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Bolivia: la huelga general no plantea una gran amenaza...

 

Autor: Editorial

Fecha: 1/10/2003

Traductor: Gloria S., especial para PI

Fuente: Stratfor


Bolivia: la huelga general no plantea una gran amenaza, pero el gobierno se encuentra inestable

Resumen

Sindicatos bolivianos, campesinos y estudiantes, comenzaron una huelga general el 29 de septiembre para forzar la renuncia del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada. Probablemente esta huelga no alcance su objetivo, sin embargo, difícilmente el presidente pueda completar su mandato. Un colapso del gobierno puede ocurrir éste o el próximo año, a menos que le ejército salga a respaldar a Sánchez de Lozada.

Análisis

La Central Obrera Boliviana (COB), históricamente el sindicato con más peso en Bolivia, lanzó una “huelga general por tiempo indefinido” el 29 de septiembre para conseguir la renuncia del Presidente Gonzalo Sánchez de Lozada. A pesar de su impopularidad, de más del 90% de los votantes del país, probablemente la huelga no pueda lograr su renuncia porque sus oponentes políticos se encuentran divididos acerca de quién debería reemplazar a Sánchez de Lozada.

La resultante es que varios grupos que buscan la expulsión del presidente no están apoyando la huelga llamada por el presidente de la COB, Jaime Solares. De las 64 organizaciones afiliadas a la COB sólo 4 han avalado la huelga, según el periódico paceño “La Razón” del 29 de septiembre. Otros grupos, como el MAS de Evo Morales, tampoco han adherido a la huelga.

Sin embargo, esto no significa que la presidencia de Sánchez de Lozada, que lleva 13 meses, esté segura. La confrontación con varios grupos opositores ha crecido desde el momento que asumió la presidencia en agosto de 2002. Aún fallando la demanda de la COB de renuncia del presidente, Bolivia se volverá cada vez más inestable en los próximos meses.

Los opositores de Sánchez de Lozada tienen una demanda común, que exige al gobierno abandone los planes anunciados que emprendería la empresa Pacific LNG: la construcción del polémico gasoducto de US$ 7 billones, hasta el puerto chileno de Patillo. Mientras el rechazo de los bolivianos hacia Chile es un fuerte elemento en el conflicto, los opositores al gobierno se oponen al proyecto de Pacific LNG como punto de apoyo para forzar el cambio de Régimen en Bolivia.

Su meta es eliminar a Pacific LNG y derribar a Sánchez de Lozada simultáneamente. La oposición tiene una buena oportunidad de alcanzar ambos objetivos: lo más probable es que Sánchez de Lozada se vea obligado a renunciar el año próximo a menos que el ejército declare su apoyo al gobierno actual. De hecho, Sánchez de Lozada puede ser derribado rápidamente si declara abiertamente que el gasoducto de Pacific LNG se traslade por Chile en vez de por Perú. El presidente acaba de anunciar que hará pública su decisión en diciembre de 2003.

Los opositores más fuertes al gobierno (incluyendo a Morales, Solares, y el líder indigenista Felipe Quispe) buscan instalar un gobierno que rechace la política económica de libre mercado, nacionalice los recursos básicos energéticos y los sectores mineros, suspenda la política norteamericana de “erradicación de drogas”, e incluso expulse a los Estados Unidos de Bolivia. El sentimiento anti-norteamericano es mucho más fuerte en Bolivia que en cualquier otro país Andino, posiblemente porque la embajada de Estados Unidos en La Paz interviene mucho más en la política nacional que en cualquier otro país de Latinoamérica, incluyendo a Colombia.

De hecho, luego de que Sánchez de Lozada y Morales, líder del MAS, no hayan conseguido ganar la simple mayoría en las elecciones presidenciales de junio de 2002, la embajada Norteamericana en La Paz se ha encargado de que progrese la coalición dominante en el Congreso que garantizaría la presidencia a Sánchez de Lozada. De no ser por la intervención de los Estados Unidos en las últimas elecciones, seguramente el actual presidente sería Evo Morales y, tanto el gobierno norteamericano como Pacific LNG, hubiesen sido expulsados del país. Como resultado, muchos bolivianos/as son conscientes de que Sánchez de Lozada es el presidente elegido por Washington en La Paz.

No está claro quién reemplazaría a Sánchez de Lozada. El partido oficialista MNR es actualmente la única organización política que apoya la instalación de Pacific LNG por el Norte de Chile hasta el puerto de Patillo. Todas las demás organizaciones políticas (incluyendo a coaliciones políticas en el gobierno como el MIR y el NFR, liderado por el militar retirado Manfred Reyes Villa) alimentan la oposición popular al proyecto de Pacific LNG para posicionar a sus partidos ante una eventual caída del gobierno de Sánchez de Lozada.

Esta es la razón principal por la cual el llamado del presidente de la COB, Solares, ha recibido tibias adhesiones por parte de los líderes de la oposición. Aunque todos manifiestan los mismos objetivos, frenar a Pacific LNG y la renuncia del presidente Sánchez de Lozada, varios de los líderes de la oposición también se disputan el lugar presidencial cuando finalmente el colapso del gobierno se lleve a cabo.

Por ejemplo, Morales obtuvo el segundo lugar en las elecciones del 2002, y su partido, el MAS, es la segunda fuerza política en el Congreso. La intervención de la embajada de Estados Unidos en 2002, efectivamente le ha negado una buena oportunidad de ejercer la presidencia en Bolivia. Evo Morales no aparenta estar dispuesto a esperar tres años más hasta las próximas elecciones para conseguir el cargo. Sin embargo, entre sus conocidos competidores se encuentra Reyes Villa, líder del NFR, Jaime Paz Zamora, líder del MIR y Quispe, líder indigenista.

También es probable que la policía y los militares disidentes estén maniobrando para tirar al gobierno. Varios militares retirados y oficiales de policía que se oponen a Sánchez de Lozada están apoyando el llamado a la huelga general del líder de la COB, por la expulsión del presidente, en La Paz desde el 29 de septiembre. Este apoyo podría indicar qué lazos existen entre el ejército y los trabajadores mineros, que se oponen a la privatización de los recursos básicos energéticos y de los recursos mineros.

Últimamente, la balanza de poder resta en manos de los generales bolivianos, que se han mantenido en perfil bajo a medida que la inestabilidad política del país fue empeorando. Hay tres razones que podrían explicar su silencio:

1) El ejército boliviano probablemente se encuentre bajo la fuerte presión del gobierno Norteamericano para no apoyar la demanda de una democracia constitucional, en un país que ya tiene en su experiencia histórica, cerca de 200 golpes y contragolpes desde su independencia de España, en 1825. La presencia militar y antidroga norteamericana en Bolivia es la segunda más grande en Latinoamérica, luego de Colombia.
2) Lo más probable es que los militares bolivianos estén aguardando ver como se desarrolla el conflicto entre Sanchez de Lozada y sus opositores.
3) Los militares en Bolivia están profundamente divididos acerca del polémico proyecto del gasoducto de Pacific LNG. Algunos generales han declarado apoyar la posición del gobierno, pero otros no.

En un país donde nuevos reclutamientos militares deben prestar juramento de lealtad incluyendo la frase “muerte a Chile”, los líderes militares deben ser muy cuidadosos al expresar sus opiniones a favor o en contra de Pacific LNG. Si el conflicto estalla y se desata un desorden público y violencia, y los militares creen que Sánchez de Losada ha perdido el control del país, probablemente procedan para restaurar el orden.

De todas maneras, la pregunta sin respuesta es cuál de las facciones militares se moverá primero: ¿la que respalda al presidente, o la que es oposición?. Para Sánchez de Lozada, la respuesta significa literalmente vida o muerte.


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