Irak, Medio Oriente y Asia

Después de Abbas

 

Autor: Editorial

Fecha: 12/9/2003

Traductor: Isidoro, especial para PI

Fuente: Economist


La renuncia de Mahmoud Abbas como primer ministro palestino ha significado un revés para la “hoja de ruta” de Medio oriente. Su sucesor, Ahmed Korei, no está más cerca de forjar la paz con Israel.

Un poco más de tres meses después de que fuera lanzada, la “hoja de ruta” apoyada por América para la paz entre Israel y los palestinos yace hecha jirones. El sábado 6 de Septiembre, Mahmoud Abbas presentó su renuncia como primer ministro palestino. En un lapso de horas, aviones de ataque israelíes intentaron matar al Sheikh Ahmed Yassin y a otros líderes de Hamas, un grupo militante, con la ayuda de una bomba 5001b lanzada sobre un departamento en la ciudad de Gaza; fueron heridos 16 palestinos, entre ellos civiles. Ariel Sharon, el primer ministro israelí, minimizó la frustración. “Son hombres muertos”, dijo, refiriéndose a cada miembro de Hamas.

La muerte casi con certeza describe las perspectivas del reanudado proceso de paz. América había fundado su regreso a la pacificación en la designación de un primer ministro palestino con “autoridad real”, independiente de Yasser Arafat, el presidente palestino, a quien América e Israel acusan de alentar el terrorismo y han, por tanto, tratado de dejar de lado. América había en todo momento dejado en claro que Mr. Abbas, un líder “con visión y coraje” según el Presidente George Bush, era la opción preferida. Mr. Abbas había predicado su estrategia enteramente reformista de negociar una tregua palestina unilateral, sobre todo con Hamas.

Esto, le dijo a su escéptica gente, ayudaría a los americanos a persuadir a Israel para que relaje la ocupación de Gaza y el Banco Occidental, congele la construcción de colonias judías y libere prisioneros palestinos. Luego de siete semanas de relativa calma –- pero ningún fin a la ocupación, la construcción de colonias, el asesinato de dirigentes palestinos o a los atentados de militantes sobre objetivos israelíes -– el cese del fuego colapsó. En la práctica, terminó con el atentado de Hamas a un ómnibus que mató 22 personas en Jerusalén el 19 de Agosto; oficialmente, fue el asesinato de un líder político de Hamas, Ismail Abu Shanab, perpetrado por Israel dos días más tarde lo que acabó con la tregua.

Mr. Abbas ha estado en el infierno las semanas recientes. Dirigiéndose a su parlamento el pasado Jueves, dijo que la causa “fundamental” de su dimisión era la diletancia de Israel en implementar sus compromisos bajo la hoja de ruta, agravado por la renuencia de America para “ejercer suficiente influencia” sobre Mr. Sharon para que actuara de otro modo. Pero Abbas dejó también en claro que su poder de mando había sido incapacitado por la permanente, supurante crisis de confianza entre él y Arafat, manifestada en “ásperos y peligrosos incidentes domésticos contra [su] gobierno” y en la negativa de Arafat por entregar el poder, especialmente sobre las fuerzas de policía de la Autoridad Palestina.

Pero el golpe de gracia carecía de apoyo político, dicen los palestinos. La semana pasada, Abbas fue advertido de que si se arriesgaba a un voto de confianza parlamentaria sobre su gobierno, probablemente perdería. Esto tenía menos que ver con desacuerdos sobre sus políticas que con el creciente consenso entre los legisladores palestinos de que el cambio sólo podía ser llevado a cabo en “coordinación” con Arafat. La confrontación estaba cada ves más siendo interpretada públicamente como parte de una agenda Israelí-Americana para destronarlo. “Definitivamente no vamos a sacrificar a Arafat por Abu Mazen [el otro nombre con que se conoce a Abbas]”, dijo Hatem Abdul Khader, un legislador del movimiento Fatah, al que pertenecen ambos Arafat y Abbas.

Finalmente librado de su problemático primer ministro, Arafat se apresuró a llenar la vacante, nombrando al orador parlamentario y veterano líder de Fatah, Ahmed Korei (mejor conocido como Abu Alaa), como su sucesor. Korei aún debe aceptar el puesto; antes de hacerlo, quiere garantías por parte de Europa y América de que van a apoyar el plan de paz vigente. Como Abbas, fue uno de los arquitectos de los acuerdos de paz de Oslo a principios de los 1990s, se opone a la INTIFADA (sublevación) palestina armada y tiene buenas relaciones con Europa, los estados árabes y muchos israelíes. A diferencia de Abbas, parece gozar de la confianza de su líder.

Probablemente consiga poca cooperación de los aliados de Abbas, pero eso no molestará ni a Korei ni a Arafat. El domingo, Muhammed
Dahlan, el favorito de Abbas para jefe de las fuerzas de seguridad de la PA (pero imputado por Arafat como un Judas al servicio de América), anunció que sólo serviría en un gobierno encabezado por Abbas. Todavía queda por verse si América e Israel serán tan acomodaticios frente al nuevo premier palestino.

La renuncia de Abbas, y el dedo acusador que él mismo apuntara sobre Arafat por socavar su autoridad, han fortalecido al interior del gabinete israelí las demandas por la remoción violenta de Arafat. Un ministro extremista, Avigdor Lieberman, ha llamado al ejército a bombardear los cuarteles generales del presidente palestino en Ramallah. Ministro de mayor experiencia dicen que quieren ver a Arafat deportado fuera de los territorios ocupados.

Sharon, por lo menos hasta ahora, está resistiendo estos llamados. El fin de semana, sus ayudantes citaron advertencias proveniente de Washington contra la deportación o cualquier otra acción dirigida personalmente contra Arafat. El lunes, sin embargo, HAARETZ, un periódico israelí, informó que los hombres del primer ministro creían haber detectado el comienzo de un giro en esta actitud americana. Por el momento, en todo caso, y con Sharon habiendo partido el lunes para una visita oficial a la India, la presión para actuar contra Arafat ha disminuido, aunque comenzaría a fluir de nuevo rápidamente si hubiera otro gran atentado terrorista dentro de Israel.

El nombramiento de Korei como nuevo primer ministro de los palestinos podría ayudar a prevenir un choque definitivo entre Israel y la PA (Autoridad Palestina, N. De T.), por lo menos inicialmente. La posición oficial israelí tras la renuncia de Abbas fue que no trabajarían con ninguna persona nombrada por Arafat. Pero Korei no puede ser descartado como un mero secuaz servil u hombre incondicional del presidente palestino. Mantiene relaciones de años con varios israelíes de alta posición, volviendo a los días de los acuerdos de Oslo. Mientras hay poco optimismo en los círculos del gobierno, o ciertamente entre la mayoría de los comentaristas, en que él pueda triunfar donde Abbas falló, existe cierta refunfuñante presteza a darle una oportunidad. Un prueba clave, desde la perspectiva oficial israelí, será si Korei es capaz o no de tomar el control de los diversos servicios de seguridad palestinos todavía bajo el mando directo de Arafat.

Mientras tanto, los oficiales israelíes sostienen que la política de cazar a los principales hombres de Hamas continuará independientemente de los cambios políticos en la PA. Dijeron que el ataque del sábado sobre el Sheikh Yassin, a pesar de sresultar infructuoso, fue efectivo como señal de la determinación de Israel de matar a toda la dirección de la organización, tanto política como militar. Fuentes informadas dicen que Sharon dio la orden de ir tras el Sheikh Yassin como respuesta al atentado del ómnibus en Jerusalén. Dicen que el primer ministro está satisfecho de que la actual campaña de lo que Israel llama “liquidación puntualizada” de las figuras de Hamas no haya levantado ninguna critica seria de Washington. El gobierno israelí se complació particularmente de que el mismo día que atacó al Sheikh Yassin, los ministros de relaciones exteriores de la Unión Europea resolvieran proscribir al ala política de Hamas. Hasta ese momento, sólo el ala militar era designada por la UE como organización terrorista.

Publicado el 8 de Septiembre de 2003



     

 

   
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