Irak, Medio Oriente y Asia

Con O Sin Multilateralismo, Irak Es Un Caos

 

Autor: Ehsan Ahrari

Fecha: 18/9/2003

Traductor: Analí T.B., especial para P.I.

Fuente: Asia Times


El nivel de mala voluntad que el Presidente Bush ha creado contra los EE.UU. debido a su predilección por el unilateralismo en Irak se torna aparente cuando el secretario de Estado Colin Powell encabeza el control de los daños. El Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, debe aceptar un perfil más bajo, por lo menos en este momento. En un típico tono diplomático, Powell rechazó las exigencias de Francia -- que se escribiera una constitución Iraquí y que se organizaran elecciones dentro de unos meses -- como 'interesantes pero no ejecutables'. Sin embargo, hay tendencias dentro y fuera de Irak que merecen atención, ya que significan sólo problemas para los planes de EE.UU. de estabilizar y democratizar a Irak.

Primero, hay poca duda de que Washington piensa permanecer en Irak durante por lo menos dos años. El criterio oficial es que la redacción de una constitución y la preparación de elecciones nacionales consumen mucho tiempo y no pueden ser acelerados unicamente por el hecho de ser más expeditivos. Ese no es un criterio malo; sin embargo, el problema es que los EE.UU. necesitan urgentemente ganar legitimidad para su ocupación por parte de sus aliados y amigos europeos y asiáticos, que no deseen ofrecerla sin un precio. Ese precio es compartir la autoridad de gobierno en Irak junto a las Naciones Unidas. El hecho de que los franceses están una vez más encabezando las discusiones sobre la necesidad de limitar la autoridad de los EE.UU. en Irak comienza a parecerse a una traba para el difícil proceso de negociación.

El domingo, la administración Bush puso al Vice Presidente Dick Cheney a disposición de los medios nacionales para explicar el criterio de Washington sobre cuán lejos está dispuesto a acordar con las exigencias de Francia, Alemania, y Rusia sobre el tema de compartir la autoridad de gobierno con las Naciones Unidas y con los colaboradores potenciales en la contrucción de la paz en Irak. Cheney afirmó que no estaban pensados más cambios en la política para Irak. En vez de esto, habló de los 'grandes éxitos y gran progreso' en ese país. En un intento obvio por contradecir a aquellos que afirman que ni siquiera la inteligencia estadounidense veía creible el lazo entre Saddam Hussein y al.Qaeda, Cheney insistió que Irak era la 'base geográfica' para los perpetradores de los ataques suicidas en Estados Unidos el 11 de septiembre del 2001.

Hasta un observador casual de los asuntos estratégicos de los EE.UU. sabe cuán importante es Cheney para reflejar el pensamiento de los neo-conservadores, inter alia, la dinámica de la política estadounidense en Medio Oriente. En marzo del 2002, hizo una gira bien publicitada por la región en un intento de recibir apoyo de los regímenes árabes para derrocar a Saddam. El hecho de que haya fracasado no disuadió a la administración Bush de llevar adelante ese objetivo sin apoyo árabe, y aún a cuestas de crear un gran problema en los lazos transatlánticos.

Hay poca duda de que Francia, Alemania y Rusia hayan prestado atención al discurso de Cheney el domingo. Las lecciones que esos países extraerían de esa entrevista se tornarán claras unicamente en la respuesta específica en torno al tema de colaborar con los EE.UU. en Irak. Por lógica, creo que no habrá colaboración de ese lado al menos que la administración Bush decida conceder sus exigencias de compartir el poder en Irak. También debería estar claro que los EE.UU. probablemente no cambie su posición al menos que la sitiación de la seguridad en Irak se deteriorara aun más. Por su parte, Francia, Alemania y Rusia necesitan concesiones para convencerse de que la administración Bush desea avanzar hacia el multilateralismo.

En segundo lugar, más allá de que la administración Bush avance hacia el multilateralismo o permanezca leal a sus instintos naturales relacionados al multilateralismo, los iraquíes preferirán cada vez más ver el fin de la presencia extrangera en su tierra. Esa predilección es la fuerza motora detrás de los ataques, no sólo a los EE.UU., sino también a la ONU. Dado que inspecciones de armas anteriores se llevaron a cabo bajo el auspicio de la ONU, y dado que Irak permaneció bajo sanciones de algún tipo desde 1991, la mayoría de los Iraquíes ven al organizamo internacional como un títere de los EE.UU. Aun para aquellos que son en cierta medida neutrales con respecto a la ONU, es unicamente porque lo ven como el mal menor, encabezando los EE.UU su lista de 'malos actores'. Por supuesto, los kurdos son una excepción a estas observaciones. Constituyen el único grupo étnico pro-americano de Irak. Como tal, ven a los EE.UU. como el garante de su gobierno autónomo en el plan propuesto para un gobierno federal.

Los intereses mutuos entre los EE.UU. y los kurdos siguen siendo fuente de consternación e irritación entre Washington y Ankara. Turkey no está dispuesto a permitir que los objetivos estratégicos de América en Irak resulten en un acuerdo de gobierno autónomo para los kurdos, ya que se considera como preludio a la creación potencial de un estado kurdo independiente. Es importante notar que Turquía e Irán está completamente de acuerdo sobre este tema. Sin embargo, ahora que los EE.UU. necesitan mucho de las tropas de paz de Turquía, deben ser muy cuidadosos en conseguir ayuda de sus aliados turcos y al mismo tiempo, no antagonizar con los kurdos. Washington apuesta a no antagonizar con los turcos, ya que necesita del apoyo turco para su ocupación del Irak musulmán.

En tercer lugar, la política del Consejo Gobernante Iraquí ha permanecido maquiavélico y sucio, características que pueden resultar ser muy peligrosas desde la perspectiva de los EE.UU. De acuerdo al plan estadounidense original, los representantes de cinco partidos -- Ahmed Chalabi del Congreso Iraquí, Adel Abdel-Mehdi del Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Irak (CSRII), Ayad Alawi del Acuerdo Nacional Iraquí, y Jalal Talabani y Masoud Barzani, los dos dirigentes kurdos -- debían dirigir el gobierno tranicional. Esa fue la promesa que les hizo el retirado Lugarteniente-General Jay Garner, el primer administrador civil estadounidense. Pero cuando L. Paul Bremer reemplazó a Garner, se implementó un plan completamente nuevo por el cual se formuló el Consejo Gobernante, y estos cinco individuos pasaron a ser parte de esa entidad. Otra diferencia grande con el esquema original fue que el Consejo Gobernante de 25 miembros existe unicamente para aconsejar a Bremer sobre los asuntos del gobierno, mientras que éste es la autoridad ejecutiva última como dirigente de la Autoridad Provisional de la Coalición. (APC)

Los cambios provocaron muchos resentimientos entre los cinco miembros, cada uno de los cuales se imaginaba que iba a ser el nuevo ejecutivo de Irak. Bremer negoció una fórmula con el Consejo de acuerdo al cual los cinco miembros compartían la presidencia, rotando cada mes. Los miembros independientes del Consejo Gobernante, por su parte, también sentían un gran resentimiento hacia los cinco miembros, y de esa manera creando una situación en la cual cualquier disminución potencial de la autoridad de Bremer promete crear un caos. El hecho de que no se haya producido hasta el momento dicha situiación, no significa que podría ocurrir en el futuro.

Algunos miembros del consejo exigen periódicamente una tranferencia rápida de la autoridad. Mientras que semejante demanda podría basarse en las aspiraciones personales de uno o más miembros, claramente empuja contra la estrategia de reconstrucción de la administración Bush. Esa estrategia proyecta un control de los EE.UU. sobre Irak hasta que la constitución sea redactada y un gobierno electo esté funcionando. Sin embargo, por parte de los Chiítas, el tema del Consejo Gobernante -- una organización seleccionada por los EE.UU que también es vista como una entidad títere -- la redacción de la constitución para votar a un gobierno ha permanecido altamente controversial. Mientras que la APC no ignora el resentimiento de los Chiítas, no ha hecho nada por oponerse a tal opción.

Dada esta descripción en cierto sentido parcial de las complejidades cambiantes y preocupantes en Irak, uno se pregunta si la administración Bush realmente sabía lo que hacía cuando decidió derrocar a Saddam, o si el fervor relacionado al derrocamiento de un dictador terrible ató a los EE.UU. en una situación de la cual tendrá problemas en salir. Aún no existe ninguna señal de que Bush tenga la menor duda sobre la necesidad de su decisión por invadir Irak. Pero juzgando por cómo se están dando las cosas para los EE.UU., me pregunto cuánto tiempo pasará antes de que alguien le pida que declare victoria y salga de Irak. El senador George Aiken aconsejó a los presidentes Lyndon B. Johnson y a Richard M. Nixon en ese sentido durante el conflicto de Vietnam.


Ehsan Ahrari, Ph.D, es analista estratégico independiente de Alezandria, Virginia, y basado en los EE.UU.


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