El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó ayer una resolución que no sólo legitima la ocupación militar de Irak, sino que le da vía libre a los Estados Unidos y Gran Bretaña para controlar su petróleo y gas. Unicamente Siria se animó a boicotear esta votación, de 14 a 0, dejando simbólicamente su asiento vacío. Entre otras cosas, la medida pone fin a 13 años de sanciones, que no sólo arruinaron económicamente al país sino que degradaron su tejido social.
Sin duda, ésta es una gran victoria para Washington, que marchó a la guerra sin la bendición del Consejo de Seguridad. Pero una mezcla de factores posibilitaron que se diera vuelta la taba diplomática. Para Francia, Rusia y Alemania, los principales opositores a la invasión, la necesidad de restaurar las relaciones transatlánticas y de buscar para la ONU un papel más relevante en Irak.
EE.UU., por su parte, no podía salir a vender legalmente el petróleo iraquí si no se levantaban las sanciones, y por eso debió volver a la ONU más allá de su resentimiento por la fuerte oposición de muchos de sus miembros al ataque. Por eso, se dice que ésta es una resolución de "compromiso", aunque en los hechos Washington obtuvo lo que quiso, y podrá gobernar Irak con el reconocimiento del mundo entero y disponer de sus recursos naturales.
La resolución de siete páginas de extensión establece que de ahora en adelante los Estados Unidos y Gran Bretaña serán conocidos en Irak legalmente como "la autoridad". Esta entidad tendrá el control de una cuenta especial, llamada eufemísticamente Fondo para el Desarrollo de Irak, en la que será depositado el dinero que resulte de la exportación del petróleo y del gas, principalmente.
La transparencia de su funcionamiento será monitoreada por varios organismos internacionales, entre los que están la ONU y el Banco Mundial. Estos, sin embargo, no podrán decidir en qué se gasta la plata. Los contratos para la "reconstrucción" se manejan —hasta ahora en secreto— en Washington.
Debido a las sanciones, establecidas después de la invasión a Kuwait de 1990, Irak sólo podía exportar una parte de su codiciado oro negro. La ONU controlaba los fondos resultantes, que hoy superan los 10 mil millones de dólares, a través de un programa llamado "alimentos por petróleo". Este programa desaparecerá en los próximos seis meses, según la nueva resolución. Esto le permitirá a Moscú conservar algunos contratos que tenía con la organización mundial antes de la guerra. Pero Rusia obtuvo algo aún más importante: la reestructuración de la deuda externa iraquí a través del Club de París.
Otra concesión que Washington hizo en la negociación de la resolución es la designación de un representante independiente de la ONU, por parte de su secretario general, Kofi Annan. En la primera versión del proyecto, hace dos semanas, éste tenía funciones muy vagas. Ahora, en cambio, se establece que coordinará la asistencia humanitaria, la repatriación de refugiados, y también, que trabajará "intensamente" con "la Autoridad" para conseguir un nuevo gobierno civil en Irak. El cargo de representante especial fue ofrecido al brasileño Sergio Viera de Mello, quien ayer, según fuentes diplomáticas, seguía considerando si aceptaba o no.
La "Autoridad" regirá justamente hasta que existan las condiciones para que asuman las nuevas autoridades iraquíes. Pero la medida no establece un plazo específico para la creación de ese gobierno manejado por iraquíes. En cambio, dice que el Consejo de Seguridad deberá revisar en doce meses los términos de esta resolución, que muchos de sus miembros calificaron de "imperfecta". Esa fue la crítica más ácida que se escuchó. Sólo el representante de México se atrevió a pedir "la pronta terminación de la ocupación militar".
Lo que esta resolución deja totalmente en el aire es el papel de los inspectores de armas. En la Casa Blanca existe resentimiento con Hans Blix, el sueco que lideró la misión llamada UNSCOM, porque cuestionó en público la "inteligencia" de EE.UU. Sin embargo, hay menos bronca con la Agencia Internacional de Energía Atómica, que podrá regresar en los próximos días a inspeccionar un centro de investigación llamado Tuwaitha, que fue saqueado tras la caída de Saddam.
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