Opinión y análisis

17 - 05 > Así lo ven... los medios internacionales

 

Autor: Varios

Fecha: 17/5/2004

Fuente: Varias


Poder sin autoridad
por Andrés Ortega
El País


EE UU ha demostrado disponer de un poderío militar sin parangón. Pero el escándalo de las torturas a prisioneros en Irak, pese a la espantosa decapitación de Nicholas Berg, le está restando la poca autoridad que le quedaba en este conflicto. Es una potestas sine auctoritas, consistiendo esta última cualidad en el condicionamiento de la conducta de los demás desde el crédito y la confianza. El mundo árabe y el musulmán están soliviantados y humillados, y todos estos actos alimentan más el odio. Los europeos también, como tantos ciudadanos bienpensantes en EE UU, lo que agrava la profunda división de esa sociedad. La idea de que la invasión se hizo para democratizar Irak (justificación tras la no aparición de las armas de destrucción masiva) queda así pisoteada por estas violaciones de los derechos humanos. El Irak invadido iba a ser el faro de la democratización para los árabes. Se ha convertido en un foco de odio. Parece mentira que la Administración de Bush haya podido dilapidar de ese modo el capital de simpatía que despertó tras el 11-S. Y es que, más que a ninguna otra, le falta auctoritas. El liderazgo no puede consistir sólo en ser un mandamás.

La, o las (pues son varias y contradictorias), políticas de esta Administración en Irak han conseguido aunar resistencias diversas en una suerte de nuevo nacionalismo (inestable, pues tiene importantes fisuras), como si no hubiera aprendido nada de la experiencia de Israel: la dureza en la represión produce más resistencia. Esta falta de auctoritas es la que ha llevado a esta Administración a una pasmosa soledad internacional. Su debilidad diplomática quedó patente en el Consejo de Seguridad en el camino a la guerra, y ahora en los intentos de entrar en una posguerra, más difícil de conseguir al no contar con aliados de importancia entre ninguno de los vecinos de Irak, con la excepción de una dubitativa Jordania, de Kuwait y de ese problema sin resolver que se llama Arabia Saudí. Y dentro de Irak, EE UU carece de interlocutores válidos. El gran ayatolá Sistani no ha recibido nunca a Paul Bremer, Autoridad sin auctoritas; sólo al enviado de Naciones Unidas. ¿Piensa EE UU que así logrará una paz? Incluso en el terreno militar, los mandos estadounidenses parecen discrepar sobre la línea a seguir, lo que se añade a las tensiones entre el Departamento de Estado y el Pentágono en una lucha burocrática con efectos perniciosos sobre el terreno.

Seymour Hersh relataba un encuentro entre un coronel de EE UU y uno norvietnamita en 1975 en el que el primero constató: "Nunca nos derrotasteis en el campo de batalla". "Es posible", respondió el vietnamita, "pero es irrelevante". Lo ocurrido en la cárcel de Abu Ghraib puede ser el My Lai de esta guerra. Pero Irak no es Vietnam. No por que no resulte inconcebible que EE UU pueda perder, sino porque, a diferencia de Vietnam y la teoría del dominó de la guerra fría, Irak sí es un gozne geoestratégico. Se mantuvo unido por una dictadura, por referirnos sólo a las últimas décadas en una zona sobrecargada de historia. Si EE UU se retirara, lo previsible es que irrumpieran las tendencias disgregadoras entre chiíes, suníes y kurdos, lo que a su vez podría llevar a un conflicto más amplio, regional, en una zona de capital importancia global para el petróleo.

Puede que no haya, o no haya aún, no sólo una estrategia, sino una opción de salida para EE UU. Ahora bien, la permanencia de las fuerzas estadounidenses -que era un objetivo básico de esta invasión- tampoco es una solución a lo que ocurre dentro de Irak, que ha de ser multilateral y más regional. EE UU tendrá que quedarse temporalmente, pero transmitiendo el convencimiento de que saldrá y defenderá los derechos humanos y las libertades. Mas para transmitir convencimiento hay que ganar auctoritas.

Dicho esto, hay algo admirable en el funcionamiento del sistema democrático de EE UU: la rapidez con la que los responsables políticos y administrativos y los mandos militares han tenido que rendir cuentas ante el Congreso y el Senado. Pero Rumsfeld no dimite.

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Naciones Unidas debate una doble resolución para la soberanía de Irak
por Sandro Pozzi
El País


Rusia propone elegir el Gobierno antes de negociar el traspaso

Las mentes están ahora más abiertas que hace un año en el Consejo de Seguridad. El ambiente ya no es de confrontación, como en el preludio de la guerra, y eso permite que las ideas fluyan con más facilidad. Pero la propuesta de resolución que debería poner fin a la ocupación militar y restablecer la soberanía no tendrá un parto fácil. El incremento de la violencia en Irak, el escándalo de las torturas a los presos iraquíes, la decisión de España y otros países de retirar las tropas, y el descontento en Oriente Próximo con EE UU están ejerciendo mucha presión, y en los pasillos de la ONU hay cautela sobre la fórmula para recuperar la estabilidad en el país. "El problema real es el clima que rodea a la misión en Irak", afirman en la ONU.

El propio Kofi Annan, secretario general, ha dicho que "no hay duda de que los abusos a los prisioneros están creando un daño real y profundo", pero se ha mostrado confiado en que los iraquíes serán capaces de "centrarse en el trabajo que queda por delante". Su emisario, el argelino Lajdar Brahimi, continúa con las consultas a los principales actores de la sociedad iraquí para preparar la cesión de la soberanía el 30 de junio. El proyecto de resolución no podrá ser elaborado hasta que vuelva a Nueva York, presente la lista de personas que integrarán el Gobierno provisional y haga sus recomendaciones para lanzar el proceso político que desemboque en las elecciones previstas para enero de 2005. Los diplomáticos, entretanto, adelantan trabajo. Se han celebrado dos reuniones informales de los embajadores del Consejo de Seguridad y ya se perfilan algunas ideas sobre la futura resolución.

Aunque aún no hay nada sobre el papel, una iniciativa de Rusia sugiere que el traspaso de poderes se podría hacer en dos fases y de forma gradual. Primero se aprobaría una resolución avalando a los integrantes del Gobierno de transición y fijando el fin de la ocupación para poder restablecer la soberanía iraquí el 30 de junio. El Gobierno provisional debería ser elegido a finales de mayo para tener tiempo de preparar el traspaso de poderes. En una segunda fase se crearía una célula de trabajo en la que el Ejecutivo iraquí, la Coalición y la ONU negociarían hasta final de junio una resolución más amplia en la que se recoja cómo se va a producir la transferencia y se fijen principios jurídicos y técnicos. Esa segunda resolución debería regular el estatuto de las fuerzas de la coalición, el uso del fondo para el desarrollo de Irak y el papel de la ONU en la reconstrucción del país.

La idea rusa de las dos resoluciones está siendo bien acogida, sobre todo por China. "Una o dos fases puede funcionar", según el embajador paquistaní y presidente de turno en el Consejo de Seguridad, Munir Akram. "Dependerá del calendario y de la secuencia de acontecimientos", añadió. "Las sugerencias se toman en cuenta", señalan desde la delegación británica, "pero aún no hay propuestas concretas ni texto porque estamos en una fase de discusión".

Londres no quiere cometer el error de poner sobre la mesa un texto y decir "aquí esta la resolución", y comparte el principio ruso de que debe ser lo "más amplia posible" para poder otorgar al pueblo iraquí plena soberanía. Pero esto choca aún con puntos espinosos. El problema de la seguridad es lo más delicado: hay que llegar a un acuerdo que permita conjugar la continuidad de la fuerza de la coalición que lidera EE UU con el Gobierno provisional. "Ahí está el gran reto", indican.

Francia quiere dar un grado de control a la nueva autoridad iraquí sobre sus propias fuerzas armadas, mientras que EE UU es partidario de que la ONU certifique que las fuerzas encargadas de garantizar la estabilidad del país estén bajo su mando. El trabajo de Brahimi es clave para saber lo que quieren los iraquíes. Se trata de evitar que vean al Gobierno provisional como una continuación de la ocupación, pero bajo otro nombre. Para eso habrá que establecer las reglas de juego de la fuerza de estabilización y su relación con las tropas de EE UU, por ejemplo en el control de fronteras, cooperación con la policía y gestión de prisiones. La ONU podría jugar un papel relevante en este punto. "Pero cualquier intromisión exterior la pueden ver como un sustituto de la fuerza ocupante", indican fuentes diplomáticas de la organización, "ni siquiera la ONU sería aceptada como tal por los iraquíes".

Estados Unidos mantiene el mutismo hasta ver el primer borrador y no confía mucho en la fuerza que tendrá un Gobierno de tecnócratas; busca algo más político, con un papel destacado para el antiguo ministro de Exteriores iraquí Adnan Pachachi y otras personalidades vinculadas al gran ayatolá Alí al Sistani. Francia insiste en que la resolución debe garantizar una "transferencia verdadera de soberanía" con un texto "creíble" y "sincero". "El próximo Ejecutivo tiene que ser aceptado por las diferentes comunidades para poder preparar las elecciones", añaden.

El otro asunto pendiente se refiere al uso de los ingresos provenientes del petróleo. La mayoría de los países, incluido Reino Unido, comparte que el control del fondo se mantenga como una cuenta externa. La diferencia respecto a la situación actual es que sería controlado por el nuevo Ejecutivo iraquí, que dispondrá de un presupuesto propio. Pero se quiere mantener un amplio grado de supervisión por parte del FMI, Banco Mundial y ONU para garantizar la transparencia y su uso adecuado de los fondos.

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La guerra de las imágenes
por Paula Lugones
Clarín


Casi toda guerra ha tenido una imagen-símbolo que quedó clavada en el recuerdo. Pocos olvidan la desesperada carrera de la chica vietnamita desnuda escapando del napalm; el soldado republicano alcanzado por una bala en combate en suelo español; la imagen del hongo devorador de Hiroshima o los titilantes puntos verdes en la oscura pantalla de la primera guerra del golfo, donde poco y nada se vio. Pero, amplificada por las nuevas tecnologías, la segunda ofensiva en Irak y su sangrienta posguerra ha disparado una feroz batalla de imágenes que no dejan de estremecer al planeta. Y lo peor, parece, aún está por verse.

La paradoja es que, antes de lanzar la ocupación, el gobierno estadounidense había tomado las más estrictas precauciones para que nada "inadecuado" trascendiera o quedara registrado. Para eso había inaugurado el sistema de periodistas "embedded" (incrustados), que viajaban junto a las fuerzas de EE.UU. y nada podían contar ni retratar sin autorización. También había colocado un implacable cerrojo informativo a la base de Dover, donde llegan los cadáveres de los militares caídos en combate.

Pese a todo, el golpe más demoledor para EE.UU. y Gran Bretaña vino del lugar menos esperado: los propios soldados en Irak no sólo están cometiendo las peores atrocidades, sino que las están fotografiando, filmando y transmitiendo a sus amigos y parientes. Lo mismo sucedió con la instantánea de los féretros de los soldados, acomodados en un avión militar: no fue un reportero gráfico quien consiguió la primicia, sino una kuwaití que trabajaba en el aeropuerto (fue luego despedida) y tomó la foto con su cámara digital y la envió por Internet a una amiga en EE.UU, que la ofreció al Seattle Times.

Las nuevas tecnologías contribuyeron a amplificar y acelerar el impacto. Keith Jenkins, editor fotográfico de The Washington Post, afirma que "con la tecnología actual, el fotógrafo amateur es tan capaz como un periodista profesional, y trabaja con las mismas herramientas: una cámara digital, una laptop y una conexión de Internet".

Los soldados estadounidenses también estaban armados con cámaras digitales en la prisión de Abu Ghraib. Eliseo Verón, analista de los discursos sociales en los medios de comunicación, señaló a Clarín que las fotos simbólicas de Irak no son equivalentes a las clásicas, las testimoniales de guerras pasadas. "Estas son fotos producidas, de manera amateur, pero producidas. Los soldados sonríen y es como si estuvieran haciendo una travesura adolescente. Tienen la marginalidad de lo perverso". En ese sentido, no descarta que puedan ser derivadas hacia otros usos, como el del mercado "snuff", donde supuestamente se filman escenas sadomasoquistas y de muerte.

Cindy Rakowitz, presidenta de la empresa de imagen que asesoró para enfrentarse a la prensa a la madre del periodista estadounidense Dan Pearl, asesinado ante las cámaras en Afganistán, afirmó a Clarín que "no es necesariamente ésta la primera vez que el Ejército de EE.UU. está involucrado en abusos contra gente inocente. Pero esta vez la prensa estadounidense no censuró las imágenes. El público finalmente tuvo acceso a la información que el Pentágono no quería revelar"

Rakowitz cree que, si bien muchos en EE.UU. equiparan las fotos de las torturas con la decapitación del estadounidense Nick Berg, no hay nada en común. "Unas son violaciones de derechos humanos de soldados de un país, las otras son propaganda terrorista de un grupo, como lo fue el asesinato de Pearl en Afganistán".

Mike Smith, profesor de management y periodismo en la universidad de Northwestern, Chicago, elogió a la prensa de EE.UU. por haber publicado las fotografías más duras. "Mi hermano mayor murió en Vietnam, otro hermano fue herido allí. Estos chicos que se anotaron como reservistas no tenían idea de lo que es una guerra real. Las imágenes sirven para concientizar a los estadounidenses, sobre todo a los jóvenes: la guerra no es un videojuego", señaló a Clarín.

EE.UU. aprendió pronto del poder de las imágenes. Si bien la guerra de Corea (1950-53) fue la primera en la que la televisión tuvo un papel importante, la de Vietnam (1962-75) fue un punto de inflexión en el tratamiento de la información de los combates. "Las críticas a ciertos comportamientos suscitaron la reflexión y desembocaron en un cambio en la relación medios de comunicación-guerra-opinión pública", dice Ignacio Ramonet, en La Tiranía de la comunicación.

Los británicos advirtieron enseguida la lección de Vietnam y aplicaron una nueva estrategia en Malvinas. Con la excusa de que la guerra es peligrosa, evitaron que los periodistas se acercaran al frente y quedaron en un barco. Salvo excepciones, a los reporteros británicos la información les llegaba con el filtro militar.

En la invasión de la isla caribeña de Grenada, en 1983, EE.UU. impidió desembarcar a los periodistas junto con las tropas. Algo más sofisticado sucedió en Panamá, en 1989: la intervención de EE.UU. para destituir al presidente Manuel Noriega fue lanzada en el mismo momento en que caía el régimen de Ceaucescu en Rumania. El mundo entero estaba ocupado en ver por televisión los combates callejeros en Bucarest, y pocos miraron hacia Panamá. En Rumania, los muertos no llegaron a 1.000, en Panamá, fueron mas de 4.000.

En la guerra del Golfo de 1991, casi no hubo registros del campo de batalla. Sólo puntos verdes que pretendían ser bombas y un desfile de militares en sus oficinas desplegando mapas.

Hoy, del modo más impensado, las imágenes se les escapan a EE.UU. de las manos. Es difícil predecir cómo los ciudadanos reaccionarán ante el shock emocional que producen las fotos. Para Rakowitz, "quizás se den cuenta de que hay dos lados en cada historia, fundamentalmente cuando el país está involucrado en asuntos internacionales". Para Smith, serán importantes en las elecciones de noviembre. De todas formas, cuando hay 1.800 fotografías que aún no han salido a la luz, la guerra de las imágenes recién ha comenzado.

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Africa, el nuevo frente de EE.UU. en la lucha contra el terrorismo
por Craig S. Smith
The New York Times
Traducción de Mirta Rosenberg, La Nación


Temen que el norte del continente pueda convertirse en la próxima base de Al-Qaeda

La campaña de Estados Unidos contra el terrorismo está abriendo un nuevo frente en una región que los jefes militares temen que pueda convertirse en la próxima base de Al-Qaeda: la franja de territorio casi sin gobierno que se extiende desde el Cuerno de Africa hasta la costa atlántica del Sahara occidental.

Los generales del Comando Europeo de los Estados Unidos, que supervisa esa área, dicen que esa vasta y árida región es un nuevo Afganistán, poblada de bandas de militantes islámicos bien financiadas que reclutan nuevos miembros, los entrenan y los arman.

Los ataques terroristas como el del 11 de marzo en Madrid, que mató a 192 personas, parecen tener un eslabón norafricano, según dicen los investigadores, y posiblemente sean el presagio de nuevos ataques en Europa.

Tras haber aprendido de los errores cometidos en Afganistán y en Irak, los militares estadounidenses están procurando librar esta batalla con un nuevo enfoque. En vez de optar por una importante presencia militar estadounidense, están enviando comandos especiales a países como Mali y Mauritania, en Africa occidental, para entrenar soldados y suministrarles recursos tales como camiones, radios y equipos de posicionamiento global.

"Queremos ser prevenidos, para no tener que mandar soldados a Africa del Norte como lo hicimos en Afganistán", dijo el teniente coronel Powl Smith, jefe de contraterrorismo del Comando Europeo, agregando que por medio de la ayuda brindada a los gobiernos locales para la lucha "no nos convertimos en pararrayos de la furia popular, que suele ser capitalizada por los radicales".

Los jefes militares estadounidenses dicen que los militantes vinculados con Al-Qaeda, expulsados de Afganistán y bloqueados por la vigilancia de los puntos de entrada sobre el Mediterráneo, están recurriendo a los viajes por tierra para contactarse con los grupos terroristas islámicos del norte de Africa. Citan el caso de Emad Abdelwahid Ahmed Alwan, también conocido como Abu Mohammed, un militante de Al-Qaeda que cruzó Africa en 2002 para ayudar a planificar ataques.

Alwan, un yemenita estrechamente relacionado con Ayman al-Zawahiri, segundo de Osama ben Laden, fue vinculado al ataque contra el buque de guerra estadounidense USS Cole, en octubre de 2000. Se cree que orquestó el ataque contra la embajada de los Estados Unidos en Mali, antes de resultar muerto, a fines de 2002, por tropas argelinas.

La aparición de Alwan en la región sacudió a los militares estadounidenses e incrementó el ímpetu de una estrategia que había empezado a tomar forma a partir de los ataques del 11 de septiembre. Estados Unidos está trabajando con los países del denominado Sahel, la empobrecida región al sur del Sahara, para establecer controles en la frontera y negar refugio a los terroristas.

El programa, conocido como la Iniciativa Pan-Sahel, se inició con un presupuesto de 7 millones de dólares y se concentró en Mali, Mauritania, Níger y Chad. Ahora se lo está extendiendo para incluir a Senegal y posiblemente otros países. El Comando Europeo ha pedido un presupuesto de 125 millones de dólares para la región, durante un período de cinco años.

Otro catalizador fue el secuestro de turistas occidentales en el desierto del sudeste de Argelia, a principios de 2003. El líder terrorista Ammari Saifi tomó 32 europeos como rehenes cerca de la frontera libia y transportó a algunos de ellos al norte de Mali. Según los militares estadounidenses, Alemania pagó un rescate de casi 6 millones de dólares -un cuarto del presupuesto de defensa de Níger- por la liberación de los rehenes. La cifra convirtió a Saifi repentinamente en uno de los más poderosos militantes islámicos de Africa del Norte.

Saifi es líder del Grupo Salafista de Prédica y Combate, o GSPC, que se formó en 1998 y está muy vinculado con Al-Qaeda. A principios de este año hizo un viaje de compras a Mali, donde consiguió armas, vehículos y reclutas, bajo la alarmada mirada de los servicios de inteligencia estadounidenses y argelinos.

El Comando Europeo estadounidense envió un avión de reconocimiento para examinar la zona y transmitir la posición de Saifi a las fuerzas de la región. Mali lo expulsó hacia Chad, donde, con respaldo de las fuerzas especiales estadounidenses, 43 de sus hombres resultaron muertos o capturados. Saifi consiguió escapar, afirman los funcionarios estadounidenses. Con su dinero, experiencia y una red cada vez más amplia, el GSPC sigue siendo el grupo terrorista más peligroso del norte de Africa.

Cooperación regional

Tras la frustrada cacería del líder de GSPC, los jefes militares de nueve naciones africanas fueron convocados el mes pasado al cuartel general del Comando Europeo, en Stuttgart. Varios generales, como los jefes militares de Mali y Níger, países vecinos, ni siquiera se conocían. Otros, como los jefes militares de Marruecos y Argelia, estaban más habituados a rivalizar que a cooperar. Todos manifestaron su ansiedad ante la creciente amenaza de la militancia islámica dentro de sus fronteras.

Los funcionarios del gobierno de Burkina Faso también se han quejado ante los funcionarios estadounidenses de los "barbudos" que aparecen en áreas remotas difundiendo la prédica de la corriente salafista -fundamentalista- del islam que inspira a los militantes islámicos del mundo. Estos imanes extranjeros distribuyen cassettes y disponen de mayores fondos que los imanes locales con los que compiten.

"No se trata de extremistas locales", declaró un funcionario estadounidense. "Son gente de Paquistán, Arabia Saudita, esencialmente misioneros islámicos que predican una forma de islam muy diferente de la que quieren estos países."

Funcionarios militares estadounidenses dicen que parte del problema es que los islamistas de la región están en contacto entre sí, mientras que no ocurre lo mismo entre los gobiernos de los países en los que habitan.

El general Charles F. Wald, segundo comandante del Comando Europeo, dijo que los equipos de posicionamiento global están permitiendo que los militantes creen cuarteles virtuales en la arena. "Es la manera de enterrar armas en el desierto y luego poder saber, gracias al sistema de posicionamiento global, dónde están", explicó.

El general Wald agregó que los próximos ejercicios de Operaciones Especiales del Comando Europeo se realizarán en el norte de Africa y participarán varios países "sobre una base multilateral, algo que constituye un hecho histórico".

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Mesopotamia bajo la ocupación inglesa
por T. E. Lawrence (Lawrence de Arabia)
Sunday Times
Traducción: Jorge Anaya, La Jornada


(El teniente coronel Lawrence, legendario artífice de la campaña británica contra los turcos, escribió este artículo a solicitud del diario Sunday Times, con el objetivo de dar a la opinión pública de su país una visión de lo que ocurría en Mesopotamia, hoy Irak, durante la ocupación británica de posguerra. Fue publicado el 23 de agosto de 1920.)

El pueblo de Inglaterra ha sido llevado en Mesopotamia a una trampa de la que le será difícil escapar con dignidad y honor. Lo atrajeron a ella con engaños, mediante una constante retención de información. Los comunicados emitidos desde Bagdad son tardíos, insinceros, incompletos. Las cosas han sido mucho peores de lo que nos han dicho; nuestro gobierno allá, más sanguinario e ineficiente de lo que el pueblo sabe. Es una desgracia para nuestra historia imperial, y pronto la herida puede estar tan inflamada que no sea posible aplicarle una cura ordinaria. Hoy no estamos demasiado lejos de un desastre.

Los pecados de comisión son los de las autoridades civiles británicas en Mesopotamia (en especial los tres "coroneles"), a quienes Londres les dio carta blanca. No están controladas desde ninguna dependencia del Estado, sino desde el espacio vacío que divide la Oficina del Exterior de la Oficina de India. Se aprovecharon de la necesaria discreción de tiempos de guerra para extender su peligrosa independencia hacia los tiempos de paz. Se oponen a cuanta sugerencia de auténtico autogobierno se les envía desde la patria. Una proclama reciente sobre autonomía, que circuló con unción desde Bagdad, fue redactada y publicada allá a toda prisa para anticiparse a una declaración más liberal que se preparaba en Londres. En 1919 se arrancaron a Mesopotamia unos documentos de "autodeterminación" favorables a Inglaterra mediante presión oficial, exhibiciones del poderío de aeroplanos y deportaciones a India.

El gabinete no puede eludir la parte de responsabilidad que le toca. Recibe apenas un poco más de información que el público: debió haber insistido en tener más, y mejor. Ha visto un reclutamiento tras otro de refuerzos sin investigar nada. Cuando las condiciones se volvieron tan malas que ya no fue posible soportar más, decidió enviar como alto comisionado al autor original del sistema actual, con un mensaje conciliador a todos los árabes de que su corazón y su política habían cambiado por completo.*

Sin embargo, nuestra política pública no ha cambiado ni necesita cambiar. Lo que ocurre es que ha habido un deplorable contraste entre lo que profesamos y lo que hacemos. Dijimos que íbamos a Mesopotamia a derrotar a los turcos. Dijimos que nos quedábamos allá para liberar a los árabes de la opresión del gobierno turco, y para hacer asequibles al mundo los recursos de granos y petróleo de la región. A esos propósitos dedicamos un millón de hombres y casi mil millones de libras. Este año estamos destinando 92 mil hombres y 50 millones al mismo fin.

Nuestro gobierno es peor que el viejo sistema turco. Ese régimen mantenía una fuerza de 14 mil conscriptos locales y mataba en promedio a 2 mil árabes cada año para mantener la paz. Nosotros tenemos 90 mil hombres, con aeroplanos, vehículos blindados, tanques, lanchas artilladas y trenes blindados. Hemos matado unos 10 mil árabes en el alzamiento de este verano. No podemos pensar en mantener semejante promedio: es un país pobre, escasamente poblado, pero Abd el Hamid** aplaudiría si viera lo que estamos haciendo. Nos dijeron que el alzamiento tenía motivos políticos, pero no nos dijeron qué es lo que quiere el pueblo. Puede que sea lo que el gabinete le prometió.

Un ministro de la Cámara de los Comunes dijo que si debemos tener tantos soldados es porque los nativos no se alistan en el ejército. El viernes el gobierno dio a conocer la muerte de algunos reclutas locales que defendían a sus oficiales británicos, y que el servicio de esos hombres no se ha reconocido lo suficiente porque son muy pocos (añadiendo ese toque característico bagdadí de que son hombres de mal carácter). Hay 70 mil reclutas, apenas la mitad de la fuerza turca de ocupación. Con oficiales aptos y una distribución adecuada, podrían relevar a la mitad de nuestro ejército allá. El conde de Cromer controló los seis millones de pobladores de Egipto con 5 mil soldados británicos; el coronel Wilson no puede controlar los 3 millones de Mesopotamia con 90 mil hombres.

No hemos llegado al límite de nuestros compromisos militares. Hace cuatro semanas el estado mayor en Mesopotamia escribió un memorándum en el que demanda cuatro divisiones más. Creo que iba dirigido a la Oficina de Guerra, la cual ahora ha transferido tres brigadas desde India. Si ya no es posible quitar más hombres a la frontera noroeste, ¿de dónde va a venir el equilibrio? En tanto, nuestros infortunados soldados, indios y británicos, se encuentran haciendo labores de policía en una zona inmensa, bajo inclementes condiciones de clima y aprovisionamiento, pagando a diario un alto precio en vidas por la política deliberadamente errónea de la administración civil en Bagdad. El general Dyer fue relevado del mando en India por un error mucho más pequeño, pero la responsabilidad en este caso no es del ejército, el cual ha actuado sólo a solicitud de las autoridades civiles. La Oficina de Guerra ha hecho todos los esfuerzos por reducir nuestras fuerzas, pero la decisión del gabinete ha ido en su contra.

El gobierno en Bagdad ha estado colgando árabes en esa ciudad por delitos políticos, a los que llama rebelión. Los árabes no están en guerra con nosotros. ¿Con estas ejecuciones ilegales se busca provocar a los árabes para que tomen represalias con los 300 británicos que tienen prisioneros? Y si es así, ¿es para que su castigo sea más severo, o para convencer a otros soldados de que combatan hasta lo último?

Decimos que nuestra intención en Mesopotamia es impulsar su desarrollo para beneficio del mundo. Todos los expertos afirman que la oferta de mano de obra es el factor dominante en su desarrollo. ¿En qué medida la matanza de 10 mil pobladores de aldeas y ciudades afectará la producción de trigo, algodón y petróleo? ¿Cuánto tiempo más permitiremos que millones de libras, miles de soldados imperiales, y decenas de miles de árabes sean sacrificados por una administración colonial que no puede beneficiar a nadie más que a sus integrantes?

* Sir Percy Cox iba a volver a Mesopotamia en 1920 como alto comisionado para formar un gobierno provisional.

** Sultán que gobernó Turquía en 1909-1910.


     
 

 

   
  La Fracción Trotskista está conformada por el PTS (Partido de Trabajadores por el Socialismo) de Argentina, la LTS (Liga de Trabajadores por el Socialismo) de México, la LOR-CI (Liga Obrera Revolucionaria por la Cuarta Internacional) de Bolivia, LER-QI (Liga Estrategia Revolucionaria) de Brasil, Clase contra Clase de Chile y FT Europa. Para contactarse con nosotros, hágalo al siguiente e-mail: ft@ft.org.ar