Intelectuales y Académicos

Del fascismo a la democracia en España: fin de Aznar, el mejor amigo de Bush

 

Autor: Vicente Navarro

Fecha: 21/3/2004

Traductor: Guillermo Crux, especial para PI

Fuente: Counterpunch


La dictadura fascista española dirigida por el General Franco fue uno de los régimenes más represivos que hayan existido en Europa Occidental en el siglo XX. Por cada asesinato político bajo el régimen de Mussolini, Franco asesinó 10.000. La dictadura de Franco fue establecida por las fuerzas armadas, la Iglesia, la banca, la gran patronal, los terratenientes oligárquicos, y sectores de clase media luego de que tuviera lugar un golpe militar en 1936 contra un gobierno democráticamente electo que había promulgado reformas mayores que perjudicaron a los grupos de interés pro-Franco. El gobierno electo fue muy popular porque introdujo el sistema escolar público (controlado hasta entonces por la Iglesia católica), el seguro social, la reforma de la tierra, el divorcio y las leyes de aborto, y otras políticas públicas que beneficiaron a la clase obrera y otros componentes de las clases populares.

La represión salvaje por parte del régimen de Franco (que duró cuarenta años, 1939-1977) fue particularmente dura contra la clase obrera, una represión que continuó hasta el fin mismo del régimen. Casi un millón de personas murieron en la resistencia popular contra el golpe y después también. Incluso en el año de su muerte, Franco firmó cinco condenas de muerte para miembros de la resistencia anti-fascista. Las dos grandes potencias extranjeras que apoyaron al régimen de Franco fueron el gobierno norteamericano (tanto durante las administraciones republicanas como en las demócratas) y el Vaticano. Por consiguiente, no es sorprendente que los españoles hayan sido el pueblo menos pro-UE de Europa y, de entre los países del sur de Europa, el que menos asiste a las misas católicas los domingos.

La transición de la dictadura a la democracia fue activada principalmente por una resistencia popular creciente contra el régimen de Franco. De 1974 a 1977 (el dictador murió el 20 de noviembre de 1975, ese mismo día se agotaron las existencias de champán en España), España fue el país europeo con más huelgas generales. Estas movilizaciones obreras y la "Revolución de los Claveles" en el vecino Portugal preocuparon al establishment franquista, que controlaba los aparatos estatales y los medios de comunicación. Sumado a esto, el gobierno norteamericano expresó la preocupación de que pudieran perder el control sobre el territorio geopolítico español. EE.UU. le transmitió a la cabeza del establishment franquista, el Rey, que era necesario cambiar algo. El embajador norteamericano le dijo al Rey que se congraciara más y que tuviera un mejor conocimiento de la clase obrera española. Esta fue la primera vez que el embajador norteamericano utilizó la expresión "clase obrera" en sus intercambios con el Rey.

La transición de la dictadura a la democracia tuvo lugar de una manera muy favorable a la derecha que todavía controlaba el Ejército, la maquinaria estatal, y los medios de comunicación. Una condición de la derecha para la transición a la democracia era la conservación de la monarquía y el establecimiento de una ley electoral que beneficiaría inmensamente a la derecha. Incluso hoy, Ávila, una de las regiones más conservadoras de España, necesita sólo 30.000 votos para poner un miembro en el Parlamento, mientras que Barcelona, una región progresista, necesita 150.000. A pesar de esta discriminación, la izquierda, representada por el partido socialdemócrata PSOE, tuvo un gran trinufo en 1982, y estableció el estado de bienestar, incluyendo la universalización de la educación pública y de la atención médica. Este fue un tiempo de reformas y explica el apoyo popular al gobierno durante el período que va de 1982 a 1993.

El PSOE, sin embargo, estaba dividido entre sus propias derecha e izquierda. La derecha era influyente en los ministerios de economía y de trabajo, y fue responsable por algunas de las reformas del mercado de trabajo que activaron tres huelgas generales, un fenómeno inaudito en Europa. Normalmente, los gobiernos socialdemócratas no enfrentan huelgas generales. El PSOE, sin embargo, tuvo que hacerlo, y en 1993 la derecha se volvió la fuerza predominante dentro del PSOE. El líder de la izquierda del PSOE, Alfonso Guerra, vicepresidente del gobierno, había renunciado un año antes, y se completó la transformación del PSOE. En 1993, la fuerza principal en las políticas económicas del PSOE era su ministro de Economía y Finanzas, Pedro Solbes, que promulgó enormes recortes de gastos sociales (el gasto público social per cápita declinó por primera vez desde que se estableció la democracia) para eliminar el déficit presupuestario del gobierno, según el criterio de Maastrich, una meta exigida para alcanzar la unión monetaria. Estas políticas se volvieron muy impopulares y fueron una de las razones para la derrota del PSOE en 1996, permitiendo la victoria del partido de la derecha. Es importante enfatizar que la derrota del PSOE en 1996 fue causada principalmente por la desmovilización de su base y por el crecimiento sustancial de la abstención entre la clase obrera. Esa derrota comenzó todo un proceso de deterioro de la izquierda en España. A propósito, Pedro Solbes fue nombrado, no sólo con el apoyo del PSOE sino también del principal partido conservador, el Partido Popular (PP), como Comisionado Europeo para Asuntos Económicos y Financieros, dirigiendo así un programa de austeridad social para ser aplicado en toda la UE. Su último esfuerzo fue su campaña agresiva contra los gobiernos alemán y francés (ambos países envueltos en recesiones profundas) por no eliminar sus déficits públicos.

El partido conservador, el PP, que se volvió el partido gobernante en España en 1996 fue fundado por Fraga Iribarne, quien fue Ministro de Información y del Interior (a cargo de la odiada policía política) durante el régimen de Franco. Él había firmado la condena de muerte de Grimau, un líder anti-fascista que perteneció al entonces clandestino Partido Comunista, la mayor fuerza en la resistencia anti-fascista. Fraga está orgulloso de su pasado fascista, habiendo escrito recientemente el prólogo a un libro que niega la existencia del Holocausto. Él ha dicho repetidamente que Franco fue el líder español y europeo más grande del siglo XX. Su principal discípulo es Aznar, quien había sido miembro de la juventud fascista e hizo campaña contra el establecimiento de la nueva constitución democrática. Aznar también criticó al gobierno municipal democráticamente electo de Guernica (el pueblo destruido por la fuerza aérea nazi aliada con las fuerzas armadas de Franco) por cambiar el nombre de su plaza mayor, de Plaza del Caudillo a Plaza de la Libertad (durante el régimen fascista todas las plazas mayores de cualquier pueblo, ciudad o aldea tenía que llevar el nombre del General Franco, a quien en España se refiere como "Caudillo" según la retórica oficial). Este Aznar es el mismo Aznar al que el Congreso norteamericano está a punto de concederle una Medalla de Honor, ofendiendo, de paso, a los miles de soldados norteamericanos que murieron en la Segunda Guerra Mundial combatiendo al nazismo y al fascismo.

Las principales fuerzas en el PP son las tendencias monárquicas, las asociaciones patronales, las instituciones bancarias, la Iglesia, y los grandes terratenientes, entre otros, es decir, la misma combinación de personajes que han estado gobernando España durante la mayor parte del siglo XX, salvo aquellos cortos períodos de democracia que disfrutó en ese siglo. El PP tiene una cultura democrática muy limitada. Sus congresos son lo más parecido que hay a los del Partido Comunista Búlgaro. Todas las resoluciones son aprobadas por el 100% de los votos y el líder, Aznar, es prácticamente omnipotente. Su principal objetivo en la política exterior fue transformarse en el aliado europeo más cercano a la administración Bush. Él y Bush se hicieron amigos íntimos muy rápidamente.

Los dos son extremistas religiosos. La esposa de Aznar es miembro de los Legionarios de Cristo, una de las sectas católicas más ultraderechistas que existen hoy. Además, varios miembros del gabinete de Aznar pertenecen al Opus Dei, también definida por el Parlamento belga como una secta cristiana, y hay miembros que son hijos de promimentes familias fascistas que jugaron papeles importantes bajo el régimen fascista. Aznar, como Franco antes que él, hizo del gobierno español un mero títere del gobierno norteamericano.

Una de las políticas más impopulares llevadas a cabo por Aznar fue el apoyo a Bush en la invasión y ocupación de Irak. Ese apoyo significó la provisión de tropas españolas para la campaña militar. Durante la última movilización contra la guerra, hace un año, uno de cada cinco adultos en España salió a la calle para marchar en protesta contra semejante invasión. Una de las principales consignas durante las manifestaciones fue "es una guerra de Bush-Aznar; no nuestra guerra". Las encuestas mostraban sistemáticamente a la población española como la más opuesta guerra de Irak en Europa.

El gobierno de PP, sin embargo, ignoró las manifestaciones, justificando el apoyo a la guerra de Irak diciendo que era necesario combatir al terrorismo. España ha tenido que enfrentar a un grupo terrorista, el partido pro-indepencia vasca ETA, que es inmensamente impopular en España e incluso en el País Vasco. El PP se presentó a sí mismo como el partido de la ley y el orden, como el partido más duro contra ETA, ligando a ETA con todas las otras formas de terrorismo.

Esto explica por qué, cuando tuvo lugar la matanza el jueves 11 de marzo en Madrid, el PP, que controla todos los grandes medios de comunicación públicos en España (e influye sobre la mayoría de los medios de comunicación orales, visuales, y gráficos), presentó a ETA como el grupo terrorista que estaba detrás de la matanza, intentando capitalizar el enorme descontento popular expresado por las manifestaciones de masas que tuvieron lugar en España para repudiar las muertes en esa matanza. Aunque exitoso en su manipulación de los medios de comunicación, el PP creyó que podría conseguir una mayoría de votos aplastante en las elección del domingo 14 de marzo, dándole una gran mayoría en el Parlamento. El Ministro del Interior, Acebes, y la Ministro de Relaciones Exteriores, Ana Palacio (uno de los aliados más íntimos y amiga personal de Powell, secretario de Estado de la administración Bush) fueron los principales voceros del PP que promovieron la idea de la responsabilidad de la ETA en la matanza. La credibilidad del gobierno, sin embargo, era muy baja entre la población y muy particularmente entre la clase trabajadora cuyo descontento se acentuó sobre todo porque la mayoría de las muertes tuvieron lugar en un barrio obrero de Madrid. Para el viernes y el sábado, había grandes manifestaciones de masas, bastante espontáneas y sin estar bajo la responsabilidad de ningún partido, cuestionando las explicaciones del PP. Cuando Aznar presidió las ceremonias del luto, fue abucheado por el público que lo llamó mentiroso y asesino. Pronto, llegó información de que fundamentalistas radicales islámicos ligados a Al Qaeda eran los verdaderos asesinos, lo que perimitió formar un eslabón entre esa matanza y la guerra en Irak. Las manifestaciones contra los asesinatos rápidamente se volvieron manifestaciones contra el gobierno del PP. Una de las consignas que se oía frecuentemente en las manifestaciones del sábado era, "Ellos pusieron su guerra, nosotros pusimos los muertos". En el día de la elección, ese descontento se encauzó contra el PP, produciendo su enorme derrota. Lo más notorio es que tres millones de personas que anteriormente se habían abstenido de votar por el PSOE se decidieron a votar por él como una manera de librarse de Aznar, una de las figuras más impopulares hoy en España. Bush, quien nunca gustó en España, sigue siendo la figura extranjera más impopular entre los españoles.

La movilización de la juventud y aquellos sectores de las clases populares que se habían abstenido en las elecciones anteriores fueron la clave para la victoria del PSOE. Es verdad que las crecientes frustraciones populares con el gobierno de PP habían hecho al PSOE más atractivo, cerrando así la brecha (según las encuestas) entre los dos partidos. Pero en España (y me parece que en otros países también, incluso en EE.UU.) que los grandes partidos de izquierda ganen o pierdan en el día de la elección depende de si su base social obrera se queda en su casa o decide ir a votar. El giro a la derecha del PSOE, (admitiendo casi acríticamente la mayor parte del dogma neoliberal) había desmoralizado la base del partido y aumentado la abstención en las elecciones anteriores. El descontento contra el PP, y la matanza del 11 de marzo fueron, sin embargo, los disparadores para los tres millones de votos más que recibió el PSOE (las encuestas a boca de urna mostraron que la mayoría de estos tres millones de votos provinieron de jóvenes que nunca habían votado antes y de trabajadores que se habían abstenido en elecciones anteriores). No fue tanto el amor por PSOE como la aversión por el PP lo que explica la victoria del PSOE. Zapatero, secretario general del PSOE y nuevo Presidente del gobierno español, fue electo hace tres años con el apoyo de la izquierda del PSOE. Su primer acto, después de electo, fue visitar la tumba de Pablo Iglesias, el fundador del Partido Socialista y de la central sindical socialista UGT, acompañado por la cabeza del sindicato socialista (una de las figuras más populares en España, Cándido Méndez),

Su segundo acto fue indicar --como prometió en la campaña electoral-- que, a más tardar el 30 de junio, todas las tropas españolas serán retiradas de Irak, y ha criticado bastante abiertamente las políticas de Bush y Blair con respecto a esa guerra. Zapatero es consciente que su victoria electoral se debe a la movilización del electorado de izquierda y su mayor desafío es retenerlo. Esta es la razón por la cual es bastante improbable que se desdiga de ese compromiso, a sabiendas de que la guerra y la ocupación son inmensamente impopulares; eran impopulares antes del 11 de marzo y continúan siéndolo después de él. Zapatero también es consciente del desprecio enorme que sienten los españolas por la administración Bush.

El retiro de las tropas españolas podría estimular el retiro de las tropas italianas y polacas, llevando así al desmantelamiento de la coalición de Bush.

Vicente Navarro es profesor de Política Pública en la Johns Hopkins University de Baltimore y de Ciencias Políticas y Sociales en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, España.

Su correo electrónico es:

navarro@counterpunch.org


    Inglés  

 

   
  La Fracción Trotskista está conformada por el PTS (Partido de Trabajadores por el Socialismo) de Argentina, la LTS (Liga de Trabajadores por el Socialismo) de México, la LOR-CI (Liga Obrera Revolucionaria por la Cuarta Internacional) de Bolivia, LER-QI (Liga Estrategia Revolucionaria) de Brasil, Clase contra Clase de Chile y FT Europa. Para contactarse con nosotros, hágalo al siguiente e-mail: ft@ft.org.ar