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¿Puede una ONU más fuerte parar la guerra?
Autor: Lance Selfa
Fuente: Socialist Worker (http://socialistworker.org)
Fecha: 16/03/2003

Título Original:

El 3 de marzo, George W. Bush, llamó al Consejo de Seguridad de la ONU a plegarse a sus planes de guerra, y en menos de un suspiro, dijo que si no lo hacía, EEUU iría la guerra de todos modos.
Es concebible que las amenazas y los sobornos de Washington pueden ganar aún apoyo en el Consejo para alcanzar la mayoría de 9 votos necesarios para la guerra, aún si Francia o Rusia vetaran la resolución. Entonces, si EEUU va a la guerra sin su aprobación, ¿haría esto a la ONU “irrelevante”, como Bush advierte sólidamente?
Contestar esta pregunta requiere una compresión del hecho que la ONU representó el componente político del poder de los aliados, establecido luego de la Segunda Guerra Mundial. Fue el instrumento mediante el cual EEUU veía posible dirigir el mundo según los intereses de Washington.
Por esa razón, EEUU insistió que los “miembros permanentes” del Consejo de Seguridad deberían tener poder de veto sobre cualquier resolución. “No debemos olvidar que este poder de veto es principalmente en beneficio de EEUU”, dijo el Secretario de Estado, Cordell Hull, a los principales senadores en 1943.
Además, EEUU y Gran Bretaña presionaron por la inclusión de Francia y China (en ese entonces bajo el régimen anticomunista de Chian Kai Shek) como miembros permanentes, aún cuando difícilmente calificaban como potencias mundiales en 1945. De esta manera, EEUU y Gran Bretaña esperaban garantizar que “Occidente” mantenga la mayoría de 4 votos contra 1 sobre la URSS, entre los poseedores de veto.
Pero una vez comenzada la Guerra Fría luego de 1947, el Consejo de Seguridad se dividió totalmente entre la URSS y Occidente. Casi cualquier asunto, durantes los siguientes 40 años, se dividió en torno a las líneas de la URSS y EEUU, y la mayoría ni siquiera alcanzaban el Consejo de Seguridad, ya que hubieran obtenido un veto automático.
Sólo con la caída de la URSS y la emergencia de una sola superpotencia, EEUU sintió que el Consejo de Seguridad era “relevante” para sus planes nuevamente. Es por eso que desde 1955 hasta 1990, el Consejo de Seguridad aprobó sólo 650 resoluciones, contra las más de 800 que ha publicado desde entonces. Pero cuando EEUU vio que el Consejo de Seguridad no se doblegaba ante su voluntad, ignoró a la ONU –como cuando evadió el veto ruso, usando a la OTAN para llevar a cabo la guerra en Kosovo en 1999.
Al llevar sus planes de guerra en Irak a la ONU, EEUU pensó que podría ganar respaldo “internacional” y que podría camuflar su objetivo real detrás de la retórica del desarme. Pero hasta ahora, el juego de EEUU no ha funcionado. Otras clases dominantes representadas en el Consejo de Seguridad decidieron que sus intereses nacionales no coinciden con los de EEUU. Ven en la guerra la proclamación de la doctrina Bush, la dominación global indiscutida de EEUU.
Francia, Rusia y China no pueden competir ni económica ni militarmente con EEU. Sin embargo, su presencia en el Consejo de Seguridad –un legado de 1945- les permite, al menos, tratar de que los planes de guerra norteamericanos vayan más despacio. Si alguno de ellos usa el veto, esto no detendrá la guerra de EEUU. Pero mostrará a la ONU como una cáscara vacía.
Igualmente, la intimidación abierta utilizada por EEUU para ganar apoyo muestra que poco tienen que ver las decisiones de la ONU con la retórica del desarme y la voluntad de la comunidad internacional. Muchos en el movimiento anti-guerra quizás vean esto como una razón para llamar a una reforma de la ONU, que exprese la voluntad mundial. Pero eso no sucederá.
Primero, la ONU representa a los gobiernos –por lo tanto a las clases dominantes- de sus miembros. Los gobiernos pro-guerra como Gran Bretaña y España están desafiando el creciente sentimiento anti-guerra de sus poblaciones.
En segundo lugar, una organización internacional como la ONU no escapará a la realidad de la dominación de EEUU en la política mundial –así como no escapará al straightjacket que impuso la Guerra Fría.
Mientras el sistema mundial esté compuesto por naciones que compitan en una economía capitalista mundial, cualquier organización internacional actuará simplemente como cueva donde los ladrones se dividan las ganancias.

 

 

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