EEUU

Desmantelando la democracia de EEUU

 

Autor: Charles Levendosky

Fecha: 3/12/2003

Traductor: Celeste Murillo, especial para P.I.

Fuente: International Herald Tribune


Libertades civiles

Existe una ironía perturbadora en una administración estadounidense que proclama sus intentos por establecer la democracia en Irak -al mismo tiempo que desmantela la democracia en casa.

El acceso a la información sobre los actos del gobierno, la habilidad para compartir esa información con otros ciudadanos y el derecho a protestar contra las medidas del gobierno son fundamentales para una democracia representativa.

Gobierno y archivos abiertos no son conceptos populares en la administración Bush. Sin embargo son esenciales para una ciudadanía que quiere participar, ayudando al gobierno a elegir una dirección sabia tanto en políticas nacionales como internacionales.

El ministro de Justicia, John Ashcroft, con la bendición de la administración Bush, ha limitado el flujo de la información y el acceso público -en nombre de la seguridad nacional. Páginas de internet cruciales del gobierno han sido cerradas. El acceso a archivos presidenciales ha sido drásticamente limitado. La ley libertad de información requiere al gobierno documentos que han sido negados o fuertemente censurados.

El presidente y el ministro de justicia se han negado a dar a comités parlamentarios la información que estos han solicitado. Estos comités del Senado y el Congreso se supone que ejerzan supervisión sobre el Departamento de Justicia.

El presidente George W. Bush ha obligado a manifestantes pacíficos a quedarse en las llamadas Zonas de Libre Expresión -fuera de la vista o el oído del presidente- mientras pasa su carvana de autos. Sólo a aquellos entusiastas ciudadanos que apoyan a Bush y sus políticas se les permite ser vistos por el presidente.

Diez días antes de la marcha masiva a Washington contra la guerra en Irak, el 25 de octubre, el FBI hizo circular un boletín interno señalando el cronograma de las movilizaciones en esa ciudad y en San Francisco. Confirmando lo que tantos sospechaban. El FBI ha montado un operativo nacional de inteligencia sobre los manifestantes.

El boletín termina diciendo "reporten cualquier acto potencialmente ilegal al agente de la fuerza anti-terrorista del FBI". En las grandes ciudades del país, el FBI ha establecido personal anti-terrorista junto a agentes locales y del FBI.

Los ojos espías de los grupos de tareas anti-terroristas están activos en ciudades como Denver, Portland, Oregon y Fresno, California. El departamento de policía de la ciudad de New York arrestaba a pacíficos manifestantes anti-guerra a principios de este año y les preguntaba sobre sus afiliaciones políticas. La práctica finalmente se detuvo por la críticas públicas.

Más alarmante, el 23 de noviembre Los Angeles Times citó al General de la Fuerza Aérea, Ralph Eberhart, comandante del recientemente creado Comando del Norte, el brazo de seguridad del ejército: "Tenemos que empezar a pensar diferente", dijo, aludiendo a que los ciudadanos no se metan en el "juego nacional".

El terrorismo en casa activaría las operaciones militares del Comando del Norte. Entonces, a pesar de la ley Posse Comitatus de 1878, los norteamericanos quizás encuentren sus calles patrulladas por tropas de combate. La ley Posse Comitatus prohíbe el uso directo de las tropas federales "para ejecutar las leyes" de Estados Unidos -a menos que el presidente declare un estado de emergencia.

En una entrevista reciente, el ahora retirado general Tommy Franks, que lideró la invasión del ejército norteamericano en Afganistán e Irak, dijo a la revista para hombres Cigar Aficionado, que si Estados Unidos era atacado con armas de destrucción masiva que causaran grandes daños, la Constitución probablemente estaría a favor de una forma de gobierno militar.

Semejante declaración de parte de un ex general podría significar preparar a los norteamericanos para el fin de su forma consitucional de gobierno, el final de la democracia. Pero que Franks lo haya dicho, sin embargo, no significa que suceda. La Constitución ha sobrevivido más de 200 años de guerras y serias amenazas a la nación. La declaración de Franks podría ser una táctica para crear miedo o una prueba de la opinión pública para ver cómo reaccionan los norteamericanos.

En cualquiera de los casos, el comentario del general revela sus propias dudas sobre la fortaleza interior y la voluntad de los norteamericanos -para mantener el principio de la ley y confiar en el documento que ha hecho grande a su nación, la Constitución de Estados Unidos.


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