Intelectuales y Académicos

Brazil y el sistema mundial: La Era de Lula

 

Autor: Immanuel Wallerstein

Fecha: 20/9/2003

Traductor: Juan Psico - especial para PI

Fuente: Fernand Braudel Center


Brazil es un país mayor en el sistema mundial. Su gran tamaño, su gran población, su rol como líder en Latinoamérica, y su fortaleza como un Estado semiperiférico quieren decir que lo que pasa en Brazil tiene grandes consecuencias en términos tanto de situación geopolítica y de economía mundial. En 2002, por primera vez en la historia de Brazil, el candidato de un partido de izquierda, Luiz Inácio da Silva (“Lula”) del Partido de los Trabajadores (PT), ganó las elecciones, y pareció señalar un resurgimiento de las fuerzas de izquierda en Latinoamérica y el Sur en general. Pero, sólo diez meses después, los balances de los columnistas, tanto brasileños como extranjeros, están muy divididos. Una vez más, la pregunta que se está haciendo es si ¿Es posible sostener un gobierno electo de izquierda, uno que propone una política de oposición a las fuerzas del neoliberalismo, en un país del Sur? Ó, ¿Son las contrapresiones de EEUU, el FMI, y las grandes fuerzas capitalistas demasiado fuertes?

Primero deberíamos echar un vistazo a la correlación de fuerzas del momento la elección de Lula. Lula obtuvo una mayoría electoral forjando una alianza con otros partidos (mayormente de centro). Su partido es un partido minoritario en el parlamento brasileño. Brazil tiene casi el récord mundial en términos de desigualdades internas. Una gran parte de la población rural está sin tierra. El país estaba limitado por acuerdos hechos por el régimen previo con el FMI. Brazil tenía una gran deuda y un relativamente poco monto de reservas en efectivo. En los seis meses previos a la elección de Lula, él estaba siendo claramente amenazado por un masivo retiro de inversiones y flujos financieros, si él fallaba en “reasegurar” el capital mundial que él no se comprometería con medidas que ellos consideraban hostiles. Del otro lado, él fue lanzado hacia su sillón por el entusiasmo popular, tanto por su misma persona y por el programa anti-neoliberal que él y su partido representaban. Para Lula y para los brasileños, especialmente los pobres, la fe había conquistado al miedo. Hay tres ámbitos que dominan los intereses políticos para los brasileños: política económica, reforma agraria, y política exterior. El gobierno de Lula decidió claramente mover primero el área de la política económica. Lula dio ciertas garantías al capital internacional, aún antes de su asunción. Él insistió en que Brazil continuaría enfatizando la pelea contra la inflación. Puso a Henrique Miereilles, quien había sido alto funcionario de Banco de Boston, como jefe del Banco Central. Mireilles había apoyado al oponente de Lula durante las elecciones. El resto del equipo económico de Lula son también personas que están ansiosas de renegociar su acuerdo con el FMI de maneras que reducirán las restricciones a la inversión infraestructural y social, o incluso distribuir todo con un acuerdo.

Dos grandes decisiones económicas de los diez meses iniciales esperan. El gobierno Brasileño ha mantenido una taza de interés extremadamente alta sobre sus bonos (aunque ellos han bajado de un 26% a un 22%). Y el Gobierno Brasileño ha implementado una reforma del sistema de seguridad social que reduce considerablemente las pensiones gubernamentales. Ambas acciones son financieramente conservadoras. Ambas acciones han sido duramente criticadas por intelectuales de izquierda, pero también por algunos sectores de negocios que sientes que las altas tazas de interés hacen imposible para ellos expandir su rol económico (en tanto opuesto al rol económico de los bancos extranjeros y a las grandes empresas brasileñas ligadas a éstos). Estos intelectuales de izquierda habían promovido en vez de esto un “shock productivo” a través de una baja radical de las tazas de interés. Uno de ellos, Emir Sader, habla de una “oportunidad perdida”, cuya muy negativos efectos serán sentidos en el futuro cercano.
En el área de la reforma agraria, el gobierno ha sido mucho más cauto que en política económica. Por tanto, ha hecho muy poco. Pero Lula ha hecho un esfuerzo por mantener el apoyo del Movimiento de los Sin Tierra (MST), quienes fueron una gran pilar histórico del PT, y quienes continúan teniendo el apoyo de un gran segmento de la iglesia católica tanto como de la Coordinadora de Movimientos Sociales (la cual agrupa un gran número de poderosos sindicatos, y organizaciones religiosas y estudiantiles). El MST lleva a cabo ocupaciones de tierra inutilizada (la cual representa una parte significante del agro brasileño). La posición oficial del gobierno es que el gobierno debería comprar esta tierra a sus dueños y dársela a los sin tierra. El problema es que no tiene realmente el dinero para hacerlo, y su política económica no augura la acumulación de las sumas necesarias en el corto plazo. El MST no está esperando, y continúa ocupando tierra. Es interceptado por la resistencia, a menudo armada, de los grandes terratenientes, quienes ven al MST como un movimiento muy peligroso que debería ser aplastado, o al menos refrenado. Estos terratenientes no están en su mayoría listos aún para vender su tierra, mucho menos para cederla sin compensación.
El MST recientemente pidió una audiencia con Lula, la cual él concedió para el 24 de Junio, demasiado para el desmayo de los terratenientes. En su encuentro con los líderes del MST, Lula les pidió “paciencia” y reafirmó su “compromiso moral e histórico” hacia la reforma agraria. Uno de los líderes del MST, João Paulo Rodrigues Chaves, dijo que ellos aún tenían fe en Lula, pero le advertían que él tenía que “implementar cambios reales” no más allá de fines del 2003. Nosotros podríamos ver si él es capaz de hacerlo. Finalmente, en el área de relaciones internacionales, en la cual aún sus críticos intelectuales de izquierda coinciden en que es en la que mejor se muestra, Lula se ha movido en varias vías para mostrar sus colores. Él ha tendido una mano fuertemente a otros líderes de Sudamérica – no sólo Venezuela y Argentina, sino también Perú, el cual visitó este mes, levantando la idea de que el MERCOSUR debería ser fortalecido, ampliado, y devenir una fuerza mayor en la escena geopolítica mundial. El MERCOSUR es hoy un embrión de una unión económica, con sólo cuatro miembros totales que han reducido sus tarifas entre ellos. Su fortaleza es la que tenía las formas tempranas de la Unión Europea unos 30-40 años atrás.


Por supuesto el mayor tema es como se relaciona el MERCOSUR con el Tratado de Libre comercio de las Américas (ALCA), promovido por EEUU. Los Estados Unidos ven al MERCOSUR como lo mejor como una molestia y como lo peor como un enemigo. EEUU quiere un tratado de libre comercio que abriría los países de Latinoamérica a sus instituciones financieras y garantizaría la propiedad intelectual. Los latinoamericanos están interesados en el acceso de sus manufacturas al mercado norteamericano. Cada lado básicamente espera vetar o dejar de lado las demandas primarias del otro insistiendo en que las cuestiones que no le gustan a cada uno sean tratadas dentro del marco del la Organización Mundial del Comercio (antes que bilateralmente), donde cada uno cree que encontrará apoyo.

Al final, la divisiones EEUU-Brazileras sobre el ALCA son la manzana de la discordia. Si Lula sostiene fuertemente su posición, se encontrará con que ha hecho una gran diferencia en las geopolíticas mundiales y así el gobierno de Bush puede no darle cuartel. Si no lo hace, como sea, él puede tener poco que mostrar para el fin de su mandato.
Brazil está ya en medio de las maniobras electorales. Hay elecciones legislativas en 2004 y presidenciales en 2006. El PT ha delineado una lista de partidos con los cuales desea hacer alianzas y aquellos a los que desea oponerse a toda costa. Lula dice que no sabe si se presentará de nuevo. Pero nadie le cree. Y sus encuestas por el momento le dan bien. Él es una figura carismática y no hay un oponente visible de estatura.
¿Qué clase de gobierno es el gobierno de Lula? Sus seguidores dicen que es un gobierno de centro-izquierda (necesariamente, por las alianzas). El mismo dijo en Agosto que él no es y nunca ha sido un “izquierdista”, aunque sus declaraciones públicas en el pasado parecen desmentir esto, desde que habló de ser parte de la izquierda latinoamericana con una perspectiva socialista. Algunos intelectuales de izquierda en Brazil ahora están diciendo que su gobierno es un gobierno de ala derecha, aunque ellos también dicen que no hay un partido de izquierda que le compita.
En la vecina Argentina, el Presidente Kirchner está llevando a cabo la política que muchos esperaban o tenían fe que llevaría a cabo Lula y la cual no se esperaba de Kirchner. Pero Lula y Kirchner tiene diferentes “constreñimientos” sociales y culturales, como el publicista uruguayo de izquierda, Raúl Zibechi, nos ha recordado recientemente, Argentina tiene una clase media que ha perdido recientemente sus ingresos mientras que Brazil tiene una clase media que aún está en ascenso. ¿Puede Lula moverse más un esta dirección que el PT ha representado históricamente en Brazil? Esto depende en parte de cuan lejos llegue con el MERCOSUR. También depende, y pocos lo saben, en cuantos problemas encuentre George Bush en él. Para el grado en que EEUU está en dificultades políticas y económicas, el radio de maniobras de un gobierno como el de Lula aumentará considerablemente. El cuadro se hará mucho más claro en 2003.




Comentario número 120, 1° de Septiembre


     

 

   
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