Revista In These Times

Creo que puede, creo que puede

 

Autor: Creig Aaron

Fecha: 26/10/2004

Traductor: Celeste Murillo, especial para PI

Fuente: In These Times



Repita después de mí: John Kerry va a ganar.

Normalmente no soy de hacer estas afirmaciones religiosas, pero para derrotar a George W. Bush es mejor que todos digamos –alto, a nuestros vecinos, en el tren, en todas partes donde un votante indeciso pueda oírnos- que nuestro hombre (y, nos guste o no, es nuestro hombre) va a ser nuestro próximo presidente. Entonces una vez más: John Kerry va a ganar.

¿Cómo puede ganar? Observando la trayectoria de la peligrosa y maliciosa administración Bush, la cuestión debería ser, ¿cómo podría perder Kerry? Aún así todos los demócratas temerosos y sus patológicamente pesimistas compañeros de ruta ignoran esta alentadora evidencia y simplemente asumen que de una forma u otra el omnipotente Kart Rove nos dará una paliza otra vez. Los republicanos no están preocupados por esta “predisposición genética al pánico”, como lo llama Ken Auletta, y quizá sea por eso que nos pasan por encima siempre.

Hagamos algo distinto esta vez, probemos enfatizar lo positivo. Seguro, Kerry puede ser un poco solemne, hablar poco claro. Pero en los tres debates pareció más competente, seguro y presidencial que su adversario. Bush pareció intermitentemente incoherente y desesperado, hablando en código acerca de los “jueces activistas” y la decisión Dread Scout en un grito bizarro de fanáticos anti-aborto. En otras oportunidades, Bush parecía estar viendo el fantasma de Lee Atwater, con esos comentarios sobre Ted Kennedy y sus esfuerzos para etiquetar a Kerry como un liberal espantoso. Eso es tan parecido a lo que hicieron en 1988. ¿Qué sigue -Willie Horton en un “barco Swift”? (en referencia a las discusiones sobre la actuación de Kerry en Vietnam, N de T)

Mientras la mayoría de los sondeos nacionales muestra la competencia empatada, las tendencias favorecen a Kerry. Golpea a Bush en una gran variedad de temas nacionales, según el último estudio de Gallup, que muestra que los votantes prefieren a Kerry cuando se trata del medioambiente, asistencia médica, Seguridad Social y educación. Las encuestas todavía muestran una gran ventaja de Bush sobre la guerra contra el terrorismo a pesar de la tragedia en Irak. Pero menos norteamericanos que nunca creen que la guerra valió la pena, y la aprobación general del presidente baja cada día.

Más malas noticias para Bush son que los observadores hablan de la regla del 50 por ciento. “El porcentaje que un presidente en funciones recibe en las encuestas es un pronosticador extraordinariamente exacto del porcentaje que recibirá el día de las elecciones”, explicó Guy Molyneux recientemente en The American Prospect. “Un presidente en funciones que no pasa el 50 por ciento está en grave riesgo de perder su trabajo”. El apoyo promedio de Bush desde el primer debate es del 47 por ciento.

Lo bueno para Kerry es que las encuestas ciertamente están sobreestimando la popularidad de Bush al encuestar a los adultos mayores, blancos, votantes que se inclinan hacia los republicanos. Un sector demográfico clave que está siendo ignorado son los jóvenes, millones de personas que no son encuestadas porque sólo usan teléfonos celulares. Los votantes jóvenes -cuya concurrencia podría ser la más alta desde 1992- favorecían a Kerry por 25 puntos en las encuestas recientes de Zogby.

Por supuesto, ningún grupo de votantes será más importante para la victoria de Kerry, especialmente en los estados clave, que los afro-americanos. Mientras Kerry ha sido criticado por no hacer lo necesario para llegar a los votantes negros, vencer a Bush puede ser motivación suficiente en lugares como el condado de Duval en Florida -donde 27.000 votos, en su mayoría de barrios negros, fueron eliminados en la elección del año 2000.

Uno o dos puntos porcentuales en lugares como Duval -donde los registros de votación de personas negras aumentó un 150%- podría modificar la tendencia de todo el estado.

Algo de lo que Kerry no tendrá que preocuparse es en la Florida este año es el factor Nader. Ralph estará en la boleta de nuevo este año, pero casi todos los que lo apoyaron en el años 2000 –los Verdes, Barbara Ehrenreich, Michael Moore- lo han repudiado. La única persona que encontré convencida de votar a Nader es un republicano cristiano que no puede tolerar la guerra. El candidato libertario conseguirá más votos.

Las oficinas electorales en los estados clave -y muchos otros- agregan personal, trabajan tiempo extra e informan una ola de nuevas matrículas de votantes. Florida tiene por lo menos un millón de nuevos votantes registrados, la vasta mayoría son demócratas o independientes. Las matrículas de Ohio, un fuerte demócrata, aumentaron el 250%, según The New York Times. Filadelfia informó la oleada más grande de registro para votar en dos décadas.

Esto es resultado directo de jóvenes universitarios, trabajadores sindicalizados, abogados y amas de casa -muchos de ellos que nunca habían trabajado en una campaña política nacional- viajando en autobuses cada fin de semana para ir a golpear puerta por puerta en los estados que estarán peleados. Organizadores y activistas renuncian a noches de sueño y usan el tiempo libre de sus trabajos para derrotar a George Bush. Todas las encuestadoras muestran el mismo tipo actividad “por abajo”, como en las elecciones de 1980 y 1994. Pero esta vez la pasión y la energía están de nuestro lado.

No puedo prometer que esta será una de esas elecciones que divida aguas, pero podría ser. John Kerry ganará. Y ahí es cuando el verdadero trabajo comienza.


     
 

 

   
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