Irak, Medio Oriente y Asia

Matar al Sheik Yassin fue un error

 

Autor: Barak Barfi

Fecha: 25/3/2004

Traductor: Isidoro, especial para PI

Fuente: The Guardian


El asesinato del líder espiritual de Hamas liquida a una fuerza disciplinadora crucial dentro de la organización y tendrá repercusiones peligrosas, sostiene Barak Barfi


El asesinato de ayer del líder espiritual de Hamas, Sheik Ahmed Yassin, abrió un nuevo capítulo en el conflicto israelí- palestino. Su muerte alterará grandemente el equilibrio de poder dentro de Hamas y lo deja si una cara pública. Si bien esto seguramente minará la moral de la organización en el corto plazo, los israelíes no deben engañarse. Liquidar a Yassin no detendrá la violencia ni disuadirá a los terroristas, sino que resultará en más derramamiento de sangre y en la matanza de civiles en represalia.

Era Yassin  - la encarnación del mal a los ojos de los israelíes - quién mantenía a Hamas en línea y aseguraba que sus estallidos de violencia fueran medidos, calibrados, y distribuidos estratégicamente en vez de fortuitamente.

En el extraño mundo de la política palestina, Yassin era conocido como un moderado. Aunque abogaba por la violencia y encomiaba a los bombarderos suicida, no depositaba fe en una solución militar del conflicto. A menudo hablaba de treguas de cientos de años entre israelíes y palestinos, o de una cesación temporal de las hostilidades que garantizaría de facto el reconocimiento de Israel.

Estas visiones lo enfrentaban al bando de los halcones de los líderes de Hamas de Gaza. Líderes como Dr. Abd al-Aziz Rantisi están mortalmente en contra de cualquier concesión o reconocimiento de Israel y creen que si la victoria no es alcanzada en su generación, vendrá en las futuras.

La muerte de Yassin, sobre los talones del asesinato de Ismail Abu Shanab en Agosto pasado, deja el liderazgo de Hamas en manos de estos intransigentes, quienes predican la violencia como la única forma de resolver el conflicto. Abu Shanab era el más pragmático del ejecutivo de Hamas y aceptaba abiertamente un estado israelí. Con ambos fuera de juego, nadie predicará moderación en el circulo interno de Hamas.

Algunos analistas creen que la influencia coercitiva de Yassin guiaba la estrategia de bombardeos suicidas de Hamas. Los cuadros capturados por los israelíes alegan que cada ataque ha sido estratégicamente planeado como respuesta a incursiones o matanzas israelíes. En contraste, líderes como Rantisi abogan por bombardeos en cada oportunidad, prescindiendo de las condiciones políticas prevalecientes.

Yassin no sólo reñía con los líderes de Hamas de los territorios palestinos, también chocaba con la dirección externa en Damasco conducida por Khalid Mashal, quien quería que la organización tomara una postura más agresiva contra los israelíes. En Febrero de 2002, luego de que Yassin abrasara un cese de fuego declarado por la Autoridad Palestina (Palestinian Authority, PA. NT), una célula de Hamas atacó a una patrulla israelí en la Franja de Gaza. Los agentes de Hamas creen que la orden del asalto vino de la dirección externa que quería torpedear la tregua. Hubieron otras ocasiones en las que Mashal quiso que Hamas inflamara las llamas de la violencia mientras Yassin quería extinguirlas.

La matanza de Yassin seguramente traerá represalias, pero los blancos de un Hamas descontrolado pueden extenderse más allá de los israelíes. Por años, Mashal y sus subordinados han abogado por el uso de la violencia contra la PA. Abrigan la creencia de que las matanzas pueden crear un estado de anarquía que fortalecerá a Hamas y permitirá que este derribe a la PA.

Mientras vivía Yassin, su estatura y firme determinación se erigían como una barrera para la guerra civil palestina. Con su muerte, Mashal tiene ahora la derecha y su liderazgo externo puede buscar arrastrar a la Tierra Santa a la sangre y el caos.

La carnicería siguió al último gran asesinato de Israel en 1996. Los servicios de seguridad apuntaron a Yahya Ayyash, jefe de fabricación de bombas de Hamas a quién hacían responsable de la muerte de 60 israelíes. En ese momento, los agentes llamaron al asesinato un éxito y rebozaron de satisfacción. Pero Hamas tuvo la última palabra. Respondió con una ola de bombardeos suicida en Febrero y Marzo de 1996 que mataron a 62 y dejaron a Israel un estado de pánico de un mes de duración.

El Sheik Ahmed Yassin no era abogado de la paz. Lanzaba a jóvenes equipados como misiles humanos a matar mujeres y niños y luego se enorgullecía de ello. Pero entendía los límites de la violencia. Sus sucesores no reconocen semejantes límites. Vieron a la violencia como una herramienta para desangrar a Israel, fomentar el odio, y minar la Autoridad Palestina. Y eso es lo que esperar en la vela de la muerte de Yassin.

* Barak Barfi, basado en Jerusalén, cubre el Medio Oriente para Agence Global y se especializa en política palestina.

Publicado el martes 23 de Marzo, 2004



     

 

   
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