Izquierda Marxista

Lo que esperaba ganar la derecha española

 

Autor: G. Buster y Chris Harman

Fecha: 21/3/2004

Traductor: Guillermo Crux, especial para PI

Fuente: Socialist Worker, Gran Bretaña


Los ataques terroristas en Madrid, efectuados contra tres trenes locales, tuvo lugar alrededor de las 7,30 de la mañana del último jueves. La mayoría de las víctimas se dirigía a su trabajo o a la escuela. El objetivo de los terroristas, según la policía, era hacer volar los trenes dentro de la estación Atocha y que se derrumbara el edificio entero.

Con el trasfondo del dolor de las víctimas y sus familias, de la solidaridad del pueblo de Madrid, el gobierno conservador del Partido Popular lanzó una campaña de masas para manipular el sentimiento popular. Unas horas después de los ataques, el ministro del interior, Acebes, le aseguró a todo el mundo que ETA había estado detrás de los atentados. Para el gobierno conservador, tenía que ser ETA.

El Partido Popular construyó su campaña electoral alrededor del miedo. Miedo a cualquier cambio en el estatus constitucional que le niega el autogobierno pleno al País Vasco, a Cataluña y a Galicia. Miedo a los nuevos gobiernos regionales que cuestionan las políticas neo-liberales y centralistas.

Miedo al movimiento anti-guerra, y miedo a la protesta estudiantil contra las reaccionarias reformas universitarias. Miedo también al activismo de los obreros industriales contra el traslado de las industrias a las tierras nuevas de la mano de obra barata.

Y ETA representa, más que cualquier otra cosa, el miedo. Esto le permitió al gobierno conservador mantener a la oposición del PSOE completamente atada a su prevalencia mediante un "pacto anti-terrorista". Esto excluye cualquier solución a la cuestión nacional en el Estado Español que no esté basada en la represión.

El objetivo era claro -movilizar la base electoral conservadora, paralizar a la izquierda o, por lo menos, detener su agitación. Quiso utilizar los ataques terroristas para transformar el sentimiento popular de manera radical como pudo hacer la administración Bush después del 11 de septiembre. Quiso consolidar su control de la política española por medio de una forma nueva y decisiva, quebrando y aplastando el ritmo vertiginoso de la ola más grande de protestas populares en el Estado Español desde el fin de la dictadura de Franco.

G BUSTER, Madrid

(Escribe en Viento Sur y es dirigente de la corriente Espacio Alternativo, sección española del Secretariado Unificado de la Cuarta Internacional)

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Las raíces de ETA

El gobierno conservador de España intentó culpar a ETA por las explosiones de Madrid como parte de su esfuerzo por aferrarse al poder utilizando el nacionalismo español de una forma completamente reaccionaria. Bajo la república española establecida en 1931, Cataluña y el País Vasco tuvieron sus propios gobiernos. Los fascistas de Franco destruyeron esta independencia cuando derrocaron la república en la guerra civil de 1936-9.

Toda actividad pública tenía que hacerse únicamente en idioma español, nunca en los idiomas locales. Cualquiera podía ser arrestado simplemente por utilizarlos en público. La represión ahondó el sentimiento nacional dirigido contra el Estado Español, sobre todo en el País Vasco. Cuando el pueblo ganó confianza como para rebelarse abiertamente contra el franquismo a comienzos de los años '70, levantaba consignas por los derechos nacionales junto a las consignas anti-fascistas. En las zonas obreras, las demandas nacionalistas a menudo se unían con las demandas anti-capitalistas y socialistas.

El principal partido que preconizaba la independencia vasca, el Partido Nacionalista Vasco, era un partido conservador, de tipo democristiano. En los años sesenta un grupo de activistas jóvenes se separó de él para formar una organización guerrillera anti-fascista de izquierda, la ETA. Sus acciones no sólo se volvieron un símbolo de la resistencia en el País Vasco, sino en todo el Estado Español.

Pero este sentimiento de unidad contra Franco se convirtió en un sentimiento de traición en el País Vasco luego de la muerte de Franco en 1975. El poder gubernamental permaneció en manos de ministros de su movimiento fascista durante cinco años más.

Los dirigentes de los recientemente legalizados partidos Socialista y Comunista acordaron colaborar con ellos en una nueva constitución parlamentaria. Esto decretó que el País Vasco y Cataluña tenían que seguir siendo parte de España. Un 65 por ciento de la población del País Vasco se negó a votar en el referéndum sobre la constitución porque percibían que les negaba la oportunidad de la independencia real.

El Partido Nacionalista Vasco decidió trabajar dentro de una constitución con la que discrepaba y desde entonces dirige al gobierno regional vasco. Las secciones de la ETA mantuvieron la lucha armada por la independencia. Retuvieron el apoyo laxo de aproximadamente el 10 por ciento de los vascos. Pero se aislaron completamente de la izquierda y del movimiento obrero en el resto de España.

Los gobiernos, tanto socialistas como conservadores, aumentaron continuamente el nivel de represión. Mientras mayor era la represión que enfrentaban, los métodos de ETA se volvían más violentos. Pero nunca tuvieron deliberadamente como blanco la masa de gente común y corriente como sí lo tuvieron las bombas de la semana anterior.

El Partido Popular subió la apuesta conscientemente azuzando el nacionalismo español contra los vascos. Denunció como traición y como "terrorista" a todo enfoque al problema vasco basado en el derecho a la autodeterminación. El fin de semana pasado, el pueblo empezó a ver más allá de sus mentiras.

CHRIS HARMAN

(Editor de Socialist Worker y dirigente del Socialist Workers Party de Gran Bretaña y de la Tendencia Socialista Internacional -IST)


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