Intelectuales y Académicos

Traigan a casa a Halliburton

 

Autor: Noemi Klein

Fecha: 4/12/2003

Traductor: Attac Madrid

Fuente: The Nation



Esas son algunas sugerencias para eslóganes que podrían ayudar a la unificación del movimiento en aumento contra la ocupación en Irak.

“Cancelad los contratos.” “Dejad ya las componendas.” “Cárgate las normas.”

Esas son algunas sugerencias para eslóganes que podrían ayudar a la unificación del movimiento en aumento contra la ocupación en Irak. Hasta ahora, los debates entre activistas han estado enfocados en si la petición debía ser para una completa retirada de las tropas o para que los EEUU cedieran el poder a las Naciones Unidas.

Pero el debate de “Tropas Fuera” no tiene en cuenta un hecho importante. Aunque mañana salieran todos los soldados del Golfo y un gobierno soberano accediera al poder, Irak iba a seguir estando ocupado por las leyes escritas en interés de otro país, por las corporaciones extranjeras que controlan los servicios esenciales y por el 70 % del desempleo provocado por los despidos en el sector público.

Cualquier movimiento serio en pro de la autodeterminación de Irak debe reclamar no únicamente el final de la ocupación militar sino también el final de la ocupación económica. Eso significa revocar las reformas de la terapia de choque que Bremer, el jefe de la ocupación de EEUU, ha hecho pasar fraudulentamente como “reconstrucción” y la cancelación de todos los contratos de privatizaciones derivados de esas reformas

¿ Como puede conseguirse un objetivo tan ambiguo?

Fácilmente: demostrando que las reformas de Bremer fueron ilegales desde el principio. Que violan claramente los convenios internacionales que regulan la conducta de las fuerzas ocupantes, el Convenio de La Haya de 1907 ( que se corresponde con el Convenio de Ginebra de 1949, ratificados ambos por los EEUU), así como el propio código de guerra del Ejército de EEUU.

El Convenio de La Haya establece que el poder ocupante debe respetar, “a menos que esté absolutamente impedido, las leyes vigentes en el país”. La Autoridad Provisional de la Coalición ha destrozado esa simple norma con desafiante júbilo. La Constitución irakí declara ilegal la privatización de los bienes claves del Estado e impide a los extranjeros detentar la propiedad de las firmas irakíes.

No hay argumento aceptable que justifique que la Autoridad Provisional de la Coalición estuviera “absolutamente impedida” para respetar esas leyes y, sin embargo, hace dos meses, la Autoridad Provisional las derogó unilateralmente. El 19 de Septiembre, Bremer promulgó la ya infame Orden 39. Anunció que 200 compañías estatales irakíes serian privatizadas; decretó que las empresas extranjeras pueden mantener el 100% de la propiedad de los bancos irakíes, las minas y las factorías; y se permite a esas firmas sacar fuera de Irak el 100% de sus beneficios. The Economist manifestaba que las nuevas normas eran “un sueño capitalista”.

La Orden 39 viola también el Convenio de La Haya de otra manera. El Convenio establece que los poderes ocupantes “ deben ser considerados solo como administradores y usufructuarios de los edificios públicos, los bienes inmuebles, los bosques y las fincas agrícolas pertenecientes al Estado hostil y situadas en el país ocupado. Deben salvaguardar el capital de estas propiedades y administrarlas conforme a la normas del usufructo”

El Diccionario Jurídico de Bouvier define el “usufructo” (posiblemente la palabra más fea de la lengua inglesa) como una institución que concede a una parte el derecho a usar y a obtener beneficio de la propiedad de otro “sin alterar la sustancia de la cosa”. Dicho de modo más simple, si te has alojado en la casa, te puedes tomar los alimentos del frigorífico, pero no puedes venderla y convertirla en edificio de apartamentos. Pues justo es eso lo que Bremer esta haciendo. ¿ Que podría alterar más intrínsecamente “la sustancia” de un patrimonio público que convertirlo en privado ?

En caso de que estos detalles no los tuviera claro la Autoridad Provisional, el Código del Ejército de EEUU para la guerra terrestre establece que “el ocupante no dispone del derecho a vender o a utilizar indebidamente la propiedad (no militar)”. Esto está meridianamente claro: bombardear algo no te da derecho a venderlo. Todo indica que la Autoridad Provisional es bastante consciente de la ilegalidad del plan de privatizaciones. En un documento filtrado, redactado el 26 de Marzo, el Procurador General británico Lord Peter Goldsmith advirtió al Primer Ministro Tony Blair que “ la imposición de reformas económicas estructurales importantes no estaría autorizada por las leyes internacionales”.

Hasta el momento, la mayor parte de la polémica en torno a la reconstrucción de Irak se ha centrado en el despilfarro y la corrupción en la concesión de contratos. Esto ignora totalmente el alcance de la violación de la legalidad: aún en el caso de que la venta de Irak se hubiera realizado con total transparencia y mediante concurso público, seguiría siendo ilegal por la sencilla razón de que Irak no es de EEUU para que lo venda. El reconocimiento por el Consejo de Seguridad de la Autoridad de ocupación de EEUU y Reino Unido no la dota de una cobertura legal. La Resolución de la ONU aprobada en Mayo requiere específicamente que los poderes ocupantes “cumplan plenamente sus obligaciones según el Derecho Internacional comprendidos, especialmente, los Convenios de Ginebra de 1949 y el Convenio de La Haya de 1907”

Según un número cada vez mayor de expertos en Derecho Internacional, esto quiere decir que si el próximo Gobierno irakí decidiera que no desea ser totalmente una filial de Bechter o Halliburton, dispondrá de bases legales sólidas para renacionalizar los bienes que fueron privatizados por los edictos de la Autoridad Provisional. Juliet Blanch, responsable global de energía y de arbitraje internacional para el colosal gabinete jurídico internacional Norton Rose, dice que comoquiera que las reformas de Bremer contradicen abiertamente la Constitución Irakí, son “una violación del Derecho Internacional y son susceptibles de no aplicación”. Blanch argumenta que la Autoridad Provisional “carece de autoridad o capacidad para firmar esos contratos (de privatización)”. Y que un Gobierno irakí soberano dispondría “ de un argumento muy serio para la renacionalización sin pago de compensaciones”. En opinión de Blanch, las empresas que se enfrenten a este tipo de expropiación no tendrían “solución legal”.

La única salida para la Administración es asegurarse de que el próximo Gobierno irakí sea todo menos soberano. Tiene que ser suficientemente sumiso para que ratifique las disposiciones ilegales de la Autoridad Provisional, que luego será alabado como un feliz matrimonio entre el mercado libre y la libertad del pueblo. Una vez que suceda esto, será demasiado tarde: Los contratos estarán cerrados, hechas las negociaciones y la ocupación de Irak permanente.

Es por lo que las fuerzas antiguerra tienen que utilizar esta fase, que se cerrará ràpido, para exigir que el próximo Gobierno irakí esté libre de los grilletes de estas reformas. Es demasiado tarde para parar la guerra, pero no es demasiado tarde para privar a los invasores de Irak de la miríada de premios económicos que antes que nada fueron a recolectar con la guerra.

No es demasiado tarde para cancelar los contratos y que dejen las componendas.
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Publicado en The Nation 24 Noviembre 2003.Traducción para Attac: jhv. El articulo original en inglés se puede encontrar en
http://www.thenation.com/doc.mhtml?i=20031124&s=klein



     

 

   
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