Estrategia Internacional N° 9
Julio/Agosto  - 1998

DESPUÉS DE LA CAÍDA DE SUHARTO

Claudia Cinatti

Las jornadas revolucionarias que sacudieron Indonesia a mediados de mayo lograron ponerle fin a los 32 años de dominio de la odiada dictadura de Suharto. En el marco del crack de la economía indonesia y del sudeste asiático y los duros planes de ajuste exigidos por el FMI, la acción de los estudiantes, las masas pobres urbanas y la incipiente intervención del movimiento obrero, precipitaron el estallido de jornadas revolucionarias que, de continuarse, amenazaban con destruir las principales instituciones del régimen suhartista.

Por un lado, el carácter del primer embate revolucionario de las masas demostró la profundidad del proceso que combinaba el odio a la dictadura de Suharto con el enfrentamiento a las medidas del FMI por parte de las masas totalmente empobrecidas. Pero por otro también mostraba sus límites: como planteamos en Estrategia Internacional Nº 8 "La debilidad más grande que presenta el carácter actual de la acción de las masas para que este proceso se transforme en revolución proletaria es que la clase obrera -salvo algunas huelgas locales- no ha intervenido aún con sus propios métodos de lucha (...) La inmadurez política de las masas puede verse en que son los estudiantes los que asumen la representación política del pueblo (a la manera que en la revolución de febrero en Rusia lo hacían los profesores) y que cuando es el pueblo el que se expresa directamente lo hace ‘quemando todo’..."

Esta debilidad del movimiento revolucionario y la acción de las direcciones burguesas y pequeño burguesas que se montaron en este proceso, permitió que la burguesía encontrara una salida transitoria intentado mantener lo esencial del régimen y reanudar las negociaciones con el FMI y el Banco Mundial suspendidas desde abril.

Pero, tras la caída de Suharto las condiciones que llevaron al estallido del proceso revolucionario se mantienen. La crisis económica hundió irremediablemente a Indonesia, que tiene un pronóstico de contracción de la economía de por lo menos el 13%. Esta situación junto a "los planes de rescate" del FMI, tienen consecuencias terribles hacia el movimiento de masas, que se empobrece día a día. Se estima que 60 millones de indonesios ya cayeron bajo la línea de pobreza, mientras que miles pierden sus empleos, la inflación trepa y, a pesar de tener una vasta producción agrícola, escasean los alimentos básicos como el arroz.

Por otra parte, la "democracia" a la que aspiraba el movimiento de mayo resultó en un régimen que en gran medida es continuidad del anterior; todavía quedan la mayoría de los presos políticos en las cárceles, principalmente los militantes del PKI (Partido Comunista de Indonesia) encarcelados hace más de 30 años, el PRD (Partido Democrático Popular) no fue legalizado y las demandas de juzgar a Suharto, su familia y amigos que se enriquecieron durante los años de la dictadura, han sido completamente desdeñadas por el nuevo régimen de Habibie-Wiranto.

En el proceso de movilizaciones que se está desarrollando desde la renuncia de Suharto se está destacando un sector de vanguardia del movimiento estudiantil y democrático, sobre todo en Timor del Este, que no se contenta con las reformas del régimen, a la vez que empezó una intervención organizada del movimiento obrero con huelgas masivas y movilizaciones contra el ataque lanzado por el gobierno de Habibie y el FMI. Este es un proceso abierto de luchas y movilizaciones que ya no se dirigen contra la dictadura, sino contra el "engaño democrático" por medio del cual la patronal y el imperialismo intentará hacerle pagar a las masas el peso de la crisis.

EL REGIMEN HABIBIE-WIRANTO, ¿SUHARTISMO SIN SUHARTO?

El 21 de mayo Suharto renunció dejando como sucesor al vicepresidente J.B. Habibie. La burguesía ponía en marcha así su salida "a la Filipina" para frenar y desarticular el movimiento revolucionario. Se buscaba, ante todo, evitar que las masas fueran a un enfrentamiento directo con las fuerzas armadas que estaban profundamente divididas y terminaran así golpeando al pilar del Estado. Pero esta salida de reacción democrática es mucho más débil e inestable en Indonesia que en Filipinas en 1986, y todavía no logra asentarse1. Es que aquí no hay aún figuras burguesas opositoras que puedan jugar el rol que tuvo Cory Aquino en Filipinas.

El nuevo gobierno, surgido de las mismas entrañas del suhartismo, removió a algunas de las figuras más odiadas del gabinete (entre ellos a los hijos de Suharto) se vio obligado a hacer algunas concesiones democráticas mínimas, como la liberación de algunos presos políticos, y la promesa de elecciones aunque sin fecha cierta. El ejército trató de cerrar las brechas abiertas por la movilización de las masas: el Gral. Wiranto, ministro de defensa y comandante de las fuerzas armadas, destituyó a su rival Prawobo, el militar que abrió fuego contra las estudiantes en las movilizaciones de mayo, y negoció su apoyo al nuevo gobierno a cambio de una importante presencia militar en el gabinete: retuvo tres de los principales ministerios - defensa, interior e información.

Si bien el apoyo del ejército es clave para este régimen inestable y transitorio, también es el que le confiere los elementos más claros de continuidad con el odiado régimen del Nuevo Orden de Suharto, haciéndolo aparecer ante los sectores más radicalizados del movimiento estudiantil y de masas como una fachada del suhartismo. El gobierno de Habibie-Wiranto, está buscando hacerse una base social sólida entre la clase media acomodada que le permita avanzar con los planes exigidos por el FMI, lanzarse contra la vanguardia del movimiento de masas y derrotarla. Para esto trata de montar un "sistema de partidos" que permitan hacer funcionar la trampa democrática para el año próximo. Parte de esta política es la legalización selectiva de algunos partidos opositores, ya sea los viejos partidos surgidos e ilegalizados durante el Nuevo Orden, (como el Partido Democrático Unido de Indonesia, el Partido Unido del Desarrollo y el Partido Democrático de Indonesia -al que pertenece Megawati Sukarnoputri, hija del ex presidente Sukarno) o los que recientemente se están formando, entre ellos dos fracciones del Golkar, el partido de gobierno que se dividió durante la crisis revolucionaria de mayo, nuevos partidos musulmanes, y el PKI (Partido Cultural Indonesio, nombre legal adoptado por el Partido Comunista). Pero hasta ahora esta tarea es muy difícil. Los partidos de "oposición" son muy débiles todavía para controlar al conjunto del movimiento de masas que ha entrado en un proceso de efervescencia política y social que los sobrepasan.

LA SITUACION DEL MOVIMIENTO DE MASAS DESPUES DE LA CAIDA DE SUHARTO

La dinámica del proceso revolucionario llevó a que las distintas fuerzas sociales y políticas que actuaron en sus primeras jornadas se dividieran alrededor de la salida burguesa planteada por Habibie, Wiranto y el FMI. El gobierno de Habibie está tratando de consolidar una base social en la clase media acomodada que está a favor de restaurar el orden, y que incluso se ha pronunciado por la vuelta de Suharto. A su vez tiene una política de cooptación hacia los dirigentes opositores, recientemente liberados de las cárceles del régimen. El ejemplo más claro es hacia el movimiento por la independencia de Timor del Este, donde el régimen logró el apoyo de las figuras tradicionales de le lucha independentista para su política de "provincia con status especial" para este territorio anexado por la dictadura de Suharto en 1975. Esta cooptación de dirigentes históricos llevó a la radicalización de un sector, sobre todo estudiantil, que se enfrenta en las calles de Dili, la capital de Timor del Este, con el sector adicto al régimen de Yakarta y con las tropas del ejército.

El sector "moderado" de la oposición liderado por Amien Rais, dirigente musulmán que se montó casi al final sobre el movimiento que llevó a la caída de Suharto para frenarlo, llamó al movimiento estudiantil y de masas a darle "una tregua" al nuevo gobierno de Habibie, y aunque rechazó la oferta de ocupar puestos en el gabinete, es uno de los sostenes del nuevo gobierno. Tras él se alinea el ala más moderada del movimiento estudiantil y la clase media, que mantuvo distancia durante los saqueos y la quema de edificios en Yakarta a mediados de mayo y se diferenció claramente de los pobres urbanos que protagonizaron esas movilizaciones.

A la izquierda de este sector se constituyó el "Comité por la Reforma Total", compuesto por 25 organizaciones entre las que se encuentran algunas viejas organizaciones, como el Partido Democrático Unido de Indonesia, cuyo dirigente fue liberado recientemente, partidarios del Partido Democrático de Indonesia de Magawati Sukarnoputri, miembros del Partido Democrático Popular (PRD), que todavía no ha sido legalizado por el régimen, y nuevos partidos políticos que se han formado en el último mes2. Este foro de partidos en el que también participa el Sindicato para el Bienestar Obrero de Indonesia, (sindicato independiente recientemente legalizado) viene organizando algunas movilizaciones masivas pero lejos de plantear una salida revolucionaria, levanta un programa mínimo de tres puntos: libertad a todos los presos políticos, disolución del parlamento y fin a la violencia militar.

Como vemos hay un "frente único" que va desde el gobierno y la oposición moderada, hasta la "izquierda" frente populista, que sigue combatiendo al gobierno pero con programa mínimo y que aboga por una salida burguesa que incluye por ejemplo a Amien Rais, que busca impedir que el proceso abierto en Indonesia se transforme en una revolución proletaria.

El movimiento obrero que en las jornadas de mayo no tuvo una participación destacada, comenzó a despertar a la vida política. Con la caída de Suharto fue liberado uno de los principales dirigentes del movimiento sindical opositor, Muchtar Pakpahan, fundador en 1992 del ilegal Sindicato para el Bienestar Obrero de Indonesia (SBSI). Esta organización ahora legalizada por el régimen -junto con el recientemente formado "Comité Obrero por la Acción por la Reforma" (KOBAR)- dirigieron en gran parte las últimas acciones obreras, que fueron desde huelgas masivas por aumento de salarios como la huelga de 10.000 obreros del calzado en la segunda ciudad del país, Surabaya, y la de 6000 portuarios en el sudeste de Java, hasta las movilizaciones obreras de fines de junio hacia los campus universitarios, reprimidas por el ejército. El SBSI tiene alrededor de 10.000 miembros, entre ellos reconocidos activistas contra el régimen dictatorial. Su carácter político es reformista, Muchtar Pakpahan ha declarado que apoya al antiguo ministro de finanzas, y ahora "superministro" de Economía, Ginandjar Kartasasmita, a la vez que hizo tibios llamados a la formación de un Partido de Trabajadores.

Esta intervención del movimiento obrero y el surgimiento de un sector más radicalizado del movimiento estudiantil que vio totalmente frustradas sus aspiraciones democráticas y que intenta ligarse a la clase obrera son los elementos más nuevos de la situación, y que junto con las movilizacione masivas que a diario se suceden en las distintas islas para hacer renunciar a los gobernadores del régimen del Nuevo Orden, plantean la necesidad de que el movimiento obrero encabece una alianza de clases revolucionaria, que supere la debilidad que expuso el movimiento en su primer embate de mayo, para lo cual deberá superar el obstáculo que representan sus direcciones ya sean burguesas, obreras reformistas o frentepopulistas.

POR UN GOBIERNO OBRERO, CAMPESINO Y POPULAR

Los desarrollos actuales del proceso abierto en Indonesia ya son una muestra de que no es posible para las amplias masas de obreros, campesinos, pobres urbanos y sectores populares, "conquistar la democracia", bajo un régimen burgués proimperialista, que sólo busca montar su "trampa de reacción democrática" para dividir y frenar al movimiento y hacerle pagar los costos de la crisis económica y del ajuste del FMI a los trabajadores y sectores populares, mientras mantiene intacta la enorme fortuna de Suharto y las propiedades de los capitalistas ya sean nativos o extranjeros.

El nuevo régimen de Habibie-Wiranto sostenido por los "opositores" como Amien Rais es sólo una variante burguesa e imperialista para frenar y derrotar definitivamente el movimiento iniciado en mayo. La clase obrera que empezó a entrar a la lucha contra el ajuste del FMI y los sectores estudiantiles radicalizados que comenzaron la pelea para tirar abajo la dictadura tendrán que enfrentar ahora esta trampa de democracia restringida que todavía es inestable, es decir que tendrán que derrotar a sus direcciones que incluso en sus variantes de "izquierda" como el PRD sólo les proponen un programa democrático mínimo en los marcos del régimen y sin salirse de las condiciones impuestas por el imperialismo y el gobierno de Habibie.

Sólo una revolución obrera y campesina puede terminar de liquidar el régimen suhartista, dividiendo y derrotando a su ejército en las calles, destruir al estado burgués e imponer un gobierno obrero, campesino y popular.

En la lucha por este gobierno obrero, campesino y popular, basado en organismos de democracia directa del movimiento de masas y en el armamento de la población es necesario luchar por el derecho a la autodeterminación e incluso a la secesión a las nacionalidades oprimidas como Timor del Este, la ruptura con el imperialismo, la libertad a todos los presos, el juicio y castigo a todos los representantes del régimen suhartista, y la expropiación de los capitalistas para garantizarles el pan a las amplias masas empobrecidas por la crisis.

NOTAS:
1 En Estrategia Internacional Nº 8 planteábamos que: "La oposición al régimen de todas las clases fundamentales de la sociedad, que dejó por ahora sin base social la salida bonapartista ha alentado la variante que podríamos llamar "a la Filipina", que busca evitar que las jornadas revolucionarias que estamos viviendo se transformen en insurrección obrera y popular que liquide revolucionariamente al régimen de Suharto y a su pilar, el Ejército (...) Esta política de reacción democrática fue posible en Filipinas por el terrible peso en el movimiento de masas de la iglesia católica que transformaba las movilizaciones en misas junto a "Cory" Aquino. (EI 8)."
2 Según la prensa internacional y de la izquierda, surgieron alrededor de 15 partidos nuevos, sobre todo en el movimiento estudiantil, lo que da cuenta del clima político de agitación que se vive en el país.