Irak, Medio Oriente y Asia

La Sociedad Anti-Federalista

Autor: Gerald Robbins

Fecha: 28/1/2004

Traductor: Analí T.B., especial para P.I.

Fuente: The Weekly Standard

Por qué Turquía, Irán y Siria están preocupados por la perspectiva federalista de Irak.

El Primer Ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, se reunirá con el Presidente George Bush en Washington hoy. Entre los temas a disctir está el futuro político de Irak. Mientras que el objetivo de esta reunión es corregir la disonancia reciente entre las relaciones de Estados Unidos y Turquía, señales recientes de Ankara indican que ésta no será una tarea sencilla.

Los dos líderes se reunieron por ultima vez en diciembre del año 2002. La cuestión más importante en ese entonces se trataba del intento futil de los EE.UU. de asegurar apoyo turco para la Operación Libertad Iraquí. Ambos lados quieren superar esas diferencias hoy en día, aunque Irak sigue siendo un asunto de discordia. Existen visiones muy divergentes en cuanto a cómo gobernar un Irak post-Saddam. Mientras que Washington cree en una solución federalista, Ankara tiene otra opinión.

En general, los turcos sospechan del federalismo. Es un concepto que se diferencia de la infraestructura administrativa de la nación. La historia explica el por qué: El carácter descentraizado del Imperio Otomano fue un factor importante en su caida. Un manejo poco estricto de una población multiétnica resultó en rebeliones constantes e inestabilidad general.

Kemal Ataturk, el padre fundador de la Turquía moderna, vio los efectos perjudiciales de la autonomía e intentó rectificarla. Su solución fue la de crear un sistema fuerte y centralizado, derivado en gran parte del modelo de gobierno francés. Esta estractura ha permanecido intacta durante los últimos 80 años, venciendo todo intento de reforma.

El problema de los kurdos justifica la naturaleza centralista de Turquía. Los temores de que un Irak centralizado podría aumentar las nociones separatistas entre los 13 -16 millones de kurdos estimados en Turquía (aproximadamente 20 - 25% de los 67 millones de habitantes de esa nación) se basan en la experiencia. Desde los primeros años de la década del '80 hasta principios de los '90's, el gobierno turco combatió a una insurrección kurda que se cobró 37.000 vidas. La psiquis nacional de Turquía sigue cicatrizada.

Sin embargo, comparar a los kurdos de Turquía con sus hermanos iraquíes es como mezclar las manzanas con las naranjas. La población kurda es una colección de tribus y dialectos distintos que a menudo chocan entre ellos. Esto se extiende hasta en la esfera política -- los separatistas kurdos de Turquía adhieren a preceptos marxistas-leninistas, mientras que la dirigencia kurda de Irak refleja una mezcla de afiliacion tribal con pensamiento socialdemócrata.

Se puede argumentar también que un federalismo de facto ya existe en el Irak kurdo. Un enclave kurdo apoyado por las Naciones Unidas fue establecido al final de la Guerra del Golfo de 1991. Conociendo las preocupaciones de Turquía en cuanto a las fronteras, no se ha convertido en punta de lanza para el separatismo kurdo. El comercio florece entre esta entidad y el interior turco.

Los miedos hacia el federalismo no son unicamente un fenómeno turco. La idea de la descentralización también preocupa a Irán y Siria. En el caso de Teherán, la perspectiva de un éxito de la estructura federalista en la región es particularmente preocupante. No sólo posee una minoría importante de 6,5 a 8 millones de kurdos, sino que casi la cuarta parte de Irán -- 66,5 millones de personas -- son turcos azeris. Cuando grupos como los arabes, los baluchi y otro se agregan al paisaje etnico de Irán, resulta que sólo el 51 porciento de la población total del país es de descendencia persa.

Sin embargo, la Turquía democrática, el Irán teocrático, y la Siria autoritaria están todos unidos en su postura ante el federalismo. Hay un tono de censura que apenas se distingue entre sus direcciones respectivas. Cuando el Presidente sirio, Bashir al-Assad visitó Turquía a principios de este mes (la primera vez que un líder sirio viajó allí), afirmó que un estado kurdo en Irak sería "una línea roja, no sólo para Siria y Turquía, sino también para todos los países en la región." El Primer Ministro Erdogan informó recientemente al diario egipcio al-Ahram que la federación "contradice la realidad de Irak y la voluntad de los países vecinos". Hasta el ejército turco, que generalmente evita el discurso público, emitió su opinión. "Si hubiera una estructura federal en Irak con una base étnica, el futuro será muy difícil y sangriento", comentó uno de los altos generales de Turquía.

Entre todas estas reacciones, han empezado a surgir señales de un tono más conciliador hacia el federalismo. Varios analistas turcos notan que no se oponen al federalismo en sí, sino al énfasis en un criterio étnico y religioso para Irak. Se aboga por un federalismo regional, que Alemania ve como el prototipo ideal: les gustaría ver la relación de Bavaria con Berlín emulada por los kurdos formulando sus lazos con Baghdad.

Se puede estudiar el modelo de Alemania, pero verlo como la solución potencial al futuro político de Irak es un ejercicio en el pensamiento especioso. No se puede homogeneizar la socio-política de Bavaria y Turquía en un aparato que podría conformar a todos. No existe una metodología fija para el federalismo, y el modelo de Irak se diferenciará de los planes alemanes y americanos.

Por lo menos los turcos parecen estar dispuestos a mirar más de cerca al federalismo. No encaja con las perspectivas regionales actuales, pero Ankara y sus vecinos autocráticos no tienen alternativas viables. Será una tarea de marketing muy difícil, pero la descentralización es la mejor solución para Irak y el Medio Oriente.