Izquierda Marxista

No pueden salirse con la suya

 

Autor: Alex Callinicos

Fecha: 30/11/2003

Traductor: Guillermo Crux, especial para PI

Fuente: Socialist Worker, GB



La oposición creciente a los planes de EE.UU. en América Latina

La semana pasada fue bastante mala para George W Bush y su administración neo-conservadora -y no sólo debido a los eventos en Londres, Estambul y Bagdad. Bush sufrió un retroceso en casa, en Florida, el estado donde se aseguró su dudosa victoria en la carrera presidencial del 2000. Miami la semana pasada fue sede de una reunión ministerial cuyo objetivo era crear el Área de Libre Comercio de las Américas, mejor conocida en América Latina por su sigla en español ALCA.

Se suponía que este iba a ser el próximo gran paso en la imposición del consenso neoliberal de Washington sobre América Latina. Siguió a la creación de la Organización Mundial del Comercio y a la firma del Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte que liga a Estados Unidos, Canadá, y México desde principios de los noventa.El ALCA fue lanzado a una cumbre en la Ciudad de Quebec en abril de 2001. Con la presencia de Bush y los otros presidentes de las Américas, la cumbre generó protestas anti-capitalistas masivas. Pero en esa fase parecía imparable.

Incluso a comienzos de la semana pasada el Financial Times informaba, "Algunos creen que lo más que puede lograrse esta semana es un compromiso de palabra que evitaría un compromiso potencialmente tan dañino como el fracaso de la reunión de la OMC en Cancún en septiembre". Esta predicción se demostró muy justa. El encuentro de Miami acabó temprano en medio de protestas callejeras masivas. Según el Financial Times del sábado pasado, "Muchas de las cláusulas de la declaración eran vagas y su redacción ambigua". Luego prosigue explicando que, "Bajo la fuerte presión de las compañías norteamericanas, Washington en un principio había apretado duramente para lograr un acuerdo abarcativo, con fuertes cláusulas en áreas como inversión, derechos de propiedad intelectual, y procuración gubernamental."

A principios de este mes cedió después de que Brasil dejó claro que haría fracasar la reunión antes que satisfacer las demandas norteamericanas. "Este es un resultado notable. Cuando Lula del Partido de los Trabajadores de Brasil hacía campaña para la presidencia el año pasado, el representante comercial norteamericano Robert Zoellick lo atacó por llamar al ALCA "anexión". Zoellick advirtió que bajo Lula Brasil podría terminar comerciando con la Antártida. Y sin embargo es Zoellick, en lugar de Lula, ahora presidente de Brasil, el que terminó aislado en América Latina. Esto refleja la creciente resistencia al neo-liberalismo y a la hegemonía de EE.UU. -problemas que en la región se ven inseparablemente ligados.

La dominación del hemisferio occidental ha sido un objetivo central de la política global norteamericana desde 1823, cuando el presidente James Monroe anunció su doctrina que advertía a las potencias europeas que se apartaran de las Américas. Desde que EE.UU. logró la capacidad de llevar a cabo este objetivo a finales del siglo XIX, Washington ha montado una intervención militar tras otras para mantener supina a América Latina. El bloqueo a Cuba y la guerra en Colombia son los ejemplos contemporáneos más importantes de este política. Hoy, sin embargo, América Latina se está impacientando bajo la dominación norteamericana.

Una muestra de esto es el hecho de que ni México ni Chile, miembro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, apoyaron la guerra en Irak. Cuando el presidente Franklin Roosevelt diseñó la ONU durante la Segunda Guerra Mundial los gobiernos latinoamericanos eran considerados como un bloque asegurado de votos pro-norteamericanos. Eran comparables a las repúblicas soviéticas incorporadas al imperio ruso que también obtuvieron votos. Ya no. Veinte años de programas de ajuste estructurales neo-liberales en base al endeudamiento han causado devastación económica a lo largo de América Latina y una resistencia popular creciente.

El levantamiento argentino de diciembre de 2001 probablemente fue el punto de inflexión. Desde entonces hemos visto una serie de golpes al proyecto neo-liberal, entre los cuales el más importante fue la elección de Lula a la presidencia de Brasil y el levantamiento del mes pasado en Bolivia. La victoria de Brasil en Miami es una continuación del papel que jugó junto a otros estados poderosos del Tercer Mundo al bloquear las demandas de EE.UU. y la Unión Europea en la cumbre de Cancún.

No debemos ser ingenuos sobre los poderosos estados del Tercer Mundo organizados en el Grupo de los 21. En su país Lula ha ido más allá que lo que le exigía su acuerdo con el Fondo Monetario Internacional al reducir el gasto público.

Aún así, algo grande está pasando. Los neo-conservadores de Washington aspiran a lo que Anatol Lieven llama "la dominación mundial unilateral por medio de la superioridad militar absoluta". Pero hay señales de que la asfixia que EE.UU. y la UE lograron sobre el resto del mundo a fines de la Guerra Fría está empezando a debilitarse.


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