Izquierda Marxista

Guerra y resistencia: Verano del descontento

 

Autor: Anne Ashford

Fecha: 14/9/2003

Traductor: Alejandra Ríos, especial para P.I.

Fuente: Socialist Review


“¿Es el precio – en sangre y en dinero – muy alto?” se preguntaba la revista The Economist recientemente. Con la ocupación a un costo de 1 billón de dólares por semana, el ataque devastador a las Naciones Unidas y las cifras de las víctimas de la posguerra aumentando rápidamente, algunos oficiales norteamericanos pueden acordar en privado. En público, sin embargo, la resistencia iraquí es el trabajo de los ‘restos’ del partido Baath.

Paul Bremer, el administrador de Irak nombrado por los EEUU, le dijo a los reporteros que, en adición a los fieles del partido Baath, simpatizantes de Osama Bin Laden eran las principales fuerzas que estaban resistiendo la ocupación.

Los análisis de Bremmer no tienen ningún sentido. La resistencia abarca más que los disparos ocasionales a los soldados y se extiende mucho más allá de una red de militantes sunnitas. A finales de agosto la cantidad de heridos norteamericanos del período de la ‘posguerra’ superó a la cantidad de muertos durante la guerra.

Desde la caída de Bagdad las máquinas de fax de los canales de satélite árabes han estado sacando humo con declaraciones de unidades guerrilleras lanzadas recientemente. El Comando Resistencia y Liberación, Los Caballeros de Saddam, el Ejército de Mohammed y la Organización Bandera Negra han hecho su aparición durante las últimas semanas. Algunas son fieles a Saddam, otras se oponen al viejo régimen baathista, mientras que otros han tomado las armas en respuesta a las brutalidades de las potencias ocupantes.

Los ataques norteamericanos en áreas residenciales están asesinando a docenas de civiles, como el caso de los cinco miembros de una familia que fueron baleados a muerte cuando su auto dio contra un puesto de control militar en el oeste de Bagdad el 27 de julio. El teniente coronel Ricardo Sánchez contestó “el disculparse no es algo que tiene lugar en los procesos militarse” cuando se le preguntó si el ejército pagaría alguna indemnización.

La resistencia militar es sólo una parte de la situación. Los partidos políticos excluidos del consejo de gobierno nombrado por Estados Unidos, simpatizantes de clérigos chiítas, soldados desocupados y periodistas despedidos han tomado parte en decenas de protestas diferentes. Miles de personas comunes, gente desesperada ha salido a las calles día tras día para manifestarse contra los cortes energéticos, la falta de agua y el desempleo.

Muqtada al-Sadr, un líder radical chiíta con base en Najaf, fue capaz de movilizar a miles en protestas regulares contra la ocupación. Es hijo de de Muhammad Sadiq al-Sadr, uno de los líderes chiítas más venerado de Irak que fuera asesinado por Saddam Hussein en 1999. A través de una alianza con Kazim al-Ha’iri, un atayola que vive en Irán, Muqtada al-Sadr emergió como un contendiente para la dirección política del movimiento chiíta. A diferencia de líderes del Consejo Supremo por la Revolución Islámica en Irak (SCIRI) – que han tomado parte del consejo de gobierno nombrado por Estados Unidos – Muqtada al-Sadr predica su completo rechazo a la ocupación. A finales de julio formó el ‘ejército de maddi’ una milicia que se opone a la ocupación y al consejo de gobierno. Luego que se informara que fuerzas estadounidenses habían rodeado su casa el 27 de julio miles de personas tomaron las calles en señal de protesta.

Es probable que sean los actos de resistencia cotidianos por parte de gente ordinaria los hechos que tengan el mayor poder para desarticular la ocupación. Los hechos del 9 y 10 de agosto fueron un claro ejemplo. Enfrentados con el aumento del precio del combustible y permanentes cortes de electricidad, más de mil residentes locales apedrearon a las fuerzas británicas, luego del estallido de protestas espontáneas en varias estaciones de servicio alrededor de la ciudad.

Septiembre de 2003


     

 

   
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