimen cada vez más a los que todavía tienen trabajo.

Llegará un momento cuando la gente ya no acepte más golpes, y se nieguen a ceder un milímetro. Eso es lo que presenciamos en los almacenes del Sur de California. Esta pelea podría ser realmente un punto decisivo. Podría ser la chispa que encienda el fuego, cuando trabajadores en todo el país digan "ya fue suficiente". Ya los empleados de supermercados de la nación están listos para la huelga para mantener sus beneficios, los trabajadores de MTA en Los Angeles están en la huelga, los maestros en Chicago se preparan para la huelga, incluso los empleados gastronómicos en dos de los restaurantes más exclusivos de New York están en la huelga, para mantener sus beneficios de salud.

Los trabajadores de los almacenes no están aislados; hay 70,000 representantes de la clase obrera que se han puesto de pie para decir “ya no soportaremos más”. Necesitan saber que hay cientos de millones de trabajadores detrás de ellos. Esta no es la primera vez que hemos visto a los trabajadores comunes asumir roles importantes en la lucha por derechos humanos básicos como la asistencia médica. La lucha por las ocho horas, la eliminación del trabajo infantil, el seguro de desempleo, y la seguridad social fueron victorias ganadas por el movimiento obrero organizado y no tenemos que olvidarlo.

Existen quienes dicen que en momentos de problemas económico todos deben ceder un poco. Pero en un país donde las 400 personas más ricas tienen 955 mil millones de dólares, creo que es necesario que la gente más pobre tome algo de eso.

Lo que se necesita ahora es algo de la antigua buena solidaridad. Los trabajadores de los almacenes necesitan saber que no están solos. Esta no es su pelea, es nuestra. Hagámosle saber que creemos con todo nuestro corazón en ese viejo slogan obrero: si hieren a uno, hieren a todos.

Michael Schwartz es un activista de la Organización de Solidaridad con los Huelguistas de Los Angeles (Los Angeles Strikers Solidarity Organization) y maestro suplente en el Sur de California. También contribuye con “Left Hook”.


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