Brasil: Polémica sobre el Nuevo Partido

Un gran ausente en esa discusión: los trabajadores

 

Autor: Edison Salles

Fecha: 15/2/2004

Traductor: Isabel, Especial para P.I.

Fuente: Jornal Palavra Operária No. 7


Luego de la expulsión de los “parlamentarios radicales” del PT y la ruptura de intelectuales de peso con ese partido, el lanzamiento en el día 19/1 de un manifiesto firmado por esos sectores — ahora organizados como Izquierda Socialista y Democrática (ESD) — y el revés que el PSTU sufrió en su política de ocupar el espacio a la izquierda del PT, se ha delineado con mayor claridad las distintas estrategias para la construcción de un nuevo partido.
Sin un debate estratégico capaz de orientar a los sectores de vanguardia en una perspectiva comun superadora del petismo, sin una batalla efectiva para forjar una comprensión comun de las tareas colocadas por la lucha contra el gobierno Lula y sus ataques y para combatir las ilusiones que las masas aún depositan en ese gobierno.
En fin, sin claras definiciones políticas y programáticas que apunten a una real independencia política de los trabajadores, los intereses particulares de las direcciones de las corrientes y de las personalidades implicadas ha prevalecido en el debate para la construcción del nuevo partido.
Infelizmente, luego de un corto período de indefinición, a partir del cual se abria la posibilidad de efectivamente avanzar a una confrontación de estrategias que permitiese una diferenciación concreta entre las distintas visiones, la posibilidad de avanzar en ese debate cayó víctima de la lógica aparatista que las direcciones políticas imprimieron a la discusión, sobreponiéndose al debate mismo.
Con eso, la división desde las cúpulas se impone sin ninguna consideración en cuanto a los reales interesados en la construcción de una nueva herramienta política, los trabajadores y el pueblo pobre. En ese importante punto de inflexión en el proceso de construcción del nuevo partido, una vez más fue negada la palabra a los únicos que pueden protagonizar una real transformación social: los trabajadores y la juventud.

Parte 1

La Izquierda Socialista y Democrática reproduce la lógica del viejo petismo


A partir de la expulsión de los llamados “radicales” del PT, en especial la senadora Heloísa Helena, y de la ruptura de intelectuales conocidos como Carlos Nelson Coutinho, Leandro Konder y Chico de Oliveira, la construcción del nuevo partido asume otra perspectiva, ganando en amplitud lo que pierde en definiciones estratégicas.
Por un lado, la discusión logra sobrepasar los límites dados hasta aquí, cuando involucraba básicamente a las corrientes políticas PSTU, CST y MES, además de los grupos locales y regionales de los sindicatos de empleados públicos. La tendencia ahora es de que el debate se extienda hasta sectores más amplios, tanto entre sectores que militan organizadamente como entre trabajadores y jóvenes que despiertan a la vida política en medio de las contradicciones abiertas con la llegada del PT al gobierno del país.
Sin embargo, al mismo tiempo en que esos sectores contribuyen a la ampliación considerable del número de involucrados y de la repercusión de ese debate, le traen un sinnúmero de concepciones frentepopulistas, conciliatorias y oportunistas, llevando la heterogeneidad de visiones políticas que venía expresándose hasta aquí a una peligrosa heterogeneidad en el carácter de clase del partido que resultará del proceso.

¿“Llenar el espacio abandonado por el PT” con un programa antineoliberal?

En el manifiesto de lanzamiento de Izquierda Socialista y Democrática la perspectiva revolucionaria ni superficialmente es tocada, y el discurso principal no sobrepasa una crítica antineoliberal del gobierno Lula, pautado por la defensa de los “intereses del desarrollo nacional, justo y democrático, del pueblo brasileño”, y por la perspectiva de “llenar el espacio abandonado” por el PT. Eso expresa un significativo distanciamiento de una política por la independencia de clase.
En un momento que debería ser de reflexión, debate y redefinición política, el foco central de los sectores que recien adhirieron es con las “cuestiones pragmáticas” de legalización y preparación para la disputa electoral. En una reciente entrevista al Jornal do Brasil, la senadora Heloísa Helena dio muestras de cuáles son las principales preocupaciones de los sectores agrupados en la ESD. “Hay muchos obstáculos en la legislación electoral, por eso digo que estamos haciendo una travesía en el desierto.” Pero los mayores obstáculos ¿están representados por la legislación electoral? El mayor liderazgo presente en el debate se rehusa a criticar la historia del partido que ayudó a construir, llegando al absurdo de reivindicarla aún después de su expulsión. En verdad, lo que debería decir es que el gran obstáculo es cómo superar el conciliacionismo de clases encarnado por el PT, que ha llevado a los trabajadores de derrota en derrota durante décadas.
En la misma entrevista, la senadora prosigue: “Tenemos la claridad de que existe la nacesidad de ayudar en la construcción de una alternativa partidaria que abrigue a la izquierda… Queremos ayudar en la construcción de alternativas, ser abrigo para la izquierda socialista y democrática”. Pero ¿quál es el significado de “abrigar” en esa afirmación? Es solo otra versión del “partido paráguas”, que sin una clara orientación estratégica y programática, y sin un claro carácter de clase, se amolda de forma oportunista a las diversas concepciones políticas, como fue el própio PT.
Pero la cuestión más gritante en todos esos movimientos es que las corrientes como el CST del diputado Babá y el MES de Luciana Genro guardan silencia ante una cuestión fundamental como es el caso de que un miembro de la DS es parte dirigente del proceso, cuanto tiene entre sus compañeros de corriente a un ministro de Lula, como es el caso de Miguel Rossetto.
Esas corrientes deben mínimamente exigir que la senadora rompa con la DS, o entonces que su corriente renuncie a todos los cargos en el gobierno burgués y coloque sus fuerzas al servicio de la lucha contra ese gobierno y sus ataques a los trabajadores. Al no hacerlo, demuestran que su ruptura se limita simplemente al plano organizativo, y no político.
¿Cómo los trabajadores podrían confiar en un partido que ya nace con dos caras? Un nuevo partido que surge sin siquiera una postura clara con respecto a la conciliación de clases, combinando un manifiesto crítico al gobierno con la presencia de liderazgos ligados por mil lazos al mismo, ya se muestra incapaz de dar una respuesta a la altura de las necesidades de los trabajadores, del pueblo pobre y de la juventud.
Sobre todo, lo que está planteado es saber si el nuevo partido que proponen seguirá esencialmente la política de la conciliación de clases como fue el PT desde sus orígenes, o si buscará una política independiente de los trabajadores.
La intervención avanzada de los trabajadores y de la juventud puede constituirse en factor determinante para la construcción de una herramienta política capaz de enfrentar decididamente el enorme poder de contención/manipulación/corrupción del gobierno Lula y de su miríada de agentes en el seno del movimiento de masas, acentuando de manera conciente el proceso que se inició, a la rebelía mismo de Lula, del PT y evidentemente del régimen, en la propia elección del 2002, un proceso de sintonización del Brasil con las tendencias más profundas de activación política y radicalización de las masas en América Latina.
Los militantes de las corrientes que integran la ESD, así como todos los sectores independientes que hoy apoyan ese proyecto están llamados a dar un paso al frente en la ruptura con el petismo, e iniciar la construcción de un partido para la lucha revolucionaria contra el régimen y el Estado burgués. Si no dieren ese paso estarán destinados a repetir la historia que llevó el enorme esfuerzo de millones de trabajadores a la triste realidad del gobierno de Lula y del PT.

Parte 2

El nuevo discurso del PSTU no esconde su verdadera estrategia

El giro aun más oportunista que la ESD impuso al debate cambió la correlación de fuerzas y golpeo la hegemonía del PSTU, con su política de querer ocupar exclusivamente el espacio a la izquierda del PT. Por lo tanto, no se puede negar que la estrategia que el PSTU utilizó en el periodo anterior es la responsable por la ubicación en la que se encuentra hoy.
Al haber contribuido para que la lucha de estrategias termine en una mera disputa de aparatos, el PSTU participó activa y concientemente en alentar la misma serie de maniobras que hoy lo dejaron fuera del gran bloque. Cuando el PSTU era el mayor aparato, estaba a la ofensiva; ahora que los mayores son, el mandato de la Senadora Heloisa Helena, la popularidad de algunos intelectuales y diputados y la proximidad de todos estos con los sectores mas amplios de la izquierda del PT que amenazan con romper con su partido después de las elecciones municipales, el PSTU vuelve a la defensiva. Es eso lo que lleva al PSTU a intentar ubicarse a la izquierda, aunque sin cambiar su estrategia ni un milimetro.

El nuevo discurso del PSTU no esconde su vieja estrategia

Sin embargo, aun ahora que hace algunas criticas al bloque de ESD, el PSTU sigue colocando en segundo plano la critica teórica y practica de los rumbos que ese bloque esta dando a la construcción del nuevo partido, planteando como único punto central, los mecanismos de funcionamiento del partido. Tampoco dice nada sobre el oportunismo de los que se ubican dentro del bloque, teniendo “compañeros” en el primer escalón del gobierno, como el ministro Miguel Rossetto, o sobre los intelectuales que se reivindican abiertamente reformistas y que ponen su prestigio al servicio de la contención política en el proceso de construcción del nuevo partido.
En la última edición del periódico Opinión Socialista, Zé Maria afirma: “vemos que el documento presentado por los compañeros (...) hace alusiones al socialismo, pero no avanza del anti-neoliberalismo. Peor, ni se refiere a la necesidad de una radical independencia de clase de los trabajadores en relación a la burguesía, que estaba presente hasta en la primera carta de principios del PT, en sus origenes”. Debemos decir que esta crítica del PSTU a Izquierda Democrática y Socialista aparentemente es correcta, sin embargo se limita a una frase vacia al no formar parte de una intervención consecuente en este sentido, en la medida en que no toca justamente en los “puntos neurálgicos” que plantea el proyecto político de ESD, como señalábamos más arriba. Además, no podemos dejar pasar por alto una falsificación histórica: el PT de los orígenes, jamás defendió una política de independencia de clase.
No podemos dejar de criticar la capitulación del PSTU en relación al frente populismo petista. Esa capitulación se expresa no solamente en la limitada crítica que el PSTU le hace a ESD, sino también en momentos anteriores, como por ejemplo cuando este llamó a votar por la alianza de clases representada por la “chapa” Lula – Alencar en la segunda vuelta electoral, así como cuando durante la primera vuelta llegó a considerar la candidatura de Lula una opción clasista en un congreso de los metalúrgicos de Minas Gerais.
Para el PSTU no se trata de combatir a las corrientes frentepopulistas, sino de “tácticamente” considerarlas “compañeras de viaje”. Eso sucede porque la política estratégica del PSTU es hace mucho tiempo y continua siendo la “unidad de los socialistas”, es decir, la construcción de un gran bloque con todo el espectro de la izquierda petista, como escribía en sus primeros llamados, y lo que repite cuando dice: “ No consideramos razonable excluir a cualquier sector de izquierda socialista que quiera participar del proceso. La construcción de esa unidad es obligación de todos los sectores de la izquierda y nosotros vamos a hacer nuestra parte”. No es solo la ESD la que desea “ocupar el espacio abandonado” por el PT: la política del PSTU lleva exactamente al mismo punto.
La verdad es que el PSTU quería ser parte integrante del gran Bloque con todos los sectores de la izquierda petista que rompieran con el PT.
Por más reveladora que sea la ausencia de reivindicación de independencia de clases en el documento de ESD, el problema no se resume al texto. La negación mas categórica de independencia de clase de los trabajadores se ve claramente en la completa exclusión de los trabajadores en todas las discusiones fundamentales de este proceso; en la vacilación en condenar el proyecto petista desde el inicio como un proyecto destinado a asfixiar los intereses de las masas en el mar de lodo de conciliación con la burguesía. Y sobre todo esto, el PSTU no dice una sola palabra.

Los trabajadores y la juventud organizados desde las bases son los únicos que pueden dar un giro revolucionario al proceso en curso

La única manera de salir de los argumentos retóricos e ir a una lucha política decisiva entre las estrategias burocráticas y pro-reformistas, y otra estrategia revolucionaria e internacionalista, es la lucha para que los trabajadores y la juventud decidan democráticamente todos los rumbos del nuevo partido. Esa seria la única forma de impedir que la ESD imponga su proyecto como ya comenzó a hacerlo el día 19 de Enero.
Lo trágico es que el PSTU se rehusó completamente a llevar esta estrategia adelante; de hecho, la estrategia de la dirección del PSTU ha impedido que los sectores mas avanzados de la clase trabajadora y de la juventud sean los principales sujetos de este proceso, y es eso lo que garantiza hoy, la correlación de fuerzas favorable a los sectores mas conciliadores.
Si estuviera realmente preocupado con las maniobras de las direcciones del bloque de los radicales, o de ESD, el PSTU debería impulsar en todos los sectores donde tiene influencia, en las grandes fabricas que dirige, en las escuelas y universidades, en los barrios obreros y populares, en los movimientos sociales y en las estructuras sindicales, un gran movimiento desde las bases capaz de hacer realidad la construcción de un nuevo partido. Por más tortuosa que fuese la adhesión de los trabajadores al debate, una intervención sistemática en este sentido, seria la única forma de generar una movilización real en torno de la construcción del nuevo partido, y lo que es más importante, facilitaría la ligazón de ese proceso con las necesidades y las tareas reales planteadas cotidianamente a los trabajadores.
El PSTU, que criticó el manifiesto lanzado por ESD, necesita tomar la delantera y poner todas sus fuerzas en la lucha para evitar que el esfuerzo de una nueva generación de trabajadores y de la juventud sea desviado hacia la farsa de construcción de un nuevo partido “reformista de izquierda”.
Es necesario constituir un frente único de todas las fuerzas revolucionarias para impedir un nuevo engaño a las masas. Solo a través de comités de base democráticamente constituidos a partir de los cuales los trabajadores y la juventud sean los principales sujetos de la construcción del nuevo partido es que se podrá profundizar el debate sobre el carácter de este nuevo partido, sus objetivos y sus métodos, y sobre la realidad nacional e internacional en que el deberá actuar.
Llamamos a todos los militantes del PSTU y a las demás corrientes a romper con las disputas de cúpulas e iniciar una gran lucha para que el nuevo partido sea construido y dirigido por las camadas más avanzadas de las clase trabajadora y de la juventud explotada y oprimida.


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