Intelectuales y Académicos

La fuerza de los 'altermundialistas'

 

Autor: Bernard Cassen

Fecha: 14/11/2003

Traductor: Xavier Nerín

Fuente: Rebelión


El movimiento contra la globalización liberal seguirá madurando en el Foro Social Europeo de París, aún reacio a cualquier pilotaje político
Bernard Cassen
El Periódico


Ayer comenzó el Segundo Foro Social Europeo (FSE). Cuatro ciudades de la Isla de Francia (París, Saint-Denis, Bobigny e Ivry) recogerán el relevo de Florencia, que acogió el primer FSE en noviembre del 2002. Con 55 conferencias plenarias, 270 seminarios y cientos de talleres, este foro ofrecerá a los cerca de 50.000 participantes previstos (de 10.000 a 15.000 de ellos provienen del extranjero) una gama muy amplia de temáticas. Pero podemos preguntarnos: ¿aportará algo nuevo? ¿Cuál es en definitiva la función de estos grandes encuentros cuya frecuencia es cada vez mayor?

Para comprender el fenómeno es necesario entender que estos foros no son etapas, con un antes y un después, sino simples momentos de un proceso de larga duración. Vamos a un foro para volver a reunirnos, para recargar las pilas militantes, para entablar nuevas alianzas, conocer nuevas redes, etcétera. Es también una ocasión privilegiada para efectuar un balance de los avances del movimiento altermundialista (así es como se le denomina desde hace aproximadamente un año) frente a las fuerzas liberales dominantes. No obstante, un ejercicio así no puede evitar cierto grado de autocrítica.

A ESTE respecto, y contrariamente a lo que algunos ingenuamente preveían, las gigantescas manifestaciones del 15 de febrero contra la guerra de Irak no se convirtieron en movilizaciones antiliberales: ahí están los resultados de las elecciones locales, tanto en España como en Italia, para demostrarlo. Para la opinión pública no hay vasos comunicantes entre dos causas que se perciben como diferentes, aunque a los altermundialistas les parezcan afines.

Por este mismo motivo, lo que sucede entre dos foros es tan importante como los propios foros. Sólo el trabajo de educación popular cotidiano, la concienciación y la participación en las luchas pueden ampliar el movimiento a nuevas capas sociales y, sobre todo, darles perspectivas a más largo plazo que el zapping de una manifestación a la siguiente. Ciertas fuerzas políticas de extrema izquierda, muy minoritarias pero influyentes, creen que pueden apelar a la "radicalización" del movimiento altermundialista, con la esperanza apenas disimulada de pilotarlo.

Es un grave engaño. Este movimiento, dada la extrema diversidad de sus componentes, es reacio a todo pilotaje. Por otra parte, todavía está lejos de haber alcanzado la masa crítica suficiente para provocar un balanceo cultural, y por consiguiente político, de las sociedades. La conquista de los espíritus de la mayoría de las poblaciones aún está por hacer, y eso que nosotros llamamos el "virus liberal" todavía está muy presente en las mentalidades. El FSE-2003 contribuirá a esta conquista si los elementos considerados como los más radicales son realmente sensibles a esta necesidad de ampliación permanente, y si los partidos políticos saben mantenerse en su lugar.

Al respecto, el FSE está sirviendo como revelador de cierta excepcionalidad francesa hacia la mundialización liberal: prácticamente todos los partidos la denuncian, incluyendo al que tiene la mayoría en la Asamblea Nacional, la UMP. Así, hace 10 días asistimos a un espectáculo surrealista: el exprimer ministro Alain Juppé también se declaró altermundialista. Por no hablar de Jacques Chirac, algunas de cuyas declaraciones parecen sacadas directamente de Attac y que se ha ocupado personalmente de que el Gobierno concediera una subvención de 500.000 euros para la organización del FSE. Aparte de este gesto en absoluto desinteresado, todo queda evidentemente en el ámbito del discurso, ya que el primer ministro Jean-Pierre Raffarin conduce la política más neoliberal de la historia de Francia.

AUN ASÍ, si las tesis altermundialistas se ven parcialmente legitimadas por representantes de la derecha --aunque en la práctica las combatan--, es porque el movimiento que las sostiene les parece constituir una fuerza de futuro, en vista de lo cual les conviene estar atentos. Ésta es también la cuestión que se le plantea al Partido Socialista, dividido entre un movimiento social que todavía no le ha perdonado sus cinco años en el poder y la cultura de gobierno a la que apela. Al igual que el Partido Comunista, sin duda meditará el título de uno de los seminarios del FSE-2003: "Frente a la crisis actual de la representación de las capas populares, ¿el movimiento altermundialista puede llegar a ser la gran fuerza de emancipación social del siglo XXI, susceptible de encontrar su propia traducción política?".

* Director general de Le Monde diplomatique y presidente de Attac-Francia


     

 

   
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