Izquierda Marxista

¿Tendrá Rusia su “Día de la Marmota”?

 

Autor: Boris Kagarlitsky

Fecha: 10/1/2004

Traductor: David Lewin. Especial para P.I.

Fuente: Counter Punch


Con las elecciones parlamentarias rusas encima, el pro-Kremlin "Rusia Unida” con su más de 36% de votos se presenta como el único ganador. También tuvo éxito para conseguir una victoria maciza los distritos electorales de un solo miembro.
Junto con algunos independientes que difieren con la Rusia Unida nada más que en el nombre, abiertamente las fuerzas del partido tienen aproximadamente 240-280 bancas. Y si nosotros agregamos a los Demócratas Liberales de Zhirinovsky, que votarán por algo sí propiamente
pagado, y el bloque de Rodina que clama ser una fuerza que "se opone al gobierno pero apoyan al presidente", las cosas están muy bajo el mando para los titiriteros del Kremlin.
El conteo alternativo organizado por los comunistas podrá ser visto on line la noche de las elecciones en www.fairgame.ru. Estos dan claramente una imagen diferente, poniendo a Rusia Unida primera pero sólo con el 32% en lugar de 36% y mostrando que el partido liberal de izquierda Yabloko en realidad pasa el umbral del 5%, por lo que debería permitírsele entrar a la Duma. Sea como sea, incluso este conteo de votos no puede dejar ninguna duda de que Rusia Unida ganó las elecciones. Irónicamente, el conteo alternativo da al Partido Comunista (KPRF) aun menos votos que el conteo oficial (12,6% en lugar de 12,7%).
Mientras los medios liberales están principalmente interesados en las fallas de los partidos liberales (Yabloko y la Unión de Fuerzas de la Derecha, los cuales no tendrán representación en la Duma), el verdadero evento clave en estas elecciones, que influenciará mayormente el desarrollo de la política en el futuro cercano, es el fallecimiento de los comunistas. Por supuesto, los comunistas culpan a la hostilidad de la cobertura de los medios. Pero ninguno de estos factores es nuevo. De hecho, en las elecciones previas les fue mucho mejor, incluso en circunstancias que eran objetivamente peores.
Siempre ha habido una propaganda anti-comunista en los medios, pero la diferencia esta vez es que varios de los votantes del KPRF la creyeron; y lo hicieron porque la cobertura negativa en los medios confirmó su propia experiencia con el partido. Por esto es claro que este año, el desempeño desastroso del partido comunista es de su propia cosecha. El KPRF ha sido siempre una coalición ecléctica de grupos reunidos no sólo por su ideología, sino principalmente por los vínculos “clientelistas” y el aparato burocrático.
Esta coalición no puede durar para siempre, y ahora está en el proceso de descomposición. Los votantes tradicionalistas y conservadores se están moviendo hacia el LDPR; y muchos votantes de izquierda están tan frustrados con el Partido Comunista que prefieren no votar para nada, o votar contra todo. Ahora el KPRF está luchando por la supervivencia. Tiene sólo 53 diputados, pero que se están moviendo en diferentes direcciones.
Algunos están listos para unirse a Rodina. Otros están haciendo llamados para una reforma en el partido.
Algunos pretenden que no está pasando nada. Las organizaciones regionales están insistiendo en cambiar el liderazgo y parece que el actual líder del partido, Genadyi Zyuganov, tiene pocas oportunidades de permanecer luego del congreso, el cual fue planeado originalmente para el 12 de diciembre, pero que fue pospuesto hasta enero.
Por supuesto, el resultado de estas elecciones es una derrota para el proceso democrático en Rusia, pero también tienen un aspecto positivo porque nuestro sistema político nunca ha sido realmente democrático. Hoy, el carácter autoritario del sistema político ha sido simplemente expuesto. En el largo término, probablemente esto tendrá un efecto iluminador y fortalecedor en la sociedad civil y en la sociedad como un todo, estimulando a la gente a la acción y a la auto-organización.
La elección de 1999 demostró que la elite gobernante no deja ninguna oportunidad a la democracia, lo que suma a la misma causa. La sucesión de crisis de ese año reveló la extensión en que un cambio de presidente causa problemas para toda la clase dominante. Después de tomar el Kremlin con el pasado de la familia Yeltsin, el equipo de Putin gradualmente comenzó a forzar a sus predecesores de los puestos claves en la política y en la economía.
No se hizo nada para resolver ninguno de los problemas estratégicos que enfrenta el país. Lo que es más importante, de todos modos, es que incluso la verdadera prioridad del equipo del Kremlin (reemplazar a la vieja oligarquía con una nueva) tampoco se logró. Este es un proceso lento e incluso en el mejor escenario los nuevos oligarcas estarían llegando a sus puestos en el 2007 y 2008. La bien controlada transferencia de poder en 1999 y en 2000 aseguró que la primer ola de oligarcas disfrutara un largo período de gracia. Pero incluso ese tipo de gracia no será suficiente para ayudar a la segunda ola.

Ahora Putin está lanzando su campaña para su segundo período y apenas habrá algún problema. Pero después de desperdiciar un primer período, otros cuatro años no serán suficientes. La única cosa por hacer es prevenir otra transferencia de poder, al menos no en 2008, y de ninguna manera a través del ballotage.
El 7 de diciembre, la revisión de la Constitución se volvió inevitable porque los votantes en Comí-Permyatsky y en Perm aprobaron un referéndum uniendo a ambas regiones. Tal unión requeriría una enmienda constitucional.
Rusia Unida y sus nuevos camaradas tienen suficientes votos para enmendar la Constitución y extender el mandato presidencial o quitar el límite al número de períodos que un presidente puede cumplir. Si todo sale de acuerdo a lo planeado, Vladimir Putin será presidente en el 2008. Y en el 2015 también.

Estamos siendo testigos del progreso de una democracia manejada a un régimen autoritario con una fachada democrática. El Partido Comunista, el cual fue oposición en el antiguo sistema, debe ser reemplazado por una nueva oposición faldera. El bloque de Rodina da la talla. No tiene organización de la que se pueda hablar y su viabilidad política durará sólo mientras sus líderes puedan hablar en la televisión estatal.

Naturalmente, Rodina se ve impresionante como un recién llegado que se las arregló para llegar a la Duma con el 9,1% de los votos. El conteo alternativo hecho por el Partido Comunista le da a Rodina aun más votos.
Los partidos liberales clamaron por el capitalismo y la democracia burguesa, pero desafortunadamente los dos sólo van bien en países ricos. En un país donde el 80% de la población está por fuera de la sociedad de consumo y vive en la pobreza, la democracia inevitablemente se vuelve un ataque a la propiedad privada.
¿Hay algún futuro para la oposición política en Rusia? Yabloko no está más en el Parlamento, y el Partido Comunista ha perdido para siempre a los votantes conservadores y nacionalistas, quienes han dado su voto a Rodina, el LPDR y a Rusia Unida. La noción comunista de una “unión roja y blanca” ya no es viable. Las disputas internas dentro del partido se están recalentando.
El mayor logro del Kremlin el domingo de las elecciones fue eliminar a la oposición parlamentaria como institución política. En esto fue exitoso, a pesar de que la caída del Partido Comunista y de Yabloko podría dar lugar a una resistencia política radical no parlamentaria y a una nueva izquierda. La amplia abstención al momento de votar habla por sí misma. No nos quedamos en casa porque somos cómodos; digo esto como alguien que ha evitado tomar parte de la farsa electoral durante diez años. Votamos con nuestros pies, y este es el último derecho democrático que no nos ha sido quitado.
Los candidatos que “no son de arriba” están ya en un 20 o 25% de los votos en los distritos de mandato único. En algunos distritos electorales las elecciones no pudieron atraer al mínimo de votos necesarios y se realizarán elecciones adicionales en un tiempo.
Este es un síntoma de la cambiante realidad política. No tiene sentido construir una campaña política sobre este descontento, de todas maneras, ya que la gente que no votó no se unirá en torno a una ideología positiva.
Probablemente sea bueno para la izquierda ayudar a superar este impasse simbolizado por la ineficiencia, el oportunismo y el nacionalismo de Genadyi Zyuganov y el Partido Comunista. Las derrotas políticas pueden tener un efecto estimulante, pero todo depende de la gente misma y de las lecciones que puedan sacar de lo que ha pasado. Los cambios para formar un nuevo partido de izquierda están ahora en discusión no sólo por los comunistas desafiliados y la intelectualidad radical, sino también por liberales de izquierda que antes votaron por Yabloko.
La nueva oposición se surgirá de entre las intrigas parlamentarias y la politiquería sucio. Esto sólo ocurrirá cuando nos neguemos a jugar de acuerdo a las reglas que nos fueron impuestas por este sistema. Tarde o temprano los anhelos democráticos se fusionarán con las protestas sociales. El final será extremadamente interesante. ¿Pero cuánto tomará en llegar?
En una reunión sostenida por la oposición georgiana el mes pasado, un orador remarcó que él tenía 6 años cuando Shevardnadze tomó el poder en la república. Ahora su propia hija tenía 6, y no quería que ella creciera como lo hizo él durante el gobierno de Shevardnadze.
Recuerdo la película “El día de la marmota”, cuyo héroe se levanta cada mañana para encontrar que está viviendo el día anterior. Pero quién necesita imágenes de Hollywood. Mi generación aun recuerda la estabilidad de la era de Brezhnev. Y mi hija también tiene 6 años, por cierto.
Boris Kagarlitsky es el director del Instituto de Estudios sobre Globalización.


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