Irak, Medio Oriente y Asia

EE.UU no tiene escape de la trampa de Irak

 

Autor: Syed Saleem Shahzad

Fecha: 15/11/2003

Traductor: Isidoro, especial para PI

Fuente: Asia Times


KARACHI – Con cada semana que pasa, la situación en Afganistán e Irak se torna más en una prueba para los Estados Unidos al escalar las respectivas guerras de guerrilla en aquellos países, aunque Washington tiene muy diferentes métodos para lidiar con ellas.

En Afganistán, donde el resurgente Talibán continúa teniendo ganancias, EE.UU. parecen estar comprometido a una estrategia de salida que le permitiría sacara sus tropas tan pronto como sea posible, dado que podría hacerlo sin perder demasiada imagen. En Irak, en cambio, a pesar de las crecientes bajas, Washington no muestra signos de una posible retirada, cualquiera sea el costo tanto en vidas como en dinero.

Ambos Afganistán e Irak fueron atacados para producir un cambio de régimen. El Talibán, en el caso de Afganistán, fueron apuntados mientras hospedaban y apoyaban abiertamente a Osama bin Laden y su al-Qaeda, responsable de los atentados del 11 de Septiembre en las EE.UU. y de otros atentados terroristas. En Irak, mientras tanto, fue visto como crucial remover a Saddam Husein y establecer un gobierno manipulable como parte de una estrategia más amplia de remodelación de Medio oriente al gusto de EE.UU., no quedando en pie los espurios cargos de posesión de armas de destrucción masiva contra Saddam.

Y en ambos casos el ejército de EE.UU. fue espectacularmente exitoso, sacando rápidamente a los blancos del poder. Y en ambos países, el movimiento de resistencia ha probado ser de lejos más duro que lo esperado. Las respuestas en Washington han sido, sin embargo, muy diferentes.

Según las fuentes del aparato de inteligencia europeo que habló con Asia Times Online, los EE.UU. continuarán sus esfuerzos para llevar más tropas extranjeras a ayudar en Irak, o enviar más de las suyas si tiene que hacerlo. El objetivo es apostar soldados en cada localidad y vecindario para literalmente apretar hacia fuera a las guerrillas, y al mismo tiempo montar búsquedas intensivas y operaciones de requisa para detectar los depósitos de armas ocultos. Esto continuará hasta que la “Guerra” sea finalmente ganada.

En Afganistán, sin embargo, en lo que respecta a los EE.UU., la guerra ya ha sido ganada. El Talibán ya han sido “castigados” por hospedar a al-Qaeda, y la red ahora ha sido severamente dañada. Todo lo que queda es salir, ya que los EE.UU. tienen poco interés en lo que pasa en el país en adelante. En este sentido, están activamente metidos en discusiones con los así llamados Talibán “moderado” para meterlos en el gobierno de Kabul, dado que esto podría resultar en traer estabilidad al país, y permitir a los EE.UU. retirarse con gracia.

Según las últimas noticias, el antiguo ministro Talibán Abdul Wakeel Mutawakil, con el apoyo de EE.UU., se está preparando para establecer un partido político para participar de la política nacional, y a través del cuál se les daría mayor representación en la capital al segmento religioso de los Pashtuns del país.

Sin embargo, el Talibán no parece estar al borde de dividirse de ninguna forma importante. En cambio, continúan reagrupandose y ganando puntos de apoyo en el país, lo que el primer caso en la historia de Afganistán mientras todos los gobernantes anteriores han terminado asesinados o en el exilio. El jefe Talibán Mullah Omar está bien vivo y orquestando la resistencia. Esto es lo que detiene a los EE.UU. de retirarse en este momento, y no está más allá de los límites de la posibilidad que en un no muy distante futuro los EE.UU. tengan que llegar a un acuerdo con el Mullah Omar.

En Irak, entretanto, las metas de EE.UU. van mucho más allá del simple cambio de régimen. Los EE.UU. pusieron su pie en Irak por múltiples razones interconectadas. Estas incluían el petróleo – para romper el monopolio de la Organización de Países Exportadores de Petróleo como una herramienta para afectar el cambio en la dinámica económica y política de todo el Medio Oriente, forzando a monarcas y dictadores ha introducir reformas democráticas que a su tiempo ayudarían a doblegar las tendencias extremistas y hacer retroceder a la revolución islámica de Irán y las doctrinas Baathistas de Siria.

Sin embargo, quizás los EE.UU. no anticiparon lo que una mezcla de las doctrinas batistas y la retórica de bin Laden ha hecho a las sociedades iraquí y siria en el contexto post 11 de Septiembre. Este corresponsal en persona ha sido testigo del efecto casi de adoctrinamiento que las filosofías de Michel Aflaq (un sirio cristiano – nacido en 1910 – que fundara el Partido Baath Árabe) han tenido en la sociedad iraquí. Aflaq introdujo la idea de un resurgimiento y dominación árabe en la cuál enfatizaba que el Islam debería ser la base de la unificación de las sociedades árabes, y llamó a los judíos el enemigo número uno.

Aquellas teorías fueron tomadas por Saddam y su Partido Baath en Irak. Saddam de hecho era un favorito de Aflaq, quién fue hábil en conseguir la elevación de Saddam en la jerarquía del partido, desde donde podía tomar todo el poder. Saddam consistentemente jugó las cartas antijudía y anticomunista, y promovió un tipo especial del Islam que solamente representa a los árabes.

Después del 11 de Septiembre, las sociedades baathistas de Siria e Irak vieron surgir una tregua entre islamistas y baathistas, quienes habían sido previamente archirivales. Fue por esta razón que este corresponsal predijo entes de la Guerra iraquí la aparición de una tercera fuerza en Irak en la forma de la Hermandad Musulmana (Una “tercera fuerza” espera a EE.UU. en Irak – 1º de Marzo) una vez que el régimen batista fuera eliminado. Esto ha ocurrido, en la forma del Hizbul Islami al-Iraqi (Partido Islámico de Irak), que apareció en Mosul en el norte y se esparció con rapidez. Bajo Saddam, toda la literatura de la Hermandad Musulmana estaba prohibida, aún con propósitos de referencia.

La Hermandad Musulmana es el grupo islamista más antiguo del mundo árabe, fundada como una organización religiosa y política en 1928 en Egipto por Hasan al-Banna en oposición a las tendencias seculares en las naciones islámicas y en la búsqueda de un retorno a los preceptos originales del Corán.

Creció rápidamente, estableciendo una infraestructura educacional, económica, militar y política en Egipto y luego en otros países, como Siria, Sudan y las naciones árabes, donde existe como un grupo clandestino pero militante, marcado por sus rechazo a las influencias occidentales.

Esta nueva alianza de dos teorías – la baathista y la islamista como la predica la Hermandad Musulmana – es el obstáculo más poderoso para la ocupación Americana de Irak, tanto como sus designios para la región, donde los EE.UU. se encontrarán con la resistencia de los chiítas iraníes, la amenaza Salami (Wahhabi) en Arabia Saudita y la amenaza batista y militante en Siria.

Estas fuerzas tienen el potencial para crecer codo a codo con la influencia de EE.UU. en la región, y desafiar tanto sus designios como sus intereses estratégicos. Es por esta razón que los tomadores de decisiones en Washington están convencidos de que tienen que hacer de Irak un campo de batalla decisivo, mientras que en Afganistán pueden darse el lujo de simplemente dar un paso al costado.

Publicado el 12 de Noviembre, 2003


     

 

   
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