Irak, Medio Oriente y Asia

Las Torres Gemelas y la Torre de Babel. Parte 1: Durmiendo con el enemigo

 

Autor: Pepe Escobar

Fecha: 12/9/2003

Traductor: Isidoro, especial para PI

Fuente: Asia Times


Dos años después del 11 de Septiembre de 2001, el sueño neoconservador de Washington de un arco iris democrático brillando de Israel a Afganistán y atravesando Irak se ha esfumado en el aire. De Kabul a Bagdad, la visión está siendo borrada por la dura verdad de los hechos. 1) El ejército americano no tiene los recursos para jugar por sí sólo el rol de sheriff global. 2) América no está preparada para o interesada en la construcción de naciones [“nation building”] 3) Las “victorias” militares, como Afganistán e Irak, no significan nada cuando no están complementadas por la legitimación moral y política. La falta de legitimidad crea un vacío político, inmediatamente explotado por el radicalismo islámico.

El Afganistán tribal es un ingobernable caos infestado por el Taliban, cruzado por una jihad anti-americana. Irak es un ingobernable caos al borde de la Guerra civil y cruzado por una jihad anti-americana. La hoja de ruta Israelí-Palestina ha sido hecha jirones. Al-Qaeda, un virus mutante, continua golpeando desde África Oriental hasta el Medio Oriente y el Sudeste Asiático. Osama bin Laden y su lugarteniente Ayman al-Zawahiri siguen libres en las áreas tribales Pakistaní-Afganas. El líder Taliban Mullah Omar dirige la jihad afgana desde su escondite en las montañas al norte de Kandahar. Y Saddam Husein, tras perder otra guerra, ha detonado una bomba de tiempo en la cara del pentágono financiando una gran parte de la resistencia iraquí – un imán que ahora está atrayendo gente de todo el mundo árabe.

Al-Qaeda está “celebrando” el 11 de Septiembre a su siniestra manera, a través de la transmisión de una cinta de audio en la televisora satelital al-Arabiyya el 3 de Septiembre. Un vocero que se identificó como Abu Abd al-Rahman al-Najdi anunció, “Habrá nuevos atentados dentro y fuera [de EEUU] que harán olvidar a América los atentados del 11 de Septiembre”. Pero el portavoz negó que al-Qaeda estuviera involucrada en el atentado con coche bomba que matara al Ayatolá Muhammad Baqir al-Hakim y a otras 125 personas frente al santuario del Imán Ali en Najaf en Irak el mes pasado.

Según la version de al-Qaeda, los EEUU e Israel orquestaron el atentado porque tenían temor a las conexiones del Ayatolá con Irán, y también para provocar problemas entre sunitas y chiítas y poner a los chiítas contra la dominada por Wahhabi al-Qaeda. El objetivo de al-Qaeda, según el portavoz, segue siendo “luchar contra los americanos y matarlos en todas partes de la tierra y arrojarlos fuera de Palestina, la península arábiga e Irak”. Por supuesto, la cinta no ha dejado de recordar a todos que bin Laden y el Mullah Omar están vivos y en modo jihad en Afganistán.

Los últimos acontecimientos han probado una ves más que la futurología de bolsillo de los conservadores americanos está muerta y enterrada. No ha habido ningún “fin de la historia”. No ha habido ningún “fin de la ideología”. En ves de aquellas perogrulladas pre galileicas a las que todos habían estado forzados a adherir, ahora está de vuelta todo el Medievalismo – con visiones apocalípticas sectarias chocando (renacido fundamentalismo cristiano contra islamitas radicales), tribunales de Inquisición (Guantánamo) y los horrores de la guerra (Afganistán, Irak, Palestina).

Es el Medievalismo – pero mezclado con el epitome de la modernidad. Como John Gray, un profesor de Pensamiento Europeo en la Escuela de Economía de Londres, argumenta en su ultimo libro (Al-Qaeda y el significado de ser moderno, Londres, Faber & Faber), al-Qaeda es un subproducto de la globalización: “Su rasgo más distintivo – proyectar una forma privatizada de violencia organizada alrededor del planeta – era imposible en el pasado”. Gray va muy lejos para remarcar que el 11 de Septiembre, al-Qaeda “destruyó el mito del dominio de Occidente”. Y demuestra agudamente que “como el comunismo y el nazismo, el Islam radical es moderno. A pesar de reclamarse anti-Occidental, está modelado tanto por la ideología occidental como por la tradiciones islámicas. Como los marxistas y los neoliberales, los islamitas radicales ven la historia como el preludio de un nuevo mundo. Todos están convencidos de poder rehacer la condición humana. Si existe un mito propiamente moderno, este es”.
Del mismo modo en que EEUU reinventó y financió la jihad a principios de los ´80 para combatir al “malvado” imperio soviético en Afganistán – y así contribuyó a la aparición de este mito moderno – al invadir Irak los EEUU han abierto una nueva caja de Pandora, facilitando la alianza de Wahhabi, jihadistas Afgano-Árabes con seculares, operativos baathistas: “la más mortal de las combinaciones” según los expertos de inteligencia europeos. La Casa Blanca y el Pentágono no admitirán que Irak no es el Afganistán tribal – y que los dictados de la anarquía en cada sitio alrededor de Kabul no pueden prevalecer en un país que George Bush quiere mostrar como la ventana de su programa de exportación de democracia para Medio Oriente. Si la aventura iraquí fracasa, es el fin de las pretensiones americanas de moldear el nuevo orden mundial, y es el toque de difuntos para los neoconservadores unilateralistas que han tenido al mundo de rehén desde el 11 de Septiembre.

Como Asia Times Online ha argumentado (Por que las lecciones de Vietnam sí importan – 20 de Ago), Irak ya es un Vietnam en el sentido de que el ejercito más poderoso del mundo esta nuevamente enfrentando un guerra popular de liberación nacional – sin una estrategia de salida. Es una guerra popular en el sentido de que la resistencia es multifacética, compuesta por docenas de grupos – de izquierda, de centro, religiosos, no religiosos, chiíta, sunita, kurdo. Es simultáneamente un resistencia nacional, baathist e islamita. Y como en Palestina, la resistencia existe como consecuencia directa de la ocupación – y no, como lo contarían israelíes y americanos, producto del “terrorismo islámico”. Para rematar todo esto, la cuestión absolutamente clave en Irak no es el hecho de que el triangulo sunita (Bagdad – Ramadi – Tikrit) este combatiendo en una guerra de guerrillas. Si los chiítas también embisten en las próximas semanas, entonces uno estará siendo testigo del fin de la fantasía de los neoconservadores.

Fuera de Irak – no solo en el mundo árabe sino también en Europa, Asia y Latinoamérica – hay una penetrante percepción cínica según la cual el espantapájaros islamita es un enemigo creado por la inteligencia de EEUU: invisible y virtual, por lo tanto eterno. Y muy conveniente también, comparado con el Viejo “imperio del mal” soviético. El escrito franco-palestino y otrora negociador de paz Ilan Halevi, en su libro Face a la Guerre – Lettre from Ramallah (Paris, Actes Sud) sostiene que uno debe distinguir el islamismo en general de “la red internacional creada por los servicios secretos americanos hace más de dos décadas, esencialmente con propósitos anti-soviéticos, y que, ahora se nos dice, ha ejecutado un motín”. La verdadera tragedia es que escondidos tras el espantapájaros islamita, uno encuentra como rehenes a los no menos de cientos de millones de personas que viven en el mundo árabe y musulmán.

Dos años después del 11 de Septiembre – y luego de que los neoconservadores han dilapidado todo el capital de simpatía que fluía hacia América desde todos los rincones del globo – el cinismo hacia la versión americana “oficial” de los hechos es también penetrante. De Río a Roma y de Sydney a Saigón , muchos comenzaron a ver al “terror islámico” como un espantapájaros demasiado conveniente, tan dócil a la imagen que los neoconservadores de Washington quieren proyectar. Esto llevó a la sospecha general de que los muchachos de los cuarteles generales de espionaje en Langley lo han dejado vivir y prosperar durante los ´90 para ilustrar mejor la necesidad de una nueva guerra sin final. Es importante recordar que en el comienzo de la administración Bush el primer candidato para ser el enemigo número 1 en una nueva Guerra Fría era China – hasta que el terrorismo islámico calló, literalmente, del cielo.

Otra percepción inexpugnable es ampliamente compartida alrededor del mundo: la aventura americana en Irak no se trataba de armas de destrucción masiva (que simplemente se han rehusado a aparecer); sino, como el analista británico Tariq Ali, autor de El choque de los Fundamentalismos lo expresa, “capturar un país productor de petróleo con un régimen que era muy hostil a Israel, que estaba dando dinero a los palestinos”. También era un despliegue de “militarismo teatral”, un concepto forjado por el historiador francés Emmanuel Todd y ya analizado por Asia Times Online (Militarismo Teatral – 4 de Dic, 2002).

A los ojos de la mayoría de la población iraquí, como también de la mayoría del mundo árabe y musulmán, la aventura de Bush no ha “liberado” Irak, sino reemplazado una dictadura cruel – a la que sucesivos gobiernos de EEUU alentaron y apoyaron hasta que se salió de la línea – por un régimen neocolonial encabezado por un procónsul con poderes absolutos.

Los expertos de inteligencia europeos han hecho notar como los recientes mensajes de Bush han sido de hecho concebidos para dirigirse al “liberado” pueblo iraquí, con el mismo tono “o están con nosotros o están contra nosotros”. Esto significa “acepten nuestra ocupación en nuestros términos, si no...”. Pero mientras la resistencia iraquí se endurece – y los seculares “restos del régimen de Saddam” y el Islam radical han encontrado finalmente una meta común – Washington ha sido forzado a admitir que debe cambiar sus tácticas. La alianza de lo que los iraquíes llaman “la red de Saddam” con el Islam radical está apostando a la “libanización” de Irak.

La administración Bush, por su parte, esta diciendo ahora que se retirará del país – o reducirá considerablemente su despliegue militar – luego de las primeras elecciones democráticas, prometidas por el procónsul L Paul Bremer para la primavera del 2004. El mensaje mortal parece haber golpeado en casa: los últimos atentados han aplastado cualquier canal de comunicación que podría beneficiar los planes americanos y simultáneamente demostrado la impotencia de las fuerzas de ocupación. Pero en cuanto al Consejo de Gobierno designado por los americanos, por el momento el veredicto sigue abierto aún. Puede ser el primer paso hacia un gobierno realmente representativo – a pesar de que todas las decisiones importantes son tomadas en última instancia por Bremer. O puede representar el comienzo de la fragmentación comunal – abriendo las puertas para una guerra civil.

Sea lo que fuere el giro, la decisión de George W Bush de pedir a las Naciones Unidas que emita una resolución para una fuerza de estabilización multinacional en Irak es vista en los pasillos de la Unión Europea como una prueba concreta de que la arrogancia y la incompetencia de los neoconservadores los ha conducido a un lodazal. Los diplomáticos advierten que Bush, al tiempo que apela a la ayuda, tratará simultáneamente de dictar sus condiciones a la ONU. Entonces la “vieja Europa” – Francia y Alemania, más Rusia – está enredada en un dilema: ¿cómo ayudar a esta aventura americana que ha sido condenada desde el principio? Un diplomático de la UE lo resume, “No podemos dejar que Irak se hunda en el horror y la abyección sólo porque queramos castigar a George W Bush. Pero al mismo tiempo no podemos simplemente bajar la cabeza y marchar hacia el lío que los americanos crearon por si solos, y ahora se quieren sacar de encima”.

La UE, reunida en Riva del Garda, Italia, el pasado fin de semana, continua profundamente dividida. Gran Bretaña y España apoyan la propuesta de Washington a la ONU, Francia, Alemania y los escandinavos están en contra de la misma. Como Anna Lindh, ministro de relaciones exteriores sueca lo expresa, “No pude haber una situación en la que los EEUU permanecen en el control de lo que sucede en Irak y al mismo tiempo otros tienen que entrar y hacerse cargo de la seguridad y la reconstrucción”.

A los cascos azules de la ONU – que de hecho son poco menos que mercenarios – pude eventualmente ofrecérseles el honor de tratar de limpiar el lío. Por lo que en los pasillos de la Unión Europea inevitablemente hay una gran tristeza acerca de lo que es en última instancia la irrelevancia de la ONU y su falta de independencia: “El hecho es que la ONU simplemente no puede hacer nada contra la voluntad de los EEUU. Lo máximo a lo que puede aspirar la ONU es a limpiar el desorden del imperio”, dice otro diplomático. La mayoría de los iraquíes – quienes, no lo olvidemos, están entre los pueblos mejor educados del mundo árabe después de los palestinos – comparten exactamente la misma visión. Como remarca Tariq Ali, “Para los EEUU, la cuestión principal en Irak es pujar la privatización del petróleo iraquí, conseguir la liberalización de la economía iraquí y meter a las grandes corporaciones de EEUU dentro. No están demasiado preocupados en como va a ser manejado el país. Estamos siendo testigos del imperialismo en la época de la economía neoliberal y el ‘consenso de Washington’. ¿Por qué reconstruir hospitales y recrear el servicio estatal de salud en Irak cuando estás desmantelándolo en tus propios países?”.

Está todo allí, en la Orden Ejecutiva 13315, firmada por Bush el 28 de Agosto y concebida para “expandir el alcance de la emergencia nacional declarada en la Orden Ejecutiva 13303 del 22 de Mayo”. “Bloqueando la propiedad del anterior regimen iraquí, de sus oficiales de primera línea y de los miembros de sus familias, y tomando algunas otras acciones”, la Orden Ejecutiva de hecho coloca los activos del estado iraquí bajo el total control del tesoro de los EEUU. Es bajo todo concepto la institucionalización del saqueo de Irak, bajo la bandera de la “reconstrucción iraquí”. Sin consultar a ningún iraquí, la Orden Ejecutiva implica que lo que beneficia al pueblo iraquí beneficia a los EEUU. Con esta Orden Ejecutiva debidamente firmada, la administración Bush no debería tener ningún problema en caso de ser forzada a entregar un poco del control de Irak a la ONU.
Si alguien debe hacerse cargo de la mayor parte del actual, horrible caos en Irak, uno tiene que mirar, sin ir más lejos, al procónsul americano L Paul Bremer. El 23 de Mayo, al tiempo que Bush emitía su primer Orden Ejecutiva embargando el capital Iraquí, Bremer por su parte firmó un decreto que simplemente desmantelaba el enorme ejercito iraquí – con más de 400.000 oficiales y soldados. Furiosos con esta decisión, una gran cantidad de ellos subsecuentemente cayeron o están cayendo justo en el regazo del movimiento de resistencia iraquí. La decisión fue por supuesto tomada en Washington, posiblemente por el propio Secretario de Defensa Donald Rumsfeld. El razonamiento oficial era que esto debería señalar el fin del régimen anterior. En cambio, reforzó la resistencia. Analistas de inteligencia europeos comentan que esto puede haber sido lo que el Pentágono tenía perversamente en mente: forzar el esquivo nexo entre los “restos del régimen de Saddam” y los islamitas relacionados a al-Qaeda.

Como Asia Times Online ha descrito (La conspiración crece – 23 Ago), la resistencia iraquí funciona como innumerables células operadas por antiguos soldados del ejército de Saddam, cada uno de los cuales responde a un oficial superior con buen entrenamiento militar. Todo obedece a un Comando Central, una especie de junta de jefes de personal clandestina. Cruzando la información iraquí con la información de inteligencia europea, es posible determinar que el grueso de este ejercito “invisible” se compone de al menos tres grupos diferentes – todos ellos autónomos en términos tanto militares como financieros:
-Los mujahidines iraquíes. Compuestos por no-miembros del Partido Baath, más jihadistas que tienen experiencia de combate en Afganistán y Chechenia y que vienen de diversos países musulmanes.
-Al-Ansar (los Partisanos). Estos son los famosos “restos del Partido Baath” de los que el Pentágono tanto insiste en hablar. Todos los líderes han sido escogidos personalmente por Saddam. Están desparramados por todo Irak. No hay mensajes manuscritos, ni radios, ni teléfonos satelitales: las células se comunican solo a través de mensajes orales.
-Al-Muhajirun (los Emigrantes). Estos son uno pocos miembros de la elite iraquí, más oficiales del Partido Baath, especialmente estrategas militares. Son el núcleo duro del nuevo régimen iraquí con el que sueña Saddam – si y cuando los americanos se retiren.

Ali Hasan al-Majid, el notorio Químico Ali, recientemente arrestado, era en teoría el director general de la resistencia de Saddam, o lo que los propios iraquíes están denominando la “red de Saddam”. El antiguo vicepresidente Taha Yassin Ramadan, capturado en Mosul el 19 de Agosto, era la cabeza de al-Ansar. Pero Izzat Ibrahim, el antiguo comandante en jefe de las fuerzas armadas iraquíes, y líder de los mujahidines, todavía anda suelto. Ibrahim era el mayor impulsor de la islamización de la sociedad iraquí durante los últimos 10 años. Es absolutamente la conexión clave entre el régimen y los islamitas prominentes en el más amplio mundo árabe. Si es arrestado, sería lo más cerca que el Pentágono estará de encontrar un vínculo entre el régimen de Saddam y al-Qaeda.

Por lo menos 100.000 antiguos miembros de los servicios de seguridad iraquí, especialmente del Mukhabarat, todos ellos desempleados, están vagando por el triángulo sunita. Mohammed Khtair al-Dulami, cabeza de la rama especializada en explosivos, venenos y otras operaciones especiales, no ha sido arrestado aún. Antiguos agentes del Mukhabarat están actuando como intermediarios para los luchadores de la resistencia interesados en comprar cargamentos de armas a todo tipo de comerciantes que operan en el Mercado Negro.

En un pasmoso desarrollo de los acontecimientos, Washington se vio forzado a tragar su propia propaganda y comenzar a reclutar a cientos de reales “restos del régimen de Saddam” – los temidos Mukhabarat – para tratar de por lo menos identificar a los más de 40 grupos diferentes que componen la resistencia. Los miembros del consejo de gobierno interino designado por los americanos no pueden más que estar furiosos. Esto no es sólo un caso sensacional de estar durmiendo con el enemigo, sino que también subraya dolorosamente como los americanos simplemente no tienen acceso a inteligencia en el terreno.

El Mukhabarat era una de las cuatro ramas – la mejor organizada y la más temida – de los servicios de seguridad de Saddam. Estaba especializada en relaciones exteriores. El Pentágono está particularmente interesado en trabajar con agentes familiarizados con Siria e Irán – también como una forma adicional de seguir demonizando a ambos países. El Mukhabarat fue oficialmente disuelto por Bremer a principios del verano, junto con los ministerios de información y de defensa. Están de regreso – pagados en dólares, y persiguiendo iraquíes nuevamente. Cuando los iraquíes se enteraron, fue un nuevo clavo en el féretro de la desacreditada “visión” democrática americana.

Publicado el 10 de Septiembre de 2003.


     

 

   
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