Teoría, Cultura y Género

8 de Marzo: Poco para celebrar

 

Autor: Medea Benjamin

Fecha: 8/3/2004

Traductor: Celeste Murillo, especial para P.I.

Fuente: AlterNet


El 8 de marzo de 2003, el día internacional de las mujeres, las mujeres iraquíes tuvieron pocas razones para celebrar. Vivían bajo la dictadura de Saddam Hussein, bajo el peso de las sanciones de la ONU, y vivían con el temor de la guerra inminente. Este año, Saddam Hussein se ha ido y las sanciones han sido levantadas. Pero las mujeres iraquíes encaran problemas completamente nuevos.

Las mujeres iraquíes, como los hombres, emprenden una lucha cotidiana para apenas sobrevivir: enfrentan una devastadora tasa de desempleo del 60%, la escasez constante de electricidad y agua potable, una red de transporte, y un sistema arruinado de asistencia médica. Pero las mujeres iraquíes tienen que enfrentarse también una consecuencia imprevista de la expulsión de Hussein: la quiebra de sistema legal que ha llevado a una inaudita ola de violaciones y secuestros. Además de los bombardeos diarios y los problemas de vivir bajo una fuerza de ocupación, y no es una sorpresa que muchas mujeres iraquíes tengan miedo de salir de sus hogares. "La situación de las mujeres es peor ahora que antes de la guerra”, dijo Eman Ahmed Khammas, que dirige el Centro de Supervisión de la Ocupación en Bagdad. “Por la situación de la seguridad, es realmente muy difícil y muy peligroso circular. Las familias tienen miedo por sus hijas y no les permiten salir solas”.

Peor aún, a largo plazo, existe el temor que los derechos de las mujeres iraquíes, ganados durante un siglo de luchas, ahora se vean erosionados por el creciente poder de los clérigos musulmanes conservadores. Muchas mujeres iraquíes culpan a EE.UU. de alentar a los clérigos, mientras fracasan en promover a posiciones de toma de decisión a las mujeres.

En diciembre del 2003, una coalición de grupos de mujeres iraquíes, muchas de las cuales habían apoyado la invasión de EEUU, entregó una carta mordaz a la Autoridad Provisional de la Coalición norteamericana, denunciando designaciones políticas discriminatorias. La carta señalaba que sólo hay 3 mujeres en el consejo de gobierno interino de 25 miembros; ningún de los gobernadores designados son mujeres en ninguna de las 18 provincias, ni una sola mujer en el comité de 9 personas que escribió la recién terminada Ley Fundamental. Sólo hay una mujer a cargo de uno de los 25 ministerios del gobierno.

Y recordemos que uno de los pocos logros dignos de mención del gobierno iraquí antes de la invasión era que había más mujeres profesionales en posiciones de poder que en cualquier otra nación de Medio Oriente.

La lucha, de relativamente baja intensidad, entre mujeres activistas y clérigos conservadores estalló recientemente dentro del Consejo de gobierno designado por EEUU sobre el Código 137, una resolución reaccionaria pasada por el Consejo pero rechazada por las autoridades de EEUU. La resolución habría abandonado el código de asuntos familiares de 1959 –considerado entre los más progresivos en Medio Oriente– y colocaba a la familia bajo la jurisdicción religiosa musulmana.

Zakia Ismael Hakki, una jueza jubilada, dijo que la nueva ley “llevaría a las familias iraquíes de vuelta a la Edad Media”, quitando a las mujeres la igualdad de derechos alrededor del casamiento, el divorcio, los niños, la herencia, y los derechos de propiedad. Las mujeres iraquíes se movilizaron inmediatamente contra el Código, con protestas callejeras y pedidos de apoyo internacional.

Las mujeres lograron una victoria temporaria cuando lo substancial del código se quitó de la constitución provisional aprobada el 1 de marzo. Pero los clérigos conservadores y partidos políticos como el Consejo Supremo de la Revolución Islámica de Irak lo intentarán de nuevo una vez una vez que el poder político sea entregado a los iraquíes el 30 de junio.

Las mujeres iraquíes son plenamente concientes del peligro y se organizan preventivamente para defender sus derechos en el gobierno post- 30 de junio. Organizan una campaña nacional para tener al menos una representación del 40% en la administración pública, el parlamento y la justicia. La constitución provisional, sin embargo, plantea una representación más modesta del 25% para las mujeres. Además, es sólo un objetivo, no una cuota obligatoria, y sólo se aplica a la asamblea provisional y a posiciones no designadas.

Yanar Mohamed, líder de la Organización por la Libertad de las Mujeres en Irak, que ha recibido amenazas de muerte por su pelea por los derechos de las mujeres, ve este momento como una coyuntura crítica para las mujeres iraquíes. "O nos organizamos y exigimos nuestras libertades sociales y políticas o cedemos ante una teocracia y la opresión institucionalizada y legalizada contra las mujeres en Irak”. Sería una triste ironía realmente si una invasión, que ahora se vende como una guerra de liberación de los iraquíes –ahora que no se ha podido encontrar ninguna arma de destrucción masiva- lleve a un gobierno que erosione las conquistas de las mujeres iraquíes.

Medea Benjamin es cofundadora del grupo de mujeres por paz Code Pink y del grupo de derechos humanos basado en San Francisco Cambio Global.


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