Economía y Politica Internacionales

EEUU: ¿crisis financiera hasta el 2005?

 

Autor: Alfredo Jalife-Rahme

Fecha: 6/2/2004

Fuente: La Jornada


Más pena que gloria en el encuentro de Davos

EEUU: ¿crisis financiera hasta el 2005?


Pasó con mas pena que gloria la 15ª Reunión del agónico Foro Económico Mundial de Davos (el circo de la plutocracia decadente), mientras el G-7 se apresta a realizar el fin de semana una relevante reunión en Boca Ratón (Florida) en medio de las severas turbulencias y vicisitudes en las divisas y en las materias primas. La burbujeante economía de Estados Unidos, que ha desequilibrado y desestabilizado al planeta, se ha desacelerado abruptamente: el PIB, basado primordialmente en el estímulo al consumo en sus dos terceras partes y en la economía bélica, cayó más de la mitad al pasar de un azorante 8,2% del trimestre previo a un 4% al último trimestre. No faltarán analistas que vean la otra mitad del vaso lleno, como Lara Rhame, de Brown Brothers Harriman & Co (BBC, 30 de enero), quien aduce que pese a todo un "4% es muy respetable" (muy cierto), lo cual demuestra que la "recuperación prosigue su dinámica" (muy dudoso, porque se efectúa sin creación de empleos). Eduardo Porter ('The New York Times', 31 de enero) lo explica muy bien: "En los últimos dos años ha existido una juerga prolongada de consumo. Las familias acumularon deudas para comprar casas. Compraron nuevas computadoras con sus tarjetas de crédito. Compraron carros a crédito y redecoraron sus casas con préstamos hipotecarios". William Branigin ('The Washington Post', 12 de enero) se alarma de las "últimas cifras de la Reserva Federal, que señalan que la deuda del consumidor ha alcanzado 2 billones de dólares y representa un género de burbuja".

Pareciera que Baby Bush desea hacer lo imposible, al costo que sea, para que la economía sobrestimulada atraviese el umbral de las próximas elecciones del 2 de noviembre. No importa que haya sembrado los vientos que cosecharán las tempestades al año siguiente. Un megaespeculador de la talla de George Soros -independientemente de sus felonías pasadas-, como los buenos buitres huele la carroña del año 2005 y con justa razón señala que la economía de Estados Unidos pagará muy caro su dispendio descontrolado (The Independent, 31 de enero). En su feroz ataque, durante la presentación de su polémico libro más reciente (La burbuja de la supremacía estadounidense) en Londres, comentó con propiedad que "la política económica está totalmente dedicada a asegurar un segundo mandato a Bush: en la actualidad existe una muy favorable coyuntura porque la economía de Estados Unidos se encuentra en las manos de Kart Rove, el estratega que arregla la campaña de Bush (...) pero el año 2005 será menos bueno". En los pasillos de las corredurías de Wall Street es ampliamente sabido que Soros, con su fortuna de 7.000 millones de dólares, y otros acaudalados empresarios, han apostado a la devaluación del dólar que, por cierto, ha beneficiado el repunte de las exportaciones. Llama la atención la ferocidad de los ataques de Soros a Bush, a quien desea desbancar y de lo cual refiere haber hecho "su proyecto de vida" y en lo que piensa poner toda su fortuna en juego: "Pienso que Bush ha cambiado el carácter de Estados Unidos y lo está llevando en mala dirección (...) un puñado de ideólogos ha secuestrado al Poder Ejecutivo y ha llevado a Estados Unidos demasiado lejos a la derecha".

El presupuesto descontrolado ha puesto en peligro el futuro de Estados Unidos con un dispendio desmedido y recortes impositivos alocados. El reporte más reciente de la Oficina del Presupuesto en el Congreso proyecta un déficit total de 2.4 billones de dólares para la próxima década: casi un billón más que las predicciones de hace apenas cinco meses. Elizabeth Bumiller, analista de 'The New York Times' (3 de febrero), refiere que el monumental déficit presupuestal de Bush, con amplios incrementos en el rubro militar y fuertes recortes en el sector social, va encaminado "a proteger a la nación de otro ataque terrorista".

El Centro para el Progreso Estadunidense (CAP, por sus siglas en inglés) refiere que los gastos asociados a la "seguridad del hogar" antiterrorista se han elevado a 4,7% del PIB. Al unísono, la pugnaz Red Voltaire (28 de enero de 2003) puntualiza que Estados Unidos oculta 337.000 millones de dólares de sus gastos de defensa: el presupuesto anunciado para 2005 es de 420.000 millones (4,2% del PIB), pero alcanzará en realidad un mínimo de 757.000 millones.

El incomparable Paul Krugman ('The New York Times', 3 de febrero), después de fustigar los engaños presupuestales de Bush, detecta que "la causa primaria de los déficits presupuestales gigantes es el hundimiento en la recaudación de impuestos, que cayó del 20,9% del PIB en el año fiscal 2000 a un proyectado 15,7% este año, el más bajo porcentaje desde 1950. Alrededor del 45% del hundimiento puede ser atribuido a los recortes impositivos de Bush. El resto refleja el fin de la burbuja bursátil, la todavía deprimida economía, la evasión y el creciente refugio fiscal. Los impuestos a las corporaciones medidos como porcentaje del PIB se ubican en niveles de hace 70 años. Ya fastidia recalcar el papel nefario que juegan los "paraísos fiscales" (off-shore) y la "contabilidad invisible" (off-balance sheet) a los que recurren las empresas: la nueva piratería financiera de los tiempos posmodernos.

Todo lo que tenga que ver con el circuito criminal bursátil de Wall Street expele hediondez y ahora resulta que el fiscal general de Nueva York, Eliot Spitzer, quien supuestamente persigue sin piedad a la pléyade de empresas envueltas en transacciones fétidas, es un gran recaudador de fondos de esas mismas firmas para su candidatura a la gobernatura de Nueva York. Dispone desde ahora (mas lo que se acumule durante los escándalos) en su cuenta de cheques de 3,6 millones de dólares ('Business Week', 30 de enero), lo que delata la interacción creativa entre la criminalidad bursátil altamente organizada y las entidades judiciales que se han convertido en sus dóciles instrumentos.

En forma mas profunda y estructurada que la filípica de Soros contra Bush, Stephen Roach, el solvente economista en jefe de la correduría Morgan Stanley (23 y 26 de enero y 2 de febrero), se inclina por un "panorama más precario" en medio de un mundo desequilibrado en la economía y en la política: "un mundo rodeado por desequilibrios sin precedente es un polvorín que puede ser incendiado fácilmente por la mínima chispa". Aduce que sería en el mejor interés de todos mantener el tenue equilibrio durante las importantes elecciones en Estados Unidos. Los ajustes en las divisas son inevitables y también su realineamiento se reflejará en tasas de interés verdaderas, con lo que las bolsas, los bienes raíces y un "sistema financiero altamente apalancado" serán particularmente vulnerables. Resalta que hasta noviembre del año pasado "China y Japón poseían colectivamente 669.300 millones de dólares en Bonos del Tesoro, que representan ek 44% de las tenencias foráneas" (hace 10 años eran el 27%), y se asombra de la "suerte" con la que ha corrido Estados Unidos, "ya que sus ajustes en las cuentas corrientes se han transmitido principalmente en un dólar más débil". Nada más que la "historia sugiere que la suerte está a punto de desaparecer, en cuanto las verdaderas tasas de interés en Estados Unidos sean presionadas al alza por los inversionistas foráneos (...) en especial para una economía exageradamente endeudada y con menores ingresos del consumidor". Roach repite el consabido trueque asentado entre Estados Unidos y Asia, de "bienes por bonos": Estados Unidos compra la mercancía devaluada de Asia y vende sus devaluados Bonos del Tesoro que pagan tasas ínfimas, lo que alguien denominó "un programa de subsidio masivo a las exportaciones asiáticas", lo cual proseguiría per secula seculorum. Sucede que las burbujas siempre acaban por estallarle en la cara al vendedor de ilusiones Alan Greenspan, como el estallido de la burbuja bursátil de la tecnología de la información y su "nueva economía" que había asegurado aboliría los ciclos económicos, la inflación y el desempleo. ¡Cómo no! Por cierto, el candidato en las primarias del Partido Demócrata, Howard Dean, aprovechó los reflectores para criticar a Greenspan por no haber impedido el recorte de Bush a las tasas impositivas ('Financial Times', 23 de enero). Al ex mago Greenspan, quien se quedó sin conejos pero no sin tontos, le han perdido el respeto, y en el libro 'Precio de la lealtad', de Ron Suskind, el ex secretario del Tesoro Paul O'Neill revela que el gobernador de la Reserva Federal expresó durante los escándalos corporativos de Enron (el 22 de febrero de 2002) que "el capitalismo no funciona; existe mucha corrupción". ¡Vaya novedad! El inigualable John Crudele reporta en 'The New York Post' (29 de enero) que "Greenspan se encontraba alterado, según reporta O'Neill, porque los ejecutivos de las corporaciones no estaban jugando limpio. No estaban reportando lo que realmente sucedía en sus compañías, y el gobernador de la Reserva Federal parecía pensar de que el sistema entero en el que estaba construida la economía de la nación se estaba derrumbando". ¡Pero qué candidez! ¿De cuándo acá los ejecutivos, pese a la ética empresarial que dizque gobierna sus vidas, juegan limpio?

Roach tambien anduvo en Davos y le llamó la atención que la mayoría de los asistentes adoptaron la tesis que emitió Greenspan, el atribulado gobernador de la Reserva Federal, en una conferencia el 13 de enero ante el Bundesbank en Berlín, donde consideró que no existía problema alguno en financiar los extraordinarios desequilibrios. Roach ironiza el "nuevo paradigma" de Greenspan: "la vez anterior había sido el progreso de la productividad; ahora es la agilidad para financiar la nueva globalización". En Davos "dos afamados académicos de Estados Unidos irrumpieron en la escena" (no dice quiénes, pero se trata de un "renombrado economista y el decano de una de las principales universidades") para "proclamar en todo lo alto que los ahorros tradicionales y el déficit de cuenta corriente en la macroeconomía eran un engaño". Uno de los nuevos seudoparadigmas de los davosianos es que "los desequilibrios a los que tanto teme Roach no alteran el ritmo de la nueva economía". Uno de los nuevos paradigmas pone en relieve que "Estados Unidos se ha vuelto una economía basada en activos, por medio de una economía creadora de riqueza", por lo que no habría nada que temer en la deuda, siempre y cuando se produzca riqueza. Por lo que describe Roach, pues, el pasado foro de Davos parecía un manicomio descontrolado. Roach critica el supuesto de que la apreciación de los activos sea "permanente", como fuente constante de ahorro que obviaría la necesidad del ahorro del consumidor. Para Roach, la "masiva inyección de liquidez y las casi planas tasas de interés han conducido de una burbuja a otra", y no se le escapa que "el crecimiento del consumo personal se haya gestado frente a un retroceso sin precedente en el ingreso real de los salarios por 350.000 millones de dólares en los pasados 25 meses de esta recuperación". Finalmente, percibió en Davos "el punto de vista unánime de que nada adverso podría ocurrirle al mundo dominado por Estados Unidos desde ahora hasta las elecciones presidenciales del 2 de noviembre. Pero al mismo tiempo, existía un sentido palpable de intranquilidad de lo que seguiría después en el clima poselectoral". Ni Robert Rubin, el ex secretario del Tesoro, ni Soros, ni Roach, están confiados para el 2005. Pero, ¿qué tanto los humanos, aun se trate de estadounidenses fuera de lo común, pueden controlar los eventos de aquí al 2 de noviembre?


     

 

   
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