Latinoamérica

Descubre el Pentágono una nueva amenaza en AL: el populismo radical

 

Autor: Jim Cason y David Brooks

Fecha: 29/3/2004

Fuente: La Jornada


Una nueva amenaza surge en América Latina, según el Pentágono: el "populismo radical".
Además de las amenazas tradicionales, siempre mencionadas en evaluaciones de seguridad hemisférica como el narcoterrorismo, la corrupción y el crimen organizado, el Pentágono ha detectado una amenaza igualmente preocupante. "Estas amenazas tradicionales se complementan ahora por una amenaza emergente mejor caracterizada como populismo radical, en el cual se socava el proceso democrático al reducir, en lugar de incrementar, los derechos individuales", declaró esta semana el general James T. Hill, jefe del Comando Sur de Estados Unidos.

En declaraciones en las que evaluó la situación de seguridad hemisférica ante el Comité de las Fuerzas Armadas de la Cámara de Representantes, la semana pasada, el general Hill advirtió que "algunos líderes en la región explotan frustraciones profundas por el fracaso de las reformas democráticas en entregar los bienes y servicios esperados. Al explotar estas frustraciones, las cuales corren conjuntamente con frustraciones causadas por la desigualdad social y económica, los líderes están logrando a la vez reforzar sus posiciones radicales al alimentar el sentimiento antiestadunidense. Adicionalmente, otros actores buscan minar los intereses estadunidenses en la región al apoyar estos movimientos".

Como ejemplos citó a Haití, Venezuela y Bolivia, donde líderes "radicales" han promovido un sentimiento antiestadunidense y a la vez buscan explotar el frágil contexto de sus países para promover y reforzar su poder. También señaló que "la crisis económica argentina ha provocado que muchos cuestionen la validez de las reformas neoliberales, tal como se manifestó en el Consenso de Buenos Aires firmado en octubre pasado por los presidentes (argentino Néstor) Kirchner y (brasileño Luiz Inacio) Lula (da Silva) que hizo enfásis en el 'respeto por los países pobres'".

Hill advierte que las amenazas tradicionales junto con esta amenaza emergente se nutren en un contexto en que "estados de la región en general están marcados por instituciones débiles y economías en dificultades. Este frágil control estatal puede llevar a espacios y pueblos ingobernables o mal gobernados, corrupción y clientelismo".

El general Hill, jefe máximo de las fuerzas armadas estadunidenses en Latinoamérica, agregó que "los militares con quienes trabajamos en esta área de responsabilidad están sintiendo la carga tanto de las amenazas como de gobiernos débiles, pero que en gran medida han apoyado a sus constituciones respectivas, han permanecido profesionales, y han respetado los derechos humanos". Sin embargo, informó al Congreso que los militares latinoamericanos "permanecerán bajo una presión creciente de estos (factores) de estrés en los próximos años".

Pero el general no ofreció opciones para resolver estos problemas, ni sugirió un cambio en las políticas económicas y sociales que nutren a estas nuevas "amenazas". Su única receta fue que "tenemos que mantener y ampliar nuestros contactos de militar a militar, a manera de institucionalizar de forma irrevocable el carácter institucional de estas fuerzas militares con las que hemos trabajado tan de cerca en las últimas décadas".

La única respuesta ofrecida para enfrentar los factores de inestabilidad social, según Hill, es ayudar los esfuerzos de los países aliados para "abordar estas amenazas y los factores estructurales que están debajo a través de cooperación consistente y paciente".
Hill alertó a los legisladores que, según la Organización Mundial de Salud, América Latina es la región más violenta del planeta medida en homicidios per cápita. Esto es en parte resultado de la falta de seguridad pública, corrupción y actividades ilícitas; pero también proviene de problemas socioeconómicos, sugirió Hill.

También de ahí, añadió, surge la nueva amenaza del "populismo radical". Según Hill, "el populismo en sí no es una amenaza. Más bien, la amenaza surge cuando se radicaliza por un líder que de manera creciente utiliza su posición y el apoyo de un segmento de la población para transgredir de manera gradual los derechos de todos los ciudadanos", tendencia que, según Hill, lleva a degradar la democracia y concentrar "el poder en manos de unos cuantos en lugar de garantizar los derechos individuales de los muchos".

Al ampliar sobre el punto, señaló que "el sentimiento antiestadunidense ha sido utilizado para reforzar las posiciones de los líderes radicales que buscan distraer a la población sobre sus propias limitaciones", y dijo que ese sentimiento "también preocupa a nuestras naciones socias", ya que sus líderes electos se ven obligados a prestar atención a los reclamos de sus bases.


La zona, bajo vigilancia

Hill considera que estas tendencias en la región "pintan un cuadro negativo en muchos sentidos" y tienen que observarse cuidadosamente. "Mantendremos la vigilancia", afirmó.
Concluyó que, a pesar de algunos éxitos en la región, no se ha hecho lo suficiente para limitar "el crecimiento del populismo radical y la insatisfacción popular en algunos países donde las reformas han fracasado en resolver los agravios sociales y económicos fundamentales". Señaló que "continuaremos trabajando para mejorar tanto las capacidades como el profesionalismo de los militares de nuestros aliados, para que puedan mantener su propia seguridad y ayudar a combatir las amenazas transnacionales comunes".


     

 

   
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