Latinoamérica

Ecuador: Lucio en un mar de dudas

 

Autor: Ana Karina López

Fecha: 5/12/2003

Fuente: Revista Vistazo (Ecuador)



La sospecha de vínculos con el narcotráfico es mortal en la relación con Estados Unidos. Gutiérrez es prisionero de sus creaciones: el poder de su cuñado Napoleón Villa y su ambigua relación con los socialcristianos

El Presidente que se iba a caer, así se tituló un libro que relataba cómo sobrevivió el gobernante colombiano Ernesto Samper a las más terribles acusaciones que en un país de América Latina, dependiente de los Estados Unidos, se le puede hacer: aportes del narcotráfico a la campaña electoral.
La misma sombra, pero en un país menos institucionalizado y con una historia reciente de dos presidentes que fueron destituidos a pocos meses de estar en el poder, ahora pesa sobre Lucio Gutiérrez. En realidad no se trata de cualquier peligro, estas sospechas amenazarían uno de los pilares en los cuales se acomoda el poder de Gutiérrez: su relación con Estados Unidos.
Uno de los asuntos fundamentales para un buen vínculo con ese país es el cumplimiento
con la política antinarcóticos, en función de esta materia están supeditados muchos otros tipos de ayudas económicas y asuntos de interés bilateral. Todo lo que tenga que ver con la lucha antidrogas es tan fundamental que en la División Antinarcóticos de la Policía Nacional, que cuenta con importantes recursos, la Embajada de Estados Unidos tiene potestad de decidir la permanencia o remoción del personal, como condición para financiar este departamento.
Y así como tiene esa directa injerencia también tiene un alto nivel de información, por lo que si realmente la sombra del narcotráfico envuelve al presidente Gutiérrez y a su entorno no es de extrañarse que las relaciones con Estados Unidos se entibien, y con la fragilidad que actualmente envuelve a la economía ecuatoriana el cierre de flujo de dólares podría ser un empujón hacia el colapso…
Pero antes de avanzar tanto en las implicaciones que estas sospechas traen sobre Gutiérrez, retrocedamos la película hace 15 días, cuando ya las evidencias de la relación del presunto narcotraficante César Fernández con el Gobierno se hicieron innegables. En realidad, además del escándalo, este hecho desató una serie de tramas que desnudaron los grandes problemas del Gobierno, contradicciones que el propio Gutiérrez las creó y cultivó y de las cuales ahora es prisionero. Ahí están su innegable manejo del poder a través de su familia, en el que su cuñado Napoleón Villa es una pieza fundamental, y por otra parte su relación ambivalente con el Partido Social Cristiano.
Intrigas que hasta ese momento parecían disolverse, al menos para el Gobierno, al tacharlas de rumor.

VILLA, LA PIEDRA EN EL ZAPATO
Cuando además de la posibilidad de que hubiese entrado dinero del narcotráfico en la campaña electoral de Gutiérrez, el espectro se abrió a la relación de Napoleón Villa con los mexicanos del Cartel de Sinaloa, reconocido por su poder en el mundo, el vaso se desbordó. Hasta ese momento todas las indelicadezas (e impertinencias) que había cometido Villa fueron pasadas por alto.
En los 10 meses de gobierno gutierrista, Villa siempre fue un personaje que llamó la atención, en un principio por ocupar el poco oportuno cargo de presidente del Fondo Solidario. Más tarde, cuando el gobernante se vio forzado a removerlo, fue tomando más poder que cualquier otro personaje o funcionario. Como jefe del partido de Gobierno colocó a los militantes de Sociedad Patriótica en cargos claves, donde los fondos presupuestarios de una manera u otra servían para afianzar la base clientelar del Gobierno: desde Petroecuador, pasando por dependencias del Ministerio de Relaciones Exteriores, hasta el omnipresente Banco Nacional de Fomento.
Ahí estaban los cercanos de Villa, a quienes en ocasiones él personalmente posesionó.
El Presidente podía acomodar esa presencia gracias a la elasticidad de la retórica política, ya que se lo revistió como el aporte de una base popular. Como un camino claro en el proyecto que Villa declaró en una ocasión sin ambages a Vistazo: "Somos la cholocracia, llegamos para quedarnos. Estamos construyendo un partido que permanezca 20 años en el poder y 100 en el país".
Además, era su forma de construir una base clientelar para un sueño personal: la alcaldía de Quito. Para eso estaban las firmas de acuerdos con los choferes profesionales o la entrega de obras en los barrios marginales, a través del Ministerio de Energía.
Inclusive el escándalo que provocaron sus declaraciones sobre el deber de los ministerios de entregar una parte de su cuota a Sociedad Patriótica no lo disminuyó. El presidente de la República se limitó a diluirlo en sus conocidas rectificaciones. Después de todo él era el hombre de confianza, el novato en las lides electorales que lanzó a Gutiérrez, en contra de toda predicción, a la Presidencia. Además, Villa era el cuñado cercano desde la juventud, el dueño de la casa que más de una vez abrigó al joven Gutiérrez en sus épocas de cadete. Por eso ni su pasado polémico -sus compañeros de la Policía lo recuerdan por el abuso de poder que ejercía cuando fue secretario del controversial comandante Guido Núñez- ni su impugnado ejercicio del poder lo alejaban del Presidente.
Pero la sospecha de la cercanía al narcotráfico sí rompió la cuerda. Es así que la mezcla de controversia y poder, conocida en otros países como Argentina donde Carlos Menem tenía a su cuñado Yoma, explotó.
Cuando la situación llegó a sus picos más altos, el presidente Gutiérrez consultó a varios sectores políticos, todos apuntaron a la necesidad de la salida de Villa. Por eso en un primer momento se habló, o más bien dicho Patricio Acosta afirmó, que Villa saldría del país. Al menos por dos meses iría a México a estudiar política. Pero todo quedó en suspenso. Aunque poco se pudo saber de los movimientos del coronel Villa en los días posteriores a la crisis, él no se movió de Quito. Todas las mañanas a las 9h00 salía de su casa sin rumbo fijo. Ya las altas esferas no eran su destino, pero tampoco asistió a la convocatoria que le hiciera la Comisión de Fiscalización del Congreso, ya que según dijo, él no es un funcionario público.
Su destino está aún ligado a los vaivenes de las decisiones presidenciales, pero también a que él está en el ojo del huracán por los odios que levantó, y más de una persona le sigue
muy de cerca el rastro a sus actividades. Por eso Villa se convirtió en el primer alfil presidencial. El que fuera la fortaleza se transformó en la gran debilidad de Gutiérrez. Algo así puede suceder con el Partido Social Cristiano, PSC.

¿UN GABINETE EN LA SOMBRA?
Los rumores crecían: si las sospechas se consolidan el Gobierno puede caer, y para sostenerlo el PSC le exigía a Gutiérrez que cambie su gabinete, básicamente el Frente
Político, que saque a su cuñado del país, y sobre todo que Carlos Arboleda renuncie al Ministerio de Energía. Por supuesto todo fue negado por los socialcristianos. Pero luego de más de una semana de inmovilidad en los nombramientos, todo parecía disolver este escenario, aunque en realidad más que por la ausencia del pedido socialcristiano esto se debió, según fuentes cercanas al Gobierno, a la indecisión del Presidente.
Mientras tanto en el Congreso y en varias instancias las fuerzas comenzaron a moverse.
Como primer acto, el vicepresidente del Congreso, Ramiro Rivera, pidió a la Fiscal, Mariana Yépez, que investigue los vínculos entre Fernández y el Gobierno. También las
autoridades electorales entraron en acción.
Si bien hasta ahora no se comprobaron las aportaciones de Fernández a la campaña, la Unidad de Gasto del Supremo Electoral encontró una grave falta: casi 200 mil dólares no fueron justificados en la campaña de Gutiérrez, y según la Ley de Gasto Electoral esta es una razón de destitución... Por lo pronto, la Fiscalía en Manabí ya citó a Villa para declarar, hasta el cierre de esta edición no se conocía si se presentó. La Comisión de Fiscalización del Congreso, presidida por el prianista Vicente Taiano, también dio sus primeros pasos.
Es decir, la tensión en el ambiente es tan densa que se la puede ver. Al menos eso opinan los funcionarios de Carondelet, que entran y salen de reuniones con un Presidente, que finalmente decidió quedarse unos días en el Palacio de Gobierno.
En esta maraña el llamado al Congreso al vicepresidente de la República cayó como una bomba, para muchos la interpretación era fácil: con esta estrategia Alfredo Palacio sería la cabeza de turco, y así se salvará la estabilidad institucional. No obstante, fuentes cercanas a Juan Fernando Torres, el diputado del PSC que llamó a Palacio, afirman que lo hizo a título personal y que no responde a esa estrategia, porque el destino de Palacio está ligado al de Gutiérrez.
En todo caso la cercanía innegable de SP, básicamente de Gilmar Gutiérrez, con el PSC es un secreto a voces. El número de diputados de este partido puede ser la boya de salvación del Presidente. Depende de los acuerdos a que llegue con otros partidos que conformarían una mayoría en caso de necesitarla. Esa mano complementaria estaría en el PRE o en el PRIAN. Acuerdos que podrían pasar por aspectos como la reorganización de la Corte, recursos para ciertas ciudades o el destino de la privatización petrolera.
Mientras, en el Congreso la marca de la conspiración no se aleja. Y el resto de los mortales espera a ver cuál será la salida de una crisis que a todos asusta.


     

 

   
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