Europa

Referéndum sobre el contrato de los choferes

 

Autor: Manuela Cartosio

Fecha: 24/12/2003

Traductor: Lucas Pizzutti

Fuente: Il Manifesto


Referendum sobre el contrato de los choferes

MANUELA CARTOSIO
Los servicios del transporte público "han comenzado a funcionar regularmente". Esto lo certifica el gobierno. Es un retorno a la normalidad bajo el ritmo de las convocatorias judiciales a los choferes, las últimas ayer en Arezzo y Grosetto. En algunas ciudades los autobuses y tranvías han vuelto a circular con la promesa que las empresas completarán las magrísimas cifras del contrato nacional. Con un pre-contratto o, en la mayor parte de los casos, con un acuerdo integrador. La empresa de Transportes Municipales (ATM) de Modena, para conjurar otros eventuales bloqueos de trabajo se apuró para concluir un acuerdo sobre premios por resultados. Sobre los turnos, las paradas, tiempos del recorrido, la discusión con los sindicatos recomenzará después de las fiestas. ¿Servirá el dulce de los acuerdos locales para hacer digerir a los 120 mil choferes la píldora amarguísima del contrato nacional? La mayor parte de las empresas no llegan a tener el azúcar suficiente. Romper el frente de repulsión al acuerdo por el contrato nacional de los choferes con el gobierno será difícil.

Sobre el acuerdo de los choferes cada uno quiere decir su parte, votando. En Bologna los 400 trabajadores de la ATM han quemado los tiempos. Reunidos en asamblea han rechazado secamente la hipótesis de acuerdo e invitaron a los sindicatos a reabrir "unitariamente" las negociaciones nacionales. El orden del día fue presentado por todas las siglas sindicales, confederales, autónomas y de base.

Sobre como poner el acuerdo bajo el juicio de los trabajadores las posiciones de la CGIL y la CISL divergen como siempre. La CISL no va más allá de la "consulta capilar". La CGIL no tomó posición y ha preferido que sea la FILT, el sindicato de la categoría el que lo haga. Y ayer el secretario Fabrizio Solari ha pronunciado la palabra fatídica: referéndum. «El acuerdo debe ser aprobado a través de un referéndum por todos los trabajadores del sector». El «punto de equilibrio» alcanzado el sábado pasado, está profundamente golpeado por la crisis del sector, el entero problema - «antes, durante y después del acuerdo» - ha estado caracterizado por «una gran confusión de roles». De esto se sale solo con «una operación de claridad»: una campaña extraordinaria de asambleas que terminen con el referéndum. El acuerdo fue firmado "con reserva", subraya Solari. La reserva termina el 31 de enero, «tenemos todo el tiempo necesario para llevar a buen fin este recorrido democrático». El referéndum, por lo tanto, se hará. Casi seguramente sin la CISL y la UIL, que se cubrieron las espaldas anticipadamente. La cláusula de reserva añadida en el contrato dice así: «Las partes se reservan el derecho de someter la presente hipótesis de acuerdo a los propios cuerpos orgánicos, los cuales deberán terminar con la reserva el 31 de enero del 2004».

Que Cobas, Rdb, Cub, Sult empujen por el referéndum no es una noticia para nadie. En cambio, es una noticia que lo empuje la Cisal (sindicato derechista, ndt). Andrea Gatto, secretario de la región Liguria, dice: «El único modo para salir de esta situación es hacer el referéndum. Si la mayoría de los trabajadores no aprueban el acuerdo, los sindicalistas estarán obligados a reabrir las tratativas». El «si» es un pleonasmo, siendo obvio que las urnas rebosarán de no.

El ministro del Welfare Maroni, que había amenazado endurecer la ya dura ley antihuelgas, hizo una media marcha atrás. En el consejo de ministros expresó la necesidad de "reexaminar" no las reglas sobre las huelgas en los servicios públicos, sino solamente "la eficacia de las sanciones para quienes violan la ley". Un stop para modificar para peor la ley 146 llegó pocas horas antes por parte de Savino Pezzotta. «Para nosotros la ley existe y vale. Punto y aparte», dijo el secretario de la Cisl, saliendo de la cumbre sobre las jubilaciones.

La Comisión de garantía para la actuación de la Ley 146 abrió un «procedimento de evaluación» de todo nivel (atañendo a todas las siglas sindicales) para las huelgas "salvajes" de estos últimos días. El presidente de la Comisión Antonio Martone precisa "haber señalado hace tiempo el estado de crisis del sector del transporte público» y define injustificadas las críticas según las cuales «nuestro organismo intentaría en todos los modos impedir las huelgas». Las críticas de Martone son fundamentadas, en los últimos 20 años la Comisión le imprimió una vuelta de tuerca a la reglamentación de las huelgas. Es verdad que el mal está en la ley, más que en el organismo de vigilancia. Que la ley 146 ahogue y esterilice el conflicto hasta el punto de hacerlo explotar lo hace inclusive Repubblica. Es una de las "conquistas de los choferes.




     

 

   
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