Latinoamérica

Uruguay: El espíritu de Wilson

 

Autor: Victoria Molnar

Fecha: 28/3/2004

Fuente: Brecha



Jorge Larrañaga es hoy el dirigente número uno del partido número dos. Si hay balotaje, es el más probable rival de Tabaré. ¿Cuál es el pasado, el presente y el proyecto de este candidato a presidente?

Una de sus principales consignas es la renovación de ideas y el recambio de dirigentes en el Partido Nacional (PN). ¿Es posible una apuesta de ese tipo cuando los principales dirigentes que lo acompañan han ocupado cargos de alta responsabilidad durante el gobierno de Luis Alberto Lacalle, como Sergio Abreu, Juan Andrés Ramírez y Gonzalo Aguirre, o provienen del tronco herrerista, como Francisco Gallinal?

-Es posible la renovación, el recambio, la construcción de un nuevo liderazgo y la reafirmación de un nacionalismo que incluya, que levante banderas partidarias con una posición muy clara como en los tiempos de Wilson Ferreira Aldunate. Creo que más allá de la participación en el gobierno del PN, o incluso en esta administración, los compañeros que usted cita nos aportan la experiencia que nosotros vamos a conducir en cuanto proyecto político.

-No me refería tanto a su experiencia como a sus ideas.

-Vienen con otras ideas, con otro liderazgo, con otra conducción, que apunta no sólo al pensamiento sino también a nuevos estilos de hacer política, a priorizar los entendimientos y a buscar acuerdos políticos. Entonces la contestación mía es positiva: es posible el recambio, es posible la renovación porque la estamos haciendo con la gente; estamos asistiendo al despertar del PN, a uno nuevo que se va a proyectar y va a emerger a partir del 27 de junio próximo luego de las elecciones internas.

-¿Ese despertar ocurre de manera espontánea, casual, o tiene algún fundamento? ¿El PN despierta por la mera decisión de un hombre como usted?

-Tiene sus raíces en ciento sesenta y pico años de historia.

Y creo que el partido despierta en ancas del proceso de cambio que va a vivir el sistema político, donde es necesario un nuevo contrato entre él y la población, un proceso que surge de abajo hacia arriba. A mi juicio es indetenible el viento de cambio del PN. Si usted mira su historia, mira sus últimos años, advierte que es un partido que se regenera más fácilmente que las otras estructuras políticas.

Sus liderazgos no tienden a tener tantos años de vigencia, y prueba de ello es que actores políticos de los más jovenes, como mi caso y el de muchos, hemos ocupado cargos de responsabilidad a muy temprana edad. Entonces creo que ésos son los factores que están incidiendo en este despertar del PN.

-Usted ha marcado como una de sus diferencias con Lacalle el estilo de relacionamiento con el gobierno, especialmente su oposición a que el PN integrara el gabinete. Sin embargo, la decisión del PN fue retirarse del gabinete pero manteniendo a sus hombres en los entes y otros organismos estatales.

-Mi querido amigo, son cosas bien distintas, bien diferentes.

-¿Le parece que la gente lo percibe de ese modo?

-No sé, pero entiendo que una cosa es participar del Poder Ejecutivo en los ministerios, y otra bien diferente es hacerlo en las funciones de contralor de los entes autónomos, los servicios descentralizados y las empresas del Estado. Prueba de ello es que el propio Frente Amplio participó en los entes y servicios descentralizados en el primer gobierno de (Julio María) Sanguinetti. Y eso no los hacía igual al gobierno de Sanguinetti.

-Usted plantea un terreno de acuerdos y coincidencias preelectorales, mediante la idea de un "consenso Uruguay" en aspectos económicos y sociales, y un gobierno de compromiso nacional. ¿Qué espacio deja esa propuesta para la natural confrontación de ideas que se debe desarrollar durante una campaña electoral? ¿Ese tipo de propuesta no impone una suerte de pensamiento único de lo que se debe hacer, sobre todo en el campo económico?

-Mi contestación es negativa en ambos casos. No estamos intentando eliminar la discusión política que debe de hacerse en el marco de la pluralidad y de la vigencia de los principios democráticos. Con el documento "Consenso Uruguay 2005", que ojalá sea firmado por todos los candidatos a la Presidencia de la República, procuramos que el incipiente proceso de recuperación económica no se vea afectado por el marco electoral. Es simplemente un posicionamiento de responsabilidad, que tiene que ser patrimonio de todos los partidos. Entonces, lo decimos en el documento, esto no procurará limitar, condicionar, lo que pueda ser el papel del nuevo presidente ni del partido que gane, procura abonar la tierra para que en un clima previo podamos contribuir con el país, y no afectar lo que puedan ser los procesos de inversión y recuperación económica.

Bajo ningún punto de vista somos partidarios de ese pensamiento único. Yo percibo la necesidad de concretar un gobierno de compromiso nacional, donde seamos capaces de acordar cuatro o cinco políticas fundamentales que el país necesita...

-La pregunta del millón sería por qué ese acuerdo no se ha logrado en este período, habida cuenta de que estamos hablando de los mismos actores políticos.

-Ah, es una excelente pregunta. Creo que ha sido un debe de los principales actores políticos, del presidente de la República y de los principales conductores de los partidos. Yo asumo la cuota parte de responsabilidad que me cabe, pero no hay que olvidar que Alianza Nacional arrancó esta legislatura con un senador y dos diputados.

-Insisto: ¿qué le hace suponer que están dadas las condiciones, o que usted es el más capacitado, para destrabar ese bloqueo?

-Las circunstancias y los actores políticos en la cancha han cambiado. Ya no van a estar ni Jorge Batlle ni Sanguinetti en el Partido Colorado, y si nosotros ganamos la interna obviamente vamos a tener un papel de mayor incidencia en el PN, como para viabilizar y construir ese esquema de mayor entendimiento.

-¿Por qué un gobierno de "compromiso nacional" sería mejor que uno de coalición, en materia de gobernabilidad?

-Porque quiero apuntar a los contenidos y no las formas.

-¿Quiere decir a los contenidos y no a los cargos?

-Sí, señor, a los contenidos y no a los cargos, totalmente de acuerdo.

El esquema de coalición muchas veces ata demasiado a las colectividades políticas que la integran. Por eso yo me quedo con aquel pensamiento de Wilson de la gobernabilidad; construir acuerdos parlamentarios, entendimientos programáticos que puedan materializarse en acciones concretas, en una actitud de civilización política que no supone eliminar ni la disidencia, ni las diferencias.

-Repasando sus planteos y nociones programáticas se puede advertir que tienen fuertes similitudes con los de la izquierda...

-Son similares a lo que en su momento sostuvo el PN.

-¿Y en algún momento abandonó?

-Es posible, pero seguramente todos esos postulados eran apoyados por aquel PN de 1971, sin ninguna duda. Enhorabuena, entonces, que puedan existir coincidencias con otros partidos, porque cuanto más tengan vigencia esas similitudes más posibilidades tendremos de entendimientos. Ahora, permítaseme preguntar, sin ánimo de polémica, con cuál izquierda se identifica mi propuesta. Porque todos sabemos que una cosa es la izquierda del mpp, otra la del Partido Socialista y otra la del senador (Danilo) Astori.

-Tabaré Vázquez catalogó su propuesta de progresista, pero sostuvo que la única forma de concretarla sería con un gobierno de izquierda, porque usted tendría que gobernar con el apoyo de Sanguinetti, Batlle y Lacalle.

-Pero entonces Vázquez ya está renunciando a la posibilidad de ayudarme si pierde.

-¿No es razonable pensar que usted tendría que acordar con los dirigentes citados, o sus sectores, para vencer a Vázquez en un balotaje?

-No necesariamente. Nosotros aspiramos a impulsar una coalición con la gente, y no acuerdos formales con los partidos. El voto no tiene marca, la gente no es ganado y vota en función de los actores y de los proyectos que le inspiren más confianza. A diferencia de lo que insinúa Vázquez con ese razonamiento, nosotros vamos a pedir si ganamos, y vamos a ofrecer si perdemos, una ayuda sin condiciones de clase alguna porque en el medio está el país.

-¿No teme que su correligionario Ignacio de Posadas lo pueda tildar de demagogo o ignorante por sostener ideas similares a las de la izquierda?

-Me tiene muy sin cuidado el pensamiento de De Posadas. Yo tengo el mío, por cierto muy diferente. Cada lechón en su teta es el modo de mamar.

-¿Piensa reducir el cuantioso presupuesto que el país destina a Defensa? ¿Cuál sería la dimensión y la misión de las Fuerzas Armadas bajo su gobierno?

-Tenemos que impulsar la reforma de la eficacia del Estado, y el tema de defensa nacional va a entrar en el esquema de eficacia y racionalización de los recursos. Buscaremos que los militares en tiempo de paz tengan un papel activo en algunos cometidos que el gobierno les asigne... Debemos terminar con inversiones que, en el caso de las Fuerzas Armadas, no sean redituables ni prioritarias para el país.

-¿En el plebiscito sobre la ley de caducidad apoyó el voto verde o el amarillo?

-Desacaté a mi caudillo Wilson y apoyé el voto verde. Con el paso del tiempo, y a fuerza de ser honesto, digo que me equivoqué con esa decisión. Porque la ley de caducidad, más allá del dolor que significa para mucha gente, fue la solución posible que pudo articular el país en ese tema. En adelante, sólo queda cumplir la ley, esto es aplicar su artículo 4. Tengo mis matices con respecto a la aplicación hasta ahora de ese artículo, también en cuanto a los resultados de la Comisión para la Paz. Por lo tanto pienso que hay que cumplir la ley en toda su dimensión y en toda su interpretación... Le estoy diciendo demasiado; la quiero dejar por aquí.

-¿Uruguay debe integrarse a las negociaciones entre Argentina y Brasil sobre la deuda externa?

-El Uruguay debe aplicar aquello que decía Herrera sobre los círculos concéntricos de la política internacional, y el primer círculo

son los vecinos. Soy decidido partidario del Mercosur, porque creo en el nacionalismo de patria grande: Latinoamérica debe ser para nosotros una causa moral. Tenemos asimetrías, pero una misma problemática: pobreza interna y dependencia del campo internacional. No es fácil el tema de hacer una especie de club de deudores, lo han desestimado hasta los propios técnicos del ep-fa. Pero tampoco deberíamos apartarnos mucho de lo que puedan conseguir Brasil y Argentina. Tenemos que actuar con la suficiente inteligencia para hacer como los ciclistas, chupar rueda.

-Usted sostuvo que la deuda de Uruguay con los organismos financieros se debe ir "reformulando". ¿Este término supone renegociar quitas, plazos, o qué?

-Significa hacer lo que el país ha hecho siempre, ir bicicleteando su deuda.

-Pero la cadena se puede romper, y mientras tanto la bicicleta genera pobreza y miseria.

-De acuerdo, yo no creo que sea positivo terminar pagando a costa de la mayor pobreza y miseria de la gente. Pero hay que buscar meterse en un esquema de condición más favorable. Tenemos que ir haciendo como que pagamos y los organismos internacionales haciendo como que cobran, y en ese medio tiempo ir reformulando el endeudamiento. Y colándonos, entre comillas, en los procesos de negociación general que nos permitan aliviar las condiciones del endeudamiento.

-¿Cuáles son las fuentes del financiamiento de su campaña?

-Los pesos que han venido poniendo a lo largo de estos últimos años y también los pedidos de contribución económica a determinadas personas. Tenemos una lista de gente a la cual pechamos, igual que todos los partidos, pero sin adquirir compromisos de ninguna naturaleza. También tenemos un porcentaje de "te debo" muy importante, y tenemos un porcentaje de endeudamiento contra lo que podrá ser el financiamiento de los partidos derivado de la elección de octubre.

-¿Se podrá conocer dentro de unos meses el monto y el modo en que Alianza Nacional financió su campaña?

-Por supuesto. No sólo pensamos darle transparencia al financiamiento de nuestro sector, sino que tenemos un proyecto de ley en la materia, presentado por Abreu, que está esperando los consensos para ser sancionado.




     

 

   
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