Irak, Medio Oriente y Asia

Irán: ¿Pura Retórica por parte de Clérigo Anti-Americano?

 

Fecha: 7/1/2004

Traductor: Analí T.B., especial para P.I.

Fuente: Stratfor


Síntesis

En un duro ataque a Washington, el jefe del Consejo de Guardianes Iraní dijo el 2 de enero que la ayuda de los EE.UU. a las víctimas del terremoto de Bam no significaba que las relaciones entre Irán y los EE.UU. se estaban haciendo más estrechas. Los dichos del Ayatollah Ahmed Jannati estaban destinados al consumo doméstico -- parte de los esfuerzos de los clérigos radicales para mantener el poder en las próximas elecciones parlamentarias. Estos dichos no cambiarán las negociaciones estadounidense-iraníes en curso, pero sí subrayan un cambio en el debate dentro de Irán, de los tradicionalistas vs. modernistas a un asunto intra-tradicionalista.

Análisis

La retórica anti-americana se recalentó en Irán el 2 de enero cuando el Ayatollah Jannati dijo que la aceptación de ayuda humanitaria de los Estados Unidos para la ciudad Bam, golpeada por un terremoto, no significaba que las relaciones entre los EE.UU. e Irán estaban mejorando. Cuestionó las intenciones de Washington, diciendo, "Si tuvieran algo de honor, humanidad o piedad, harán mejor tomando piedad de los pueblos iraquíes y palestinos, para los cuales ustedes han causado un terremoto."

Los duros comentarios de Jannati no tendrán peso en la cooperación en curso entre Washington y Teherán. Sin embargo, demuestran los esfuerzos por parte de los clérigos tradicionales / conservadores de retener el poder en las elecciones parlamentarias programadas para el 20 de febrero. Clérigos no elegidos tales como Jannati, que dirige el Consejo de Guardianes de Irán, y es miembro del Consejo de Conveniencia (el cuerpo clerical más alto del país), ven la creciente cercanía a los EE.UU. como una amenaza.

Los comentarios del Ayatollah también destacan un cambio en el debate político en Irán hacia un asunto intra-tradicionalista. Muchos miembros del campo tradicionalista de Jannati parecen estar moviendo hacia el centro político, que podría tener grandes implicancias para el rol de los clérigos en el sistema político iraní.

Jannati y sus colegas conservadores están realmente preocupados por la presencia estadounidense en Irak y las negociaciones ocultas entre Washington y Teherán. Podrían no estar dispuestos o no ser capaces de bloquear la cooperación de su gobierno con Washington. A pesar de esto, los comentarios de Jannati no tienen la intención de arruinar las negociaciones entre los EE.UU. e Irán. Sus dichos anti-estadounidenses, aunque anómalos a la luz de la colaboración en relación a Irak, no son indicaciones de una escisión en Teherán. Es decir, sus dichos no representan una amenaza a la colaboración entre los EE.UU. e Irán en relación a Irak.

El objetivo de Jannati no es criticar a los Estados Unidos directamente, sino fortalecer la posición de su facción. Los tradicionalistas han elegido una estrategia doble: Está utilizando la colaboración de los modernistas con Washington como táctica de campaña, y está tratando de convencer a otros tradicionalistas de alinearse con Washington -- como están haciendo los modernistas -- pone en riesgo el poder de los clérigos. Por ende, los dichos de Jannati deberían ser considerados en el contexto del proceso de ingeniería política que está en curso en vistas de las elecciones parlamentarias. Los clérigos como Jannati están preocupados de que las elecciones que se avecinan serán otra oportunidad más para el campo rival modernista de clérigos reformistas para perjudicarlos. La percepción entre los clérigos tradicionalistas de que el campo modernista ha sido exitoso en crear una pelea entre los conservadores está exacerbando el problema.

Jannati se preocupa de que sus opositores hayan ganado influencia entre algunos de sus partidarios más prominentes -- tales como el jefe del Consejo de Seguridad Nacional, Ayatollah Hassan Rohani, que reciente jugó un rol instrumental en el la concreción del acuerdo con la Agencia Internacional de Energía Atómica, que permite que esta agencia de las Naciones Unidas conduzca inspecciones sorpresivas de las instalaciones nucleares de Irán. Lo que es aún más alarmante para los tradicionalistas es que las relaciones crecientes con los EE.UU. se están desarrollando con la aprobación del mismo Líder Supremo Ali Khamenei. Jannati y otros ven las negociaciones con Washington como fortalecedoras para los modernistas, cuyo líder de facto es Presidente Mohammed Khatami. Tales dichos periódicos ponen en guardia a tradicionalistas como Rohani y Khamenei que deben reconocer su error, a riesgo de fortalecer al campo opositor.

En su sermón del viernes, 12 de diciembre, Jannati contradijo públicamente a Khatami cuando dijo, "Están mintiendo. No se dejen engañar por ellos. Dejen en paz a la democracia." Jannati pronunció estas palabras en respuesta a comentarios hechos por Khatami durante un seminario el 11 de diciembre, sobre la tolerancia religiosa, organizado por el Consejo Mundial de Iglesias en Génova. Khatami dijo, "creo que la democracia es la única alternativa. La podemos apoyar como musulmanes. Debemos aceptar que esto ha materializado en Occidente. Debemos aceptarlo como musulmanes." Jannati entiende que la cercanía a los Estados Unidos fortalece las manos de aquellos que querrían debilitar el poder de los clérigos.

El sistema político iraní es un extraño híbrido de democracia y teocracia parlamentaria. El choque entre los demócratas y los teócratas era inevitable, dada la manera según la cual su fundador, el difunto Ayatollah Khomeini, diseñó el sistema. Hasta ahora, ambos campos, conscientes de la posibilidad de que su pelea podría amenazar al status quo, han lidiado exitosamente con el conflicto. Sin embargo, ninguno de ellos deja pasar una oportunidad para perjudicar al otro campo.
El Consejo de Guardianes filtra a los candidatos para las elecciones parlamentarias en un esfuerzo por bloquear la elección de aquellos que se opondrían al poder de impunidad que tienen los clérigos. Hasta ahora, el Consejo ha podido controlar la legislatura, pero no se sabe si podrá continuar haciéndolo, considerando las circunstancias.

Jannati enfatizó recientemente que era la tarea de individuos píos y competentes buscar ser elegidos en el Majlis (parlamento). Con tales afirmaciones, está intentando dejar afuera del parlamento a aquellos que desafían la autoridad de los clérigos. El CG ha enviado una carta al Ministerio del interior, amenazándolo para que revele los detalles de sus mecanismos de recuento de votos -- si no, el Consejo "deberá tomar las acciones necesarias".

Jannati no es un clérigo común, pero puede usar el evento del sermón del viernes en el campus de la Universidad de Teherán. Esto habla mucho de la importancia que le dan Jannati y sus camaradas al asunto. Claramente tuvo el apoyo tácito de Khamenei para pronunciar estos dichos anti-americanos. Pero esto plantea la pregunta de por qué Khamenei permitiría a Jannati utilizar una retórica tan radical cuando las negociaciones 'detrás de la escena' entre los EE.UU. e Irán están desarrollándose bien.

El sistema político iraní, aunque no es exactamente una democracia, está fuertemente arraigado en la noción de la dirigencia colectiva. Aunque los clérigos tradicionalistas no-electos aun mantienen un control absoluto en la República Islámica, a través de los años, esto ha sido desafiado por el campo modernista, que ha necesitado consenso en las decisiones políticas más importantes. El líder Supremo Khamenei y algunos de sus colegas clérigos en la jerarquía han actuado como mediadores en la búsqueda de equilibrio dentro del sistema. El problema, sin embargo, es que aquellos que actúan como mediadores son miembros del campo tradicionalista. Idealmente, Khamenei querría estar en una posición donde él, apartado de la política partidaria, podría influenciar ambos bandos para su ventaja personal. La dificultad es que no puede hacerlo, ya que es un líder no-elegido, cuya autoridad ha sido desafiada por los modernistas que abogan por más democratización. Khamenei se da cuenta que por sí sólo no es nada, considerando que él tiene a altos marjiya (escolásticos chiítas con la mayor autoridad, considerados merecedores de emulación) oponiéndose a él. Por ende, depende de su grupo para su supervivencia política.

Lo que también obliga a Khamenei a considerar lo que están diciendo sus correligionarios radicales es el temor de que si no están unidos, fortalecería al campo de Khatami. Al mismo tiempo, debido a su posición en la cima del establishment clerical, ambos lados intentan hacer que Khamenei vea las cosas a la manera de ellos en un intento de construir consenso. Esto permite que distintos jugadores ejerzan el poder en distintos niveles, dependiendo de su posición en la configuración de la jerarquía, lo cual explica por qué Khamenei sigue las acciones de gente como Jannati, el rostro más público de los altos clérigos tradicionalistas. En esencia, ambos bandos intentan ejercer influencia sobre el Líder Supremo.

De hecho, hasta hace muy poco tiempo Khamenei dirigió el campo tradicionalista. Con el crecimiento del movimiento por la reforma entre los clérigos a través de los años, Khamenei ha debido apartarse de su posición como jefe del establishment no-electo, para poder conducir negociaciones con los modernistas electos. Además, los cambios geopolíticos dramáticos que acarrearon los acontecimientos del 11 de septiembre, 2001 -- en particular el derrocamiento de Saddam Hussein y la ocupación de Irak -- han obligado a Khamenei a concretar acuerdos con los EE.UU., lo cual también lo impide dirigir abiertamente a los clérigos conservadores. Por ende, ha permitido convenientemente a los demás -- como Hujjat al-Islam Alo Akbar Rafsanjani, que dirige el Consejo de Conveniencia, y Jannati -- asumir el rostro público de su campo.

Al tomar estas acciones, los tradicionalistas están intentando poner en guarda a Khamenei y sus ideólogos que se han interesado en negociar con Washington. Están intentando enviar un mensaje de que un contacto semejante puede socavar su poder. La administración Bush anunció el 2 de enero que estaba lista para enviar una delegación humanitaria encabezada por la Senadora Elizabeth Dole a Teherán. Irán rechazó la idea, diciendo que Washington debe hacer más para que se avance aún más.

Aunque Washington parece estar listo para hacer públicas sus negociaciones con Irán, no se puede decir lo mismo de Teherán. Es muy posible que el campo tradicionalista haya tenido un peso en el rechazo de Irán a la oferta estadounidense. En todo caso, ambos lados intentarán parecer no estar comprometiendo valores clave -- especialmente cuando de hecho lo están haciendo. Acá no es donde los comentarios de Jannati son útiles para Khamenei para dar la impresión que Teherán no está listo para comprometer su posición ideológica.
Irán y los Estados Unidos, en algún punto futuro, avanzarán hacia alguna apariencia de normalidad en sus relaciones bilaterales. Mientras tanto, Teherán y Washington se enfrentarán a la oposición de segmentos claves de sus países respectivos. En los Estados Unidos esta oposición proviene de los neoconservadores pro-israelitas y la derecha religiosa. En Irán, provendrá de clérigos como Jannati, que ligan un mejoramiento de relaciones con los EE.UU. con una amenaza para su autoridad. En lo inmediato, aún no está claro si el posicionamiento de Jannati rendirá el resultado deseado en las elecciones parlamentarias del 20 de febrero. Lo que es seguro de todo esto, sin embargo, es que los modernistas han desplazado el foco del debate hacia uno entre los mismos tradicionalistas.

Publicado el 5 de enero, 2004.


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