Irak, Medio Oriente y Asia

Irán: ¿Acción definitiva o Rendición? – 1era

 

Autor: Editorial

Fecha: 5/2/2004

Traductor: Isidoro, especial para PI

Fuente: Economist


La batalla entre reformistas y religiosos de línea dura se ha intensificado, con el principal grupo reformista anunciando un boicot para las elecciones de este mes. ¿Pero tienen los pro democracia la voluntad para derrotar a los conservadores?

Hace veintitrés años esta semana, Ayatolá Ruhollah Khomeini regresaba a Irán desde el exilio para conducir la revolución islámica que tiró abajo a la monarquía pro americana del país y creó el primer estado teocrático moderno. Las celebraciones del aniversario en Irán han sido eclipsadas por una luchar de poder entre los conservadores religiosos y los reformadores pro democracia. Esta lucha podría conducir al electo pero muy impotente presidente y al parlamento a su liberación final del puño de hierro de los clérigos. O podría terminar con los religiosos conservadores dejando de lado la mascara democrática de Irán y reafirmando su control total sobre el estado.

El viernes 2 de Febrero, el partido pro reforma más grande de Irán, el Frente de Participación, declaró que boicotearía las elecciones parlamentarias, ha realizarse el 20 de Febrero. Esto es en protesta frente a la exclusión de miles de candidatos reformistas por el Concejo de Guardianes –- un grupo de línea dura de clérigos y juristas islámicos que tiene la facultad de denegar las decisiones del parlamento. El boicot fue anunciado un día después de que alrededor de un tercio del parlamento dominado por los reformistas renunciara. En una sesión tormentosa, los parlamentarios –- muchos de los cuales han estado realizando una sentada a lo largo de las últimas tres semanas – denunciaron el intento teocrático de fraguar las elecciones. “Quieren cubrir el horrible cuerpo de la dictadura con el hermoso vestido de la democracia,” dijo uno.

El sucesor de Khomeini como líder supremo de Irán, Ayatolá Ali Khamenei, había solicitado a los Guardianes que reconsideraran las prohibiciones, pero el viernes ellos anunciaron que sólo a un tercio de los candidatos descalificados se les levantaría las prohibiciones. Esto aún deja a más de 2000 candidatos reformistas desaprobados, incluyendo 87 parlamentarios en servicio –- entre ellos el hermano del presidente pro reforma, Mohammad Khatami. El sábado, los funcionarios del presidente llamaron nuevamente a posponer las elecciones, a pesar del rechazo de los guardianes a una anterior petición para una postergación. El presidente Khatami y sus ministros han amenazado con renunciar por las prohibiciones, aunque no está claro si están preparados o no para llevar esto a cabo: alrededor de 18 meses atrás, el presidente amenazó con renunciar en una disputa con los Guardianas pero no consiguió hacerlo cuando estos rechazaron volver atrás.

La lucha por el poder ha recrudecido desde que el presidente Khatami fuera electo por primera vez en 1997. Aunque virtualmente todos sus esfuerzos para la liberalización fueron frustrados, fue reelegido en el 2001. Sus compañeros reformadores alcanzaron la victoria en otras votaciones, pero sufrieron desaires similares en manos de los clérigos. El parlamento ha aprobado algunas leyes remarcablemente iluminadas en los últimos años: liberalización de la prensa; firma de las convenciones de las Naciones Unidas que proscriben la tortura y la discriminación sexual; expandir el juicio por jurado; y frenar a la policía en sus asaltos a las universidades, que son una base principal de lo movimientos pro reforma. Pero el Concejo de Guardianes ha anulado a cada una.

Aún así, sería injusto afirmar que los liberalizadores no hayan conseguido nada. Desde la elección de Khatami, Teherán se ha convertido en un lugar más humano, hasta permisivo. Siete años atrás, todo aquel que condujera con un miembro del sexo opuesto, o que usara maquillaje, era penado con la cárcel o azotado. Estas actividades siguen siendo crímenes, pero las autoridades hacen la vista gorda. Bajo la mirada de Khatami, el record en derechos humanos de Irán se ha vuelto un poco menos aterrador.

La última vez que los iranios tuvieron la oportunidad de votar, en las elecciones para concejos locales hace un año, expresaron su frustración ante el continuo impasse quedándose en su mayoría en casa. Pero la baja asistencia (sólo 10-15% en algunas ciudades) favoreció a los conservadores. La apatía de los votantes probablemente les habría dado la victoria nuevamente en las elecciones parlamentarias de este mes, pero parece que los Guardianes no querían arriesgarse a fallar. El próximo año, cuando concluyo el mandato del presidente Khatami, los conservadores esperan reemplazarlo con uno de ellos. Se espera que el Concejo de Guardianes trate de asegurar esto, una vez más, prohibiendo a los candidatos reformistas.

Mientras tanto, habiendo hasta ahora obstaculizado los intentos del gobierno de Khatami de reconciliarse con América, los conservadores parecen ahora interesados en conseguir un acuerdo con el “Gran Satán”. Fue Hassan Rohani –- uno de los duros líderes cercano a Ayatolá Khamenei –- quien condujo las recientes negociaciones de Irán con la Agencia Internacional de Energía Atómica a confesar sus intromisiones nucleares y aceptar inspecciones conjuntas de la agencia. Tras alcanzar un trato el pasado Octubre, Rohani ha sido respetuosamente recibido por Bruselas y Moscú. Su gira alrededor del mundo a instancia del líder supremo está haciendo que el gobierno de Khatami se vea aún más irrelevante. De hecho, Rohani está empezando a verse como el ministro de relaciones exteriores a la espera de un futuro gobierno de los conservadores pragmáticos.

¿Cómo acabará el conflicto? Los iranios comunes y corrientes están exasperados por ambos la teocracia, por fracasar en incrementar la prosperidad y la libertad personal, y los reformistas, por fracasar en conseguir sus grandes promesas de cambio. Mucho dependerá en el estado de ánimo entre los estudiantes -- una poderosa fuerza en un país donde dos tercios de la población están debajo de los 30 y el mínimo de edad para votar es de 15. Hasta acá, las protestas de los campus han sido silenciadas. Pero se ha informado que los estudiantes de Teheran están planeando una protesta para el miércoles.

Varios resultados son posibles en el corto plazo: la capitulación silenciosa de los reformistas ente la implacable presión de los conservadores; o una contrarrevolución dirigida por los estudiantes, que sea o reprimida severamente por los duros, o que tenga éxito en derribar la teocracia; o, desde ya, el Ayatolá Khamenei puede, en el último minuto, desactivar la crisis ordenando al Concejo de Guardianes que eche abajo las prohibiciones sobre los candidatos reformistas. Pero sea lo que sea que suceda ahora, no desterrará de conjunto las perspectivas de la próxima revolución de Irán. La presión por el cambio deberá, tarde o temprano, probarse irresistible.


     

 

   
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