EEUU

¿Qué recuperación económica?

 

Autor: Katrina vanden Heuvel

Fecha: 25/11/2003

Traductor: Celeste Murillo, especial para P.I.

Fuente: The Nation


¿No es interesante que un pequeño porcentaje aquí y allá -en el último período el PBI mostró una tasa de crecimiento anual del 8.2% y el desempleo cayó del 6.1% al 6%- produzca tanta euforia acerca del mejoramiento económico del país?

Antes de anunciar con bombos y platillos este “boom”, la administración Bush y sus colaboradores deberían prestar atención al estado real de la economía –donde nueve millones de personas no tienen trabajo, los salarios están estancados y en baja, los costos de la cobertura médica han subido a niveles de dos dígitos, los ahorros de las jubilaciones han sido devastados por la crisis, los presupuestos de las escuelas están sufriendo duros golpes, las cuotas de las universidades públicas están subiendo y las bancarrotas personales están a la orden el día.

Titulares como “El mejor momento de la economía”, (The New York Times, 8/11) o “¿Se acabaron los tiempos difíciles”?, (Washington Post, 9/11) parecen tontos, incluso cínicos, cuando las familias, las comunidades y estados enteros luchan por sobrevivir. Considere esto en el estado de Texas, una vez hogar de Bush, de acuerdo con el Houston Chronicle, 54 mil niños han sido dejados fuera del sistema federal de seguro de salud debido a recortes de presupuesto. Texas, y otros estados, también están recortando subsidios a la asistencia médica, lo que aumenta el número de personas sin cobertura -hoy estimada, de forma conservadora, en 43 millones, creciendo rápidamente. Y pagar por la cobertura médica se está volviendo un problema no sólo para las personas de bajos ingresos, varios hospitales y clínicas comunitarias dicen que la gente de clase media se está a los pobres cuando buscan cobertura médica.

Hay más norteamericanos viviendo en la pobreza ahora de los que había en 1965. Más de 13 millones de esas personas son niños. (EEUU tiene la peor tasa de pobreza infantil de los países industrializados). Sólo el año pasado, 1.7 millones de norteamericanos cayeron debajo de la línea de pobreza, llevando el total a 34.6 millones, 1 de cada 8 de la población, y por encima de los 31.6 millones en el 2000.

Y como informó Trudy Lieberman en nuestras páginas, los niveles de hambre también están aumentando. Cerca de 31 millones de personas están considerados con “inseguridad alimenticia” (literalmente no saben de dónde saldrá su próxima comida). El hambre es una epidemia en Ohio donde, desde que Bush ganó en las elecciones del 2000, el estado ha perdido uno de cada de seis puestos de trabajo industriales. Y dos de los 11 millones de personas que viven en el estado se alimentaban de las obras caridad el año pasado, un aumento de más del 18% desde el 2001.

La realidad económica en la calle, no en Wall Street, no ha impedido que la Casa Blanca anuncie “misión cumplida” en lo que respecta a una supuesta recuperación económica. Tampoco ha impedido a los publicistas de la administración de la Heritage Foundation de usar números falsos para “probar” que los recortes de impuestos de la administración funcionan.

Pero, de acuerdo con los asesores económicos de la Casa Blanca, la ronda recientemente votada de recortes impositivos tendrían que haber llevado a que la economía genere 306 mil puestos de trabajo por mes. Eso significa que incluso en los dos últimos meses de supuesto “fuerte crecimiento económico”, que produjo cerca de 125 mil empleos por mes, la economía generó 180 mil puestos menos de lo que prometió la Casa Blanca. Y sólo para estar al ritmo del crecimiento de la población, la economía necesitaría generar 140 mil puestos cada mes. Tomando en cuenta el aumento de 3.4% de la población desde marzo de 2001, a la economía le faltan 6.9 millones de empleos. Y de acuerdo con las proyecciones del Secretario del Tesoro, John Snow, Bush terminará su mandato con el peor record de empelo desde Herbert Hoover en la Gran Depresión.

“Las políticas económicas de la administración Bush”, observa el economista Jeff Madrick, “han sido tan crudas y destructivas como un cóctel de estimulantes –grandes ingresos y recortes de impuestos para los ricos, eliminación de impuestos a la riqueza, aumento del gasto militar y de seguridad- como nunca antes visto. El resultado es un crecimiento inmediato y un daño a largo plazo... las políticas de la administración debilitarán la economía con el tiempo, perjudicando particularmente a los ciudadanos trabajadores y de clase media, y fracasa en preparar a la nación para un siglo de competencia global mucho más intensa”.

“La prueba de nuestro progreso”, dijo el presidente Franklin Roosevelt hace 60 años, “no está en si agregamos más a la abundancia de aquellos que tienen mucho, está en si proveemos lo suficiente a aquellos que tienen muy poco”. ¿Pero le importan a este presidente las decenas de millones en este país, en su mayoría niños, que tienen muy poco? Y, si a Bush le importa, ¿es concebible que crea que la mejor manera de darles comida, vestimenta, educación y cuidado es con recortes de impuestos, cuyo propósito central es sumar a la abundancia de los super ricos? Puede que ya no seamos el país donde Roosevelt veía una tercera parte con “problemas de vivienda, de alimentos y vestimenta”, pero, este día de Acción de Gracias en Estados Unidos, estamos peligrosamente cerca.


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