Irak, Medio Oriente y Asia

Fase Tres: La Guerra Civil

 

Autor: Simon Tisdall

Fecha: 2/12/2003

Traductor: Analí T.B., especial para P.I.

Fuente: The Guardian


La lucha por el poder luego de la ocupación podría ser el capítulo más sangriento del conflicto.

¿Qué es lo que realmente pasó en Samarra? De acuerdo a voceros militares estadounidenses, una serie de emboscadas a los convoys de la coalición por parte de la milicia Fedayin de Saddam fue repulsada por pérdidas devastadoras sin precedentes en las filas enemigas.

El saldo aproximado oficial de las luchas del domingo en ese pueblo, al noroeste de Bagdad, fue la muerte de 54 'combatientes enemigos', 22 heridos y uno capturado, contra 5 heridos norteamericanos. Esto es de hecho inusual. En la mayoría de las situaciones de combate, el número de heridos generalmente excede al número de muertos. En una lucha tan furiosa, se hubiera esperado que las bajas estadounidenses fueran proporcionalmente más altas. Pero un diario americano, por lo menos, no tenía dudas. Samarra era una "victoria" famosa.

Los informes no-oficiales cuentan otra historia, sugiriendo que muchos de los muertos eran civiles, no insurgentes. Un dueño de una tienda dijo que una vez bajo ataque, los soldados americanos empezaron a disparar salvajemente y en todas las direcciones. Después de ver muertos a dos civiles, dijo que estaba tan furioso que "si tuviera un arma, hubiera matado yo mismo a los americanos". Otro testigo, la policía de Samarra, informaron algo similar. El lunes, sólo 8 cuerpos de los 54 muertos oficiales se habían identificado, y según informes, la mayoría eran civiles.

Entonces, ¿qué fue Samarra? ¿Fue una gran victoria para las armas estadounidenses? ¿Fue una masacre de los inocentes? ¿O fue simplemente otro incidente típico, aunque confuso y sangriento, sobre el cual la verdad nunca se sabrá?

Preguntas similares - sobre quién va ganando, si está bien, si es verdad y si funcionará - se pueden hacer sobre el conjunto del esfuerzo estadounidense y aliado. En Irak, es muy difícil ver la totalidad del conflicto, que está continuamente nublado por declaraciones contradictorias. Pero a medida que la situación evoluciona rápidamente e impredeciblemente, una visión clara y precisa es más necesaria que nunca.

Como los voceros militares estadounidenses, los gobiernos americano y británico permanecen convencidos de que el proyecto en general está encaminado. El secretario de asuntos exteriores, Jack Straw, volviendo de una visita de Bagdad, le dio a la Casa de los Comunes un punto de vista típicamente optimista. "A pesar de los ataques terroristas, Irak está avanzando bien", dijo él. "Un gobierno iraquí transicional votado estaría en funciones en julio del 2004. A fines del 2005, Irak debería tener una nueva constitución... y elecciones nacionales." La coalición estaba estableciendo un Irak "libre, próspero, democrático y estable."

Este punto de vista está siendo agudamente cuestionado. En contraste, existe la percepción, muy común en la izquierda europea, muy informada por los medios, y profundamente arraigada en las esferas árabes y musulmanas, que el haber calculado mal tantas veces en Irak, la coalición está tropezando nuevamente, y no quiere reconocerlo.

De acuerdo a este análisis, la situación de la seguridad apenas está bajo control, sin ninguna perspectiva de refuerzos internacionales significativos para las tropas de la coalición. A través de la ineptitud y el miedo, la lucha por los "corazones y mentes" se está perdiendo, tanto en Samarra como en otros lados. La decisión sorpresiva del mes pasado por acelerar la transición política, lejos de reflejar la preocupación de Washington por la auto-determinación iraquí o cualquier confianza fuerte en que funcionaría, es en realidad una acción de pánico político impulsada por los cálculos de reelección de George Bush. El colapso de la política para Irak es sólo cuestión de tiempo, se argumenta, y luego los iraquíes ganarán finalmente su derecho a la soberanía.

De hecho, los EE.UU. y Gran Bretaña reconocen más libremente sus errores en estos días - y los problemas a los que se siguen enfrentando. Esto no se trata simplemente de Jay Garner confesándose; ni de oficiales del Departamento de Estado diciéndole al Pentágoco 'se lo advertimos'; ni del enviado elegante de Gran Bretaña, Jeremy Greenstock, mezclando cócteles de encanto y sutileza. Existe un reconocimiento general en Washington y Londres de que Irak sigue siendo explosivamente peligroso.

Cuando los EE.UU. y Gran Bretaña insisten en que no van a 'cortar y correr', lo dicen en serio. Es claro que números reducidos de tropas podrían quedarse en Irak aún después de que un gobierno asuma el poder. Pero precisamente porque es tan difícil, también es poco claro que dentro de un plazo cada vez menor, ellos están buscando una salida, o por lo menos un cartel que indique la salida. Quieren que dejen de llegar las bolsas negras. Quieren detener el agro diario, destructivo y costoso. Quieren que termine el dolor político.

Es en este punto, curiosamente, que los objetivos de la coalición y de aquellos que se oponen a la intervención parecen converger. El mensaje para los Iraquíes desde afuera cada vez más se trata de que habrá una tercera fase en el conflicto - que le seguirá a la guerra en sí y al período de posguerra - y que esta fase está por empezar: la era de la pos-ocupación. Esta es una fase en la cual los iraquíes, al llegar el próximo julio, como predice Straw, debería -- y lo hará - retomar efectivamente la dirección de sus propios asuntos.

La pregunta, por ende, ya no se trata de la invasión y la guerra, ni tampoco de la ocupación y la retirada. Es cuestión, fundamentalmente, de que los Iraquíes tomarán control de su propio país a medida que la coalición vaya dejando el poder, cómo lo harán, y con qué grado de legitimidad. Esta próxima fase ofrece una opción: auto-gobierno... o auto-destrucción.

Este es el contexto en desarrollo dentro del cual se deben ver los ataques crecientes a los diplomáticos, trabajadores de auxilio y contratistas involucrados en reconstrucción para el largo plazo, no controlado por los iraquíes. Quizás sea por esto que el nivel general de la hostilidad hacia las fuerzas estadounidenses está cayendo, mientras que se incrementan los ataques de iraquíes a iraquíes. Algunos son acusados de ser 'colaboradores'; pero esa es sólo una manera más de decir "rivales para el poder futuro". La batalla interna y física por el 'nuevo Irak' está en curso, bajo las mismas narices de los liberadores.

Una batalla política paralela por el control también está ganando impulso, mientras los iraquíes contemplan la vida después de la Autoridad Provisional de la Coalición. Miembros del Consejo Gobernante elegido por los EE.UU. están maniobrando por un puesto en un gobierno futuro interino o elegido directamente, renegando su acuerdo del mes pasado para renunciar al poder. La dirigencia chiíta, que representa una mayoría de la población, empieza a tensar su músculo político, en particular con respecto a establecer el "carácter islámico" de cualquier constitución y dirigencia nuevas. Es claro, como siempre, que el norte kurdo no aceptará arreglos políticos futuros que de alguna manera disminuyan su considerable autonomía.

Y luego, en el corazón del asunto, figurativamente y geográficamente, están los Fedayines de Saddam en Samarra y el Triángulo Sunnita, los infames y elusivos 'remanentes baathistas', y todos aquellos nacionalistas iraquíes y luchadores de la resistencia que nunca aceptaron la intervención estadounidense, y aún la rechazan y todo lo que hace. Estos grupos no ven ninguna razón por la cual deberían renunciar al poder decisivo al cual muchos se han acostumbrado. Desde su punto de vista, es su atención y su sacrificio de sangre que ha sido decisivo en empujar a los americanos a renunciar a las riendas políticas.

A pesar de todos los acontecimientos de los últimos 6 meses, esta próxima fase del conflicto Iraquí podría ser su fase más peligrosa. La visión amplia, hasta donde se puede percibir, sugiere que el futuro de Irak sigue estando en riesgo. Una transición ordenada y la afirmación de un gobierno democrático y legítimo no está asegurada. Las luchas civiles contínuas y crecientes, desparramando las semillas de una posible guerra civil, aun podrían resultar ser el legado de Bush y Blair en Irak.


     

 

   
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