Izquierda Marxista

Francia: Combatir la resignación

 

Autor: Olivier Besancenot

Fecha: 14/3/2004

Traductor: Rossana Cortez, especial para PI

Fuente: Rouge 2055


Es cierto, hay que cuidarse de no caer en la "paranoia". Pero no hay necesidad de llegar a ciertos extremos para constatar que se asiste a una verdadera campaña, bastante poco sutil, por otra parte: las listas LCR - LO están en el foco de los portavoces de la izquierda y de varios periodistas que hacen profesión de editorialistas. Algunos llegan hasta a descubrir un "clima de guerra" entre la izquierda y la extrema izquierda. ¡Nada más ni nada menos! Así, nuestras listas no tienen más que un solo objetivo: hacer perder a la izquierda. Los votos a favor nuestro serían el síntoma de una sociedad enferma, frágil, lista para caer en el "extremismo". Nuestro discurso sería puramente de protesta, peligroso para la democracia. Tan peligroso - ¿sino más? - como el de la extrema derecha, se apura en hacer demagogia con un responsable "sindical" adepto a hacer acuerdos vergonzosos con el MEDEF. Poner el voto a nuestras listas sería un gesto inútil, ya que no daríamos consigna de voto para la segunda vuelta. Esto ocurre, y cosas peores.
¿Entonces qué? ¿Seremos temibles en este punto para desencadenar semejante fuego cruzado? Parece que, por nuestra sola presencia en la competencia electoral, ya hemos logrado trastornar el juego de la alternancia. Sin embargo, una reforma acelerada del modo de escrutinio regional, comenzada por la izquierda y culminada por la derecha, suponíaa que llevaba a Francia a la norma electoral de los grandes países capitalistas: un sistema bipolar confortable (para los patrones) en el que la derecha liberal cede regularmente el poder a la izquierda social - liberal, para regresar al poder algunos años más tarde. El objetivo es claro: ocultar la cuestión social, y de paso, persuadir al elector que la política no es gran cosa para él. Cuando, como en vísperas del 21 de abril de 2002, dos electores sobre tres afirman que ya no distinguen a la izquierda de la derecha, ¿por qué sorprenderse por el aumento de la abstención y de la atonía de una campaña que tarda en empezar?
Nuestra apuesta, es otra: combatir la resignación, volver a dar esperanzas y permitir nuevamente a las capas populares poder diferenciar entre la izquierda y la derecha. También queremos, a través de esta campaña, crear las mejores condiciones políticas para construir una nueva fuerza política, anticapitalista, fiel hasta el final al mundo del trabajo, a los explotados y a los oprimidos.
Entonces, ser calificados de "protestatarios" no es desagradable para nosotros. Esto es porque la izquierda instalada ha renunciado a protestar contra la injusticia y la barbarie de un sistema que, en el corazón de uno de los países más ricos del planeta, condena a millones de hombres y mujeres a la desocupación y a la pobreza, que ha perdido la confianza de los modestos asalariados y excluidos. No, nosotros no nos resignamos a un mundo en donde el Presidente se beneficia con una total impunidad mientras que una detenida debe dar a luz encadenada a su cama.
Contrariamente a las mentiras proferidas en nuestra contra, no nos conformamos con "protestar". Para nosotros, esta campaña es una ocasión de hacer propuestas concretas que, si se ponen en marcha, cambiarían nuestras vidas cotidianas: prohibir los despidos colectivos en las empresas que tienen ganancia, utilizar la amenaza de recuperar las subvenciones públicas para forzar a los patrones a mantener el empleo, defender y desarrollar los servicios públicos para satisfacer las necesidades sociales, imponer otro reparto de la riqueza que permita a los asalariados recuperar lo que nos han robado desde hace veinticinco años.
Aquellos que nos acusan de no proponer nada lo hacen porque, en realidad, están en desacuerdo con nuestras propuestas. Por supuesto, sabemos que votar a favor de nuestras propuestas es insuficiente para que se concreten. Para esto, haría falta un importante movimiento social. Pero un voto a favor de nuestras listas mostraría que sectores significativos de la población se reconocen en ellas, lo que constituiría un poderoso aliento para las movilizaciones. Y la elección de consejeros regionales revolucionarios permitiría hacer escuchar la voz de los explotados y poner bajo vigilancia a esas asambleas en donde se votan subvenciones para la patronal y otras disminuciones de cargas con tanta facilidad.
En esta campaña, a diferencia de los social - liberales y sus aliados, no nos equivocamos de adversario: el MEDEF, los partidos de derecha a su servicio y, por supuesto, la extrema derecha racista, que se presenta como amiga de los pobres, pero cuyo programa apunta a hundirlos más aún. Entonces, sin vacilaciones, hay que sancionar a la derecha en las urnas para, mañana, bloquear sus ataques antisociales, en las empresas y en las calles. Pero, gracias a las listas LCR - LO, esto es posible sin por ello amnistiar a la izquierda de su balance calamitoso, y que ni siquiera se compromete, si volviera al poder, a abolir las medidas tomadas por la derecha.


      Francés

 

   
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