Economía y Politica Internacionales

La expansión pone en riesgo la visión fundadora de la Unión Europea

 

Autor: William Pfaff

Fecha: 20/2/2004

Traductor: Celeste Murillo, especial para P.I.

Fuente: International Herald Tribune


Redefinir Europa

La expansión de Europa significa su transformación. Esto fue comprendido intuitivamente por los estados fundadores de la Unión Europea, así como aquellos que se han convertido en miembros plenos.

La consecuencias de la mayor expansión de la Unión en mayo, sin embargo, la pondrán en la situación interna, y geopolítica, más difícil que jamás haya experimentado. Al mismo tiempo, la expansión está disminuyendo la capacidad de la Unión de acuerdos estratégicos y acción común. Esta es una amenaza más seria para “Europa” de lo que generalmente se aprecia.

La última expansión está dictada por la visión moral original de Europa, resguardada de su historia moderna de violencia suicida.

Cuando Jean Monnet fue enviado por Robert Schuman, el ministro de relaciones exteriores francés, al Canciller Konrad Adenauer de Alemania en 1951, con una propuesta de poner las capacidades de la industria de guerra de ambos países bajo una autoridad común, Adenauer respondió, “Esperé 25 años por un movimiento como este...Para mí, como para usted, este proyecto tiene la más alta importancia: es una cuestión de moralidad”.

Los detalles vinieron después. El compromiso inicial fue moral. El significado geopolítico fue resolver la gran incertidumbre sobre el futuro de Alemania, integrando ese país al acuerdo del carbón y el acero. En 1951 todavía existía ansiedad sobre el país que recientemente había conquistado Europa.

La expansión de la UE a Gran Bretaña, Dinamarca e Irlanda en 1973 fue una cuestión de intereses políticos. La expansión a Grecia en 1981 y España y Portugal en 1986, fue nuevamente conducida por una convicción moral, de que “Europa” tenía que incluir la nación y la fuente de la civilización europea, Grecia, y dos países que recién despertaban de sus dictaduras derechistas. En 1995, luego de la caída del Comunismo, la expansión incorporó a los “neutrales”, Austria, Finlandia y Suecia.

El argumento moral para incorporar ex estados soviéticos de Europa del Este y Central fue: ¿Cómo podemos excluirlos luego de todo lo que han pasado? Pero es necesario preguntarse al mismo tiempo qué hace esto al carácter de la UE, y qué riesgos y responsabilidades implica.

Gran parte de esta región está llena de problemas, habiendo emergido de condiciones políticas feudales en los siglos XIX y XX. Desde el colapso de la Unión Soviética, la región se ha visto afectada por mafias políticas y criminales. Esta vez la UE está en una misión de rescate.

La UE, por razones admirables y altruistas, corre el riesgo de debilitarse como unión y anexar graves problemas sociales y políticos. Al mismo tiempo la expansión reduce automáticamente –y en algunos casos puede bloquear completamente- la habilidad de la UE para tomar decisiones y llevar adelante una acción común.

La expansión plantea un riesgo a las ambiciones de la Unión de formular y defender una serie de intereses europeos estratégicos, y de jugar un importante rol político internacional (en paralelo al rol económico internacional que ha logrado).

Es posible que una vanguardia de la UE asuma dicho rol político, empleando una “cooperación reforzada” y “coaliciones de voluntad”; pero esa noción ya ha generado muchas peleas entre los gobiernos de segundo rango y más pequeños de la UE, y podría probarse como imposible incluso en el marco de la actual Unión Europea, mucho menos en una unión más grande.

De otra forma es imaginable que la UE se transforme simplemente en una asociación material y económica. Eso no extinguiría a “Europa” como una presencia política en el mundo, pero significaría que Europa sólo existiría como una serie de gobiernos individuales, y por sus miembros actuando juntos en términos de alianzas ad hoc de grupos nacionales o de intereses.

Eso estaría muy lejos de la visión moral de aquellos que crearon la comunidad europea, que esperaban podría poner el pasado detrás y dar una nueva expresión política a la civilización europea.


    Inglés  

 

   
  La Fracción Trotskista está conformada por el PTS (Partido de Trabajadores por el Socialismo) de Argentina, la LTS (Liga de Trabajadores por el Socialismo) de México, la LOR-CI (Liga Obrera Revolucionaria por la Cuarta Internacional) de Bolivia, LER-QI (Liga Estrategia Revolucionaria) de Brasil, Clase contra Clase de Chile y FT Europa. Para contactarse con nosotros, hágalo al siguiente e-mail: ft@ft.org.ar