Estrategia Internacional N° 8
Mayo/Junio - 1998
TRES HITOS HISTORICOS
DE LA CLASE OBRERA BOLIVIANA
La clase obrera boliviana fue, durante cincuenta años, el
proletariado más revolucionario de América Latina, por su conciencia de clase, por su
organización, y por las heroicas luchas que llevó adelante, encabezado por su vanguardia
indiscutida, los obreros mineros.
Daremos aquí una visión suscinta de los tres períodos revolucionarios en que la clase
obrera boliviana tuvo al alcance de su mano derrotar a la burguesía, tomar el poder e
instaurar el primer estado obrero de América del Sur.
1952: LA PRIMERA REVOLUCION OBRERA DE AMERICA LATINA
El 9 de abril de 1952 comenzó en Bolivia la primer revolución obrera
de América Latina.
Ese día, el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) 1, junto a una fracción del
ejército encabezada por el general Antonio Seleme, Ministro de Gobierno de la Junta
Militar en el poder presidida por el General Ballivián, comenzó un intento de golpe
palaciego para derrocarlo. Todo indicaba que iba a realizarse el enésimo golpe palaciego
en la historia de Bolivia.
Desde la madrugada, los golpistas tomaron algunas dependencias gubernamentales y proclamaron, prematuramente, el triunfo. El gobierno sacó las tropas a la calle, y comenzaron los enfrentamientos con los militantes del MNR y las tropas leales a Seleme. Mientras tanto, sucedió lo inesperado. Las masas trabajadoras y oprimidas se volcaron a las calles, y lo que había comenzado como un golpe palaciego se convirtió en una verdadera revolución obrera y campesina. Las masas, encabezadas por los mineros armados con dinamita, se enfrentaron al ejército, lo derrotaron y lo desarmaron, armándose ellas mismas. Más tarde, "las fuerzas rendidas del Ejército desfilaron por la ciudad custodiadas por las milicias revolucionarias que encabezaba el Comando Obrero" 2. La revolución había triunfado.
Las masas bolivianas irrumpieron espontáneamente, sin un plan preconcebido, sin una dirección revolucionaria que las condujera a tomar el poder en sus manos. Fue una "Revolución de Febrero", haciendo la analogía con el Febrero Ruso: las masas destruyeron a las fuerzas armadas, el pilar del estado, derrocaron al gobierno de Ballivián... y entregaron el poder al MNR, un partido nacionalista burgués, y a su máximo dirigente Víctor Paz Estenssoro, que asumió la presidencia de la nación. Pero Paz Estenssoro era un rehén de las masas armadas: "Paz Estenssoro ya se ha convertido en el Kerensky de la Revolución Boliviana", afirmaba Guillermo Lora a pocos días del triunfo de la Revolución.3 Existían en Bolivia dos poderes: uno formal, el del gobierno del MNR apoyado por el Partido Comunista de Bolivia*, y otro real, el de las masas trabajadoras armadas.
El 17 de abril, bajo el impulso de la marea revolucionaria, se funda la Central Obrera Boliviana, la COB. La COB se constituyó en el organismo del verdadero poder obrero: "...A partir del 9 de abril, los sindicatos tomaron sencillamente en sus manos la solución de los problemas vitales y las autoridades, si no eran destituidas, no tenían más remedio que someterse a sus decisiones. Son estos sindicatos los que actuaron como órganos de poder obrero y plantearon el problema de la dualidad a las autoridades locales y nacionales. Directores de la vida diaria de las masas, rodearon de atribuciones legislativas y ejecutivas (poseen fuerza compulsiva para ejercer las decisiones) e inclusive llegaron a administrar justicia. La asamblea sindical se convirtió en la suprema ley, en la suprema autoridad".4 La COB se había constituido en el poder real de Bolivia, en un organismo de frente único de las masas armadas, es decir, en un organismo soviético. Sólo la COB podía satisfacer las aspiraciones de las masas expresadas en la Tesis de Pulacayo: lo que estaba planteado era que la COB tomara en sus manos todo el poder, derrocando al gobierno nacionalista burgués de Paz Estenssoro, y estableciendo un verdadero gobierno de las organizaciones obreras y campesinas, apoyado en las masas armadas.
Pero la COB, encabezada por Juan Lechín Oquendo, dirigente minero conciliador, que pertenecía a las filas del MNR (aunque había coqueteado con el POR y utilizado la terminología trotskista en forma demagógica), no sólo dio su apoyo al "camarada Presidente" y llamó a las masas a confiar en él, sino que se integró al gobierno por medio de los "ministros obreros", estableciendo lo que se dio en llamar el "co-gobierno". Desde el mismo nacimiento de la COB, su dirección conciliadora comenzó a traicionar la heroica revolución boliviana.
Pero existía en Bolivia el Partido Obrero Revolucionario (POR), partido trotskista y sección Boliviana de la IV Internacional, que desde 1946, había ganado una importante influencia en la clase obrera boliviana que había hecho suyas las tesis de Pulacayo impulsadas por el POR. Este tuvo así, desde el comienzo, una importante influencia en la COB, con dos de sus miembros en su Comité Ejecutivo.
Sin embargo, el POR no utilizó su peso para enfrentar a la dirección conciliadora de Lechín y al gobierno de Paz Estenssoro. Lejos de exigir que la COB retirara sus ministros del gobierno burgués, y tomara todo el poder en sus manos, votó, en la misma asamblea de fundación de la COB, a favor de la incorporación de Lechín y Germán Butrón como "ministros obreros" al gobierno, y le dió apoyo crítico al gobierno del MNR. Es así que en las resoluciones de su Décima Conferencia, afirmaba: "Ante las medidas del gobierno, aunque sólo parcialmente convengan a los intereses de las masas, apoyo crítico, destacando críticamente las limitaciones de ellas, sus imperfecciones y sus aspectos negativos. Llamando a las masas a movilizarse para imprimirles un contenido revolucionario total y favorable a los intereses populares". 5 Cuando, a las pocas semanas, Paz Estenssoro resuelve postergar la nacionalización de las minas y crea una comisión que la preparara, para ganar tiempo apostando a un descenso de la actividad de las masas por desgaste, el POR se negó a llamar a la ocupación inmediata y al control obrero de las minas. El POR ponía sus expectativas en que el ala izquierda del MNR rompiera con el gobierno, y entonces pudiera conformarse un gobierno obrero y campesino, entendido como "el momento corto, transitorio, hacia la dictadura del proletariado ..."6
La dirección de la IV Internacional, que ya en manos de Pablo y Mandel había comenzado su degeneración centrista, lejos de criticar y combatir esta política del POR, la aconsejó y apoyó en todo la línea. Así, la resolución adoptada por el 12º pleno del Comité Ejecutivo Internacional en noviembre de 1952, decía: "....Su política (la del POR) estuvo entonces dirigida a seguir permaneciendo no aislado de las masas, sobre las cuales el MNR todavía tiene una fuerte influencia, y especialmente a no aislarse de las filas del ala izquierda del MNR mientras daban impulso a la acción revolucionaria y a la organización independiente de las masas. Esta doble preocupación se concreta en el apoyo crítico garantizado al gobierno del MNR, acompañado por una actividad directa revolucionaria entre las masas, con el objetivo de ejercitar y reforzar su presión y de desarrollar su organización independiente en sindicatos y milicias"".
Así, gracias a la traición de la COB y la claudicación del POR, el gobierno del MNR obtuvo el tiempo necesario para que comenzara a decaer el ímpetu revolucionario de las masas, expropiarles su revolución, y, dando algunas concesiones (como la nacionalización de las minas con pago o la reforma agraria), mantener casi intacto el poder de la burguesía. El MNR logró burocratizar a la COB y reconstruir las fuerzas armadas, resolviendo a su favor la situación de doble poder.
En los años que siguen se va completando el desmonte de las conquistas logradas por la revolución. Hacia 1964, el imperialismo yanqui y la burguesía boliviana, consideran que ya han logrado la relación de fuerzas necesaria para liquidar el último baluarte de la revolución boliviana: el heroico proletariado minero, que continaba armado en las minas. En noviembre de 1964, el general Barrientos, vicepresidente de Paz Estenssoro, da un golpe de estado. En febrero de 1965, exige el desarme de los mineros. Ante la negativa de los mineros a hacerlo, expulsa a Lechín de Bolivia. Los mineros se lanzan a la huelga general, y comienza su heroica resistencia contra los ataques del ejército. Miles de mineros son masacrados, encarcelados, deportados. Para mediados de junio, la vanguardia de la que había sido la primer revolución obrera de América Latina estaba derrotada.
LA ASAMBLEA POPULAR DE 1971
En abril de 1969, en un accidente, muere el dictador Barrientos. La política populista demagógica del General Ovando, que lo sucede, provoca fraccionamientos en las fuerzas armadas. Mientras, las masas aprovechan la "apertura democrática" que otorga Ovando, para reorganizarse.
El 4 de octubre de 1970, un golpe del ala derecha del ejército contra Ovando, abre una confusa situación en la que varias camarillas militares se disputan el poder. En medio de esa situación, el General Juan José Torrez (que había sido destituido pocos meses antes de su puesto de Comandante en jefe), logra el apoyo de una fracción del ejército, de la COB y de su Comando Político. La COB lanza la huelga general, y resuelve la situación a favor de Torrez. El 7 de octubre, asume Torrez como presidente, impulsado al poder por la huelga general y por la COB. La presión de las masas lleva a Torrez a usar un lenguaje de izquierda. El 10 de enero de 1971, el general Banzer intenta un golpe de estado, que fracasa por la inmediata movilización de los mineros, los trabajadores, los estudiantes y los campesinos. Las masas se vuelcan a la Plaza Murillo de La Paz, al grito de ¡Socialismo!, y responden al discurso de Torrez al grito de ¡Armas sí, promesas no! y ¡Obreros al poder!. Torrez se ve obligado a prometer la realización de una Asamblea Popular. El Comando Político de la Clase Obrera y el Pueblo, surgido al calor de las movilizaciones contra el golpe de octubre7, decide convocar a la Asamblea Popular. Cada organización obrera, campesina, estudiantil, los partidos políticos, envían sus representantes. En la Asamblea, la representación corresponderá en un 60% a las organizaciones obreras, y en un 40% a las demás organizaciones. En la Asamblea Popular, el peso decisivo lo tiene la clase obrera a través de la COB y la Federación Minera.
Una vez más comienza la revolución en Bolivia. La clase obrera se dota de un organismo, la Asamblea Popular que, embrionariamente, tenía características de tipo soviético. Una vez más se planteaba la posibilidad de que la clase obrera tomara el poder, pero la COB, con Lechín a la cabeza, traicionará, diciendo que no pueden tomar el poder "porque no tienen armas".
El POR levanta una política claudicadora, que embellece a las direcciones traidoras del movimiento de masas. Siendo la Asamblea Popular una organización de frente único de las masas, los revolucionarios debían entrar en ella para combatir desde adentro a las direcciones oportunistas agentes del General Torrez, a Lechín, al Partido Comunista, a los maoístas, etc. El POR, lejos de esto, considera a estas direcciones traidoras y al programa de la Asamblea Popular como "revolucionarios".
La energía de las masas revolucionarias será ahogada en sangre por el golpe militar de agosto de 1971, encabezado por Banzer. Pero no terminan aquí las capitulaciones del POR. En el exilio, conforma lo que se ha dado en llamar el Frente Revolucionario Antiimperialista (FRA), que según el POR, sería la continuación de la Asamblea Popular en el exilio. El FRA no es más ni menos que un acuerdo estratégico para tomar el poder e instaurar el socialismo en Bolivia.... ¡con el depuesto ex-presidente General Torrez, y la fracción del ejército que lo apoyaba, el Partido Comunista de Bolivia (pro-Moscú), el PRIN de Lechín, los maoístas, el MIR, y las corrientes guerrilleras!.
1985: LA HUELGA DE LA DINAMITA
En octubre de 1982, una huelga general indefinida de la COB hace caer a la siniestra dictadura de García Meza. En su lugar, reasume el poder Hernán Siles Suazo, a la cabeza de la UDP8, la coalición que había ganado las elecciones de 1980 y que el golpe de García Meza había impedido asumir.
El gobierno de Siles se dedicó de lleno a intentar pasar los ataques fondomonetaristas que exigía la crisis de la deuda desatada en Latinoamérica en 1982. La tensión entre el gobierno de Siles y la clase obrera va en aumento. En 1983, fracasa un intento de "co-gobierno" con la COB (es decir, incorporación de "ministros obreros"). En febrero de 1985, el gobierno anuncia un brutal "paquetazo" que aumenta los precios de la canasta familiar y fija una nueva paridad del ya enormemente devaluado peso boliviano. En ese momento, la COB no plantea ninguna respuesta de conjunto ante el ataque. La respuesta la darán los trabajadores mineros, "desde los campamentos mineros convertidos en verdaderos barriles de pòlvora"9 "...En estos distritos la protesta contra el gobierno era tan concluyente, que bastó a la Federación de Mineros una conferencia radial para que se movilicen los mineros hacia la ciudad de La Paz".10
El 4 de marzo llegaron a La Paz 10.000 mineros armados con dinamita, y tomaron prácticamente el control de la ciudad. El 6, se declararon en huelga general, y al día siguiente la COB se vio obligada a lanzar la huelga general indefinida en su apoyo, mientras la Confederación Unica de Trabajadores Campesinos llamaba al bloqueo de caminos. Durante los 16 días que duró la huelga, los mineros armados ocuparon la capital, mientras el ejército, vacilante, no se animaba a reprimir. En Oruro, los obreros desalojaron al gobernador y tuvieron el poder en sus manos durante un día, hasta que al final lo entregaron a la policía. La población pobre de La Paz y los estudiantes apoyaban entusiastamente la lucha de los mineros. La clase obrera boliviana, armada con dinamita, acorralaba nuevamente al poder burgués. La huelga había llegado a un punto en que sólo podía triunfar si se transformaba en insurrección, derrocaba al gobierno e instauraba un poder obrero. Nuevamente estuvo planteado ¡Todo el poder a la COB!. Pero fue, una vez más, lo que se negó a hacer la COB, dirigida por la burocracia lechinista.
El POR se negó a levantar esta consigna, diciendo que un organismo sindical como la COB no podía llevar adelante esa tarea, y que un gobierno de la COB sería "nada más que una variante de los gobiernos burgueses" 11. Mientras, agitaba su consigna abstracta de "dictadura del proletariado", renunciando así , por "ultraizquierda" a dar la pelea para desenmascar el carácter conciliador de Lechín y la dirección de la COB, exigiéndole que tomara el poder.
Después de 16 días, desgastada y sin perspectivas, la huelga fue diluyéndose y terminó por levantarse, sin siquiera lograr el conjunto de las reivindicaciones económicas. La burguesía aprovechó la situación para canalizar la situación hacia las elecciones presidenciales, donde triunfó la derecha, y volvió al poder Víctor Paz Estenssoro.
En septiembre, el nuevo gobierno de Estenssoro, pasó al ataque general de las conquistas con el decreto 21060, de corte ultraliberal y monetarista, de privatizaciones en sector estatal (entre ellos el más importante, las minas) y de ataque directo al salario y al nivel de vida de las masas, y al poder de los sindicatos y la COB. La COB lanza la huelga general indefinida, que no organiza ni garantiza. Una vez más, el peso de la huelga cae sobre el proletariado minero, que resiste hasta el final, aislado y abandonado por la buroocracia traidora, en medio del estado de sitio, de la represión, de la detención y el confinamiento de sus dirigentes. La huelga fue derrotada, y esta derrota marcó el comienzo de la ofensiva burguesa que terminaría por disgregar al heroico proletariado minero, columna vertebral de la clase obrera boliviana.
Notas:
1- El MNR, encabezado por Paz Estenssoro y Hernán Siles Suazo, había sido desalojado del
poder en 1946 por un golpe de estado. En 1951, sin embargo, las elecciones organizadas por
el gobierno militar le dieron la mayoría. Un nuevo golpe de estado, encabezado por
Ballivián, impidió que el MNR asumiera el poder.
2- "La Revolución del 9 de abril de 1952", de Jorge Valdivia Altamirano, La
Nación, La Paz, 9 de abril de 1953, citado por Liborio Justo en "Bolivia: La
Revolución Derrotada", Juárez Editor, 1971.
3- Guillermo Lora, Obras Completas, Tomo IV, pág 87. Ediciones Masas, 1995.
* El Partido Comunista de Bolivia, PCB, recién fundado, venía a reemplazar al Partido de
la Izquierda Revolucionaria, el PIR, nombre del antiguo partido stalinista en ese país.
Desde 1941 hasta el mismo 1952, el stalinismo boliviano alineado con Moscú, había
combatido al MNR y participado en los gobiernos de los militares y la "rosca",
en función del alineamiento de Bolivia con los países Aliados en la Segunda Guerra
Mundial. En función de los intereses de Moscú, alineado con EE.UU., Gran Bretaña y
Francia en la guerra contra los países del Eje, habían combatido al MNR tildándolo de
"facista", y habían apoyado también la represión contra la clase obrera que
lo apoyaba. En 1952, comenzada la guerra fría, el stalinismo cambia su política y apoya
con todo al gobierno nacionalista burgués del MNR, contra la perspectiva de que la clase
obrera, acaudillada por la COB, tomara el poder.
4- G. Lora, "La revolución Boliviana", citado por Liborio Justo, op. cit.
5- Décima Conferencia nacional del POR, 10 de junio de 1953, G. Lora Obras Completas,
Tomo IV, pág. 317, op. cit.
6- Idem, pag. 319
7- Integraban el Comando Político de la COB: el MNR, el PRIN (Partido de Lechín), el
POR, el PDCR, el PCB, el grupo Faro y Espartaco.
8- La Unión Democrática Popular estaba conformada por el MNRI de Siles Suazo (que había
roto con el MNR de Paz Estenssoro), el MIR de Paz Zamora y el PCB.
9- Movimiento Obrero y procesos políticos en Bolivia (Historia de la COB 1952-1987, Jorge
Lazarte R.), pág. 153.
10- Idem.
11- Masas, 17/3/85, citado en Correo Internacional Nº 15.
LAS TESIS DE PULACAYO
En noviembre de 1946, el Congreso extraordinario de Mineros reunido en Pulacayo para discutir la orientación de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB), aprueba por unanimidad las tesis que luego se conocerían como Tesis de Pulacayo, presentadas por la delegación de Llallagua, e inspiradas por Guillermo Lora, dirigente del POR.
Esta Tesis configura un verdadero programa revolucionario para la toma del poder por la clase obrera , y es la mayor conquista programática lograda por el proletariado de América Latina. Por primera vez en nuestro continente, el programa del trotskismo trascendía los pequeños grupos y se hacía carne en la vanguardia del proletariado boliviano: los mineros.
La Tesis establecía claramente, entre otras importantísimas definiciones políticas y programáticas, que: "1- El proletariado, aún en Bolivia, constituye la clase social revolucionaria por excelencia". Definía, siguiendo el método de la Teoría de la Revolución permanente, que Bolivia era un país capitalista, a pesar de su atraso y de la supervivencia de formas precapitalistas de producción, y que la burguesía era incapaz de realizar las tareas de la revolución democrático burguesa, es decir, la liquidación de los latifundios, la unificación nacional y la liberación del yugo imperialista. Sin embargo, aclaraban que "Los trabajadores del subsuelo no insinuamos que debe pasarse por alto la etapa demo-burguesa: la lucha por elementales garantías democráticas y por la revolución agraria antiimperialista (...) Señalamos que revolución demo-burguesa, si no se la quiere estrangular, debe convertirse sólo en una fase de la Revolución proletaria (...) Dejamos claramente sentado que la revolución será democrático-burguesa por sus objetivos, y sólo un episodio de la Revolución Social por la clase social que la acaudillará. La revolución proletaria en Bolivia no quiere decir excluir a las otras capas explotadas de la nación, sino la alianza revolucionaria del proletariado, con los campesinos, con los artesanos y otros sectores de la pequeño burguesía. La Dictadura del proletariado es la proyección estatal de dicha alianza. La consigna de Revolución y Dictadura proletarias ponen en claro el hecho de que será la clase obrera el núcleo director de dicha transformación y de dicho estado. Lo contrario, sostener que la revolución democrático burguesa por tal, será realizada por sectores progresistas de la burguesía y que el futuro estado encarnará en un gobierno de unidad y concordia nacionales, pone de manifiesto la intención firme de estrangular el movimiento revolucionario en el marco de la democracia burguesa. Los trabajadores una vez en el poder, no podrán detenerse indefinidamente en los límites demo-burgueses y se verán obligados, cada día en mayor medida, a dar cortes siempre más profundos en el régimen de la propiedad privada, de este modo la revolución adquirirá carácter permanente".
Esta definición era la base sobre las que se asentaba el programa de reivindicaciones transitorias de la Tesis, que levantaba, entre otras medidas, el salario básico vital y escala móvil de salarios, semana laboral de 40 horas y escala móvil de horas de trabajo, contratos colectivos de trabajo, independencia sindical, ocupación y control obrero de las minas, armamentos para los trabajadores, fondo de huelga, supresión del trabajo a contrato.