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Las mujeres iraquíes, en la tormenta de la posguerra
Autor:
Fuente: Telépolis
Fecha: 29/04/2003

Título Original:

Las mujeres iraquíes, que sufrieron tanto por la guerra y ahora tienen miedo de ser víctimas de los islamistas ansiosos de vengarse de Sadam Husein y de sus principios laicos, se muestran poco entusiasmadas por la "libertad" estadounidense.

Ellas tienen que hacer frente a las dificultades de la vida cotidiana, a las que ahora se agregan la falta de electricidad, agua potable y medicamentos. Asisten impotentes al destino de su país y sobre todo al de sus propios hijos. La maternidad Kadnija, un establecimiento recientemente saqueado que se encuentra en las afueras de Bagdad, simboliza tan sólo una parte de su dolor. Marasha Rassul, de 22 años, llora junto a su bebé de seis meses, afectado de meningitis. La criatura se encuentra en estado de coma desde hace cuatro días. Sus posibilidades de sobrevivir son escasas debido a la falta de cuidados apropiados. "Nosotros no queríamos a Saddam Hussein. El tenía muchos palacios, pero jamás se preocupó por saber en qué condiciones vivíamos nosotros. Sólo vivimos para ver morir a nuestros familiares", se lamenta. Bajo su velo, una enfermera, Soha Sadif, de 25 años, trata de dominar el sentimiento de injusticia que la agobia ante la tragedia iraquí. Afirma que "su vida está hecha pedazos" y tiene miedo del futuro. Para ella, el sueño estadounidense se ha transformado en una pesadilla. "Mi hermano y otros siete miembros de mi familia murieron cuando los norteamericanos bombardearon nuestra casa, hace tres semanas", explica. "Debo ser fuerte para ayudar a mi madre", agrega Soha Sadif, que desde hace meses no cobra su salario mensual de 7,5 dólares. Más del 60% de la población iraquí son mujeres.
Las mujeres iraquíes, que constituyen más del 60% de la población iraquí (25 millones de habitantes), ya sufrieron 12 años de privaciones y miseria a causa del embargo que afecta al país desde la Guerra del Golfo. En menos de un mes fueron testigos y víctimas del derrocamiento de Saddam Hussein, de la invasión norteamericana, y asistieron al surgimiento de las reivindicaciones religiosas de la mayoría chiíta. Reivindicaciones religiosas de los chiítas.
Esta comunidad, mayoritaria pero casi reducida al silencio por Saddam Hussein, el sunita, está convirtiéndose en una fuerza de peso capaz de imponer sus exigencias. Desde el 9 de abril, cuando las tropas norteamericanas entraron a Bagdad, Irak carece de un gobierno central, un vacío político que podría hacer el juego de las fuerzas que quieren eliminar los principios laicos vigentes hasta la fecha. Un dignatario religioso, el jeque Mohamed Fartussi, enunció en una prédica el 18 de abril en Bagdad un código de conducta para las mujeres chiítas. Dicho código prohibiría "la música y la danza, la imitación de los comportamientos de los infieles occidentales, la renuncia al velo para las mujeres y la adopción de las leyes tribales en lugar de las leyes islámicas". Donia Adnan, una joven ginecóloga que se benefició de un sistema educativo que preconizaba la igualdad de los sexos bajo el antiguo régimen, no tiene esperanzas de tener una vida normal. "Hemos sufrido tanto, ahora queremos la paz, pero somos un pueblo maldito y siempre seremos víctimas de la ambición de los otros", afirma. Mira a dos mujeres que llevan la vestimenta tradicional iraquí, la abaya, un velo integral negro, entrar por la puerta de la maternidad como aves de mal augurio.



 

 

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